Los obispos condenan sin matices la maternidad subrogada
Tampoco aceptan quedarse al margen del pacto educativo en defensa del catolicismo en las escuelas
El portavoz de los obispos espa?oles, el sacerdote Jos¨¦ Mar¨ªa Gil Tamayo, brome¨® este viernes cuando se le pregunt¨® sobre el descubrimiento de nuevos y lejanos planetas donde podr¨ªan hallarse otras vidas, en contra de lo que sostiene la tradici¨®n cristiana. ¡°La Biblia no es un libro de ciencia¡±, dijo. Fue menos contemplativo al juzgar desde la doctrina y la moral cat¨®licas el debate de la maternidad subrogada. ¡°Un hijo no es un derecho, ni es un deseo. Es un don. Los ni?os y las mujeres no tienen precio. La maternidad subrogada constituye una explotaci¨®n de la mujer, y del ni?o, que se convierte en un objeto de consumo, con una clara mercantilizaci¨®n en todos los casos, sea mediante dinero o por donaci¨®n¡±, proclam¨® sin dejar ninguna salida al dilema ¨¦tico y legal suscitado en la sociedad.
Gil Tamayo a?adi¨®: ¡°Hablemos a las cosas por su nombre, sin eufemismos. Si es vientre de alquiler, es vientre de alquiler; si es aborto, es aborto, no es interrupci¨®n del embarazo. Al margen de vinculaciones afectivas entre la madre gestante y el ni?o gestado, ser¨¢ siempre fruto de una transacci¨®n al servicio de un derecho falso, que es el derecho a tener un hijo. Tanto si se paga el servicio de gestaci¨®n como si no se hiciera, contraviene el orden natural de la procreaci¨®n humana. Se trata de un medio alternativo que la Iglesia no acepta¡±.
Los m¨¢ximos dirigentes de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), entre ellos todos sus cardenales y arzobispos hasta sumar la veintena de cargos, se han reunido esta semana con un objetivo m¨¢s mundano y econ¨®mico: preparar su estrategia de combate ante el pacto educativo que intentan fraguar los partidos pol¨ªticos con representaci¨®n parlamentaria, del que los obispos recelan con severidad. Son una potencia educativa (2.600 centros confesionales, 123.000 trabajadores, 100.000 profesores, casi dos millones de alumnos y en torno a 30.000 docentes de catolicismo elegidos por los obispos para cada curso escolar pero a sueldo del Estado con un coste de 500 millones de euros por curso), pero su tr¨¢nsito por el sector no es nada pac¨ªfico, sobre todo por su exigencia de que la asignatura confesional se realice en todas las escuelas, tambi¨¦n en las p¨²blicas, en las mismas condiciones acad¨¦micas que, por ejemplo, las matem¨¢ticas.
Gil Tamayo basa las exigencias episcopales en una supuesta tradici¨®n ¡°gloriosa¡± en el campo de la educaci¨®n, que los prelados no est¨¢n dispuestos a perder bajo ning¨²n concepto. Para ello, han creado una ¡°mesa eclesial¡±, presidida por el cardenal Ricardo Bl¨¢zquez. ¡°Queremos hacer nuestro aporte desde la unidad. La Iglesia tiene un peso en la educaci¨®n que no se puede ignorar. Queremos estar en el pacto¡±.
Inmersos con frecuencia en lo que Gil Tamayo calific¨® como ¡°patolog¨ªa judicial¡±, ganando o perdiendo incontables pleitos en muchas comunidades aut¨®nomas porque abundan ya los centros que se niegan a incluir clases de catolicismo en sus aulas, o reducen los horarios exigidos por ley, los obispos achacan sus problemas a ¡°instancias ideol¨®gicas que deber¨ªan quedarse al margen¡± y van al pacto educativo, si se les llama (no contemplan lo contrario), convencido de la raz¨®n que les dan los llamados Acuerdos firmados en Roma en 1976 y 1979 entre Espa?a y el Estado vaticano. En su opini¨®n, el sistema actual, tan criticado por todos los partidos a excepci¨®n del PP, ofrece un ¡°mapa de enorme disparidad, que genera anarqu¨ªa, dispersi¨®n, inseguridad a los docentes y caos¡±.
Puesto en lo peor, el portavoz episcopal no niega que los temas que les interesan sobremanera pudieran quedar fuera del debate y del futuro pacto. ¡°Si ocurriera porque no se les considera importantes, no lo aceptaremos. Si quedan fuera porque se cree que est¨¢n estabilizados y no se tocan, ese es otro tema. Tenemos que defender que lo religioso no sea una moneda de cambio¡±, recalc¨®.
Esta es la ¨²ltima reuni¨®n de la Comisi¨®n Permanente de la CEE. Cuando vuelvan a encontrarse en la Casa de la Iglesia en Madrid ser¨¢ ya en una asamblea de todos los prelados, convocados a finales de marzo para renovar todos sus cargos. Pocos dudan que, pese a cumplir ya los 75 a?os de edad, el cardenal arzobispo de Valladolid ser¨¢ reelegido para un segundo mandato consecutivo (antes tuvo otro, que disput¨® al cardenal Antonio Mar¨ªa Rouco, ya jubilado).
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