Mujeres de ?frica Occidental, emprendedoras contra viento y marea
Lanzar un peque?o negocio es una alternativa eficaz cuando se quiere ser independiente en sociedades patriarcales, pero los obst¨¢culos a los que se enfrentan las peque?as empresarias del continente son abundantes
Elheri, de 43 a?os, comienza su jornada a las dos y media de la ma?ana. Prepara el hornillo en la que cocina el akamu (un cereal de ma¨ªz nigeriano) y los ingredientes para el akara (pasteles de jud¨ªas fritos en aceite). A las cinco de la ma?ana, esta peque?a emprendedora est¨¢ lista para un viaje de una hora a Maitama, un barrio acomodado de Abuja, donde fr¨ªe el akara y lo vende con platos de akamu. Cuando las ventas terminan alrededor de las 11 de la ma?ana, Elheri cierra su negocio y regresa a casa a dormir. Sin embargo, el d¨ªa no termina ah¨ª, ya que debe levantarse a las cuatro de la tarde para preparar los ingredientes del d¨ªa siguiente. A continuaci¨®n, trabaja hasta las nueve de la noche, alternando sus tareas comerciales con el cuidado de sus hijos. A las dos y media de la madrugada comienza un nuevo d¨ªa.
Frente a los obst¨¢culos habituales en una sociedad patriarcal, el esp¨ªritu empresarial suele servir a las mujeres de ?frica Occidental como una alternativa eficaz para su independencia econ¨®mica. A modo de comparaci¨®n, mientras en Europa menos de un tercio de las empresas son propiedad de mujeres, en Nigeria esa cifra representa el 43%, seg¨²n el Informe 2021 sobre el Estado del Esp¨ªritu Empresarial en Nigeria.
Sin embargo, estas cifras no est¨¢n exentas de sacrificios. Aparte del trabajo dom¨¦stico no remunerado, es com¨²n que las mujeres tengan uno o dos empleos de jornada completa y lleven las riendas de un negocio aparte. Es decir, las apretadas agendas de las mujeres les dejan poco o ning¨²n tiempo para ocio y menos a¨²n para la formaci¨®n personal que apoye el crecimiento de su negocio.
Los estereotipos, el sesgo, las expectativas y las normas socioecon¨®micas y culturales, como la imposibilidad de las mujeres de poseer tierras, hacen que las grandes inversiones empresariales sean una carga, ya que todo debe financiarse desde cero
Antes de la ¨¦poca colonial, en m¨²ltiples sociedades africanas tradicionales, las mujeres eran las que apoyaban econ¨®micamente a los hombres. En el pueblo kofyar, por ejemplo, las mujeres eran comerciantes exitosas, lo que permit¨ªa la liquidez de sus activos financieros. As¨ª, mientras la riqueza de los hombres estaba ligada a sus tierras, las mujeres sol¨ªan servir de prestamistas a sus comunidades. As¨ª lo refleja Christine Fray en su investigaci¨®n Las mujeres en el ?frica Occidental tradicional: Un estudio de su posici¨®n econ¨®mica y su papel (Women in Traditional West Africa: A Study of Their Economic Position and Role).
Si nos vamos a los a?os 60 y 70, nos encontramos con el famoso caso de las Nana Benz en Togo, que dominaron la venta de textiles en la regi¨®n durante la ¨¦poca y son todo un referente para las mujeres comerciantes. Su nombre se debe a los coches de lujo que conduc¨ªan y se calcula que el 40% de los negocios comerciales de Togo durante este periodo estaban en sus manos. En consecuencia, este grupo de empresarias soport¨® la carga econ¨®mica de la naci¨®n durante una ¨¦poca marcada por grandes d¨¦ficits presupuestarios, contribuyendo desde el 13,4% del PIB en 1973 hasta el 39,6% en 1979.
Mientras que en Europa menos de un tercio de las empresas son propiedad de mujeres, en Nigeria esa cifra representa el 43%Informe 2021 sobre el Estado del Esp¨ªritu Empresarial en Nigeria
Inimfon Etuk, fundadora de She Forum Africa, una ONG que ofrece asesor¨ªa a mujeres y ni?as para el desarrollo integral y el avance econ¨®mico, considera que las mujeres africanas se enfrentan a otros obst¨¢culos para ampliar sus negocios. Se?ala que ¡°no hay muchas facilidades de financiaci¨®n para apoyar el crecimiento de las empresas m¨¢s all¨¢ de la fase de startup, y es aqu¨ª donde la mayor¨ªa de empresas dirigidas por mujeres necesita m¨¢s ayuda para financiar la expansi¨®n¡±.
Estas barreras a la inversi¨®n suelen tener su origen en prejuicios basados en los roles de g¨¦nero. ¡°Los estereotipos, el sesgo, las expectativas y las normas socioecon¨®micas y culturales, como la imposibilidad de las mujeres de poseer tierras, hacen que las grandes inversiones empresariales sean una carga, ya que todo debe financiarse desde cero, lo que limita su capacidad de aportar los habituales bienes inmuebles como garant¨ªa para los pr¨¦stamos empresariales¡±, agrega Etuk.
Incluso en la capital de Nigeria, Abuja, algunos propietarios se niegan a alquilar propiedades a las mujeres, sobre todo si son solteras. Etuk a?ade: ¡°Ir¨®nicamente, las mujeres casadas tienden a recibir m¨¢s consideraci¨®n para los pr¨¦stamos que las que no lo son. La creencia es que un c¨®nyuge apoyar¨¢ a su mujer en la gesti¨®n del proceso de pr¨¦stamo, frente a una mujer soltera que no tiene ese respaldo¡±.
Debido a esta situaci¨®n, est¨¢n surgiendo iniciativas para ayudar a las mujeres. La fundadora de She Forum Africa observa un aumento de las instituciones que promueven programas de capacitaci¨®n dirigidos al sexo femenino. Explica que, ¡°las mujeres pueden beneficiarse de estas oportunidades, aprendiendo habilidades interpersonales como la comunicaci¨®n, el liderazgo, la confianza en s¨ª mismas, el marketing, la negociaci¨®n y el networking¡±.
No obstante, para la mayor¨ªa de las mujeres, el acceso a la formaci¨®n y a la financiaci¨®n sigue estando lejos de su alcance. Elheri, como muchas otras, depende de sus escasos ahorros para financiar su sue?o de abrir una tienda de akara. Pero como varias empresarias africanas que le precedieron y lo lograron a pesar de las aguas turbulentas, la tenacidad de Elheri es su baza para prosperar.
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