¡°El terrorismo yihadista amenaza con extenderse por toda ?frica¡±
El secretario ejecutivo del G-5 Sahel pide apoyo internacional para las Fuerzas Armadas de los Estados de esa regi¨®n ante el fin de la operaci¨®n militar francesa ¡®Barkhane¡¯
La carrera del diplom¨¢tico Maman Sambo Sidikou (Sabongari, N¨ªger, 72 a?os) ha transcurrido en muchos de esos lugares donde lo que se dirime cada d¨ªa es la mera supervivencia. Periodista de formaci¨®n, estudi¨® tambi¨¦n Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad Complutense de Madrid antes de ser nombrado ministro de Asuntos Exteriores de N¨ªger entre 1997 y 1999. Sidikou trabaj¨® luego 19 a?os para la Uni¨®n Africana y Naciones Unidas en pa¨ªses como Somalia y la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo. En 2018, asumi¨® la secretar¨ªa permanente del G-5 Sahel, la plataforma regional creada en 2014 cuyo objetivo es coordinar la respuesta de sus cinco pa¨ªses miembros -Burkina Faso, Mal¨ª, N¨ªger, Mauritania y Chad- a los problemas de seguridad de la regi¨®n, sobre todo el terrorismo yihadista. Con su mandato a punto de concluir este mes, Sidikou aboga por vincular ¡°la seguridad con el desarrollo¡±, en conversaci¨®n telef¨®nica con este peri¨®dico el 2 de julio desde Rabat (Marruecos). Tambi¨¦n reclama m¨¢s apoyo internacional para los ej¨¦rcitos de sus cinco Estados miembros, de cara a afrontar la retirada de los 5.100 soldados de la Operaci¨®n Barkhane, anunciada por el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron, el 10 de junio.
2020 fue el a?o m¨¢s mort¨ªfero en el Sahel desde 2011. Solo en Burkina Faso, Mal¨ª y N¨ªger, perecieron 2.440 civiles en ataques de grupos criminales, seg¨²n la ONG Coalici¨®n Ciudadana por el Sahel. De los cerca de 90 millones de habitantes de los Estados del G-5 Sahel, 31,4 millones precisaron ayuda humanitaria, seg¨²n la ONU.
Pregunta (P). ?Cu¨¢l es balance de los siete a?os de existencia del G-5 Sahel?
Respuesta (R). 2020 ha sido un a?o terrible y la situaci¨®n humanitaria se ha degradado. Sin embargo, el G-5 Sahel ha hecho realidad la voluntad de compartir los medios, muy modestos, de los que disponen sus miembros. No hay que limitarse al diagn¨®stico preocupante, pero coyuntural, de la multiplicaci¨®n de actos terroristas. Hay pasos como la creaci¨®n de un colegio de Defensa para formar a los oficiales de los Ej¨¦rcitos de nuestros cinco Estados o de una c¨¦lula regional de prevenci¨®n de la radicalizaci¨®n.
P. ?Y sus logros concretos en la lucha contra el terrorismo?
R. En Burkina [Faso] y N¨ªger nuestros Ej¨¦rcitos llevan a cabo operaciones conjuntas. Dos batallones chadianos est¨¢n en la zona de las tres fronteras [entre Mal¨ª, Burkina Faso y N¨ªger]. No estamos esperando solo a [los 5.100 soldados de la Operaci¨®n Barkhane de] Francia. Dos batallones chadianos est¨¢n en esa regi¨®n. Nuestros miembros se han puesto de acuerdo, por ejemplo, para poder penetrar hasta 100 kil¨®metros en el territorio de otro Estado si se persigue a grupos armados. La cuesti¨®n ahora es c¨®mo garantizar una seguridad de proximidad, porque cuando nuestros militares se instalan en un lugar, los grupos armados atacan en otro.
P. El G-5 dispone de una Fuerza militar conjunta, ?tiene futuro ahora que Francia ha anunciado el fin de su Operaci¨®n Barkhane, que lideraba la lucha contra el terrorismo en la regi¨®n?
R. La Fuerza Conjunta se concibi¨® como una fuerza especial compuesta por batallones de los cinco pa¨ªses. Arranc¨® lentamente, pero ya ha llevado a cabo unas 25 operaciones con resultados satisfactorios. Yo no creo que la retirada de la Operaci¨®n Barkhane, o su reconfiguraci¨®n, signifique el fin de la Fuerza Conjunta; es m¨¢s, es ahora cuando esta tiene que asumir su papel. Francia no pod¨ªa asumir en soledad la lucha contra el terrorismo en el Sahel. Tampoco se puede pedir a cinco de los Estados m¨¢s pobres del planeta que lleven solos ese peso. Ahora son los otros pa¨ªses quienes tienen que estar ah¨ª para reforzar a nuestras Fuerzas Armadas. Esta es nuestra casa y la solidaridad de otros pa¨ªses africanos es igualmente necesaria porque el terrorismo yihadista amenaza con extenderse por todo el continente, particularmente por ?frica Occidental y el Golfo de Guinea. Ya ha habido atentados en pa¨ªses como Costa de Marfil y en otros Estados de ?frica Occidental. El Sahel se ha convertido adem¨¢s en una frontera de la Uni¨®n Europea en lo relativo a la seguridad.
P. ?Se puede hablar de coordinaci¨®n regional en medio de la inestabilidad que suponen, por citar un caso, los dos golpes de Estado sucesivos que ha vivido Mal¨ª en menos de un a?o?
R. Lo que le puedo decir sobre esta cuesti¨®n es que me consta que todos los actores de los diferentes pa¨ªses en la regi¨®n coinciden en que el desaf¨ªo terrorista sigue ah¨ª y que es una prioridad que se impone.
P. ?C¨®mo definir¨ªa el compromiso de Espa?a en el Sahel?
R. Constante. Solo hay que pensar que la ministra de Asuntos Exteriores [Arancha Gonz¨¢lez Laya, que sale tras la remodelaci¨®n del Gobierno anunciada el s¨¢bado] preside la Asamblea General de la Alianza Sahel [la plataforma de coordinaci¨®n entre el G-5 Sahel y sus socios internacionales, entre ellos, la UE], lo que es una se?al fuerte. Espa?a ha financiado, por ejemplo, la plataforma de mujeres del G-5 Sahel.
P. ?Es imprescindible una respuesta militar al terrorismo?
R. A quien te trae la guerra, hay que hacerle la guerra, pero esa respuesta debe combinarse con la exigencia de devolver a la mayor cantidad de miembros de esos grupos al buen camino. Se impone analizar qu¨¦ agenda tienen los terroristas y las bandas criminales, dos categor¨ªas que se confunden cada vez m¨¢s. ?Por qu¨¦ alejan a la poblaci¨®n de las zonas donde hay minas de oro, o de sus tierras, o de su ganado? Aqu¨ª hablamos de econom¨ªa. Un grupo viene y le dice a una minor¨ªa ¡°os vamos a proteger¡± contra vuestros rivales que ocupan vuestras tierras o que impiden a vuestros reba?os pastar. Eso crea relaciones de dependencia, y eso sucede porque el Estado est¨¢ ausente de amplias zonas y no protege a la poblaci¨®n. As¨ª, comunidades y grupos ¨¦tnicos que antes conviv¨ªan se han declarado la guerra.
P. ?Y la ideolog¨ªa?
R. Hay otros grupos, s¨ª, que est¨¢n motivados por la ideolog¨ªa, y son esos precisamente los que est¨¢n controlados por for¨¢neos, como los miembros del Estado Isl¨¢mico, pero son minoritarios. Los otros son nuestros hijos, nuestros sobrinos, que carecen de modelos y se ven en las filas de esos grupos implicados en actividades como tr¨¢ficos de droga, de seres humanos, de oro, de todo tipo. En ocasiones, se enrolan porque est¨¢n perdidos.
P. ?Perdidos?
El desaf¨ªo del terrorismo no es solo un problema de armas y de fusiles. No se debe hacer tampoco una lectura exclusivamente ex¨®gena de la criminalidad en la regi¨®n. Esa influencia externa medra en la desesperaci¨®n de nuestra juventud y en la ausencia de servicios como la sanidad y la educaci¨®n. Estas carencias propician el enrolamiento en los grupos criminales. El 65% de la poblaci¨®n del Sahel son j¨®venes menores de 25 a?os y se impone proporcionarles un futuro y posibilidades como recibir una educaci¨®n, hacer deporte o simplemente divertirse. No estamos hablando de ideolog¨ªa, sino de la b¨²squeda de la supervivencia.
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