La pesadilla de impedir el aborto a las mujeres es el mejor fotolibro del a?o
?No merece la pena que Pablo Casado lea mi libro. Esto es para gente capaz de empatizar?. La barcelonesa Laia Abril gana el prestigioso Aperture con ¡®On Abortion¡¯, el proyecto donde explora a nivel global las trabas legales y sociales a los derechos reproductivos.
Arrancarse un diente de cuajo sin anestesia, tragarse el huevo de un cuervo o cruzarse la sangre menstrual con otra mujer. El tab¨² y la superstici¨®n suelen ir cogidos de la mano. Si hablamos sobre m¨¦todos efectivos para abortar sin asistencia m¨¦dica, la ignorancia premeditada sobre c¨®mo interrumpir el embarazo ha alimentado una cultura de mujeres condenadas a la clandestinidad, pero dispuestas a aferrarse a cualquier fantas¨ªa o salida por disparatada que suene. Hace dos mil a?os, autores como Plinio El Viejo ¡®recetaban¡¯ la mordedura de un perro para abortar so...
Arrancarse un diente de cuajo sin anestesia, tragarse el huevo de un cuervo o cruzarse la sangre menstrual con otra mujer. El tab¨² y la superstici¨®n suelen ir cogidos de la mano. Si hablamos sobre m¨¦todos efectivos para abortar sin asistencia m¨¦dica, la ignorancia premeditada sobre c¨®mo interrumpir el embarazo ha alimentado una cultura de mujeres condenadas a la clandestinidad, pero dispuestas a aferrarse a cualquier fantas¨ªa o salida por disparatada que suene. Hace dos mil a?os, autores como Plinio El Viejo ¡®recetaban¡¯ la mordedura de un perro para abortar sola en casa; a principios del siglo XX las jud¨ªas del Lower East Side aconsejaban, en voz baja y a espaldas de sus maridos, escaldarse la vulva en ba?eras con agua hirviendo; a mediados de los 60, conocidas presentadoras de televisi¨®n rumanas se rajaban el ¨²tero con perchas sobre mesas camilla por la prohibici¨®n de Ceaucescu; en agosto de este a?o, una mujer de 34 a?os falleci¨® en Argentina por las complicaciones de intentar abortar con perejil. Cada a?o, en todo el mundo, mueren 47.000 mujeres por abortos inseguros. ?La cosa estuvo mal antes, lo est¨¢ ahora y lo estar¨¢ en el futuro. Lo importante es no dar nada por sentado?, alerta la fot¨®grafa Laia Abril (1986). La barcelonesa sabe de lo que habla, acaba de hacerse con el premio Paris-Photo Aperture como mejor fotolibro del a?o por On Abortion (Dewi Lewis, 2018), un inc¨®modo proyecto e investigaci¨®n sobre las consecuencias de no poder acceder al aborto en el mundo hoy en d¨ªa y que promete ser el fen¨®meno del a?o en su g¨¦nero: tambi¨¦n es uno de los cuatro finalistas al prestigioso premio de la Deutsche B?rse que se librar¨¢ en 2019, as¨ª como al de Recontres-Arles Photo Text Book Award o al Kassel Photobook award.
On Abortion?¨C que tambi¨¦n fue una exposici¨®n premiada en Arles en 2016 y por la que consigui¨®? la Fotopress grant para exponer una parte de la muestra en los CaixaForum de Barcelona y Madrid¨Cnace en consecuencia de aquel ?Women who have abortions should suffer some sort of punishment? (las mujeres que abortan deber¨ªan ser castigadas?) que dijo Trump en precampa?a electoral en 2016. No era el proyecto en el que se quer¨ªa adentrar tras cerrar sus tres (laureados) cap¨ªtulos sobre los trastornos alimentarios,?pero fue escuchar aquella frase y el mecanismo para que ¨¦ste fuese el primer cap¨ªtulo de la History of Misoginy?(Historia de la Misoginia) que prepara se puso en marcha: ?Me lo vi llegar. Habl¨¦ con expertos y estaba claro,?cuando la pol¨ªtica se polariza se vuelve m¨¢s conservadora y la derecha sube. Quien sufre estas consecuencias son las personas m¨¢s vulnerables y en este caso es la mujer?, aclara.
Abril centr¨® su libro en confrontar pasado y presente con testimonios de mujeres de distintos pa¨ªses para probar que nos enfrentamos a una cuesti¨®n ?pendular? en la que las mujeres, ¨²ltimas en este eslab¨®n de privilegio, econom¨ªa y poder, siempre pierden. Pierden porque pese a tener una legislaci¨®n que supuestamente las ampara o es m¨¢s permisiva con el aborto, como pasa en EEUU o Italia, se topan con sociedades que las condenan y estigmatizan al silencio. ?Al principio pens¨¦ que el acceso se centraba espec¨ªficamente en la ley, pero el acceso tambi¨¦n es c¨®mo de dif¨ªcil es de llegar a hasta ¨¦l, si hay que pagar, etc. Por ejemplo, en Italia la tasa de objeci¨®n m¨¦dica es elevad¨ªsima, la m¨¢s alta del mundo, y existen regiones en las que incluso se llega al 100%. Eso provoca muertes, cuando por ejemplo en t¨¦rminos legales tiene una ley que es mejor que la espa?ola. Hay much¨ªsimas mujeres italianas que abortan en casa peligrosamente y no van al m¨¦dico porque hay un estigma brutal y viven atemorizadas por el que dir¨¢n?, aclara.
En el libro tambi¨¦n aparecen polacas y salvadore?as, con las leyes m¨¢s draconianas del mundo y donde el aborto es visto como una caza de brujas. ?En El Salvador puedes estar muri¨¦ndote, que no vas a tener acceso de ninguna manera a un aborto. Ahora mismo hay m¨¢s de 17 mujeres en prisi¨®n por haber tenido abortos involuntarios al final de su embarazo y han sido acusadas de homicidio. Se enfrentan a entre 30 y 40 a?os de prisi¨®n?, cuenta.
En las p¨¢ginas de On Abortion conviven testimonios de todo tipo de mujeres. ?Mujeres que tienen que viajar para abortar. Mujeres que no quer¨ªan? interrumpir su embarazo pero que por motivos de salud tienen que hacerlo y a¨²n as¨ª ni pueden. Mujeres que mueren. Mujeres que abortan con pastillas o que se tiran al mercado negro de forma peligros¨ªsima como en Chile, Argentina o Brasil?, rememora. Tras exposiciones y charlas sobre On Abortion?por Irlanda, Brasil o Eslovenia, Abril prepara ya su siguiente cap¨ªtulo, centrado en la Rape Culture o cultura de la violaci¨®n. Tambi¨¦n se plantea una g¨¦nesis centrada en la histeria masiva, un an¨¢lisis ?m¨¢s abstracto y art¨ªstico? sobre por qu¨¦ un grupo de mujeres reacciona de forma hist¨¦rica en momentos determinados. ?Hay muchas teor¨ªas, pero yo uso una social que indica que se trata de un protolenguaje que las mujeres usan para expresar una represi¨®n social.
?Recomendar¨ªa su libro a Pablo Casado ahora que el l¨ªder del PP plantea volver a la ley del aborto del 85, m¨¢s restrictiva que la actual? ?Cuando Pablo Casado dijo aquello, una amiga me escribi¨® y me dijo que le enviara On Abortion. Yo creo que ¨¦l ni siquiera lo leer¨ªa. F¨ªjate que mi exposici¨®n estaba hecha para gente como ¨¦l, p¨²blico que no es consciente de las repercusiones de prohibir o restringir el aborto. Pero este trabajo est¨¢ hecho para gente capaz de empatizar.? Yo puedo entender que a alguien le parezca mal el aborto en s¨ª, pero no entiendo como puede parecerte bien que la gente muera por no tener acceso a ¨¦l. Con Casado, sinceramente, no me merece la pena ni intentarlo?.