El desperdicio de alimentos supone la p¨¦rdida de la Tierra
En el D¨ªa Internacional de Concienciaci¨®n sobre la P¨¦rdida y el Desperdicio de Alimentos debemos reflexionar sobre el impacto devastador que supone para nuestro planeta
Cuando era ni?o, mis padres me convenc¨ªan de que me comiera todo lo que hab¨ªa en el plato record¨¢ndome que los ni?os y ni?as de ?frica se mor¨ªan de hambre. El sentimiento de culpa era una forma eficaz de conseguir que me comiera mis verduras, pero tambi¨¦n era una forma de que mam¨¢ y pap¨¢ compartieran lo afortunado que era por poder comer. Esa era la forma en que esa generaci¨®n de padres evitaba el desperdicio de alimentos.
Mis padres crecieron durante la Segunda Guerra Mundial y sufrieron sus propias privaciones, incluido el racionamiento de la mayor¨ªa de los alimentos. Ser moderado formaba parte de su ADN. Y yo crec¨ª en los a?os sesenta, cuando las im¨¢genes de la guerra de Biafra en Nigeria aparec¨ªan en nuestra televisi¨®n mostrando a miles de ni?as y ni?os hambrientos. Detr¨¢s de ellos, agencias de ayuda humanitaria recaudaban fondos para ayudar.
Una sexta parte de los alimentos que consumimos en casa se tiran porque est¨¢n caducados, porque no podemos comer todo lo que hay en el plato o porque no nos gustan
Pienso en las comidas de mi infancia porque el 29 de septiembre se celebra el D¨ªa Internacional de Concienciaci¨®n sobre la P¨¦rdida y el Desperdicio de Alimentos. S¨ª, yo tampoco hab¨ªa o¨ªdo hablar de ¨¦l hasta que un colega comparti¨® algunas estad¨ªsticas asombrosas del informe al respecto del a?o pasado. Ese documento mostraba no solo la cantidad de alimentos que iban del plato a la basura, sino tambi¨¦n los que se desperdiciaban a lo largo de toda la cadena de suministro de alimentos.
La incre¨ªble cifra de un tercio de los alimentos se pierde en el trayecto desde la cosecha hasta la venta al por menor y durante el consumo. Esto sucede mientras 50 millones de personas se enfrentan a la hambruna y cuando la guerra ¨Cesta vez en Ucrania¨C vuelve a afectar a las cadenas de suministro de alimentos.
Como compostero entusiasta, soy muy consciente de la cantidad de alimentos que desperdicia mi propia familia. Cada a?o llenamos la mitad de un cubo de compostaje con restos de comida. Sin embargo, cada persona desperdicia una media de 74 kilos de comida al a?o en su casa. Una sexta parte de los alimentos que consumimos en casa se tiran porque est¨¢n caducados, porque no podemos comer todo lo que hay en el plato o porque no nos gustan.
Si sumamos este despilfarro global, familia por familia, pa¨ªs por pa¨ªs, y tenemos en cuenta las enormes p¨¦rdidas de alimentos generadas por los sectores de la agricultura, el transporte y el envasado, el impacto medioambiental es asombroso. La p¨¦rdida y el desperdicio de alimentos representan entre el 8 y el 10% de los gases de efecto invernadero a nivel mundial, lo que contribuye al calentamiento del planeta, haciendo cada vez m¨¢s dif¨ªcil que los agricultores cultiven esos productos.
En todo el mundo las estaciones se est¨¢n desordenando. La sequ¨ªa se repite en ?frica oriental, donde unos 12 millones de personas se enfrentan a la inanici¨®n. Las inundaciones, agravadas por la aceleraci¨®n del deshielo de los glaciares, est¨¢n creando superinundaciones como la que han sumergido a un tercio de Pakist¨¢n, devastando las tierras de cultivo y dejando a 33 millones de personas en la indigencia.
El despilfarro de alimentos es frecuente por dos razones. En todo el mundo, los ingresos han crecido, haciendo que los alimentos sean relativamente m¨¢s baratos para miles de millones de personas. Incluso la carne, que antes era un lujo, se ha convertido en un alimento cotidiano. En el Reino Unido, entre 1957 y 2017, el porcentaje del gasto familiar destinado a la alimentaci¨®n se redujo a la mitad. La relaci¨®n de la gente con la comida ha cambiado. Es f¨¢cil de comprar, cocinar y tirar.
Alrededor del 14% de los alimentos del mundo se pierden entre la cosecha y la venta al por menor
Los alimentos tambi¨¦n son m¨¢s baratos de producir. Grandes extensiones de tierra se han dedicado a la agricultura: antiguos bosques han sido talados para granjas de carne y plantaciones de aceite de palma; setos arrancados para crear enormes campos de trigo; manglares diezmados para granjas de camarones. El mar tambi¨¦n ha sido saqueado por barcos armados con redes kilom¨¦tricas. La agricultura a gran escala con semillas modificadas gen¨¦ticamente, los monocultivos, la mecanizaci¨®n masiva de los equipos agr¨ªcolas y el uso de fertilizantes y pesticidas han hecho que la agricultura sea m¨¢s ¡°eficiente¡±, pero con un gran coste para la Tierra. Esto tambi¨¦n ha provocado que el mundo dependa excesivamente de lugares como Ucrania ¨Cel llamado granero del mundoJames East, director de emergencias de World Vision- para el suministro de grano.
Pero los efectos del cambio clim¨¢tico, las repercusiones del conflicto en Ucrania en los precios de la energ¨ªa y los alimentos, y las secuelas de la covid-19 en las cadenas de suministro han demostrado lo vulnerable que es el sistema de suministro de alimentos. Los ¨²ltimos meses de escasez y subida de los precios de los alimentos nos recuerdan el valor de lo que consumimos.
Reducir el desperdicio de alimentos requiere tres cosas. La primera es una elecci¨®n personal. Podemos ser m¨¢s cuidadosos con la cantidad que compramos, rechazando las tentadoras ofertas de tres por dos del supermercado que simplemente nos llevan a tirar cosas. Podemos reducir el consumo de snacks y planificar mejor las comidas. Podemos comprar productos frescos, locales y de temporada, reduciendo la cantidad de fruta y verdura que se transporta a trav¨¦s del mundo. Podemos reducir los alimentos procesados que generan tantos residuos alimentarios y monta?as de envases de pl¨¢stico.
En segundo lugar, los agricultores, productores, minoristas y transportistas de alimentos deben tomar medidas para reducir los residuos. El impacto combinado del procesamiento y el envasado de alimentos, el transporte y el desperdicio de alimentos, est¨¢ llevando a la cadena de suministro de alimentos a la cima de la lista de emisores de carbono a nivel mundial. Y, sin embargo, alrededor del 14% de los alimentos del mundo se pierden entre la cosecha y la venta al por menor. Los residuos alimentarios, que se pudren en los vertederos, generan metano, un potente gas de efecto invernadero con un poder de calentamiento 84 veces superior al del di¨®xido de carbono en 20 a?os. Es necesario abordar con decisi¨®n la sobreproducci¨®n de cultivos, el deterioro del transporte, el vertido de alimentos, la eliminaci¨®n de productos ¡°feos¡± o con imperfecciones, y la eliminaci¨®n de art¨ªculos no vendidos o caducados por parte de los minoristas.
Por ¨²ltimo, los gobiernos deben hacer un seguimiento del desperdicio de alimentos y trabajar con los ciudadanos, las empresas y los pa¨ªses para reducirlo. Los pa¨ªses han prometido reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para 2030 como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Con ocho a?os por delante hay mucho que hacer. Todos los pa¨ªses tienen que identificar los puntos conflictivos de los residuos en los que hay que mejorar.
Aunque es tentador utilizar la misma t¨¦cnica de culpabilidad que mis padres aplicaron a la hora de comer con mis propios adolescentes, creo que la hora de la cena es tambi¨¦n una oportunidad para hablar de los alimentos: de d¨®nde vienen, c¨®mo llegan a nuestra mesa y el impacto medioambiental de ese viaje.
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