El porno para mujeres: ?puede realmente ser feminista o ¨¦tico?
Directoras de pel¨ªculas para adultos y sex¨®logos explican la transformaci¨®n de la industria pornogr¨¢fica y se cuestionan si realmente algo est¨¢ cambiando con esta nueva perspectiva de g¨¦nero
Irina Vega siempre hab¨ªa sentido mucha curiosidad por el porno. ¡°Desde la primera vez que vi un video cuando era joven, me llam¨® mucho la atenci¨®n la gente que trabaja en ello¡±, recuerda la directora y productora de Altporn4U.com. Con 24 a?os viv¨ªa en Barcelona, donde estudiaba electr¨®nica y trabajaba en el sector de la hosteler¨ªa. En ese momento, empez¨® una relaci¨®n abierta en la que conoci¨® a gente de la industria pornogr¨¢fica. Se anim¨® a probar.
Desde entonces, han pasado 17 a?os. En este momento, hay quien piensa que la industria v...
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Irina Vega siempre hab¨ªa sentido mucha curiosidad por el porno. ¡°Desde la primera vez que vi un video cuando era joven, me llam¨® mucho la atenci¨®n la gente que trabaja en ello¡±, recuerda la directora y productora de Altporn4U.com. Con 24 a?os viv¨ªa en Barcelona, donde estudiaba electr¨®nica y trabajaba en el sector de la hosteler¨ªa. En ese momento, empez¨® una relaci¨®n abierta en la que conoci¨® a gente de la industria pornogr¨¢fica. Se anim¨® a probar.
Desde entonces, han pasado 17 a?os. En este momento, hay quien piensa que la industria va evolucionando hacia lugares menos s¨®rdidos, m¨¢s abiertos, transparentes e inclusivos, aunque hay tambi¨¦n quien tiene dudas al respecto y quien considera que el porno, por su propia naturaleza, es y ser¨¢ siempre una fuente de explotaci¨®n.
¡°Ahora, es m¨¢s f¨¢cil encontrar porno feminista, ¨¦tico¡ Las personas curiosas y con cierta sensibilidad pueden buscar un porno ahora mucho m¨¢s alineado con sus gustos y valores¡±, asegura Vega, de 41 a?os, que ha luchado porque en Espa?a exista un porno alternativo. ¡°No me baso en estad¨ªsticas para producir porno, sino que procuro hacer algo de autor, creativo y con valores¡±, afirma. Vega describe su ¡°porno feminista¡± como pel¨ªculas en donde se tiene en cuenta la igualdad tanto delante como detr¨¢s de la c¨¢mara: ¡°Delante de c¨¢mara deber¨ªa quedar presente que la mujer tiene un papel tambi¨¦n de sujeto y no de objeto¡±.
Su p¨¢gina web alberga decenas de pel¨ªculas de pago. En el apartado del manifiesto, explican que sus valores ¨¦ticos son la diversidad y el feminismo, lo que incluye la aceptaci¨®n de todo tipo de formas corporales, identidades de g¨¦nero, edades (siempre y cuando sean mayores de edad) y etnias. ¡°El placer de todos los artistas importa. Antes del rodaje, los actores eligen qui¨¦nes son sus parejas sexuales, hablan de sus gustos y acuerdan las pr¨¢cticas. Los artistas pueden elegir si quieren usar cond¨®n o no, proporcionando pruebas de ETS actualizadas¡±, reza el texto. Adem¨¢s, se aclara que los pagos son justos y que ¡°cada director o estudio que se presenta tiene licencia o se le paga una comisi¨®n por la venta de su contenido¡±.
Existen otras empresas, como PinkLabel.tv, Hardwerk, Lust Cinema, Pink & White y Wild Galaxies, entre otras, que se dedican a este tipo de producciones. Una suscripci¨®n a PinkLabel tiene un costo de 10 euros al mes. Vega explica que ¡°desde hace unos a?os han surgido plataformas, como las mencionadas, que ayudan a que los productores independientes y los performers puedan autogestionarse y subir su propio contenido¡±.
Sin embargo, este tipo de porno sigue siendo solo una muy peque?a parte de lo que se hace dentro de la industria. Basta con teclear la palabra porno en internet para que, en cuesti¨®n de segundos, se ofrezcan m¨¢s de 5.700 millones de resultados desde los que se puede acceder a portales que ofrecen contenidos de forma gratuita. Hace unos meses, el presidente de Espa?a, Pedro S¨¢nchez, alertaba sobre la situaci¨®n que se vive en el pa¨ªs. ¡°Nos enfrentamos a una aut¨¦ntica epidemia¡±, aseguraba durante el Consejo de Ministros mientras anunciaba la creaci¨®n de un comit¨¦ de expertos para la generaci¨®n de un entorno digital seguro para la juventud y la infancia.
La directora y productora de porno conocida como Paulita Pappel ha conseguido subvenciones del Gobierno de Alemania para producir una pornograf¨ªa que apueste por este tipo de producto m¨¢s diverso. ¡°La subieron de manera gratuita por Internet para que cualquier persona pudiera verlo. Creo que es maravilloso ver que un gobierno es abierto y crea propuestas tan interesantes para el p¨²blico¡±, asegura Vega, orgullosa.
Por su parte, Paulita explica que desde peque?a ha cabalgado el conflicto interior de sentir una fascinaci¨®n muy grande por el porno mientras la sociedad siempre le inculc¨® que es malo porque explota a las mujeres y tiene un car¨¢cter marcadamente mis¨®gino. ¡°M¨¢s adelante, conoc¨ª mujeres feministas que hac¨ªan un porno diferente y que buscaban cambiarlo desde adentro de la industria¡±. Este movimiento empieza surgir en Estados Unidos en los a?os 80.
En este tipo de producciones siempre va por delante el consentimiento y la transparencia a la hora de grabar. ¡°Hacemos porno para mujeres porque hasta ahora se ha definido que el porno es para los hombres¡±, explica, y admite que su aspiraci¨®n es celebrar a trav¨¦s de sus pel¨ªculas la sexualidad, el deseo y la diversidad, no solo para las mujeres sino para todos.
Aunque define lo que hace como porno feminista y ¨¦tico, ha dejado de decirlo porque no quiere seguir reproduciendo la idea de que el porno convencional est¨¢ mal. ¡°Hoy en d¨ªa, la mayor¨ªa del porno est¨¢ grabado por gente que lo vende a plataformas que lo distribuyen¡±, dice. Para ella, el tipo de contenido audiovisual que hace es como cualquier otro g¨¦nero que se puede ver en Netflix.
¡°Llevo los ¨²ltimos 20 a?os haciendo porno e intentando cambiar la manera en que la sociedad lo ve, haciendo propuestas m¨¢s all¨¢ de lo b¨¢sico¡±. Su idea, explica, no se reduce solo a crear una excitaci¨®n sexual, sino que se basa en buscar que sea una experiencia m¨¢s completa, que se cumplan las fantas¨ªas de la gente delante de la c¨¢mara. Antes de cada rodaje, manda un cuestionario a todos los actores para que ellos sean los que escojan qu¨¦ posiciones quieren realizar, sus l¨ªmites y sus preferencias sexuales. ¡°Hay y tiene que haber porno para todos los gustos, no hay que hacer distinci¨®n entre g¨¦neros¡±, reflexiona.
Contra el concepto de porno ¨¦tico
No todo el mundo apoya el progreso del porno. Cada vez se consume m¨¢s pornograf¨ªa y se tienen menos relaciones sexuales en Espa?a, explica el sex¨®logo Alejandro Villena Moya, que desde hace casi una d¨¦cada se dedica a tratar a pacientes con adicci¨®n a la pornograf¨ªa como director cl¨ªnico de la Asociaci¨®n Darle Una Vuelta. Para Villena, no puede existir porno ¨¦tico porque el propio concepto es imposible de desligar de la prostituci¨®n.
Villena es autor del libro POR qu¨¦ NO?: C¨®mo prevenir y ayudar en la adicci¨®n a la pornograf¨ªa (Alienta) y asegura que el consumo de porno es una v¨ªa de escape digital en donde se pierde el deseo por compartir. ¡°Se ha comprobado que cuanto mayor es el consumo de porno, hay m¨¢s casos de disfunci¨®n er¨¦ctil entre los hombres. El cuerpo va desarrollando una preferencia por el porno porque se le da un chute de excitaci¨®n que es tan grande que cuando despu¨¦s se mantiene una relaci¨®n sexual se vuelve aburrido y siente la necesidad de algo m¨¢s¡±.
¡°Aunque est¨¢n intentando salirse del guion, no es saludable¡±, opina Villena sobre las directoras de porno ¨¦tico. No es el ¨²nico acad¨¦mico que cuestiona el concepto. El estudio ?Pero qu¨¦ pasa con la pornograf¨ªa feminista?: examinando el trabajo de Trist¨¢n Taormino de la Universidad de Dayton concluy¨® que no hay efectos saludables en la vida sexual y relacional de sus consumidores. ¡°La intenci¨®n es buena, pero eso no justifica que al final ellas se est¨¦n lucrando de una industria que no est¨¢ regulada y donde se sabe que las mujeres son abusadas, hay explotaci¨®n a menores y hay un riesgo muy alto de adicci¨®n¡±, recuerda Villena, que afirma que no hay que poner el foco en mejorar la pornograf¨ªa para mujeres, sino en mejorar la educaci¨®n sexual de la sociedad.
En esto coincide Vega: ¡°Ojal¨¢ se potenciase la educaci¨®n sexual en las escuelas para que, entre otras cosas, las personas sepan c¨®mo consumir este tipo de contenidos y disfrutarlos igual que hacen el resto de personas sin tener que caer en una adicci¨®n¡±.
Para el sex¨®logo Iv¨¢n Rotella, miembro de la Sociedad estatal de profesionales de la sexolog¨ªa, no existe el porno para mujeres porque estas no tienen un deseo distinto del de los hombres: ¡°En todo caso deber¨ªa llamarse porno ¨¦tico¡±.
Rotella advierte de que cada vez m¨¢s los hombres construyen su imaginario er¨®tico a trav¨¦s del porno, y es ah¨ª donde reciben la educaci¨®n sexual que no se les da en el colegio o en su casa. ¡°Lo veo en mi instituto cuando les pregunto y creen que las relaciones sexuales funcionan como en el porno, donde las mujeres no se ven reflejadas. El porno convencional est¨¢ hecho para que todo gire en torno a los genitales, el placer del hombre y el pene¡±. En Espa?a, uno de cada cuatro j¨®venes de menos de 12 a?os y casi la mitad de los menores de 15 a?os han tenido o tiene acceso a pornograf¨ªa y lo consume, seg¨²n datos de Safe The Children. Mientras todos estos j¨®venes se educan con ¨¦l, la propia industria pornogr¨¢fica reflexiona acerca de lo que quiere ser.