Los celos incontrolables de Joe DiMaggio o la sombra que no abandon¨® a Marilyn ni en su tumba
El icono de Hollywood y el jugador de b¨¦isbol se casaron en enero de 1954. Sin embargo, su amor se apag¨® pasados 274 d¨ªas porque ¨¦l no soportaba vivir al lado de toda una sex symbol.
Esta semana (el pasado 14 de enero) se cumpl¨ªan 66 a?os de la boda de la una de las parejas m¨¢s admiradas de aquella d¨¦cada. Aquel d¨ªa Marilyn Monroe y el jugador de b¨¦isbol Joe DiMaggio se casaron en una ceremonia civil secreta en San Francisco que, al final, no fue tan secreta porque los fans de ambos y la prensa acudieron en masa para recibirles tras darse el ¡°s¨ª, quiero¡±. ?l ten¨ªa 39 a?os; ella algunos menos, 27, aunque en el registro figuraba dos cifras menos. Tras trece temporadas siendo el emblema de los New York Yankees, as¨ª como el deportista mejor pa...
Esta semana (el pasado 14 de enero) se cumpl¨ªan 66 a?os de la boda de la una de las parejas m¨¢s admiradas de aquella d¨¦cada. Aquel d¨ªa Marilyn Monroe y el jugador de b¨¦isbol Joe DiMaggio se casaron en una ceremonia civil secreta en San Francisco que, al final, no fue tan secreta porque los fans de ambos y la prensa acudieron en masa para recibirles tras darse el ¡°s¨ª, quiero¡±. ?l ten¨ªa 39 a?os; ella algunos menos, 27, aunque en el registro figuraba dos cifras menos. Tras trece temporadas siendo el emblema de los New York Yankees, as¨ª como el deportista mejor pagado de aquellos tiempos con unas ganancias de 100.000 d¨®lares al a?o, DiMaggio se hab¨ªa retirado de las competiciones pocos meses antes de la boda y ¨²nicamente trabajaba como entrenador y comentarista. Era un h¨¦roe nacional, y Marilyn, que por entonces ya empezaba a brillar con luz propia en la 20th Century Fox, lo sab¨ªa. La leyenda cuenta que se conocieron en junio de 1952 en el restaurante Villa Nova de Los ?ngeles gracias a una cita a ciegas organizada por el empresario David March. Al parecer, nada m¨¢s verse, saltaron las chispas.
DiMaggio era extremadamente t¨ªmido, una celebridad de mente conservadora que, en realidad, buscaba a una mujer que le mimase y le atendiese a la vieja usanza. Cierto es que su vida fue muy hogare?a y no se les sol¨ªa ver ni en los photocalls ni en las fiestas de otras estrellas. No obstante, Marilyn, que en 1953 ya hab¨ªa encandilado al p¨²blico estadounidense con Los Caballeros las Prefieren Rubias, no ten¨ªa precisamente intenciones de alejarse de ning¨²n foco profesional. En su luna de miel en Tokio las cosas empezaron a torcerse.
Nada m¨¢s llegar al aeropuerto de la capital japonesa los medios all¨ª congregados exclusivamente tuvieron ojos para la actriz. Pese a la popularidad de la que gozaba en Estados Unidos, DiMaggio nada m¨¢s bajar de las escaleras del avi¨®n se dio cuenta de que su presencia era pr¨¢cticamente invisible. Medio mundo se hab¨ªa enamorado de la belleza de Marilyn y ¨¦l, de forma ego¨ªsta, no quer¨ªa compartirla con nadie. Mientras el jugador aprovech¨® esos d¨ªas para hacer negocios (no hay que olvidar que los japoneses sienten debilidad por el b¨¦isbol), ella no dud¨® ni un instante en viajar a Corea para animar a las tropas estadounidenses. En total actu¨® en 12 ocasiones ante una audiencia de 60.000 fornidos soldados. Las im¨¢genes de aquel momento de inmediato se viralizaron en los televisores de todo el planeta. DiMaggio ni siquiera las quiso ver. Los celos se apoderaron de ¨¦l. Parad¨®jicamente, no llevaba bien tener a su lado a la mayor sex symbols de la ¨¦poca.
Cuando volvieron a Estados Unidos las cosas no fueron mucho mejor. A Marilyn le esperaba un rodaje que marcar¨ªa un antes y un despu¨¦s en su carrera bajo las ¨®rdenes de Billy Wilder: La Tentaci¨®n Vive Arriba. El 15 de septiembre de 1954, ataviada con un sugerente modelo blanco de William Travilla, se person¨® hasta el cruce de la Avenida Lexington con la calle 52 de Nueva York. Era la una de la madrugada y el equipo de la pel¨ªcula, creyendo que podr¨ªan pasar desapercibidos, decidi¨® grabar a esa hora la ic¨®nica escena en la que a Marilyn se le levanta en repetidas ocasiones el vestido gracias a una rejilla de ventilaci¨®n del metro. El rodaje dur¨® tres horas e hicieron falta hasta 14 tomas porque alrededor se hab¨ªan concentrado centenares de periodistas y curiosos. De hecho, tal fue el estruendo que a Wilder d¨ªas despu¨¦s no le qued¨® otra alternativa que volver a grabar la escena en un plat¨® de Los ?ngeles. DiMaggio estuvo en todo momento presente. Y, como era de esperar, no le hizo ni pizca de gracia que su esposa mostrara m¨¢s carne de la cuenta en nombre del s¨¦ptimo arte. Discutieron acaloradamente y, apenas 42 d¨ªas m¨¢s tarde, Marilyn acabar¨ªa pidi¨¦ndole el divorcio alegando ¡°violencia psicol¨®gica¡± y ¡°un conflicto de carreras¡±. Su matrimonio se hizo trizas a los nueve meses. Para ser m¨¢s precisos, a los 274 d¨ªas.
En 2014 lleg¨® a las librer¨ªas Joe and Marilyn, un t¨ªtulo en el que C. David Heymann confesaba que el deportista perd¨ªa los nervios cuando se refer¨ªa a la industria del cine. ??No te das cuenta de que te est¨¢n usando? No eres m¨¢s que un pedazo de carne para ellos¡±, ejemplifica el libro acerca de la animadversi¨®n que DiMaggio sent¨ªa hacia Hollywood. Tampoco perdon¨® a su amigo Frank Sinatra que poco tiempo despu¨¦s pusiera en contacto a su amada con los Kennedy, pero esa es otra historia. Aun estando divorciados, en junio de 1955 la expareja acudi¨® unida al estreno de La Tentaci¨®n Vive Arriba. Se sabe que intentaron volver en m¨¢s de una ocasi¨®n, pero en aquel momento la rubia ya solo ten¨ªa ojos para Arthur Miller, con quien se casar¨ªa al siguiente a?o.
El 20 de enero de 1961, curiosamente el mismo d¨ªa que John F. Kennedy asumi¨® su cargo como presidente, Marilyn se divorci¨® del dramaturgo y perdi¨® el control. Pocos d¨ªas despu¨¦s ingres¨® en la cl¨ªnica psiqui¨¢trica Payne Whitney por culpa de una crisis nerviosa y, para sorpresa de muchos, DiMaggio volvi¨® a entrar en acci¨®n: no solamente hizo que la trasladaran a un hospital corriente, sino que tambi¨¦n la acogi¨® en su casa de Miami. Su relaci¨®n fue de lo m¨¢s cordial hasta que el 5 de agosto de 1962, a la edad de 36 a?os, se hall¨® el cuerpo sin vida de la actriz en su casa de Brentwood, en Los ?ngeles.
El otrora jugador de b¨¦isbol pag¨® los costes del funeral e impidi¨® que acudiera cualquier estrella del celuloide; solo quer¨ªa que estuvieran ah¨ª su familia y las personas m¨¢s allegadas para evitar un innecesario circo medi¨¢tico. En 1982, tal como recogi¨® El Pa¨ªs, orden¨® a la florister¨ªa Parisian Florist que dejara de enviar a la tumba de Marilyn tres ramos por semana como religiosamente hab¨ªa hecho durante dos d¨¦cadas. Muri¨® el 8 de marzo de 1999. No volvi¨® a casarse. A sabiendas de las luces y sombras de su relaci¨®n, las ¨²ltimas palabras que pronunci¨® no pudieron ser m¨¢s expl¨ªcitas: ¡°Al fin voy a ver a Marilyn¡±.