Educaci¨®n digital: una herramienta crucial para el campo del siglo XXI
Los pa¨ªses necesitan recuperar sus econom¨ªas tras el paso de la covid-19 y una de las claves est¨¢ en acabar con los problemas de conectividad de las ¨¢reas rurales e impulsar all¨ª la formaci¨®n en nuevas tecnolog¨ªas
La educaci¨®n es un bien p¨²blico esencial. Sin una formaci¨®n de calidad, inclusiva y equitativa, los pa¨ªses no romper¨¢n el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de ni?os, ni?as, j¨®venes y adultos. Esa certeza cobra a¨²n m¨¢s relevancia ante el impacto de la crisis de la covid-19. Los pa¨ªses necesitan recuperar sus econom¨ªas y superar las graves consecuencias causadas por la pandemia. La educaci¨®n es clave para eso.
Un espacio de actuaci¨®n impostergable de esta agenda es el de la agricultura, los territorios rurales y su integraci¨®n con los centros urbanos. La materializaci¨®n de su potencial requiere de la innovaci¨®n y la tecnolog¨ªa para disparar c¨ªrculos virtuosos de crecimiento econ¨®mico, generaci¨®n de empleo y reducci¨®n de la brecha social.
En Am¨¦rica Latina y el Caribe, la agricultura es una actividad central y una de las pocas que se mantuvo activa desde la irrupci¨®n de la covid-19. En los pr¨®ximos a?os dar¨¢ otro salto cualitativo, incorporando las ventajas de la digitalizaci¨®n y otros avances tecnol¨®gicos.
Se trata de un cambio inexorable que requiere la formaci¨®n de nuevas capacidades, porque la digitalizaci¨®n de la agricultura puede contribuir a aumentar la oferta y la calidad de los alimentos en el marco de una relaci¨®n arm¨®nica con el medio ambiente.
Para acompa?ar estos procesos ser¨¢ necesario que la poblaci¨®n rural y las nuevas generaciones accedan a una formaci¨®n adecuada que les permita capitalizar los beneficios de la ¡°cuarta revoluci¨®n industrial¡± en los procesos transformadores de la agroindustria.
La digitalizaci¨®n de la agricultura puede contribuir a aumentar la oferta y la calidad de los alimentos
No es la tecnolog¨ªa per se la que puede propiciar esos cambios, sino el talento humano y las organizaciones, debidamente empoderadas los que permiten desarrollarlos. Por eso, instalada la agenda de la digitalizaci¨®n en la actividad rural, es necesario dar un paso adelante para que la educaci¨®n permita a la poblaci¨®n del ¨¢mbito rural asumir un papel protagonista.
En los ¨²ltimos a?os, a trav¨¦s de un esfuerzo conjunto, organismos internacionales como el Instituto Interamericano de Cooperaci¨®n para Agricultura (IICA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y sus aliados en el sector privado como Microsoft, alertaron sobre la urgencia de atender a los problemas de la conectividad rural y el desarrollo de las habilidades digitales.
En la regi¨®n latinoamericana y caribe?a hay 34 puntos porcentuales de diferencia en el acceso a la conectividad entre los ¨¢mbitos urbanos y rurales, y tambi¨¦n limitaciones en el desarrollo de las habilidades digitales en la poblaci¨®n rural, de la que solo 17,1% cuenta con aptitudes digitales espec¨ªficas.
En Am¨¦rica Latina, adem¨¢s, solamente el 33% de las escuelas dispone de ancho de banda o velocidad de internet suficientes. En el ¨¢mbito rural, en ocho de 10 pa¨ªses, son menos del 15% de los centros educativos los que pueden acceder a estas facilidades.
Tenemos que formar a los l¨ªderes que transformar¨¢n nuestros sistemas agroalimentarios
La pandemia ha afectado particularmente a la educaci¨®n, con el cierre de escuelas y abandono de la escolaridad. Seg¨²n la Unesco, 3,1 millones de j¨®venes, nin?os y ni?as, quedaron excluidos de la educaci¨®n en nuestra regi¨®n. Este panorama permite enumerar los desaf¨ªos que enfrenta una agenda para la educaci¨®n rural.
Es prioritario alinearnos con las demandas del futuro e impulsar el desarrollo de la educaci¨®n agrot¨¦cnica. Para ello, es necesario modernizar las instituciones educativas del ¨¢mbito rural para formar recursos calificados entre la poblaci¨®n joven, favoreciendo el arraigo, los v¨ªnculos con los sectores productivos y el desarrollo integrador e inclusivo de los territorios y su poblaci¨®n.
Tenemos que formar a los l¨ªderes que transformar¨¢n nuestros sistemas agroalimentarios. Por eso, brindar mejores oportunidades mediante una formaci¨®n de excelencia en las escuelas agrot¨¦cnicas debe ser prioritario.
Este es el camino para sentar las bases de una nueva ruralidad: mejor educaci¨®n, conectividad plena y una poblaci¨®n preparada para un uso intensivo e inteligente de las nuevas tecnolog¨ªas, para consolidar a los territorios como zonas de oportunidades y motores del desarrollo econ¨®mico.
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