Un desfile marciano
Las fiestas del pueblo en el que veranea Andrea dieron comienzo con un desfile en el que turistas y lugare?os se disfrazaron de seres de otro mundo. Al finalizar el desfile, el alcalde dio una noticia muy celebrada
Qu¨¦ bien lo pasamos ayer. Te resumo un poco c¨®mo fue todo.
Para empezar ya te adelanto que no pudimos tener mejor idea cuando bajamos tan temprano con los disfraces, porque cuando llegamos al pueblo aquello parec¨ªa ya una pel¨ªcula de ciencia ficci¨®n, con toda la gente convertida en marcianos de todas las formas y colores.
En nuestro caso, Mario iba como el t¨ªpico extraterrestre gris delgado y cabez¨®n de ojos negros, seguro que lo visualizas. Maite se disfraz¨® de Spock, el personaje de Star Trek, Alicia de Doctor Who y Maribel iba gracios¨ªsima vestida como E.T. cuando se disfraza de mujer. Yo me pas¨¦ el d¨ªa explic¨¢ndole a la gente de qu¨¦ era mi disfraz. Lo que m¨¢s me preguntaron fue si iba de enterradora, James Bond o cobradora del frac, pero nada de eso: me disfrac¨¦ de hombre de negro. Bueno, m¨¢s bien de mujer de negro, malet¨ªn y sombrero misterioso incluido.
El desfile empez¨® a las seis de la tarde y consist¨ªa, b¨¢sicamente, en recorrer el paseo mar¨ªtimo desde la iglesia hasta el faro. Me dijo Maribel que lo habitual es hacerlo justo al rev¨¦s, pero este a?o cambiaron el recorrido con toda la intenci¨®n. Junto al faro estaba Patricio subido a un peque?o escenario, y cuando termin¨® el desfile pronunci¨® un peque?o discurso. Nos dio las gracias a todos los asistentes y a toda la gente que hab¨ªa colaborado en la organizaci¨®n, para luego terminar con el plato fuerte: anunci¨® que el faro, finalmente, no se convertir¨¢ en un almac¨¦n municipal sino en un peque?o museo mar¨ªtimo al que le pondr¨¢n el nombre de Francisco.
La noticia se recibi¨® entre aplausos. Fue un momento muy gracioso. Aquello parec¨ªa una peli de Star Wars, una de esas escenas en las que un mont¨®n de razas extraterrestres se juntan para celebrar que acaban de derrotar a los malos.
Luego cenamos en una caseta que vend¨ªa ?aut¨¦ntica comida extraterrestre?, aunque Mario dijo que eso era imposible porque la mayor¨ªa no se alimentan como nosotros, sino que solo necesitan ausentarse unos d¨ªas para descansar en lugares h¨²medos con poca luz, como la cueva en la que estuvimos. Yo le dije que si no quer¨ªa terminarse su hamburguesa predator que me avisara, porque esta mujer de negro ten¨ªa un hambre muy poco extraterrestre.
No tardamos mucho en retirarnos. Mario acab¨® durmi¨¦ndose agotado despu¨¦s de cenar, y Alicia lo cogi¨® en brazos para subir con ¨¦l. Se han marchado hoy, casi de madrugada, as¨ª que me ha dado un poco de pena no poder despedirme de ¨¦l.
Anoche, tras decirle adi¨®s a Alicia y Maite, me gir¨¦ para ver el pueblo desde casa de Maribel. Segu¨ªa lleno de marcianos. Si hubiera estado all¨ª uno de verdad, no creo que nadie se hubiera dado cuenta.
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