Pilar Mir¨® denunci¨® en 1981 haber sufrido acoso sexual en TVE
?Hab¨ªa una cosa que me desanimaba mucho y era muy simple: que los se?ores quisieran ligar conmigo permanentemente?. Rescatamos de la hemeroteca el testimonio de una de las mujeres clave en el progreso cultural de nuestro pa¨ªs.
?Hab¨ªa una cosa que me desanimaba mucho y era muy simple: que los se?ores quisieran ligar conmigo permanentemente. Me molestaba y eso me lo hac¨ªa todo m¨¢s complicado y dif¨ªcil. Era muy inc¨®modo, porque llevaba a una serie de malinterpretaciones: pasaban o a no hablarte o a hacerte directamente la guerra, evidentemente¡±. Mucho antes de Harvey Weinstein, del #MeToo o de que Anita Hill llevase al Tribunal Supremo al juez Clarence Thomas para que la gente aprendiese a...
?Hab¨ªa una cosa que me desanimaba mucho y era muy simple: que los se?ores quisieran ligar conmigo permanentemente. Me molestaba y eso me lo hac¨ªa todo m¨¢s complicado y dif¨ªcil. Era muy inc¨®modo, porque llevaba a una serie de malinterpretaciones: pasaban o a no hablarte o a hacerte directamente la guerra, evidentemente¡±. Mucho antes de Harvey Weinstein, del #MeToo o de que Anita Hill llevase al Tribunal Supremo al juez Clarence Thomas para que la gente aprendiese a pronunciar e identificar el acoso sexual, Pilar Mir¨® ya lo denunci¨® p¨²blicamente en TVE en 1981.
La futura directora de RTVE ¨Casumir¨ªa el mando en 1986¨C llevaba desde los a?os 60 trabajando en los estudios de Prado del Rey. Entr¨® como ayudante de redacci¨®n, pas¨® a realizadora (gan¨® la Antena de Oro en 1970) y suyo es el legado progresista del ente p¨²blico con programas como Estudio 1 o Ritmo 70 o en los cap¨ªtulos que dirigi¨® para series como Curro Jim¨¦nez o Los libros. Para cuando aclar¨® a Hermida que con ella ya se hab¨ªan intentado sobrepasar ?permanentemente?, Mir¨® ya hab¨ªa vivido esas ?zancadillas? a las que la pregunta hac¨ªa referencia: durante dos a?os vivi¨® el secuestro y prohibici¨®n de su pel¨ªcula El crimen de Cuenca (1979), con proceso civil y militar incluido. En De Cerca, la realizadora tambi¨¦n tuvo tiempo de dejar a Hermida sin palabras. Tras destacar las insinuaciones no requeridas que tuvo que esquivar seg¨²n acced¨ªa al poder, su respuesta fue m¨¢s que clara frente al ??Y t¨² nunca intentaste ligar para conseguir algo?? entre risas algo condescendientes del presentador: ?No, a m¨ª ese tema me enfurec¨ªa much¨ªsimo, perd¨ªa los papeles. Yo casi siempre que intentaba ligar era porque me gustaba alguien y no prentendiendo nada?.
Es l¨®gico que las declaraciones de Pilar Mir¨® no acaparasen los titulares que hoy s¨ª protagonizan otros relatos sobre agresiones como los de las v¨ªctimas del acoso sist¨¦mico de Weinstein o de Kevin Spacey ¨Cella misma aclara que cuando padeci¨® esas continuas insinuaciones no le parec¨ªan ?ofensivas?¨C. En 1981 el acoso sexual a una mujer no era algo reprobable p¨²blicamente y estaba totalmente normalizado socialmente. La poblaci¨®n ni siquiera sab¨ªa c¨®mo etiquetarlo (el concepto de ?acoso sexual? como tal se expandi¨® socialmente a partir de 1992) y tendr¨ªan que florecer los esc¨¢ndalos de hombres poderosos¨CPolanski, Bill Cosby o Bill O¡¯Reilly¨C varias d¨¦cadas despu¨¦s junto a reivindicaciones feministas en el gremio de la comunicaci¨®n para poder capitalizar un debate que va mucho m¨¢s all¨¢ de lo que algunos tildan de ¡®moda¡¯ de denuncias. Pilar Mir¨®, hace m¨¢s de 30 a?os, voce¨® haberlo sufrido. Su testimonio, rescatado de la hemeroteca, sirve para aclarar que por aquel entonces nadie quer¨ªa escuchar.
Opini¨®n: La deriva machista del ente p¨²blico
Contrasta la actitud de?de la cadena p¨²blica hace m¨¢s de 30 a?os, cuando prestaba atenci¨®n el relato femenino sin cuestionarlo, frente a la de 2017, cuando invita a tertulianos (hombres) a hablar sobre acoso sexual y una de las estrellas del debate es Salvador Sostres. El mismo que en su pasado presumi¨® de querer sodomizar a una ex ministra (?Yo quer¨ªa que fuera por el culo, porque una socialista siempre se ha de vejar, ha siempre de darle escarmiento y al fin y al cabo nosotros somos soldados),?el mismo que empatiz¨® con un asesino que estrangul¨® a su novia embarazada de cinco meses (?es normal que un t¨ªo pierda la cabeza?) y el mismo que perdi¨® su trabajo en Telemadrid cuando se filtr¨® aquello que dijo con el micro abierto y la c¨¢mara encendida: ?Las chicas j¨®venes de 17, 18 o 19 a?os, que es ah¨ª cuando tienen la carne en su punto?, dijo, acompa?ado por la risa socarrona de Uss¨ªa en un descanso del prorama en el que colaboraba. ?Esa tensi¨®n de la carne, esas vaginas que a¨²n no huelen a ¨¢cido ¨²rico, que huelen a santidad y parecen lionesas de crema. No pican, son de primer rasurado?, dijo.
Lo de Sostres no es un hecho aislado. Ah¨ª est¨¢n los fichajes estrella de presentadores que presumen de ser ?machos ib¨¦ricos? a lo Bert¨ªn Osborne. O la incursi¨®n del programa de Javier C¨¢rdenas, un presentador que cree vivir en otra era cuando desnuda a mujeres en prime time con trucos de magia (hechos por hombres, claro) y que ha enarbolado un cruzada personal contra aquellas que denuncian su machismo en antena. Lo del debate sobre acoso sexual en el programa de Carlos Herrera responde a una escalonada deriva mis¨®gina y sexista en la cadena p¨²blica.
A prop¨®sito de esta invasi¨®n mis¨®gina en horario de m¨¢xima audiencia, el periodista Daniel Bernab¨¦ animaba hace unos d¨ªas en un hilo de Twitter a visitar el archivo de TVE para comprobar c¨®mo la televisi¨®n era mucho m¨¢s progresista e inclusiva hace tres d¨¦cadas que en pleno s. XXI. Basta con un par de b¨²squedas r¨¢pidas en la videoteca del ente p¨²blico para refrendar su teor¨ªa.
Si el fin de semana pasado hubo un panel masculino defendiendo en TVE? que las denuncias contra la violencia machista son ?fascistas?, en 1979, en el programa La Clave presentado por Jos¨¦ Luis Balb¨ªn, se invitaba a la feminista y l¨ªder del Frente de Liberaci¨®n de la Mujer, Anabel Gonz¨¢lez Garate, a defender el papel de la libertad reproductiva y el derecho de la mujer a tener ?una maternidad y una sexualidad? libre?. La emblem¨¢tica feminista afirmaba con calma, sin que otros hombres presentes la interrumpiesen y sin encuestas planteadas por el propio presentador sobre ?si las mujeres mienten mejor que los hombres? (como es el caso de Carlos Herrera hace un par de programas) sobre la necesidad de sacar al Estado de las decisiones reproductivas de las mujeres o a reclamar una mayor presencia femenina en los debates televisados.
Si este a?o TVE ha sucumbido a las quejas de la conferencia Episcopal, pidiendo disculpas por la emisi¨®n de la gala Drag Queen de Las Palmas; en 1983 se escuchaba con atenci¨®n?en el plat¨® de La Clave a Kate Millett ¨Cla activista feminista m¨¢s trascendental de los 70¨C. La autora de Pol¨ªtica Sexual aplaud¨ªa entonces a la cadena espa?ola por el ?hito? de poder dialogar en antena sobre lesbianismo o la transexualidad en horario de m¨¢xima audiencia. ?Existe una mera falta de discusi¨®n sobre estos temas?, dijo tras corregir a Balb¨ªn y aclararle su bisexualidad. ?Hay m¨¢s gays de lo que la gente piensa. Existe un estado policial sobre la sexualidad?, defendi¨® la activista frente a millones de espa?oles que asist¨ªan a su primer debate televisado sobre este ¨¢mbito. Tres d¨¦cadas despu¨¦s, los hijos de aquellos televidentes pueden ver misas hom¨®fobas pero no carnavales drag en su web y presencian paneles de hombres defendiendo en prime time que la ley que ampara a mujeres maltratadas es ?fascismo?. Exceptuando al inesperado discurso inclusivo y diverso de la nueva generaci¨®n de Operaci¨®n Triunfo, el hito de Millett, posiblemente, no era esto.