Los ¨²ltimos de Pontons
Llu¨ªs Caldentey defiende en la aldea barcelonesa el ¨²ltimo municipio donde gobierna el PP en Catalu?a
Se agradecer¨ªa una biodramina y un copiloto de rallies para llegar en condiciones de revista a Pontons. Las rocas muerden el asfalto y las curvas vadean el r¨ªo Foix exagerando los vaivenes del desfiladero que conducen a la meta. Y redundando en la sugesti¨®n de un enclave numantino, con m¨¢s raz¨®n cuando el ¨²ltimo pueblo de Barcelona en el l¨ªmite fronterizo de Tarragona aloja y defiende la ¨²ltima bandera del PP en Catalu?a.
M¨¦rito de Llu¨ªs Caldentey. O de la confianza que le otorgan sus vecinos desde hace 16 a?os. Siempre ha ganado por mayor¨ªa absoluta, aunque la victoria de los pasados comicios municipales ¡ªmayo de 2015¡ª revisti¨® un valor simb¨®lico desmedido porque el Partido Popular capitul¨® en beneficio de las coaliciones opositoras en los fortines electorales de Badalona y Castelldefels. Hab¨ªa desaparecido el PP. O no del todo, pues un sobreesfuerzo microsc¨®pico en el mapa localizaba a Pontons como si fuera la aldea gala de Asterix.
Contribuye a la impresi¨®n la orograf¨ªa hostil, escarpada del territorio. Tambi¨¦n lo hace el aspecto del propio alcalde. Porque su bigote recuerda al guerrero del casco alado. Y porque su resistencia en un territorio convergente y separatista parece emular la introducci¨®n de los c¨®mics de Goscinny y Uderzo: "Toda la Galia est¨¢ ocupada por los romanos... ?Toda? ?No! Una aldea de irreductibles resiste todav¨ªa y siempre al invasor".
¡°Soy muy de derechas,
Se enorgullece Caldentey, por ejemplo, de haber impedido que se celebrara el refer¨¦ndum del 9-N. ?nicamente se abstuvieron de realizarlo cinco municipios entre un millar en Catalu?a, m¨¢s o menos como sucede con el s¨ªmbolo proscrito de la bandera espa?ola. Ondea en el ayuntamiento a contracorriente de la iconograf¨ªa predominante en la comarca del Pened¨¦s. No se reclama aqu¨ª la independencia. Se celebra como si ya se hubiera conseguido. Y como si los comicios del 27-S fueran un simple tr¨¢mite electoral, de tal manera que Llu¨ªs Caldentey parece consciente de haberse convertido en una figura ex¨®tica, una gaviota popular recluida en el nido, una anomal¨ªa pol¨ªtica que suscita m¨¢s compasi¨®n que sensaci¨®n de peligro. Entre otras razones porque Pontons tiene un censo de 500 habitantes. "Sin okupas ni moros, quede claro".
Queda claro, en efecto, que el se?or alcalde es un hombre de ideas muy conservadoras e incendiarias. De otro modo, no lo retratar¨ªan sus adversarios como un ep¨ªgono franquista ni se hubiera expuesto a la apertura de un expediente disciplinario por haber declarado que los homosexuales eran unos tarados.
Caldentey impidi¨®
Se arrepiente del adjetivo. O no se arrepiente tanto, pues la entrevista que mantuvimos en el garaje de su domicilio reanim¨® la beligerancia contra el matrimonio gay: "Lo que dije es que los maricones no deben casarse. Dios cre¨® al hombre y a la mujer. La homosexualidad es una anomal¨ªa. Promet¨ª que no iba a casarlos y he cumplido. Tampoco es que vengan a ped¨ªrmelo".
Cumplir, cumple Caldentey. Y se jacta de someter a escrutinio p¨²blico sus compromisos electorales cuando termina la legislatura. Se ha prometido redondear 20 a?os de alcalde ¡ªtiene 74 de edad¡ª, aunque el fervor plebiscitario no reconoce exactamente una identificaci¨®n ideol¨®gica. Lo votan a ¨¦l sus vecinos, a su eficacia, a su persona, a sus habilidades filantr¨®picas ¡ªno cobra un euro¡ª, pero un sondeo oficioso generaliza la sensaci¨®n de que el independentismo podr¨ªa haber prendido entre los lugare?os de Pontons m¨¢s de lo que sospecha Caldentey. Se ocupa de recordarlo la primera casa del pueblo. All¨ª se descara una estelada que desquicia al se?or alcalde y que ha asumido un papel premonitorio en el asedio de los "romanos".
"Yo no voto a Llu¨ªs porque sea del PP, Dios me libre, sino porque es un buen alcalde", nos confiesa un jubilado profesional en el bar del pueblo. "Trabaja mucho por nosotros y ha conseguido que salgamos adelante en tiempos dif¨ªciles. Con el turismo rural y con los recursos agr¨ªcolas". Se refiere el vecino a la prosperidad de la tierra y a la reputaci¨®n de las bodegas de cava, fundamentalmente la hacienda Xamos, cuyo propietario, Josep Tutusaus, lugarteniente de Caldentey en el municipio, se apresura a declarar que en los plenos se elude la pol¨ªtica y reconoce que de los cuatro representantes del PP ¡ªtres concejales asumen la oposici¨®n independentista¡ª se han convertido en los ¨²ltimos de Filipinas, incluso en un anacronismo. No desmiente la impresi¨®n el garaje del se?or alcalde. Los rosarios, los ¨²tiles de labranza y una fotograf¨ªa de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar dedicada recrean una dramaturgia en color sepia que Llu¨ªs Caldentey contamina fumando compulsivamente cigarrillos americanos: "Soy muy de derechas, ?qu¨¦ pasa?".
?ltima parada, el albiolismo
No puede decirse que los reproches del alcalde de Pontons a la pol¨ªtica pasiva de Mariano Rajoy representen un punto de vista personal. Llu¨ªs Caldentey, como muchos otros de sus compa?eros, a?ora la "solidez de Aznar" tanto como sostiene que el actual presidente del Gobierno ha incurrido en el tancredismo, proporcionando cierta indefensi¨®n a los pol¨ªticos que defienden al PP en el escenario hostil de Catalu?a.
Y no es que Caldentey reclame dialogo y flexibilidad. M¨¢s bien urge al cumplimiento de las leyes y a la ejecuci¨®n de las sanciones, motivos suficientes para haberse conmovido cuando escuch¨® a Garc¨ªa Albiol, candidato del PP a la Generalitat, proclamar que "la broma se hab¨ªa acabado" en alusi¨®n a los poderes punitivos con que iba a ser dotado el Tribunal Constitucional. Le gusta la mano dura. Y piensa que Garc¨ªa Albiol es la ¨²ltima gran esperanza del partido, aunque considera imposible que tanto ¨¦l como sus hijos vayan a vivir la hip¨®tesis de la independencia.
Ser¨ªa una "desgracia general". Y hasta personal, pues uno de los pasajes m¨¢s c¨¦lebres de la cr¨®nica familiar evoca aquel d¨ªa en que la madre del se?or alcalde escondi¨® a Jordi Pujol en la fonda de Pontons para ponerlo a salvo de las autoridades franquistas. "Y no s¨¦ si hicimos bien, visto lo visto", ironiza Caldentey.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Elecciones catalanas 2015
- Pontons
- Consulta 9-N
- Elecciones Catalanas
- Elecciones Auton¨®micas 2015
- Campa?as electorales
- Provincia Barcelona
- Generalitat Catalu?a
- Autodeterminaci¨®n
- Refer¨¦ndum
- PP
- Elecciones auton¨®micas
- Partidos pol¨ªticos
- Elecciones
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Conflictos pol¨ªticos
- Pol¨ªtica
- Administraci¨®n p¨²blica
- Catalu?a
- Espa?a
- Catalu?a extrema
- Reportajes