C¨®mo viviremos juntos
Venecia aprovecha su 17? Bienal de Arquitectura para replantear modelos de convivencia urbana post covid-19
Venecia est¨¢ irreconocible. Las calles despobladas. Sus monumentos hist¨®ricos sin colas en la entrada. Es posible lograr una mesa en la terraza de sus restaurantes sin reserva y los pocos gondoleros que se ven, est¨¢n sentados, ociosos, esperando que alg¨²n turista se anime a dar una vuelta por sus canales. ¡°Vienen pocos turistas y los que vienen no tienen dinero¡±, cuenta Roberto, en la profesi¨®n desde hace 40 a?os. ?l se ha adaptado a varias crisis, aunque confiesa que esta es la vez que ha visto la ciudad m¨¢s vac¨ªa.
El Centro Internacional de Estudios de la Econom¨ªa Tur¨ªstica (CISET) se?ala que si antes de la pandemia Venecia recib¨ªa alrededor de 25 millones de turistas, en el cierre de 2020 apenas llegaron 11 millones y seg¨²n el SISTAR, sistema estad¨ªstico de la regi¨®n del V¨¦neto, el cierre de 2021 tendr¨¢ todav¨ªa menos. En este contexto de crisis y reflexi¨®n sobre modelos de convivencia urbana pospand¨¦mica, lleg¨® la 17? Bienal de Arquitectura de Venecia 2021 con una pregunta que aunque parece fruto de la pandemia, fue realizada previa al fat¨ªdico marzo 2020: ?C¨®mo viviremos juntos?
La 17? Exposici¨®n Internacional de Arquitectura de la Biennale di Venezia cuenta con 112 participantes procedentes de 46 pa¨ªses que se despliegan entre los pabellones de los Giardini, en el Arsenale y en el centro hist¨®rico de la ciudad. La exposici¨®n est¨¢ abierta al p¨²blico entre el 22 de mayo y el 21 de noviembre; y cuenta con un amplio programa de jornadas y eventos colaterales que puede ser seguido a trav¨¦s de su p¨¢gina web.
Tal y como explican sus directores, la inc¨®gnita plantea muchos de los enigmas que ha dejado la covid-19: ¡°La intensificaci¨®n de la crisis clim¨¢tica, los desplazamientos masivos de poblaci¨®n, las inestabilidades pol¨ªticas en todo el mundo y las crecientes desigualdades raciales, sociales y econ¨®micas, entre otras nos han llevado a esta pandemia y se han vuelto a¨²n m¨¢s relevantes¡±.
El comisario del evento, el arquitecto nacido en L¨ªbano Hashim Sarkis, fue decano del colegio de Arquitectura y Planificaci¨®n del MIT en Boston y con amplia experiencia trabajando con las bienales (dise?¨® el pabell¨®n de Albania en la de 2010; el de Estados Unidos en la de 2014; y fue jurado internacional de la de 2016). Y parece que ha aprovechado su experiencia para recuperar el papel que tienen los arquitectos dise?ando ciudades m¨¢s sostenibles y humanas con una cr¨ªtica al sistema pol¨ªtico que las gestiona: ¡°Ya no podemos esperar a que los pol¨ªticos propongan un camino hacia un futuro mejor. A medida que la pol¨ªtica contin¨²a dividiendo y aislando, podemos ofrecer formas alternativas de vivir juntos a trav¨¦s de la arquitectura¡±.
Ya no podemos esperar a que los pol¨ªticos propongan un camino hacia un futuro mejor. Podemos ofrecer formas alternativas de vivir juntos a trav¨¦s de la arquitectura
Sarkis confiesa que formula esta pregunta, c¨®mo viviremos juntos, a los arquitectos, porque cree que tienen la capacidad de presentar respuestas m¨¢s inspiradoras que las que la pol¨ªtica ha ofrecido hasta ahora: ¡°Como expertos, estamos preocupados por dar forma a los espacios en los que las personas viven juntas porque con frecuencia imaginamos estos entornos de manera diferente a las normas sociales que los dictan¡±.
Una de las propuestas conceptuales m¨¢s sugerentes que formula Sarkis es un nuevo contrato del espacio f¨ªsico, que trascienda incluso el contrato social. ¡°Buscamos un nuevo contrato espacial, del espacio f¨ªsico, que sea a la vez universal e inclusivo, ampliado para que los pueblos y las especies coexistan y prosperen en su pluralidad¡±, comenta. ¡°En el contexto de las crecientes divisiones pol¨ªticas y desigualdades econ¨®micas, pedimos a los arquitectos que imaginen espacios en los que podamos vivir juntos generosamente¡±.
Si un contrato social determina las libertades perdidas y ganadas para que las personas ingresen a la sociedad, un contrato espacial determina los m¨¦todos por los cuales las personas negocian estas libertades a trav¨¦s de sus interacciones en el espacio f¨ªsico.
Una de las obras que m¨¢s llama la atenci¨®n es Tu ba?o es un campo de batalla. Los ba?os suelen percibirse como instalaciones neutrales, que satisfacen las necesidades universales de las personas. Pero el proyecto de Matilde Cassani, Ignacio Gal¨¢n, Iv¨¢n Munuera, y Joel Sanders los presenta como espacios en disputa con aspectos como el g¨¦nero, la religi¨®n, la raza o las preocupaciones ambientales. La obra presenta ba?os en conflicto en Colombia, Estados Unidos, Hait¨ª, las favelas de Khayelitsa en Sud¨¢frica o en Guangzhou, China. Cada uno es narrado de forma particular, reflejando que los ba?os no son un problema de dise?o aislado, sino s¨ªntomas de disputas m¨¢s grandes que pueden ser solucionadas a trav¨¦s de un dise?o m¨¢s inclusivo o emp¨¢tico.
La obra que corona la entrada del Arsenale es Alasir:i Puertas para el ocultamiento o la revelaci¨®n, una instalaci¨®n escult¨®rica compuesta por 40 puertas y 13 esculturas figurativas. Su autora, la Nigeriana Peju Alatise, sugiere que en ciudades inclusivas, uno ha de vencer el miedo de aquellos que son diferentes a uno mismo por cultura, credo y color e invita a los visitantes a explorar el entendimiento mutuo o el malentendido. Alatise comenta la pertinencia de la frase en yoruba: ¡°Oni yara rebete gba ogun omo okurin ti wan ba fera denu¡± (La habitaci¨®n m¨¢s peque?a puede acomodar a 20 hombres si se conocen profundamente).
Tal y como recuerda Sarkis, las ciudades se han expandido m¨¢s all¨¢ del modelo centralizado, pero seguimos pensando en la buena ciudad como una ciudad con centro, jerarqu¨ªas sociales organizadas espacialmente y que da la espalda a lo rural y a la naturaleza. Para responder a la pregunta que formula la Bienal de este a?o, se ha de reconocer que aunque nos hemos vuelto m¨¢s conscientes de los peligros globales de nuestras pr¨¢cticas espaciales, incluido el transporte y los controles ambientales, seguimos viviendo como si estuvi¨¦ramos solos en un planeta pasivo de recursos infinitos.