Dise?ados por hombres para hombres: por qu¨¦ el sexo con robots no tiene fuerza entre las mujeres
El creciente mercado de la tecnolog¨ªa sexual est¨¢ dejando de lado ciertos aspectos que pueden condenar la robosexualidad a la cosificaci¨®n
El experto en inteligencia artificial David Levy asegur¨® en Amor y sexo con robots (Ediciones Paid¨®s, 2008) que el sexo con robots pronto ser¨ªa tan habitual como el sexo entre personas. ¡°El n¨²mero de actos y de posturas sexuales practicadas entre personas crecer¨¢ cuando los robots ense?en todo lo que se pueda ense?ar de todos los manuales sexuales de todo el mundo. El amor y el sexo con robots a gran escala es algo inevitable¡±, escribi¨®. Casi 20 a?os despu¨¦s, en el Consumer Electronics Show, la empresa Real?botix ha sorprendido a los asistentes con Aria, una humanoide que imita emociones, busca conexiones reales con las personas y es sumamente atractiva. De hecho, ya hay quienes hablan de Aria como ¡°el robot para solteros¡±, pues el mercado de la tecnolog¨ªa sexual es sumamente beneficioso. Mientras que en 2023 su valor se acercaba a los 30 mil millones de d¨®lares, se espera que en 2032 supere los 100 mil millones. En esta fiesta de n¨²meros apabullantes lo que no parece cuajar del todo son los robots sexuales para mujeres.
Pel¨ªculas como Austin Powers o Ex Machina se han encargado de introducir a sensuales humanoides femeninas en la cultura popular. Mientras que al retratarlas, sus siluetas y comportamientos son ajenos a la comicidad, en BoJack Horseman aparece un robot sexual llamado Henry Fondle en el que, al contrario de lo que ocurre con los ejemplos anteriores, prima la chatarra, las carcajadas y c¨®mo no, el sexo. De hecho, el robot, construido por uno de los personajes, tiene diferentes dildos y plugs anales que su creador, que sin tapujos lo presenta como ¡°un robot sexual¡±, ha pegado a su estructura. Es posible que el nombre no sea casualidad, pues hace tiempo los medios de todo el mundo dieron gran cobertura a Henry, un sexbot de Realbotix que promet¨ªa revolucionar la vida sexual de las mujeres. Finalmente, el robot no fue m¨¢s que un prototipo, pese a que sus versiones femeninas, Harmony y Solana, s¨ª salieron a la venta en 2018. ¡°Si somos crueles, Henry es un consolador de alta calidad conectado a un elegante maniqu¨ª con un altavoz bluetooth en su cabeza¡±, escribi¨® ese a?o la periodista Allison P. Davis en un art¨ªculo publicado en New York Magazine en el que narraba su visita a Realbotix. Tras se?alar que una encuesta puesta en marcha en 2016 en la Universidad Tufts desvel¨® que mientras que dos tercios de los hombres tendr¨ªan sexo con un robot, dos tercios de las mujeres dijeron que jam¨¢s lo har¨ªan, Matt McMullen, fundador de Realbotix, aleg¨® que el motivo por el que cre¨® a Henry fue ¡°representar a ambos g¨¦neros¡± y acallar a quienes le acusaron de objetivar a las mujeres con sus sensuales fembots. ¡°Henry no ha sido creado porque haya demanda alguna en el mercado¡±, aclaraba la periodista. ¡°Creo que al crear un robot masculino habr¨ªa que centrarse m¨¢s en la capacidad de conversar y de recordar para que quien lo compre sienta que hay alguien ah¨ª¡±, comentaba McMullen. Por aquella ¨¦poca se promet¨ªa que Henry recitar¨ªa poes¨ªa a sus compradoras. ¡°Esto demuestra que los robots masculinos tambi¨¦n pueden fomentar estereotipos de g¨¦nero. La promesa de que Henry recitar¨ªa poemas ahonda en la idea de que la mujer busca otro tipo de relaci¨®n que va m¨¢s all¨¢ del contacto f¨ªsico, algo que es as¨ª en algunos casos pero en otros muchos, no¡±, advierte Lorena Blasco-Arcas, Catedr¨¢tica de Marketing en ESCP Business School y Co-fundadora y Directora del centro de investigaci¨®n TRACIS (Transformative Research on AI for companies, individuals and society).
Seg¨²n las palabras de McMullen y ateniendo a las habilidades po¨¦ticas de Henry, los robots masculinos sirven como compa?¨ªa, no para practicar sexo. En la actualidad, la web de la empresa asegura que la finalidad de sus robots es acompa?ar a quienes los compran. ¡°Nuestra Inteligencia Artificial hace que nuestros robots sean perfectos para el hogar y para abordar la epidemia de soledad que acecha a Norteam¨¦rica, as¨ª como para acompa?ar a las personas mayores y a quienes est¨¢n aislados por motivos geogr¨¢ficos o de salud¡±, aseguran. Sin embargo, los robots que aparecen en la web son dos mujeres j¨®venes y bellas, mientras que el robot masculino tiene los rasgos de un se?or mayor.
¡°Los robots sexuales est¨¢n dirigidos a hombres. No espero que lleguen a ser algo com¨²n. Lo que s¨ª es m¨¢s habitual es el desarrollo de novias y novios con IA¡±, explica a S Moda la experta en Inteligencia Artificial Kate Devlin. ¡°Los robots sexuales reflejan la situaci¨®n en Silicon Valley: su tecnolog¨ªa est¨¢ dise?ada por hombres, para hombres¡±, comentaba en el podcast With Reason.
Pere Estupiny¨¤, autor del libro La ciencia y el sexo (Debate, 2023) y comunicador cient¨ªfico, opina que ¡°no hay robots con pene ni se est¨¢ avanzando en esa direcci¨®n porque no hay inter¨¦s ni demanda en ellos por parte de mujeres. De hecho, la mayor¨ªa de juguetes sexuales para mujeres no son f¨¢licos con movimientos para entrar y salir, sino vibradores para estimular el cl¨ªtoris y si acaso, dildos con formas especiales para favorecer la estimulaci¨®n del punto G. Hay infinitamente m¨¢s hombres que podr¨ªan sentir inter¨¦s para tener sexo con una robot humanoide que mujeres con un robot humanoide¡±, explica. Al terminar su art¨ªculo publicado en New York Magazine, la periodista Allison P. Davis hizo una aclaraci¨®n. ¡°No tuve relaciones sexuales con Henry. Y para responder a la pregunta que todos se est¨¢n plantenado: tampoco voy a tener relaciones sexuales con Henry en el futuro¡±. Sus palabras reafirman las de Estupiny¨¤ y Devlin y tambi¨¦n, las conclusiones de un estudio publicado en Journal of Social and Personal Relationships que indicaba que los hombres m¨¢s sexistas son quienes tienen un inter¨¦s significativamente mayor en la robosexualidad, mientras que las mujeres prefieren la roboamistad.
?Es de verdad el futuro del sexo rob¨®tico?
Estupiny¨¤ explica que la robosexualidad (o erobotics) se refiere a la aplicaci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas como la realidad virtual, la inteligencia artificial o incluso la rob¨®tica para tener experiencias er¨®ticas m¨¢s realistas e interactivas. ¡°La diferencia con el porno convencional es justo esta interactividad -el poder conversar o pedir acciones a un ser digital que reaccione de manera cre¨ªble- y respecto a los juguetes er¨®ticos, los futuros robots sexuales interactivos prometen que no solo tendr¨¢n aspecto humano m¨¢s realista y textura m¨¢s natural, sino que reaccionar¨¢n a una caricia, hablar¨¢n y tendr¨¢n expresiones faciales que conectar¨¢n emocionalmente con lo que Sherry Turkle llama ¡°botones darwinianos¡±, por lo que la experiencia ser¨ªa mucho m¨¢s realista¡±, asegura antes de matizar que el ¨²ltimo escenario lo ve ¡°bastante lejano¡±.
¡°Los avatares sexuales interactivos, personalizados y armados con inteligencia artificial pueden alimentar fetichismos, pero los robots no creo que afecten a nuestras relaciones sexuales convencionales. Si llegan a funcionar -que lo dudo-, ser¨¢n un elemento m¨¢s. Quiz¨¢ la ¨²nica transformaci¨®n importante ser¨ªa en las personas que por un motivo u otro no pueden tener acceso a compa?eros o compa?eras sexuales¡±, explica Estupiny¨¤.
En 2016, The Sun public¨® un art¨ªculo en el que el futur¨®logo Dr. Ian Pearson aseguraba que en 2025, las mujeres preferir¨ªan mantener relaciones sexuales con robots antes que con hombres reales. ?De verdad ser¨¢ as¨ª? ¡°Para nada. He visitado laboratorios punteros de rob¨®tica en Stanford, el MIT y en Europa y lo que tienen en rob¨®tica social resulta decepcionante. Se ha avanzado mucho en rob¨®tica industrial y m¨¦dica, pero en rob¨®tica humanoide social much¨ªsimo menos de lo que imagin¨¢bamos. La ciencia ficci¨®n y algunos futuristas sensacionalistas exageraron demasiado y pusieron unas referencias que no se han cumplido¡±, explica Pere Estupiny¨¤. ¡°Tardar¨¢ en cumplirse porque los robots humanoides est¨¢n muy lejos de parecerse lo suficiente a los humanos como para que una experiencia er¨®tica con ellos sea satisfactoria. Y en caso de que salieran modelos excelentes, ser¨ªan car¨ªsimos e inc¨®modos de tener en casa¡±, comenta.
Pros y contras
Luc¨ªa Jim¨¦nez, sex¨®loga de Diversual, tambi¨¦n habla del precio como un claro problema, pues se?ala que en la actualidad, apenas existen robots humanoides accesibles para el p¨²blico de a pie, por lo que hasta que este tipo de art¨ªculos se comercialicen de forma m¨¢s general y se puedan observar las reacciones de las personas, es imposible decir si ten¨ªa raz¨®n Pearson. ¡°Es posible que, por un lado, estas m¨¢quinas sean capaces de suplir necesidades individuales, y que, por ello, se conviertan en un producto deseado. Sin embargo, estamos a¨²n muy lejos de que eso pase¡±, aclara.
A medida que la tecnolog¨ªa evoluciona y se vuelve m¨¢s accesible, parece inevitable que m¨¢s personas tengan experiencias sexuales con robots. Sin embargo, advierten los expertos de LELO Tom Cheeswright, futur¨®logo aplicado, y Kate Moyle, experta sexual y terapeuta certificada, en el Informe sobre sexo y relaciones futuras, hay que controlar que no se conviertan en algo com¨²n. ¡°Con su sumisi¨®n inherente y sus posibilidades ilimitadas de formas corporales, los robots podr¨ªan reforzar ideas poco realistas sobre las parejas humanas o permitir a las personas ensayar fantas¨ªas peligrosamente extremas¡±, indican.
¡°Una relaci¨®n sexual implica relacionarse con alguien que, por supuesto, tiene sus propios gustos, sus apetencias y sus tempos. Una inteligencia artificial o un robot puede satisfacer los deseos personales, sin ponerlos en duda o sin tener que entrar en di¨¢logo con los de otro ser con voluntad propia. Por ello las personas que busquen satisfacer sus fantas¨ªas, sin la complejidad (y profundidad) que inherentemente supone otro ser vivo, podr¨¢n elegir una IA antes que a una persona. En estas relaciones sexuales, la disponibilidad y el consentimiento estar¨¢n siempre dados por hecho. Cosa que nunca est¨¢ dado por hecho en una relaci¨®n sexual con otro ser humano¡±, a?ade Jim¨¦nez.la gente se podr¨ªa acostumbrar a interactuar de un modo en el que no se tuviera tanto en cuenta a la otra persona, por lo que se podr¨ªa instrumentalizar a las parejas sexuales con el fin de mantener relaciones sexuales. Es decir, que se traslada la interacci¨®n ¡°humano ¨C humanoide¡± a la relaci¨®n entre dos seres humanos¡±, explica.
La necesidad de una nueva mirada
La activista Olimpia Coral es la responsable de la Ley Olimpia, compuesta por un conjunto de reformas legislativas, en distintos estados de M¨¦xico, encaminadas a reconocer la violencia digital y sancionar los delitos que violen la intimidad sexual de las personas a trav¨¦s de medios digitales. Asegura que la creaci¨®n de robots con identidades humanas deshumaniza y cosifica los cuerpos femeninos, mientras que la inteligencia artificial y las tecnolog¨ªas emergentes, como los robots sexuales, est¨¢n configurando nuevas formas de abuso y explotaci¨®n contra los cuerpos de las mujeres. ¡°Al igual que el sexo con im¨¢genes de realidad virtual, tampoco utilizan mujeres reales. Sin embargo, es menester recordar la coincidencia del c¨®mo esta neo producci¨®n de la industria pornogr¨¢fica reproduce las mismas circunstancias de abuso sexual y justifica su creaci¨®n en lugar de terminar de ra¨ªz con esta opresi¨®n y abolir estas formas rentables de pedagog¨ªa del placer¡±, escribe en ¡®Sexo con robots: la automizaci¨®n de la violaci¨®n¡¯.
Jim¨¦nez tambi¨¦n advierte de la posible cosificaci¨®n sexual de los cuerpos. ¡°Para ello es importante que se reflexione al respecto, que se eduque. En una sociedad que cosifica, la tendencia ser¨¢ seguir cosificando. Quiz¨¢s sea m¨¢s interesante educar para que esa mirada cambie, que tratar de luchar contra un progreso tecnol¨®gico que ya se est¨¢ dando¡±, advierte. Lorena Blasco-Arcas recuerda que se trata de una industria dominada por los hombres y que al existir algunas encuestas que indican que algunas mujeres podr¨ªan estar interesadas en robots masculinos, lo interesante ser¨ªa dise?arlos con la perspectiva del deseo femenino. ¡°De esta forma, y al a?adir una mayor sofisticaci¨®n en los dise?os, se podr¨ªa aumentar la demanda, pero creo que el hecho de que haya que abordar ciertos problemas ¨¦ticos o de sesgo de g¨¦nero es importante para que ocurra. Los robots seguir¨¢n evolucionado, pero uno de los potenciales riesgos es perpetuar estereotipos que no fomenten una visi¨®n saludable de las relaciones ¨ªntimas y de la sexualidad humana¡±, asegura.
¡°La gente est¨¢ dispuesta a hacer el amor con mu?ecas hinchables as¨ª que, en principio, cualquier cosa que se mueva supondr¨¢ una mejora¡±, dec¨ªa sin tapujos Henrick Christensen, presidente de la European Robotics Networks del Real Instituto Sueco del de Tecnolog¨ªa de Estocolmo, en The Economist en 2006. Y aunque 19 a?os despu¨¦s, humanoides como Aria demuestran que las cosas han cambiado much¨ªsimo y las mejoras se suceden, lamentablemente estos avances no est¨¢n siendo acompa?ados de reflexiones profundas acerca de las consecuencias que puede tener el sexo con robots cuando tantas de las empresas que los est¨¢n creando lo hacen program¨¢ndolos a imagen y semejanza de lo que genera la industria pornogr¨¢fica. Como se?alaba Luc¨ªa Jim¨¦nez, lo interesante es por tanto educar la mirada para evitar la cosificaci¨®n, pues al parecer, Levy ten¨ªa raz¨®n al decir que el sexo con robots va a ser inevitable. Lo que se puede evitar es que se repitan patrones t¨®xicos.