La trampa m¨ªstica del uniforme de Mark Zuckerberg en el metaverso
O c¨®mo el estudiado minimalismo en el vestuario de los CEO de las ¡®big tech¡¯ ha moldeado y pervertido el mito del genio.
En pleno esc¨¢ndalo sobre el poder de influencia de Facebook y c¨®mo esa red social ha polarizado nuestras opiniones para mal, su CEO y fundador, Mark Zuckerberg ha hecho la cosa m¨¢s Zuckerberg que se pod¨ªa esperar: anunciar la pretensi¨®n de que vivamos inmersos en un universo paralelo que ¨¦l pueda controlar. El anuncio de Meta, el cambio de nombre en la ra¨ªz de su big tech en la mayor crisis de reputaci¨®n de la compa?¨ªa hasta la fecha, tambi¨¦n fue u...
En pleno esc¨¢ndalo sobre el poder de influencia de Facebook y c¨®mo esa red social ha polarizado nuestras opiniones para mal, su CEO y fundador, Mark Zuckerberg ha hecho la cosa m¨¢s Zuckerberg que se pod¨ªa esperar: anunciar la pretensi¨®n de que vivamos inmersos en un universo paralelo que ¨¦l pueda controlar. El anuncio de Meta, el cambio de nombre en la ra¨ªz de su big tech en la mayor crisis de reputaci¨®n de la compa?¨ªa hasta la fecha, tambi¨¦n fue una presentaci¨®n monogr¨¢fica sobre el metaverso, su mundo virtual al que los usuarios acceder¨ªan mediante dispositivos de realidad virtual aumentada.
?No supero la idea de que el gran negocio sea que puedas llevar lo que quieras y crear la realidad de tus sue?os m¨¢s locos y este sea el atuendo que elijas?, tuite¨® la siempre afilada periodista Rachel Syme al comprobar que el avatar de Zuckerberg vest¨ªa de la misma forma sencilla, minimalista y sin esfuerzo con la que viste en la vida real: un jersey negro, pantal¨®n del mismo color y deportivas blancas. Un estilo marca de la casa en la m¨ªstica que rodea al imaginario de aquel chaval que, en calcetines, sudadera universitaria y chanclas, mont¨® una red social con el ¨²nico objetivo de puntuar el atractivo de las chicas de su facultad que no le invitaban a fiestas y no se dignaban a hablar con ¨¦l.
Pasa con Mark Zuckerberg, con los ac¨®litos de Marie Kondo y con todos los que se han subido a la noria de la cultura del?menos es m¨¢s, una regla no escrita que impera desde los 90 en el olimpo de?los gur¨²s del dise?o tecnol¨®gico llamado a cambiar la humanidad: creer que la ropa llamativa (o imaginativa) no aporta, no suma o?no rinde?sobre nuestros cuerpos. Es m¨¢s, resta credibilidad.
Desde hace un par de d¨¦cadas, y desde que?se ha interrelacionado cierto esp¨ªritu de antimoda con ese imaginario del progreso asociado al?biohacking corporal de los CEOs de Silicon Valley, se ha asumido socialmente que vestir de forma funcional, con jers¨¦is y pantalones anodinos en tonos oscuros o colores tierra, nos har¨¢ parecer m¨¢s listos porque demostraremos al mundo que somos m¨¢s pr¨¢cticos y eficientes. Que si uno pasa de colores chillones, o de los estampados en general, si nos ponemos un jersey de cuello alto negro como el outfit que populariz¨® Steve Jobs, seremos ¡®frugales¡¯, estaremos optimizados y mejorados, seremos personas m¨¢s listas y centradas. Que si nos esforzamos en demostrar que no malgastamos?el tiempo pensando qu¨¦ vamos a ponernos por las ma?anas nos rentar¨¢ m¨¢s porque estaremos m¨¢s cerca de esa m¨ªstica de los genios de nuestro tiempo, de los titanes dispuestos a moldear el futuro de la humanidad.
?Viste para estar siempre alerta?
?No har¨¦ mi trabajo si gasto parte de mi energ¨ªa en cosas tontas o fr¨ªvolas de mi vida?, dijo Zuckerberg en 2012, cuando ense?¨® c¨®mo guardaba 20 camisetas exactamente iguales en un caj¨®n en los cuarteles de Facebook.? Casi una d¨¦cada despu¨¦s, en Silicon Valley, los trabajadores de la nueva econom¨ªa digital, los tech bros, han hecho suya esa filosof¨ªa de vestirse para el rendimiento personal, abrazando el minimalismo eficiente en verano y el gorpcore?en invierno, el estilo que lleva la ropa t¨¦cnica del?trekking a las start up. Vestirse como si fueses a subir el Everest, pero para pasarte el d¨ªa sentado programando datos: ?Llevaban botas de trabajo australianas, ropa de franela y chalecos deportivos de poli¨¦ster reciclado, beb¨ªan chupitos de bebidas energ¨¦ticas a media tarde y tomaban suplementos de vitamina D por las ma?anas para mantenerse centrados y alerta?, relat¨® sobre esta cultura laboral en Valle Inquietante (Libros del Asteroide, 2021) la periodista Anna Wiener, un crudo an¨¢lisis en el que tambi¨¦n percibi¨® lo intr¨ªnsecamente unida que est¨¢ la m¨ªstica de la ropa con la eficiencia personal.
?La supuesta indiferencia de las ¨¦lites tecnol¨®gicas hacia la moda es un desprecio por los bienes comunes?, escribi¨® Drew Austin sobre la m¨ªstica del uniforme tecnol¨®gico en su ensayo Worn Out, publicado?Realife. ?En lugar de atestiguar una vocaci¨®n superior o un sentido m¨¢s refinado de lo que ¡®importa¡¯, este rechazo hacia la moda tambi¨¦n podr¨ªa verse como un punto ciego, uno que revela un rechazo m¨¢s amplio de los prop¨®sitos a los que sirve la moda m¨¢s all¨¢ de su supuesta frivolidad u ostentaci¨®n?, a?ad¨ªa. Es decir, la forma en que la industria tecnol¨®gica se viste insin¨²a los tipos de condiciones culturales que espera enfrentar o, m¨¢s significativamente, como explica en el texto, las condiciones que espera crear. ?La moda implica un deseo de ver y ser visto al tiempo que afirma la necesidad de generar espacios y ocasiones p¨²blicas. Para el mundo de la tecnolog¨ªa, esas externalidades positivas parecen sospechosamente ineficientes?, sentencia Austin. Para qu¨¦ vas a vestirte de algo que no vas a poder capitalizar.
Del ¡®piensa diferente¡¯ a uniforme de estafadores
?Admiro a Steve Jobs, pero llevo cuello alto desde que ten¨ªa 7 a?os?, contaba Elizabeth Holmes, fundadora de Theranos, en el documental?The Inventor?(HBO). La?estafadora?m¨¢s fascinante de lo que llevamos de siglo, y que ahora, casualmente, se ha abierto a nuevas gamas crom¨¢ticas en su vestuario en su nueva rutina judicial, quiso venderse como una versi¨®n femenina del venerado magnate inform¨¢tico en su uniforme personal para aportar credibilidad a su start up. ?Visto de negro porque va acorde a mi vida de dedicar toda mi energ¨ªa a este trabajo?, contaba a los periodistas cuando le preguntaban por qu¨¦ nunca llevaba otro color, inmersa tambi¨¦n en esa narrativa de desprecio hacia la moda y la imaginaci¨®n. ?Sus jers¨¦is negros de cuello alto no solo prueban que estaba como las maracas, tambi¨¦n c¨®mo de cegados est¨¢bamos por el ¡®piensa diferente¡¯ de la?start up?que ahora todos imitan. Nos deber¨ªa explotar la cabeza ante el hecho de que tanta gente?no se cuestionase sus pr¨¢cticas?porque ella vest¨ªa el mismo jersey que Steve Jobs?,?escribi¨®?Vanessa Friedman al respecto en?The New York Times?tras ver el film.
El uniforme de Steve Jobs se ha convertido, involuntariamente, en una bandera roja para detectar a estafadores. Adem¨¢s de Holmes, el exabogado de Trump,?Michael Cohen, recurri¨®?al cuello alto negro en televisi¨®n?trat¨¢ndose de ganar el perd¨®n del p¨²blico. La actriz Felicity Huffman??fue fotografiada con otro igual?al declarar su culpabilidad en el esc¨¢ndalo de los fraudes universitarios.?Se podr¨ªa decir que Mark Zuckerberg sab¨ªa por qu¨¦ no debe ponerse nunca un jersey de cuello alto negro. Adem¨¢s de romper con su branding personal, ya nadie conf¨ªa ¨¦l. Antes era el camino m¨¢s corto para salir exitoso en las rondas de inversi¨®n; ahora, directamente, te lleva al juzgado.