Qu¨¦ puede hacer ?frica occidental para frenar el yihadismo
Los pa¨ªses africanos de la regi¨®n necesitan un nuevo enfoque para contrarrestar el extremismo violento, y deben ser capaces de detectar a aquellos que fomentan el terrorismo de diferentes formas y en distintos niveles
En la actualidad, los conflictos yihadistas forman parte de la coyuntura pol¨ªtica de ?frica occidental, habida cuenta de la resistencia que los grupos islamistas militantes plantean a las diversas campa?as que se lanzan para contrarrestarlos. Seg¨²n el ?ndice de Terrorismo Mundial de 2022, tres de los diez pa¨ªses m¨¢s afectados por el terrorismo en el mundo en 2021 est¨¢n en el Sahel: N¨ªger, Mali y Burkina Faso. De igual modo, diez de los 20 ataques con m¨¢s muertos el a?o pasado ocurrieron en esta regi¨®n.
En 2022, la mayor¨ªa de los miembros de la Comunidad Econ¨®mica de los Estados de ?frica Occidental (CEDEAO) est¨¢n combatiendo diversas formas de islamismo militante. Su presencia se est¨¢ intensificando hacia el sur, hacia los pa¨ªses africanos costeros de poniente; en particular, aquellos que son lim¨ªtrofes con los del Sahel, como Ben¨ªn y Togo, que han sufrido ataques recientemente.
Estos acontecimientos se saldan con un coste desolador. Adem¨¢s de muertos, heridos y personas desplazadas, la confianza en la capacidad de los pa¨ªses para gobernar y para apoyar econom¨ªas saludables se est¨¢ viendo deteriorada. Como respuesta, han lanzado programas regionales con el fin de luchar contra el terrorismo, como la Iniciativa de Accra (2017) y varios acuerdos jur¨ªdicos y pol¨ªticos, entre los que se abordan la seguridad fronteriza y la recopilaci¨®n de informaci¨®n de inteligencia, as¨ª como el fomento de la resiliencia de las comunidades.
Adem¨¢s de muertos, heridos y personas desplazadas, la confianza en la capacidad de los pa¨ªses para gobernar y para apoyar econom¨ªas saludables se est¨¢ viendo deteriorada por el terrorismo
Estas medidas son necesarias, aunque no suficientes. Los pa¨ªses africanos del litoral occidental deben pensar de otro modo para evitar que los conflictos yihadistas se agraven; tienen que desprenderse de las pr¨¢cticas tradicionales de antiterrorismo cortoplacistas en aras de intervenciones de construcci¨®n nacional a largo plazo. Debe aplicarse un enfoque m¨¢s completo en torno a la amenaza sin olvidar los problemas derivados de la gobernanza que la han tra¨ªdo al presente.
?C¨®mo hemos llegado hasta este punto?
Los grupos militantes islamistas han experimentado numerosos cambios, como escisiones, alianzas y lealtades cambiantes en proyectos globales como el ISIS o Al Qaeda. Entre 2010 y 2017, las campa?as para contrarrestar a los grupos militantes islamistas se centraron, en t¨¦rminos geogr¨¢ficos, en grupos individuales como Boko Haram, Ansar Dine, MUYAO y Al Mourabitoun.
Dado que la amenaza es cada vez m¨¢s regional y no tanto a nivel nacional, los grupos individuales son menos relevantes; en cambio, las coaliciones yihadistas, como el Estado Isl¨¢mico en el Gran S¨¢hara (EIGS) y Jama¡¯a Nusrat ul-Islam wa al-Muslimin (JNIM) cobran cada vez m¨¢s importancia. Esto muestra que los grupos militantes islamistas est¨¢n consolidando su presencia y que ponen a prueba las fronteras nacionales y las numerosas medidas para luchar contra el terrorismo.
Adem¨¢s, con el paso del tiempo, las acciones de los grupos islamistas militantes los presentan cada vez m¨¢s como c¨¦lulas criminales implicadas en actividades de negocio delictivas y pol¨ªticas destructivas. Act¨²an menos como organizaciones nacidas del descontento que buscan el puritanismo religioso y medidas pol¨ªticas alternativas. Aun as¨ª, es posible que puedan continuar proliferando y suponer una amenaza para los m¨²ltiples niveles de seguridad.
Un nuevo enfoque sobre el extremismo violento
Los pa¨ªses africanos occidentales necesitan un nuevo enfoque para contrarrestar el extremismo violento. Deben ser capaces de detectar a aquellos que fomentan el terrorismo de diferentes formas y en distintos niveles.
La facilidad con que los grupos islamistas est¨¢n creciendo con fuerza a lo largo y ancho de esta subregi¨®n de ?frica Occidental indica que la coyuntura sociopol¨ªtica, geogr¨¢fica e hist¨®rica de los pa¨ªses costeros no difiere mucho de la de Mal¨ª, Burkina Faso o N¨ªger en cuanto a las condiciones que propician el terrorismo se refiere. De igual modo, se debe tener en cuenta que los grupos yihadistas no son todos iguales entre s¨ª. Los elementos y actores de la militancia islamista son distintos en relaci¨®n con el tipo de presencia, su modus operandi, sus motivaciones fundamentales y estrat¨¦gicos y el equilibrio de poder entre ellos y los dem¨¢s. Por tanto, los pa¨ªses costeros occidentales del continente africano deben analizar todos los entresijos de esta amenaza para actuar en consecuencia. Una pol¨ªtica de antiterrorismo exhaustiva y basada en su propia sostenibilidad a lo largo del tiempo debe poder abarcar m¨¢s zonas y contemplar medidas a corto, medio y largo plazo.
Las campa?as militares pueden funcionar en Iraq, por ejemplo, pero pueden no ser efectivas en el Sahel
Lo que funciona en un sitio no tiene por qu¨¦ funcionar necesariamente en otro. Las campa?as militares pueden funcionar en Iraq, por ejemplo, pero pueden no ser efectivas en el Sahel. Asimismo, los pa¨ªses costeros de ?frica Occidental pueden no necesitar las mismas medidas preventivas que Mal¨ª. Aquellos d¨ªas en los que los grupos islamistas recib¨ªan la etiqueta de isl¨¢micos, o de provenientes de Oriente Medio o de antioccidentales, ya se han acabado.
Se trata, en la actualidad, de actores pol¨ªticos activos, si bien son una aberraci¨®n para el orden, y los conflictos yihadistas y no yihadistas tienen m¨¢s aspectos en com¨²n que diferencias. Los grupos islamistas extremistas violentos son africanos y globales. La situaci¨®n en el Sahel contradice los planteamientos de que los grupos yihadistas son fundamentalmente externos. Por este motivo, la militancia islamista en la costa occidental de ?frica no es una ¡°futura amenaza¡±, sino que ya est¨¢ aqu¨ª y forma parte del presente.
Si se analiza de este modo, los pa¨ªses pueden examinarse a nivel interno y no externo para frenar el extremismo violento. Esta postura tambi¨¦n matiza el ¨¦nfasis que se hace en la seguridad en las fronteras y lo sit¨²a en la seguridad ciudadana para impedir que estos grupos proliferen dentro de los propios pa¨ªses.
Algunas soluciones
Los pa¨ªses costeros deben reconocer que las decisiones y declaraciones podr¨ªan ser parte del problema. Por ejemplo, la operaci¨®n de emboscada de miembros sospechosos de pertenecer a Boko Haram en 2009 y que se sald¨® con la muerte de su cabecilla Mohammed Yusuf, impuls¨® al grupo a reforzar su posici¨®n militante. Las declaraciones pol¨ªticas y las medidas tambi¨¦n pueden fomentar la islamofobia y legitimar la ret¨®rica de la militancia.
Adem¨¢s, las pr¨¢cticas de vigilancia pueden tener efectos adversos. Algunas palabras pueden convertir enfoques antiterroristas en afrentas que menoscaben la seguridad nacional. Es por eso por lo que, si no se act¨²a con cuidado, incluso la campa?a de Ghana See Something, Say Something podr¨ªa crear m¨¢s problemas. Por tanto, las agencias de seguridad necesitan formaci¨®n en diversidad cultural, sensibilidad religiosa y sentimientos de pertenencia nacional.
Por otra parte, es necesario que exista un liderazgo africano que encabece las medidas pol¨ªticas de respuesta. Por ejemplo, la contrainsurgencia por parte de las fuerzas de Mozambique en colaboraci¨®n con Ruanda y la Comunidad de ?frica Meridional para el Desarrollo se ha reflejado en una reducci¨®n en las muertes por culpa del terrorismo. En este sentido, la Iniciativa de Accra resulta vital.
No obstante, las din¨¢micas de poder regionales podr¨ªan tambi¨¦n contribuir al fracaso de las medidas de antiterrorismo; de hecho, es lo que sucedi¨® en la cuenca del Lago Chad con la Fuerza Especial Conjunta Multinacional.
La cooperaci¨®n multilateral para frenar el terrorismo reviste crucial importancia, especialmente de la mano de organizaciones intergubernamentales, como las Naciones Unidas, la Uni¨®n Africana y la CEDEAO. Aun as¨ª, los actores deben reconocer las diferentes composiciones pol¨ªticas y no imponer una l¨®gica universal para contextos locales particulares.
Los descontentos locales y los d¨¦ficits en el Gobierno son causas clave del extremismo pol¨ªtico. Por ello, los gobiernos deben aceptar parte de la culpa por las condiciones que auspician los sentimientos extremistas pol¨ªticos; precisamente por eso es por lo que los pa¨ªses africanos occidentales no solo deben derrotar al terrorismo, sino tambi¨¦n atender a las causas que lo propician.
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