El alien
Tras encontrar el colgante que Maribel le regal¨® a Mario tirado en el suelo, Andrea sube a su casa para devolv¨¦rselo. En el camino tiene un inc¨®modo encuentro
Vale, esto es serio. Te cuento.
Ayer pas¨¦ todo el d¨ªa con Maribel. Estuvimos en las fiestas del pueblo, comiendo y paseando por all¨ª, hasta que se hizo de noche. Llegamos a casa muy cansadas. Maribel se acost¨® nada m¨¢s cenar y yo me qued¨¦ un rato en el jard¨ªn. Hac¨ªa una de esas noches en las que las estrellas parecen enormes, as¨ª que me levant¨¦ para dar una vuelta antes de acostarme. Nada m¨¢s salir del jard¨ªn vi algo en el suelo: era el colgante que Maribel le regal¨® a Mario. Estaba all¨ª, tirado en mitad del camino, ...
Vale, esto es serio. Te cuento.
Ayer pas¨¦ todo el d¨ªa con Maribel. Estuvimos en las fiestas del pueblo, comiendo y paseando por all¨ª, hasta que se hizo de noche. Llegamos a casa muy cansadas. Maribel se acost¨® nada m¨¢s cenar y yo me qued¨¦ un rato en el jard¨ªn. Hac¨ªa una de esas noches en las que las estrellas parecen enormes, as¨ª que me levant¨¦ para dar una vuelta antes de acostarme. Nada m¨¢s salir del jard¨ªn vi algo en el suelo: era el colgante que Maribel le regal¨® a Mario. Estaba all¨ª, tirado en mitad del camino, justo donde me desped¨ª de Alicia y de Maite mientras Mario dorm¨ªa. Debi¨® de ca¨¦rsele en ese momento, as¨ª que lo cog¨ª y, aunque me imagin¨¦ que seguramente ya no estar¨ªan, sub¨ª hasta su casa por si no fuera as¨ª, para devolv¨¦rselo.
All¨ª no hab¨ªa nadie, claro, pero en el camino s¨ª. Lo vi al girarme para volver a casa de Maribel. Era un hombre encapuchado. Estaba de pie, en mitad del camino, muy quieto. Llevaba guantes y una m¨¢scara de alien, como las que el viernes vend¨ªan en el pueblo. Daba un poco de miedo, la verdad, as¨ª que con voz temblorosa le dije:
¡ª?H-hola?
Y entonces ech¨® a correr hacia m¨ª. En serio. Yo me qued¨¦ bloqueada sin saber qu¨¦ hacer, y para cuando consegu¨ª reaccionar ya lo ten¨ªa encima, agarr¨¢ndome de los hombros y empuj¨¢ndome contra el muro de la casa. Intent¨¦ gritar, pero en cuanto abr¨ª la boca me la tap¨® con una mano para hablar ¨¦l.
¡ª??D¨¢mela!!
Eso dijo. D¨¢mela. Lo grit¨® hasta tres veces, cada una de forma m¨¢s agresiva que la anterior y apret¨¢ndome con fuerza, hasta hacerme mucho da?o. Me puse muy nerviosa. No sab¨ªa qu¨¦ quer¨ªa. ?Mi cartera? No la llevaba encima. El coraz¨®n me iba a mil por hora. Intent¨¦ darle una patada pero lo ¨²nico que consegu¨ª fue tropezar y caerme, y antes de que se abalanzara de nuevo sobre m¨ª, me arrastr¨¦ hasta salir del camino y ca¨ª rodando monta?a abajo, hasta casa de Maribel.
Estoy bien, no te preocupes. Con ara?azos en los brazos y en las piernas y un morat¨®n en una rodilla, pero bien. Al menos f¨ªsicamente. De ¨¢nimo sigo angustiada. En cuanto llegu¨¦ a casa de Maribel me encerr¨¦ all¨ª, la despert¨¦ y llamamos a la polic¨ªa, que no tardaron en venir, y en ese momento lo pens¨¦. D¨¢mela. ?Quiz¨¢s se refer¨ªa a la libreta de Francisco? ?Fue ¨¦l quien entr¨® aqu¨ª, busc¨¢ndola?
Sea como sea prefiero no tenerla ya conmigo, as¨ª que se la di a los polic¨ªas. Luego me dijeron que registrar¨¢n bien toda la zona y me pidieron que tenga mucho cuidado, pero no va a hacer falta.
He decidido que ma?ana me marcho.
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