?Tu marido deber¨ªa ser siempre lo primero?: el resurgir del ama de casa sumisa y abnegada que se gesta en Internet
Las #tradwives han decidido dejar sus empleos para dedicarse de pleno al trabajo dom¨¦stico y defienden que su felicidad pasa por el servilismo a sus maridos e hijos. En algunos casos, relacionan sus discursos con el supremacismo blanco y masculino de la extrema derecha.

?Amas de casa de nuestra generaci¨®n que est¨¢n felices de someterse, cuidar su hogar y malcriar a su esposo como si fuera 1959?. As¨ª define el prop¨®sito de las #tradwives Alena Kate Pettitt,?fundadora de la plataforma online The Darling Academy, que defiende y promueve este estilo de vida basado en el rol de la esposa tradicional. Alena se ha convertido en una de las caras m¨¢s medi¨¢ticas de este movimiento que se gesta en Internet y se manifiesta en la vida real. En las ¨²ltimas semanas, ha recorrido plat¨®s y ha protagonizado reportajes para la prensa brit¨¢nica contando por qu¨¦ cambi¨® su trabajo como asistente de marketing?por el trabajo dom¨¦stico a tiempo completo. Reivindicando la satisfacci¨®n de tener un pastel reci¨¦n horneado con el que ?desestresar? y ?sorprender? a su marido cuando llega a casa y defendiendo una autonom¨ªa que, seg¨²n explica, consiste en usar como ella quiera la asignaci¨®n mensual que ¨¦l le entrega para comprar comida y sus gastos propios. ¡°Soy la CEO de mi propia empresa, la persona al cargo de la casa¡±, dice en su canal de YouTube, a pesar de que, como reconoc¨ªa en This Morning frente a los presentadores Holly Willoughby y Phillip Schofield, no comprar¨ªa un sof¨¢ nuevo sin consultar a su marido.
Inspirado en el modelo del ama de casa estadounidense de los a?os cincuenta y sesenta, al que sociedad y publicidad enviaban el mensaje de que la felicidad de la mujer responde al ideal de feminidad y dedicaci¨®n exclusiva al ¨¢mbito dom¨¦stico y de los cuidados, el movimiento se expande en Internet bajo grupos de Facebook con nombres como Mujeres de Valores Tradicionales y etiquetas como #tradlife, #tradwife o #vintagehousewife. El libro Fascinating Womanhood (1963), de Helen Andelin, se ha convertido en una especie de biblia y sus consejos matrimoniales inspiran el contenido de los talleres sobre feminidad y estilo de vida tradicional que proliferan en sus c¨ªrculos. Este, curiosamente, fue publicado el mismo a?o que La m¨ªstica de la feminidad de Betty Friedan, donde la psic¨®loga feminista expone lo contrario: c¨®mo esa opresi¨®n a la mujer, alienada en lo dom¨¦stico y privada del acceso al trabajo fuera de casa que hab¨ªa experimentado durante los a?os posteriores a la Segunda Guerra Mundial, estaba causando en muchas de ellas problemas de depresi¨®n y esa sensaci¨®n continua de insatisfacci¨®n vital.
Continuando el legado de su madre, Dixie Andelin Forsyth, ha relanzado el libro Fascinating Womanhood for the Timeless Woman (2018) e imparte talleres de feminidad en los que, seg¨²n recog¨ªa Stylist, se habr¨ªan inscrito m¨¢s de 100.000 mujeres de todo el mundo. Entre el temario de las clases se incluyen, por ejemplo, ?instrucciones para no vestirse con ropa desali?ada como de comer pizza de modo que no pueda considerarse lesbiana? y ?c¨®mo comportarse para atraer y retener a un hombre?. En el documental Trad Wives (2019), que narra la historia de Jennifer, una estadounidense de Chicago que se define como ?coach de feminidad? y declarada fan de las Andelin (madre e hija) ¨Cse desplaza a Springfield para la presentaci¨®n del libro¨C se recogen algunos de estos encuentros en los que las #tradwives se quejan de que ?la masculinidad de los hombres no se valora como se valoraba antes? o ?los pantalones de hombre ya no son masculinos, sino pitillos estrechos y femeninos?. Su apariencia y la de sus casas tambi¨¦n est¨¢n impregnadas de esa est¨¦tica vintage acorde a los valores de castidad y feminidad que promueven: ganchillo, rosas, lazos y nada de escotes.
Las autodenominadas tradwives est¨¢n presentes principalmente en el Reino Unido y Estados Unidos, donde se origin¨® el movimiento. Y tambi¨¦n en Jap¨®n, Alemania o Brasil. Desde Inglaterra, con la conversaci¨®n muy presente en las ¨²ltimas semanas, algunas de estas mujeres han compartido con medios como Refinery 29 o la BBC su malestar por las cr¨ªticas suscitadas por su estilo de vida. Alena Kate Pettit, por ejemplo, se escuda en la ?elecci¨®n? de ser una ama de casa tradicional y reivindica su derecho a querer trabajar en casa, argumentando que tomar esta determinaci¨®n de una manera consciente deber¨ªa considerarse como un acto feminista. Pero como ironiza Hadley Freeman desde The Guardian, cuando Pettit tuitea y escribe posts con t¨ªtulos como ¡®tu marido deber¨ªa ser siempre lo primero si quieres un matrimonio feliz¡¯, ?parece cuestionable? esa etiqueta feminista.
Para muchas mujeres, quedarse trabajando en casa no es una elecci¨®n. El feminismo pide visibilizar y reconocer el trabajo dom¨¦stico y los cuidados de ni?os y personas dependientes que han reca¨ªdo tradicionalmente en la mujer, reclamando que estos se liberen de la etiqueta de g¨¦nero y se afronten desde la corresponsabilidad en el ¨¢mbito dom¨¦stico y con la ayuda del Estado. En el caso de las tradwives, como s¨ª reconoce la fundadora de The Darling Academy, poder dedicarse a ello en exclusiva es una clara cuesti¨®n de privilegios. ?Por mucho que las tradwives piensen que est¨¢n siendo renegadas rebeldes por no trabajar [fuera de casa], su rebeli¨®n se basa en que su esposo gana lo suficiente para mantener a toda una familia?, escribe Freeman.
Mientras en Inglaterra el movimiento rechaza los avances sociales de una forma m¨¢s templada, apelando al esp¨ªritu de lo tradicionalmente brit¨¢nico, en Estados Unidos el origen de estas comunidades est¨¢ m¨¢s ligado a los movimientos supremacistas blancos y masculinos de la alt-right. Con un actitud abiertamente reaccionaria y antifeminista. Annie Kelly, investigadora del impacto de las culturas digitales antifeministas y de ultraderecha, analizaba este fen¨®meno en Las esposas del supremacismo blanco, publicado en The New York Times. En su art¨ªculo, Kelly cuenta c¨®mo parad¨®jicamente estas comunidades compartieron con entusiasmo los titulares de denuncia del #MeToo escud¨¢ndose en su valor como ?supuesta prueba de que la liberaci¨®n sexual hab¨ªa hecho la vida inaceptablemente peligrosa para las mujeres?. Y?recoge?tambi¨¦n el caso de Wife With a Purpose, la bloguera Ayla Stewart, que se hizo famosa al lanzar el White Baby Challenge (el reto del beb¨¦ blanco), instando a sus seguidores a procrear a causa de las bajas tasas de natalidad en Occidente. ¡°?He hecho seis! ?Alc¨¢nzame o mach¨¢came!¡±, arengaba.
¡°La forma aparentemente anacr¨®nica en que se visten no es casual. La est¨¦tica deliberadamente hiperfemenina se construye precisamente para enmascarar el autoritarismo de su ideolog¨ªa?, escribe la investigadora Annie Kelly.??No hay nada particularmente nuevo sobre este mensaje dentro de la extrema derecha. Y las tradwives todav¨ªa constituyen una subcultura digital de nicho. Pero hay un mercado claro para su mensaje: las cuentas de tradwives m¨¢s grandes generalmente alcanzan a unos 10.000 suscriptores de YouTube en solo un a?o, pero sus hom¨®logos masculinos de la derecha alternativa tienen 10 veces m¨¢s seguidores?.
El surgimiento de este movimiento se explicar¨ªa dentro de la situaci¨®n de incertidumbre econ¨®mica y pol¨ªtica y la creciente insatisfacci¨®n con la vida moderna, seg¨²n apunta Kelly. ¡°No debemos subestimar c¨®mo algunas mujeres blancas j¨®venes, cuando se enfrentan a este panorama econ¨®mico sombr¨ªo y luego se les presenta una imagen rosada de la felicidad dom¨¦stica de los a?os cincuenta, pueden mirar hacia atr¨¢s¡±. Desde Stylist, la psic¨®loga social Sandra Wheatley hace una reflexi¨®n parecida:??Solo recordamos las cosas buenas del pasado, como las c¨¢lidas cocinas y los abrazos de la abuela. Es f¨¢cil pensar que volver al delantal de la abuela es la cura para todos nuestros problemas¡±.
Dixie Andelin Forsyth, por su parte, argumenta a la misma publicaci¨®n?que este resurgir de la esposa tradicional sumisa y abnegada, que en su caso se ha traducido en un aumento de ventas del libro de su madre (Fascinatign Womanhood), tiene que ver con que ?las mujeres en el Reino Unido y en otros lugares han tenido suficiente feminismo (¡) Les damos las gracias a las feministas por los pantalones, pero vemos la vida de una manera diferente?. A lo que las usuarias feministas responden: ?No solo los pantalones, querida. La cuenta bancaria a tu nombre, tu derecho al voto y la prohibici¨®n de que tu marido te viole y golpee. Por nombrar algunas cosas?.
" ¡°We say to feminists: thanks for the trousers, but we see life a different way.¡±
— Dr. Ann Olivarius (@AnnOlivarius) October 23, 2019
Not just the trousers, dear.
The bank account in your own name, your voting rights and outlawing your husband raping and beating you. To name just a few things. #Tradwife https://t.co/LnhQ7TiA0Z
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