Muere Kate Millett, la revolucionaria sexual
Public¨® 'Pol¨ªtica Sexual' en 1970, texto que se convirti¨® en un mapa para entender el feminismo que todav¨ªa sigue vigente
A veces, aquellos que sientan bases sobre las que despu¨¦s se remueve el mundo, tienen tiempo de verificar si lo hicieron bien, mal, regular o, incluso, de maldecir por llevar raz¨®n medio siglo despu¨¦s. Kate Millett tuvo ese tiempo. La escritora y activista feminista muri¨® el pasado 6 de septiembre en Par¨ªs, a punto de cumplir los 83 y rodeada por un panorama que reafirma en gran parte la vigencia de aquel discurso que comenz¨® en 1969; aquel a?o ley¨® su tesis doctoral en la Universidad de Oxford y unos cuantos meses despu¨¦s la convert¨ªa en Pol¨ªtica Sexual (Doubleday, 1970), uno de los libros imperdibles para entender el feminismo de la segunda ola, el llamado radical, defensor de la teor¨ªa de que cualquier desigualdad social tiene en su origen la dominaci¨®n del hombre sobre la mujer.
Millett fue infinidad de cosas en aquel Estados Unidos en el que la izquierda empezaba a chisporrotear y las mujeres, en bloque, marchaban envueltas en pancartas reclamando la propiedad de su propio cuerpo, el aborto, la atenci¨®n a la infancia, el papel de las mujeres en la familia, en sus puestos de trabajo... Fue la primera en perge?ar y leer una tesis doctoral sobre g¨¦nero, posgraduada en Oxford y Columbia; escultora, cineasta, bipolar y panfletaria; miembro de la Organizaci¨®n Nacional de Mujeres y durante un tiempo tambi¨¦n del grupo New York Radical Women; madre de Women's Art Colony Farm, una comunidad de mujeres relacionadas con el mundo de la literatura y el arte en un peque?o pueblo del condado de Dutchess (Nueva York); profesora de ingl¨¦s en Jap¨®n durante dos a?os, donde conoci¨® al que despu¨¦s, ya de vuelta en Estados Unidos, fue su marido, el escultor Fumio Yoshimura; defensora de los derechos de la mujer en Ir¨¢n, de donde fue deportada m¨¢s temprano que tarde y acusada de islamofobia; miembro de la instituci¨®n estadounidense Sal¨®n Nacional de la Fama de Mujeres (National Women's Hall of Fame)...
Y fue visionaria. Acu?¨® la frase "lo personal es pol¨ªtico", cuatro palabras que resum¨ªan con nitidez su discurso: que el heteropatriarcado nace y se consolida en el ¨¢mbito privado y pasa a expandirse a lo p¨²blico, donde las relaciones de poder adquieren el car¨¢cter pol¨ªtico que sirve para seguir manteniendo la dominaci¨®n. De ah¨ª, ese p¨¢rrafo que ahora sirve para recordarla: "El amor ha sido el opio de las mujeres como la religi¨®n de las masas. Mientras nosotras am¨¢bamos, ellos gobernaban. Tal vez no se trate de que el amor en s¨ª sea malo, sino de la manera en que se emple¨® para engatusar a la mujer y hacerla dependiente, en todos los sentidos. Entre seres libres es otra cosa".
Ella, libre, se atrevi¨® a definirse como bisexual, acab¨® siendo portada del Times el 31 de agosto de 1970. Su discurso y su rostro dieron la vuelta al mundo. Betty Friedan, l¨ªder feminista liberal de aquellos a?os y premio Pulitzer en 1964 por M¨ªstica de le feminidad (1963), lo recuerda en su biograf¨ªa (Mi vida hasta ahora, C¨¢tedra, 2003). "El furor se concentr¨® en un reportaje de portada de la revista Time sobre Kate Millett, que se desacredit¨® como portavoz del movimiento porque admiti¨® que era bisexual. Personalmente, a m¨ª me daba igual que lo fuera. Eso era cosa suya. Pero odiaba las t¨¢cticas de las lesbianas radicales que hab¨ªan forzado a Kate a confesar p¨²blicamente que era bisexual en una reuni¨®n de la Universidad de Columbia".
Millett no tuvo durante mucho tiempo esa libertad absoluta que su movimiento demandaba. Y desde esa posici¨®n, aventur¨® la jerarqu¨ªa familiar como espejo y lazo de uni¨®n con la sociedad y punto sobre el que gravita el patriarcado; defini¨® los estereotipos culturales que intentan vestir a hombres y mujeres con un car¨¢cter, un temperamento y un lugar en el mundo seg¨²n el sexo; puso sobre el papel mucho de lo que ven¨ªan sufriendo las mujeres a lo largo de la historia, en casi todas las esferas, desde la literatura hasta el sindicalismo, la econom¨ªa, la pol¨ªtica, la familia, los c¨ªrculos sociales.
Las hubo antes de ella, las hubo despu¨¦s, las seguir¨¢ habiendo. Y, como gu¨ªa entre generaciones, sirva el ¨²ltimo p¨¢rrafo de su Pol¨ªtica sexual, un mapa que, pese a casi medio siglo, todav¨ªa se puede transitar: "Tal vez una segunda ola de la revoluci¨®n sexual pueda finalmente lograr su objetivo de liberar a la mitad de la raza de su subordinaci¨®n inmemorial ¡ªy en el proceso nos acerquemos mucho m¨¢s a la humanidad¡ª. Tal vez incluso podamos retirar el sexo del duro terreno de la pol¨ªtica, pero no hasta que hayamos creado un mundo m¨¢s soportable que el desierto que habitamos".
Kate Millett, en espa?ol
La primera ola del feminismo, desde la Ilustraci¨®n hasta los 60 y en escueto resumen, se caracteriz¨® por la lucha para esos primeros (y b¨¢sicos) derechos que hoy damos por hechos: sufragio, educaci¨®n, igualdad dentro del matrimonio o derechos de propiedad. Con los setenta y los ochenta, la segunda ola intent¨® avanzar hacia los derechos reproductivos, el rol en la familia y en el lugar de trabajo.
Fue en ese segundo periodo en el que Kate Millett (14 de septiembre de 1934, Saint Paul, Minnesota, EE UU, - 6 de septiembre de 2017, Par¨ªs) tom¨® nombre y forma. Aunque su bibliograf¨ªa en ingl¨¦s es m¨¢s extensa, solo dos de sus obras han sido traducidas al castellano. En M¨¦xico se tradujo por primera vez Pol¨ªtica Sexual en 1975 (en Espa?a lo edit¨® C¨¢tedra en 2010); y en 1990, Editorial Hacer y Vindicaci¨®n Feminista, editaron la autobiograf¨ªa En pleno vuelo.
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