El CETI de Melilla se desborda tras el salto de la valla de otros 200 inmigrantes
M¨¢s de 200 inmigrantes llegan al CETI de Melilla tras un salto masivo de la valla Otro grupo, mientras, intent¨® entrar a la carrera por el paso fronterizo de Beni-Enzar El director del centro de inmigrantes de la ciudad dice que este est¨¢ al triple de su capacidad Interior env¨ªa guardias civiles de refuerzo a la ciudad
Los muros del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla ya no dan para m¨¢s. Despu¨¦s de que a primeras horas de este viernes 214 inmigrantes subsaharianos lograron saltar la valla que separa Marruecos de la ciudad aut¨®noma, en el salto m¨¢s masivo de los cinco que se han producido en los primeros meses de este a?o, el CETI alberga ya a 1.300 personas, casi el triple de su capacidad. Y no parece que la presi¨®n vaya a aflojar. En lo que va de a?o m¨¢s de 4.000 inmigrantes han intentado el salto a Melilla. Casi 600 lo han logrado. El Ministerio del Interior va a enviar esta fin de semana a 18 guardias civiles antidisturbios para reforzar los efectivos de la ciudad aut¨®noma, ya engrosados en n¨²mero a finales del a?o pasado y primeros de este a?o.
El intento fue protagonizado por un grupo de m¨¢s de 300 sin papeles y se produjo en torno a las 6.30 de la ma?ana en la zona de vallado simple de la frontera con Marruecos, en Arroyo de Beni-Enzar.
Mientras se produc¨ªa este intento, seg¨²n una nota de la Delegaci¨®n del Gobierno, otro grupo intent¨® entrar a la carrera por el paso fronterizo terrestre, que estuvo cerrado durante media hora para cortarle el paso. Uno de los sin papeles se encaram¨® a la marquesina del control fronterizo y tuvo que ser rescatado por los bomberos. El resto de los subsaharianos que no pudieron cruzar a Melilla se alejaron unos 30 metros y volvieron a intentar el salto. Lo lograron 11.
Varios de los llegados a la ciudad aut¨®noma precisaron asistencia sanitaria por cortes en pies y manos provocados por las cuchillas de la valla. Los propios inmigrantes afirmaron que proceden de Camer¨²n y Guinea, en su mayor parte.
Tras entrar en la ciudad, se dirigieron al CETI entonando c¨¢nticos de victoria. Incluso llegaron a parar coches que circulaban por el lugar para solicitarles indicaciones a los conductores de c¨®mo llegar al CETI.
El director del centro de inmigrantes, Carlos Montero, advirti¨® de que este se halla casi al triple de su capacidad: acoge a 1.300 personas y tiene plazas para 480. Montero anunci¨® que hoy pedir¨ªa refuerzos al Ej¨¦rcito y a Cruz Roja para ofrecer m¨¢s comidas y montar m¨¢s tiendas de campa?a, incluso en el exterior de las instalaciones. Este viernes ya fueron trasladados varios internos a la Pen¨ªnsula para aliviar la presi¨®n.
La Delegaci¨®n del Gobierno inform¨® de que durante toda la madrugada se hab¨ªan producido amagos de entrada en la ciudad. ¡°Ha sido una intensa noche de vigilancia fronteriza, durante la que se detectaban grupos de varios centenares de inmigrantes que parec¨ªan aproximarse a la valla y luego desaparec¨ªan¡±, explic¨® en una nota de prensa.
En la misma comunicaci¨®n, se hac¨ªa referencia a que el salto se hab¨ªa ¡°caracterizado por el lanzamiento de todo tipo de objetos ¡ªpiedras, palos y botellas¡ª a los agentes de la Guardia Civil. Y se afirmaba que dos agentes hab¨ªan resultado heridos: ¡°Uno de ellos fue golpeado con un palo¡±. Un inmigrante fue detenido por esta presunta agresi¨®n. La Delegaci¨®n del Gobierno tambi¨¦n revel¨® que 30 inmigrantes necesitaron asistencia m¨¦dica, procurada por el m¨¦dico del (CETI). El Ministerio de Interior marroqu¨ª inform¨® de 27 heridos: 13 gendarmes y 14 subsaharianos.
Abubaka se alejaba anoche despacio de las puertas del CETI. La cojera resultaba visible. Arrastr¨® la pierna derecha hasta colocarse a unos 20 metros de la entrada, donde no corr¨ªa el viento, y all¨ª empez¨® a narrar c¨®mo entr¨® en Espa?a. ¡°Finalmente¡±, dice, tras llevar a?o y tres meses en Marruecos. Este joven de 19 a?os, 1,80 de estatura y complexi¨®n atl¨¦tica procedente de Mali salt¨® la valla ¡ªde ah¨ª la herida en el pie, cuenta¡ª por la ma?ana. ¡°No recuerdo la hora. La cabeza me falla¡±, relata el chaval, vestido con una fina sudadera azul de la selecci¨®n italiana, un pantal¨®n de ch¨¢ndal y unos calcetines verdes sobre las chanclas. ¡°Estoy cansado. No tengo fuerzas para hablar m¨¢s¡±, a?ade. El mi¨¦rcoles se acost¨® en los bosques del pa¨ªs vecino y el viernes durmi¨® en Melilla.
El trasiego de subsaharianos es constante en los alrededores del CETI. A las 19.30 una docena se agolpaban en la ventanilla del control y mostraban su documentaci¨®n a los guardias. ¡°Mucha, mucha, mucha gente dentro¡±, explica Assan Al¨ª, de 22 a?os. Enfundado en una sudadera con capucha, cuenta que lleva en las instalaciones dos semanas, desde que saltara tambi¨¦n la valla. Viene de Camer¨²n, pas¨® un a?o y medio en Marruecos y ahora quiere alcanzar Madrid. ¡°All¨ª tengo un hermano¡±, asegura.
Al joven lo observa a pocos metros Ibrahim Makasso. ?l tambi¨¦n desea dar el salto a la Pen¨ªnsula, pero sabe que no resulta f¨¢cil. ¡°Es muy complicado. Yo estoy aqu¨ª desde hace seis meses¡±, apunta este maliense de 38 a?os. Su objetivo es Francia, donde viven dos de sus hermanos.
Como ¨¦l, m¨¢s de un millar de personas pasaron la noche en el saturado CITE, donde el Ej¨¦rcito ha desplegado tiendas de campa?a. ¡°Siempre las tienen preparadas, aunque ahora ha venido lo fuerte¡±, revela un trabajador del centro. Con la noche ya cerrada, el per¨ªmetro de las instalaciones lo iluminan las farolas. En su interior se observa c¨®mo los subsaharianos matan las horas. Sentados en mesas conversan, cogen agua de un fregadero y hablan de f¨²tbol. Abubaka entra dentro.
La anterior entrada masiva de inmigrantes se produjo el pasado lunes, cuando un centenar de subsaharianos consigui¨® acceder a la ciudad aut¨®noma tras saltar la valla fronteriza. El Ministerio de Interior difundi¨® un v¨ªdeo en el que se observaba a los inmigrantes lanzando piedras y tambi¨¦n a un par de agentes del instituto armado tir¨¢ndoselas a los subsaharianos.
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