Rosa de Espa?a: cuando avergonzar p¨²blicamente a una mujer por su cuerpo estuvo bien visto
La cantante ha confesado en el programa de Jordi ?vole lo da?ina que fue la din¨¢mica del programa para su autoestima.
Cuando a principios de la d¨¦cada de los 2000 16 chavales se encerraron en una academia de canto de alto rendimiento persiguiendo su Operaci¨®n Triunfo, el juicio permanente al que eran sometidas algunas de las caracter¨ªsticas m¨¢s distintivas de cada uno de los competidores era el ¨²ltimo problema que formaba parte del debate p¨²blico. Si el concurso de talento se convirti¨® en una fen¨®meno de dimensiones estratosf¨¦ricas (sigue siendo a d¨ªa de hoy el programa m¨¢s rentable de la historia de la televisi¨®n, reuniendo a una media de siete millones de espectadores en cada gala) fue en buena par...
Cuando a principios de la d¨¦cada de los 2000 16 chavales se encerraron en una academia de canto de alto rendimiento persiguiendo su Operaci¨®n Triunfo, el juicio permanente al que eran sometidas algunas de las caracter¨ªsticas m¨¢s distintivas de cada uno de los competidores era el ¨²ltimo problema que formaba parte del debate p¨²blico. Si el concurso de talento se convirti¨® en una fen¨®meno de dimensiones estratosf¨¦ricas (sigue siendo a d¨ªa de hoy el programa m¨¢s rentable de la historia de la televisi¨®n, reuniendo a una media de siete millones de espectadores en cada gala) fue en buena parte gracias a esa caricaturizaci¨®n que se hizo de cada uno de sus protagonistas. Algunos se llevaron la mejor parte, como fue el caso de?David Bisbal y Chenoa, quienes se dibujaron como la cl¨¢sica pareja de guapos triunfadores, Nuria Ferg¨®, quien represent¨® el arquetipo de la mujer racial espa?ola, Gisela, que con su c¨¢ndido perfil y su presencia pizpireta acab¨® siendo princesa Disney, o Manu Tenorio, que despu¨¦s de finalizar la primera edici¨®n del concurso pudo continuar viviendo de su imagen de gal¨¢n bonach¨®n.
Parad¨®jicamente, la peor parte fue para la ganadora, Rosa L¨®pez, quien se convirti¨® en un aut¨¦ntico fen¨®meno de masas y en, supuestamente, la persona m¨¢s querida del pa¨ªs (conseguir el sufijo ?de Espa?a? por aclamaci¨®n popular es un indicador de triunfo solo al alcance de las grandes folcl¨®ricas). Pero ese amor popular creci¨® a costa de denostarla de la forma m¨¢s cruel. As¨ª lo cont¨® ella anoche en el programa de Jordi ?vole, dedicado enteramente a analizar su trayectoria. ?Todos nos enamoramos de ti por c¨®mo eras, pero lo primero que quisimos hacer fue cambiarte?, le dijo el presentador.?
La cantante rememor¨® en ese momento que en las pruebas de casting para acceder al programa le preguntaron qu¨¦ estar¨ªa dispuesta a hacer para entrar a formar parte de los elegidos. Ella contest¨®: ?Ponerme a r¨¦gimen y adelgazar 12 kilos?. Casi 20 a?os despu¨¦s de aquello recalibra sus palabras: ?Yo dije eso porque es algo que siempre me ha costado mucho, pero es que adem¨¢s pens¨¦ que ser¨ªa lo que quer¨ªan escuchar?.
No andaba descaminada, dado que en las sucesivas galas, las fluctuaciones de su peso, su r¨¦gimen y el aspecto de su cuerpo fueron un hilo conductor en la relaci¨®n con el presentador del programa, Carlos Lozano, con el resto de sus compa?eros y con la audiencia. Lozano se encargaba cada semana de preguntarle delante de todos los espectadores cu¨¢ntos kilos hab¨ªa perdido, a lo que ella respond¨ªa colaboradora y de buen humor, para regocijo del p¨²blico presente en el plat¨®, quien parec¨ªa disfrutar mucho ese tipo de bromas. ??C¨®mo llevas ese r¨¦gimen??, dec¨ªa ¨¦l. ?Esta semana he perdido un kilo y medio na¡¯ m¨¢s?. Todos los presentes enloquec¨ªan de risa. El presentador incluso se permit¨ªa hacer chanzas sobre su debilidad a la hora de seguir la dieta que ella misma se hab¨ªa impuesto: ?Esta semana Rosa se zamp¨® una tableta de chocolate?, dec¨ªa en tono recriminatorio.
Tal y como narr¨® la cantante a ?vole ayer, recuerda aquellos d¨ªas sin rencor, pero ese tipo de interacciones fueron da?inas para ella, quien asinti¨® cuando el periodista le pregunt¨® si estaba de acuerdo en que hab¨ªa ?un punto de condescendencia y paternalismo por parte de los espectadores?. ?S¨ª, si hubiera sido m¨¢s delgadita, con los dientes derechos, sin gafas, con ropa ce?ida, hablando mejor¡?, dijo L¨®pez, quien finalmente confes¨®: ?Llegu¨¦ a pensar que hab¨ªa ganado el programa por pena?.