Orgullo Loco: los activistas de la salud mental se rebelan por un trato digno
Varias manifestaciones han reclamado este fin de semana en ciudades de todo el mundo el cese de los ingresos forzosos, la sobremedicaci¨®n y las inmovilizaciones en las plantas de psiquiatr¨ªa
Un centenar de personas, acompa?adas por una atronadora batucada, desafiaban al calor el s¨¢bado por la tarde, cerca de la estaci¨®n de Atocha, en Madrid. ¡°?Vamos!¡±, grita una chica. Y los congregados comienzan a desfilar por el paseo del Prado rumbo al Ministerio de Sanidad. Son las reivindicaciones del Orgullo Loco, un movimiento formado por personas psiquiatrizadas que pide un cambio en el trato de quienes tienen malestar ps¨ªquico, y que tambi¨¦n se han manifestado en otros lugares como Ciudad de M¨¦xico y Canc¨²n (...
Un centenar de personas, acompa?adas por una atronadora batucada, desafiaban al calor el s¨¢bado por la tarde, cerca de la estaci¨®n de Atocha, en Madrid. ¡°?Vamos!¡±, grita una chica. Y los congregados comienzan a desfilar por el paseo del Prado rumbo al Ministerio de Sanidad. Son las reivindicaciones del Orgullo Loco, un movimiento formado por personas psiquiatrizadas que pide un cambio en el trato de quienes tienen malestar ps¨ªquico, y que tambi¨¦n se han manifestado en otros lugares como Ciudad de M¨¦xico y Canc¨²n (el s¨¢bado) o Barcelona, Valencia, Zaragoza, Pamplona o Santiago de Compostela (el domingo). ¡°?Qu¨¦ viva el Orgullo Loco!¡±, corean desde la cabecera.
¡°No decimos que sea mala praxis, el problema es que todo el sistema funciona de manera violenta¡±, afirma F¨¢tima Masoud, portavoz del colectivo Orgullo Loco Madrid. Estos activistas por la salud mental tienen un mensaje que trasmitir: quieren que se respeten los derechos humanos en la pr¨¢ctica psiqui¨¢trica, y especialmente, el cese de las violencias.
El Orgullo Loco naci¨® en Canad¨¢. El 18 de septiembre de 1993, una marcha de personas psiquiatrizadas y activistas recorri¨® el barrio de Parkdale, en Toronto, para combatir el estigma y reivindicar su sitio en la sociedad. El movimiento atraves¨® fronteras hasta convertirse actualmente en un fen¨®meno mundial: M¨¦xico, Chile, Argentina, Inglaterra, Suiza, Rumania, Sud¨¢frica, y tambi¨¦n Espa?a. Asturias marc¨® el inicio del activismo loco en nuestro pa¨ªs, en 2010. El movimiento de Madrid cumple ahora cinco a?os.
A las personas con trastornos mentales se las ha sometido a trepanaciones, lobotom¨ªas, inmersiones en agua helada y hasta se las ha exorcizado. ¡°Pocas cosas han generado m¨¢s miedo en la historia y la sociedad que el miedo al loco¡±, afirma el psiquiatra Francisco Collazos, adjunto del servicio de psiquiatr¨ªa del Hospital Vall d¡¯Hebron y jefe del ¨¢rea de salud mental del Hospital San Rafael, ambos en Barcelona.
Los locos quieren ahora resignificar el t¨¦rmino y apropiarse del insulto, como los homosexuales hicieron con ¡°marica¡± y cuya historia, por cierto, se cruza con la de los psiquiatrizados. ¡°Queremos que se reorganice la idea de normalidad. Por eso nos llamamos Orgullo Loco¡±, dice el tambi¨¦n activista Rafael Carvajal. Desde su origen, el evento puso sobre la mesa la discriminaci¨®n y abuso dentro y fuera del sistema psiqui¨¢trico. ¡°Son unas quejas que tienen una base de realidad. No podemos negar que hay pr¨¢cticas de coerci¨®n, de violencia, pero hay cosas que se podr¨ªan matizar. No creo que toda pr¨¢ctica psiqui¨¢trica sea violenta¡±, opina la doctora en Psicolog¨ªa Ana Guill¨¦n, profesora en la Universidad Complutense de Madrid y especialista en salud mental comunitaria.
Una de las pr¨¢cticas criticada es la contenci¨®n mec¨¢nica, que supone inmovilizar a la persona con correas. Los protocolos establecen c¨®mo y cu¨¢ndo hacerlo, atendiendo al riesgo de da?o propio o a terceros. ¡°Es un fracaso tener que contener a un paciente¡±, dice el doctor Collazos. La Organizaci¨®n de las Naciones Unidas se?ala que inmovilizar a personas ¡°con discapacidad psicosocial cumple los requisitos de intencionalidad y prop¨®sito recogidos en el art¨ªculo 1 de la Convenci¨®n contra la Tortura¡±. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud, que no niega las situaciones conflictivas y tensas en las plantas de psiquiatr¨ªa, afirma que estas pr¨¢cticas violan los derechos humanos.
¡°A una persona que llega delirando puedes tratarla de muchas formas que no sea con violencia¡±, apunta la portavoz del colectivo. ¡°Proponemos cero contenciones. Que se proh¨ªba atar a la gente a la cama¡±, sentencia Carvajal. Ambos ponen el ejemplo de Islandia, donde esta pr¨¢ctica est¨¢ prohibida. En Finlandia, mientras, se apuesta por lo que llaman el Di¨¢logo Abierto. La gesti¨®n de las crisis, que pueden suponer una total ruptura con la realidad y una agitaci¨®n extrema, se lleva a cabo mediante un acompa?amiento inmediato, implicando al c¨ªrculo social. Esto puede durar meses durante las 24 horas del d¨ªa, hasta que la crisis se resuelva. El enfoque evita hospitalizaciones ¨Del cese de los ingresos involuntarios es otro pilar del Orgullo Loco¨D y, en ocasiones, el uso de psicof¨¢rmacos.
¡°?Vamos a ver si estamos todas!¡±, gritan en la marcha, que congrega ya a unas 250 personas:
¨D?Topiramato?
¨D?Presente!
¨D?Orfidal?
¨D?Presente!
¨D?Haloperidol?
¨D?Presente!
¨D?Prozac?
¨D?Presente!
¨D?Fluoxetina?
¨D?Presente!
¡°En un ingreso te llenan de qu¨ªmicos¡±, comenta Carvajal. Es profesor de ingl¨¦s y recuerda que en una clase se le cay¨® la baba por los f¨¢rmacos que tomaba. ¡°Nadie dijo nada, pero fue bastante aparatoso¡±, explica. Las medicinas psiqui¨¢tricas jugaron cierto papel en el cierre de los manicomios, impulsado por el movimiento de la antipsiquiatr¨ªa en los a?os setenta del siglo pasado y que reivindic¨® los derechos del paciente. En Espa?a, la reforma psiqui¨¢trica lleg¨® con la Ley General de Sanidad de 1986. Comenzaba as¨ª un cambio hacia la intervenci¨®n comunitaria.
¡°Esto deber¨ªa haber ido acompa?ado de m¨¢s plazas de rehabilitaci¨®n, residencias, psic¨®logos... Pero no ha sido as¨ª y hay muchos pacientes muy medicalizados¡±, a?ade Collazos.
Eduardo Fonseca, profesor titular de Psicolog¨ªa en la Universidad de La Rioja y especializado en psicosis y conductas suicidas en j¨®venes, afirma: ¡°Para algunas cuestiones puede ser beneficiosa la medicaci¨®n, si bien la primera opci¨®n de tratamiento tambi¨¦n debe ser la intervenci¨®n psicol¨®gica basada en la evidencia¡±.
Otra reivindicaci¨®n del colectivo es la excesiva patologizaci¨®n de los problemas. ¡°No todo sufrimiento es enfermedad¡±, sentencia una pancarta. Masoud cita el tratamiento del duelo, algo que tambi¨¦n mencionan los psic¨®logos. ¡°Se est¨¢n haciendo patol¨®gicos problemas normales del ser humano. Uno de los ejemplos m¨¢s claros es el duelo¡±, afirma Fonseca. ¡°Es normal que me sienta triste si he perdido a una persona o si he tenido un brote psic¨®tico¡±, a?ade Guill¨¦n. El libro de consulta por excelencia para la elaboraci¨®n de diagn¨®sticos, el DSM, siglas en ingl¨¦s del Manual Diagn¨®stico y Estad¨ªstico de los Trastornos Mentales, ha multiplicado sus entradas con cada nueva edici¨®n.
Para Alberto Cordero, miembro de Orgullo Loco Madrid, habr¨ªa que cambiar c¨®mo se concibe el dolor: ¡°Se ve como una desviaci¨®n y no nos dan espacio para sufrir. Tengo la sensaci¨®n de que ese dolor molesta porque se?ala a la sociedad¡±. La reivindicaci¨®n no pasa por negar el sufrimiento ps¨ªquico, sino por no castigarlo ni abordarlo de una forma violenta ni privando al sujeto de su capacidad de decisi¨®n.
Estas personas tambi¨¦n piden que no se definan sus psicosis o sus delirios como un desequilibrio en el cerebro. ¡°La semana pasada se suicidaron dos se?oras en Cantabria. No les fallaba nada en la cabeza, sino que sab¨ªan que se iban a quedar en la calle¡±, dice Masoud. Una pancarta resume la idea: ¡°No fallan nuestros cerebros, lo que falla es el sistema¡±.
Otro problema de quienes tienen un diagn¨®stico es la soledad, apunta Rafael Carvajal. Este colectivo y la manifestaci¨®n ofrecen un espacio. ¡°Conoces a otros locos y te cambia el paradigma de lo que es un loco. Te da esperanzas¡±.
A Orgullo Loco se suman otros grupos activistas y asociaciones como ActivaMent e Insania, en Barcelona, o la Asociaci¨®n Hierbabuena de Asturias. Las personas psiquiatrizadas tambi¨¦n se organizan en Grupos de Ayuda Mutua (GAM), redes para mejorar situaciones compartidas por los integrantes. Las radios comunitarias suponen un espacio que mantiene el esp¨ªritu asambleario y colectivo. Una de las primeras radios dirigidas por personas psiquiatrizadas fue la gallega Radio Prometea a la que acompa?a La Disidencia, en Valencia.
¡°No es una queja de una sola persona, somos muchas las que no estamos de acuerdo en c¨®mo nos tratan y en la psiquiatrizaci¨®n. Necesitamos que nos escuchen. Nosotras no podemos cambiarlo del todo¡±, dice N.H, quien prefiere no dar su nombre por el lugar en el que trabaja.
En Espa?a hay iniciativas como la del Hospital Universitario Pr¨ªncipe de Asturias en Alcal¨¢ de Henares, que ha adaptado el Di¨¢logo Abierto finland¨¦s en su Unidad de Atenci¨®n Temprana (UAT). Este dispositivo est¨¢ dedicado a la atenci¨®n de personas en su primera experiencia psic¨®tica. El trabajo de la UAT ahonda en la ampliaci¨®n de la red personal y familiar a trav¨¦s de encuentros. ¡°Las personas no nos recuperamos solas de los problemas, necesitamos a los dem¨¢s. El apoyo social es un factor protector b¨¢sico¡±, explica Ana Guill¨¦n.
Por su parte, la Secci¨®n de Derechos Humanos de la Asociaci¨®n Espa?ola de Neuropsiquiatr¨ªa trabaja en la autocr¨ªtica sobre la red de salud mental y en la movilizaci¨®n para cambiar las cosas. ¡°Son tiempos de reconocer el da?o p¨²blicamente, no de poner peros ni objeciones a las reivindicaciones del d¨ªa del Orgullo Loco. Hay informaci¨®n y experiencias, dentro y fuera de las instituciones, para hacer distinto y hacerlo ya¡±, declaran a EL PA?S. Si bien, afirman que esta jornada ¡°no es un d¨ªa para dar protagonismo ni altavoz a profesionales de salud mental¡±.
La manifestaci¨®n acaba con conciertos y recitales de poes¨ªa frente al Ministerio de Sanidad. Una extranjera se acerca y pregunta:
¨D?Qu¨¦ es esto?
¨DEl Orgullo Loco.
¨D?Loco? ¨Ddice, mientras gira un dedo en la sien.
¨DS¨ª.
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