Mercedes Nav¨ªo, psiquiatra: ¡°Corremos el riesgo de que cuando todo es salud mental nada lo acabe siendo¡±
Especialista en prevenci¨®n del suicidio, reflexiona sobre el da?o que puede hacer el concepto normalidad en su libro ¡®Felices los normales¡¯
Mercedes Nav¨ªo (Ceuta, 55 a?os) llega con una sonrisa al Caf¨¦ Comercial de Madrid. La sala est¨¢ repleta y la gente habla m¨¢s alto de lo que se necesita para una conversaci¨®n sobre miedos, amores, culpa y familia, pero no importa. Se juntar¨¢n las sillas, se encender¨¢ la grabadora y apenas dar¨¢ un sorbo a su caf¨¦. Doctora en Medicina y Neurociencias por la Universidad de Granada, se traslad¨® a Madrid para estudiar psiquiatr¨ªa en el Hospital Ram¨®n y Cajal y ahora coordina la ...
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Mercedes Nav¨ªo (Ceuta, 55 a?os) llega con una sonrisa al Caf¨¦ Comercial de Madrid. La sala est¨¢ repleta y la gente habla m¨¢s alto de lo que se necesita para una conversaci¨®n sobre miedos, amores, culpa y familia, pero no importa. Se juntar¨¢n las sillas, se encender¨¢ la grabadora y apenas dar¨¢ un sorbo a su caf¨¦. Doctora en Medicina y Neurociencias por la Universidad de Granada, se traslad¨® a Madrid para estudiar psiquiatr¨ªa en el Hospital Ram¨®n y Cajal y ahora coordina la Oficina Regional de Salud Mental. Ha publicado Felices los normales (Espasa), una catarsis propia y ajena en la que explora otras cabezas y sobre todo la suya, y donde expone mucho de lo vivido. En una familia y en una Espa?a en la que encajaba regular algo que vive y disfruta ahora, casada con otra mujer, madres de un hijo. En un pa¨ªs en el que no se hablaba tanto como ahora de salud mental y de prevenci¨®n del suicidio, una de sus grandes ocupaciones.
Pregunta. En el arranque del libro se pregunta a s¨ª misma por qu¨¦ es psiquiatra y se contesta. Por necesidad, dice. ¡°Escuchar el dolor emocional de otros para no sucumbir al tuyo¡±, escribe.
Respuesta. Esa frase que elabor¨¦ a posteriori, porque en el momento de la elecci¨®n profesional no la hice. Mi opci¨®n estuvo muy relacionada con la depresi¨®n de mi madre y el descubrimiento de mi propia identidad. No quiero reducirlo a eso, pero ese primer ¡°yo quiero salvar a mi madre¡±, que es algo que la mayor¨ªa de los hijos pueden llegar a sentir, fue significativo. La experiencia de ser madre de tu madre marca y da una profundidad en la visi¨®n del mundo y en c¨®mo te relacionas y c¨®mo lo concibes. Y aceptarme a m¨ª misma, una mujer nacida en 1969, que empieza a abrirse al mundo en la Transici¨®n y en un contexto muy concreto, donde era complejo aceptase, o al menos para m¨ª lo fue.
P. Cuando habla de pacientes dice que le dan m¨¢s miedo los cuerdos que los locos. A saber lo que significa la normalidad.
R. El t¨ªtulo del libro pretende introducir cierta iron¨ªa, con m¨¢s ternura que sarcasmo, e incide en cu¨¢nto da?o puede hacer el concepto normalidad cuando se convierte en algo tir¨¢nico que excluye. El ¡°felices¡± tiene tambi¨¦n ese punto ir¨®nico que pretende hacer pensar en c¨®mo concebimos la felicidad como algo absoluto y permanente y c¨®mo es incompatible con ser un humano de carne y hueso. En todo caso, he intentado no hacer da?o ni realizar un ajuste de cuentas. Me hubiera gustado leer algo as¨ª cuando era adolescente.
P. Una vez le susurra a una paciente al o¨ªdo: ¡°No te vas a volver loca¡±. Cu¨¢nto da?o y cu¨¢nto reduccionismo, eso de que las mujeres, a la m¨ªnima, est¨¢n de los nervios.
R. En esa historia cuento c¨®mo una de las caracter¨ªsticas b¨¢sicas del sufrimiento, cuando tiene una intensidad m¨¢xima y l¨ªmite, es que nos priva del uso de la palabra. No es que no se lo puedas contar a los dem¨¢s, es que no te lo puedes contar ni a ti misma. Una de las formas de salir de ¨¦l es precisamente volver a adue?arte de aquello que est¨¢s sintiendo, poder se?alarlo.
¡°En el suicidio habitan paradojas: el silencio mata, pero el ruido tambi¨¦n¡±
P. La salud mental ya forma parte de la conversaci¨®n, pero se sigue hablando poco del suicidio, que es uno de los temas a los que le dedica m¨¢s tiempo y m¨¢s investigaci¨®n. La primera causa de muerte en adolescentes.
R. Es un fen¨®meno tan complejo que no nos podemos permitir hacer una simplificaci¨®n. En ¨¦l habitan paradojas, porque es verdad que el silencio mata, pero el ruido tambi¨¦n. Y el ruido es hablar de ¨¦l en t¨¦rminos que no tengan como finalidad la prevenci¨®n, la ayuda, eliminar lo que ha alimentado al tab¨², los sentimientos de culpa, de verg¨¹enza, romantizarlo. Relatos ¨¦picos o enjuiciamientos morales. Hablar de valientes o cobardes hace da?o. Es verdad que hace a?os era impensable que la salud mental y la prevenci¨®n de suicidio tuviera la presencia en el debate p¨²blico que tiene hoy, pero creo que no debemos abandonar cierto equilibrio para no caer en una banalizaci¨®n. Corremos el riesgo de que cuando todo es salud mental nada lo acabe siendo. O lo que es peor, que aquellas personas que tienen necesidades mayores no reciban la ayuda que requieren.
P. Mucha ternura hay tambi¨¦n al hablar de su familia. Su padre, su madre, sus amigas, alg¨²n que otro momento en el que recibi¨® clasismo y lesbofobia.
R. Mira, he sido una ni?a y una adolescente muy querida. Por mis padres, mi familia y mis amigas, que conservo y que est¨¢n presentes en el libro. De alguna forma, escribirlo era dejar algunas cosas definitivamente atr¨¢s, siendo consciente de que en todos los v¨ªnculos significativos que establecemos, los dem¨¢s son importantes, pero nosotros no lo somos menos. Hay una frase de Saramago que viene a decir algo as¨ª como que sin memoria no existimos y sin responsabilidad no merecemos existir. En mi caso, las luces han superado a las sombras largamente. Comprendo el resentimiento, pero te hace reh¨¦n.
P. ¡°La muerte social es mucho m¨¢s dura que la f¨ªsica¡±, dice cuando decide salir del armario, en la consulta de su psiquiatra y con las monjas del colegio. De la psiquiatr¨ªa y la religi¨®n dice que son liberadoras y opresoras a la vez.
R. La homofobia internalizada es la peor. Ese destilado de odio, esa decepci¨®n de expectativas en torno a lo que debes ser o a lo que estabas llamada a ser¡ Es una experiencia que no puedo afirmar que sea universal, pero es bastante frecuente que tengamos que lidiar con expectativas que han pesado sobre nosotros. No eres aquella que te hubiera gustado ser. En mi ¨¦poca las referencias que hab¨ªa eran de un inframundo¡ Pero aquello pas¨® y creo adem¨¢s que a las personas hay que comprenderlas en su contexto. El colegio en el que me form¨¦ es para m¨ª un recuerdo de ternura, de cuidado global. Mujeres emancipadas y libertad en un contexto. Las mujeres m¨¢s libres que conoc¨ª en mi infancia eran las monjas, lo cual no quiere decir que no fueran hijas de su ¨¦poca y de su situaci¨®n. Nos lo trasladaron de una forma muy bonita, porque no nos ense?aban por lo que dec¨ªan, sino por lo que ve¨ªamos.
¡°La homofobia internalizada es la peor¡±
P. Al final, escribe que vence el amor. A los dem¨¢s y a usted misma.
R. S¨ª, el amor propio. Yo ten¨ªa un nivel muy elevado de autoexigencia y eso siempre est¨¢ presente, por eso hay que trabajarlo. Mirarte y mirar de otra forma.
P. Su libro est¨¢ plagado de referencias musicales y literarias. ¡°Cuando quiero estar sola pongo un disco y cuando quiero parecer no estarlo pongo la radio¡±, dice.
R. La lectura fue durante tiempo un refugio en el que encontraba de manera directa o indirecta referencias de un mundo que no te pertenece. Eso en la parte m¨¢s personal. En la profesional, la literatura aporta una riqueza de la ambig¨¹edad moral del mundo, de la complejidad del ser humano. Te permite ser menos juez.
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