Ciberfeministas: as¨ª transforman las nuevas generaciones el activismo digital
Una cantera de pensadoras y activistas est¨¢ transformando el debate en la red. Interseccionalidad, salud mental, cultura y memes para debilitar al patriarcado.
Feminismo y tecnolog¨ªa. M¨¢s que un idilio, lo suyo durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas ha sido un rollo poliamoroso con m¨²ltiples caras. Cuando en 1985 Donna Haraway public¨® su Manifiesto para Cyborgs y vislumbr¨® una tecnoutop¨ªa que liberar¨ªa a las mujeres de las cadenas del g¨¦nero, del cuerpo y de la identidad, las protagonistas de este reportaje o bien no hab¨ªan nacido a¨²n o apenas gateaban.
En 30 a?os todo ha cambiado. Abandonamos el l¨¦xico de la ¡®cibercultura¡¯ ¨Cque denotaba m¨¢s un proyecto futurista que una realidad tangible¨C para abrazar la pr¨¢ctica ¡®cultura digital¡¯. Tambi¨¦n...
Feminismo y tecnolog¨ªa. M¨¢s que un idilio, lo suyo durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas ha sido un rollo poliamoroso con m¨²ltiples caras. Cuando en 1985 Donna Haraway public¨® su Manifiesto para Cyborgs y vislumbr¨® una tecnoutop¨ªa que liberar¨ªa a las mujeres de las cadenas del g¨¦nero, del cuerpo y de la identidad, las protagonistas de este reportaje o bien no hab¨ªan nacido a¨²n o apenas gateaban.
En 30 a?os todo ha cambiado. Abandonamos el l¨¦xico de la ¡®cibercultura¡¯ ¨Cque denotaba m¨¢s un proyecto futurista que una realidad tangible¨C para abrazar la pr¨¢ctica ¡®cultura digital¡¯. Tambi¨¦n desterramos el ideal est¨¦tico de las hero¨ªnas ciberpunk. En 2020 las activistas de la red no tienen por qu¨¦ lucir ni como la rapada LUH3417 de la distop¨ªa de George Lucas THX 1138 ni vestirse de cuero y llevar las microgafas de la eterna Trinity de Matrix. Aparentemente, en nuestro presente ni el amor es el m¨¢ximo crimen en una sociedad optimizada ni vivimos bajo el yugo de granjas de humanos produciendo energ¨ªa e informaci¨®n como dicen todas esas pel¨ªculas, ?verdad? Lo cierto es que no hay patr¨®n ni modelo a seguir en esto de ser mujer y luchar por la igualdad de g¨¦nero desde la red. Bien lo sabe esta nueva cantera de pensadoras y activistas que bajo el amplio paraguas de lo digital conviven en m¨²ltiples y diversas esferas. Ya sea desde podcasts, cuentas de Instagram, revistas digitales, memes o tuits combativos. Todas, a su manera, moldean el debate en la red. Las hay que conocen la teor¨ªa de Donna Haraway y su mujer c¨ªborg, las que han bebido de aquellas tramas conflictivas entre hackers e inteligencias artificiales que plante¨® el ciberpunk y hasta las que han le¨ªdo o se han interesado sobre el xenofeminismo, la ¨²ltima teor¨ªa ciberfeminista que apuesta por acelerar todos los procesos de producci¨®n de forma extrema y desconfiar de la ecolog¨ªa para as¨ª colapsar al capitalismo. Pero tambi¨¦n est¨¢n las que, simplemente, no tienen ese bagaje y buscan puntos comunes y de acci¨®n pr¨¢ctica divulgativa por la igualdad porque la red, desde siempre, ha sido su espacio de comunicaci¨®n vital.
?Estamos lejos de la figura infeliz del intelectual aislado?, cuentan la gestora cultural Laura Tabar¨¦s (Le¨®n, 1991) y la fil¨®sofa e investigadora Elena Castro C¨®rdoba (Madrid, 1993). Juntas crearon y forman parte de Ontolog¨ªas Feministas (OF), el colectivo que naci¨® la primavera pasada para contraprogramar a las instituciones acad¨¦micas que no prestan atenci¨®n al feminismo, las cuotas y la paridad. OF ha pasado de sacar los colores a las instituciones a autogestionarse para una pedagog¨ªa feminista pr¨¢ctica, adaptada a la est¨¦tica y lenguaje digital de los j¨®venes. Bajo el lema ?Divina y precaria juventud? promueven talleres de autodefensa digital como Strolling you down, impartido en 2019 en la Barcelona Smart City Week y donde proporcionaron herramientas ¨²tiles y planes de acci¨®n concretos para reconocer a los abusadores y acosadores y defenderse de ellos en el mundo digital (y fuera de ¨¦l). En marzo estar¨¢n en Madrid con Me gustas pixelad_, en La Casa Encendida. All¨ª ahondar¨¢n en ?la posibilidad de intervenir en lo digital como espacio de construcci¨®n de emocionalidad m¨¢s all¨¢ de la violencia?.
La tecnolog¨ªa, seg¨²n defienden, ?no es mala de por s¨ª?. Lo importante es c¨®mo usarla para ocupar espacios. ?Mientras m¨¢s memeras feministas haya, m¨¢s memes feministas habr¨¢, y a su vez esto llamar¨¢ a m¨¢s feministas que est¨¢n dudando si pasar a la acci¨®n e inundar Internet?, defienden, e incluso se postulan hacia las instituciones: ?Nos encantar¨ªa poder ser las din¨¢micas asesoras mil¨¦nicas y memeras del Ministerio de Igualdad?. Tabar¨¦s sabe lo que vale un buen meme. Marcada por el ?No hay chicas en Internet? que populariz¨® el foro 4chan en los inicios de esa manosfera que ha derivado en la t¨®xica cultura incel ¨Chombres c¨¦libes de forma involuntaria que culpan a las mujeres de su falta de sexo¨C, cre¨® @lapicarajustina, donde conjuga visualmente el feminismo, la violencia de g¨¦nero y la precariedad. Esta leonesa afincada en Madrid defiende el uso pedag¨®gico de Instagram para llegar a audiencias j¨®venes y alejarse del elitismo del mundo acad¨¦mico y te¨®rico. ?M¨¢s de la mitad de mi p¨²blico tiene entre 18 y 25 a?os. Es importante que descubramos juntas la potencia del humor y el activismo digitales. Los discursos muy intelectuales son distantes y aislados?, enfatiza. Sus creaciones mezclan la est¨¦tica de WordArt y de banco de im¨¢genes para transmitir mensajes ir¨®nicos y humor¨ªsticos, pero tambi¨¦n cargados de elocuencia simb¨®lica: ?Mi hobby es perrear en mi habitaci¨®n donde solo me siento acosada por la burbuja del alquiler? o ?Los que se pelean se desean, o como dice mi psic¨®loga: disonancia cognitiva?, ilustran algunos de sus memes.
Quien tambi¨¦n ofrece estrategias para sobrevivir a la violencia, el malestar o la epidemia de ansiedad desde lo virtual es la psic¨®loga Jara A. P¨¦rez (Madrid, 1984), que por casualidades del destino se vio volcada a trabajarse lo digital al enamorarse e irse a vivir a un cortijo a Almer¨ªa. Desprovista de la posibilidad de montar una consulta f¨ªsica para sus pacientes, mont¨® Therapy Web, donde pasa consulta a trav¨¦s de Skype. Tambi¨¦n escribe columnas sobre salud mental y feminismo desde el portal de Vice y gestiona @en_el_fango, una cuenta de Instagram y rinc¨®n confesional en el que, desde hace un a?o, sus participantes se re¨²nen para hablar sobre sus experiencias de abusos, fatiga y malestar, para darse ¨¢nimos y apoyarse frente a la sensaci¨®n de insuficiencia o ansiedad que genera el mundo contempor¨¢neo asfixiado por la aceleraci¨®n social y laboral.
P¨¦rez asegura que relacionarse en las plataformas digitales sirve como parapeto emocional. ?Con el tema de la salud mental es muy importante tener una pantalla en medio que te proteja. Tambi¨¦n te ayuda a gestionar o moderar comunidades en la que se genera un respeto brutal. Aqu¨ª hay apoyo, hay v¨®mitos de ese fango que nos hunde, pero siempre desde la comprensi¨®n y empat¨ªa?. Su activismo es una respuesta a las carencias y ceguera institucional a la hora de ofrecer recursos a las mujeres para protegerse del acoso en redes y gestionar el malestar emocional derivado, en parte, de nuestra identidad digital. ?Trabajamos desde el activismo lo que no se trabaja desde lo p¨²blico y trabajamos por la cara en muchos casos. Hay veces que conseguimos monetizarlo, pero en realidad estamos haciendo un trabajo que no cubren las administraciones. Es muy bonito, s¨ª, pero es un trabajo que se deber¨ªa pagar?, remarca.
Lo mismo siente la consultora de comunicaci¨®n Miriam Hatibi (Barcelona, 1993). Integrante de la comunidad musulmana, Hatibi escribe de feminismo, racismo e islamofobia en medios digitales y tira del sentido del humor en sus redes con hilos pedag¨®gicos para poner perspectiva al racismo. Para ella todo responde a un proceso natural. ?Mi generaci¨®n entr¨® a la lucha a trav¨¦s de Internet. Yo recuerdo estar en mi casa de Bellpuig tuiteando sobre la brutalidad de la violencia policial en Ferguson y compartiendo esa indignaci¨®n con mucha m¨¢s gente desde un pueblo de Lleida, es parte de mi vida?, cuenta. Que su activismo no sea su sustento principal le ha protegido de los trolls reaccionarios que la acusan de buscar subvenciones. ?Tener un empleo a tiempo completo me va fenomenal porque cuando alguien dice: ¡®Mira la activista buscando su subvenci¨®n¡¯, yo siempre alego que tengo un trabajo del que puedo vivir?.
?Se sienten las ciberactivistas de 2020 como tal? No todas. ?Yo misma he dudado sobre si yo lo era y qu¨¦ implicaciones ten¨ªa. Si bastaba, por ejemplo, con ser una feminista con wifi y contarlo a trav¨¦s de las redes sociales. Si es eso, supongo que lo soy?, apunta la periodista y autora Anna Pacheco. Junto a Andrea Gumes, Pacheco conduce el podcast llamado Ciberlocutorio en Radio Primavera Sound bajo la premisa de que ?todas las cosas m¨¢s importantes del mundo est¨¢n en Internet?. All¨ª recogen el latir emocional de la red (?tuits, beefs o calentones virtuales?) con mucha perspectiva de g¨¦nero, clase y raza. Tanto Pacheco como la tambi¨¦n comunicadora Berta G¨®mez Santo Tom¨¢s (Madrid, 1993) se posicionan en un nuevo escenario p¨²blico-privado donde se usan las redes para una alianza feminista. La madrile?a, junto a Anabel Alc¨¢zar, ha fundado la revista digital feminista La Fronde, en la que se reivindica el herstory cultural femenino con entrevistas y perspectiva literaria.
El salto generacional es evidente. Ellas han naturalizado un feminismo antirracista, integrador y anticapitalista. Poco poso queda de la ¨¦pica de la #Girlboss, la jefaza millonaria al instante a lo Sophia Amoruso o del feminismo (blanco) corporativo con lideresas a lo Sheryl Sandberg, la n¨²mero dos de Facebook que public¨® el manifiesto para directivas Vayamos adelante (Penguin, 2013). Todas rechazan este feminismo que prioriza el ¨¦xito personal por encima del bien com¨²n: ?Sin raza y sin clase no se entiende nada. Creo que hemos rechazado esta idea de empoderamiento femenino porque al final de qu¨¦ sirve ser jefa del Banco Santander si despu¨¦s no vas a producir ning¨²n cambio y no vas a incluir m¨¢s mujeres, ?de qu¨¦ sirve si adoptas todos los roles masculinos??, sentencia G¨®mez Santo Tom¨¢s.
La ensayista Remedios Zafra resume en Ciberfeminismo (Holobionte, 2019) este latir generacional, este engranaje que une al capitalismo y al patriarcado y que se ha reforzado ?con una maquinaria que reitera formas de poder e imaginario en ciencia y tecnolog¨ªa?. Una evoluci¨®n que sigue oprimiendo a las de siempre: a ?quienes tienen m¨¢s que perder con la agenda tecnoliberal: ni?as, mujeres, pobres y queer?. Algunas tendr¨¢n distintas visiones, pero siempre ser¨¢n las mismas perjudicadas.
En esta producci¨®n:
Estilista: Paula Delgado
Maquillaje y Peluquer¨ªa: Maida Cardemil
Asistentes de maquillaje y peluquer¨ªa: Bel Dom¨ªngez y Anna Segura para M?n ICON Team
Asistente de fotograf¨ªa: Jordi Fern¨¢ndez Torres
Asistente de estilismo: Pili Macridachis