C¨®mo impacta la nueva guerra fr¨ªa sobre el Sur global
La guerra en Ucrania desplaza la atenci¨®n sobre la situaci¨®n de alrededor de 60 pa¨ªses con 1.900 millones de habitantes, el 73% de ellos afectados por pobreza extrema
La guerra en Ucrania, uno de los ejemplos m¨¢s fehacientes de la nueva guerra fr¨ªa, ha desplazado, en cierta medida, la atenci¨®n sobre la situaci¨®n de alrededor de 60 pa¨ªses que se encuentran en fragilidad institucional (econ¨®mica, pol¨ªtica, social y medioambiental). En ellos viven 1.900 millones de personas y el 73% de ellas est¨¢n afectadas por pobreza extrema. Las consecuencias indirectas de esta guerra ¡ªescasez y aumento de los precios de los alimentos y de los fertilizantes, inflaci¨®n, inestabilidad financiera¡ª tienen un profundo impacto.
La primera Guerra Fr¨ªa (1948-1989) supuso la rivalidad entre Estados Unidos y la Uni¨®n Sovi¨¦tica y sus respectivos aliados. Se le denomin¨® ¡°fr¨ªa¡± porque se libr¨® en los frentes pol¨ªtico, econ¨®mico y de propaganda, con la amenaza de utilizar armas nucleares. Pero los conflictos violentos se desplazaron a pa¨ªses perif¨¦ricos o del entonces llamado Tercer Mundo.
La situaci¨®n actual es diferente. Las intervenciones del Norte en el Sur son m¨¢s selectivas. Las invasiones militares son sustituidas por la guerra a distancia usando nuevas tecnolog¨ªas, mercenarios, asesinatos selectivos y operaciones especiales puntuales. Los conflictos violentos y las guerras presentes tienen caracter¨ªsticas diferentes, tanto por nuevos actores, por ejemplo, el crimen organizado, como por razones que las gu¨ªan, menos pol¨ªticas y m¨¢s econ¨®micas.
La mayor¨ªa de las guerras actuales se libran en los Estados fr¨¢giles. En estos pa¨ªses hay actores armados no estatales y fuertes econom¨ªas il¨ªcitas. Prolifera la falta de control estatal en parte del territorio y la fragmentaci¨®n conflictiva de identidades. En el medio centenar de Estados en guerra impacta, adem¨¢s, el cambio clim¨¢tico que produce crisis alimentarias, y acelera el movimiento de millones de refugiados.
En la nueva guerra fr¨ªa, Mosc¨², Washington y Pek¨ªn tratan de ganar aliados pol¨ªticos en ?frica, Asia, Oriente Medio y Am¨¦rica Latina y, a la vez, contar con recursos, mercados, y limitar la influencia de sus adversarios.
Las intervenciones del Norte en el Sur son m¨¢s selectivas. Las invasiones militares son sustituidas por la guerra a distancia usando nuevas tecnolog¨ªas, mercenarios, asesinatos selectivos, y operaciones especiales puntuales
Sin embargo, algo fundamental ha cambiado: la pol¨ªtica de tratar de controlar todo el sistema internacional ha sido sustituida por una de tipo selectivo. Los Estados con m¨¢s poder ya no tienen intereses pol¨ªticos o ideol¨®gicos. Las empresas transnacionales trabajan con y en pa¨ªses, y en zonas de ellos, que les resultan de inter¨¦s, como mercados, ¨¢reas de producci¨®n, circuitos para el tr¨¢nsito de bienes e informaci¨®n, y acceso a recursos naturales claves para la producci¨®n de bienes, como minerales para alta tecnolog¨ªa.
Algunos pa¨ªses o zonas pasan a ser estrat¨¦gicos. Pero a medida que el sistema internacional se ha vuelto selectivo, diversos pa¨ªses de ?frica, Asia y Am¨¦rica Latina carecen de inter¨¦s econ¨®mico. Aunque sean ricos en recursos, si su explotaci¨®n es arriesgada o complicada, se les deja de lado.
Gastos militares versus cooperaci¨®n
La tensi¨®n creciente entre las grandes potencias y las intermedias (como India, Pakist¨¢n o Turqu¨ªa) ha disparado el aumento del gasto militar global (que super¨® los dos billones de d¨®lares en 2022, seg¨²n el Stockholm International Peace Research Institute). Las expectativas de que creciese la cooperaci¨®n Sur-Sur han quedado en nada.
Todo esto resta recursos para proyectos de cooperaci¨®n y fondos de emergencia humanitaria y pone en peligro el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible-Agenda 2030 de la ONU. Igualmente, los pa¨ªses del Sur necesitan apoyo para la reconversi¨®n verde de sus econom¨ªas, como se exigi¨® en la reciente conferencia sobre cambio clim¨¢tico COP27.
Por otra parte, en la nueva guerra fr¨ªa se fortalecen las pol¨ªticas de seguridad nacional frente a las de cooperaci¨®n, y disminuyen los recursos para la diplomacia y las pol¨ªticas de resoluci¨®n de conflictos, mediaci¨®n y di¨¢logo pol¨ªtico. Los recientes recortes en los presupuestos de cooperaci¨®n y acci¨®n humanitaria en el Reino Unido y Suecia, y la relocalizaci¨®n de fondos en diversos pa¨ªses de la OCDE para asistir a los refugiados ucranianos son ejemplos de esta tendencia.
Ya lo alertaba en septiembre el estudio del Peace Research Institute Oslo (PRIO): ¡°Sobre la base de las tendencias relacionadas tanto con la pandemia de covid-19 como con la guerra en Ucrania, la entrega de ayuda oficial al desarrollo est¨¢ amenazada en t¨¦rminos del tama?o de los fondos, y la asignaci¨®n de fondos dentro de los presupuestos de ayuda y los tipos de fondos considerados de ayuda, incluidos los costos de alojamiento de refugiados de los donantes, la ayuda relacionada con la pandemia, los pr¨¦stamos sobre subvenciones, y la cancelaci¨®n de la deuda, socavan la calidad de los planes de ayuda.
¡°Los proyectos en el Sur global corren el riesgo de recibir fondos insuficientes o cancelarse debido a las prioridades renovadas causadas por la guerra, que tambi¨¦n est¨¢n influenciadas por las evaluaciones de la eficacia de los proyectos de desarrollo a largo plazo. Estas prioridades tienen consecuencias: al desviar la financiaci¨®n para el desarrollo a largo plazo de regiones inestables como el Sahel, las causas profundas de la violencia seguir¨¢n sin abordarse¡±.
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