Usera y Carabanchel, la guarida del arte de extraradio vive su gran momento
Una nueva generaci¨®n de creadores busca refugio en los distritos madrile?os de Carabanchel y Usera. Detr¨¢s de puertas de garajes, en naves industriales, patios abiertos o a la vista de los vecinos, late el pulso de las nuevas tendencias art¨ªsticas.
Dos mujeres en bata charlan frente a un solar que ejerce de aparcamiento improvisado. Una galer¨ªa de alimentaci¨®n, donde sobrevive solo un puesto, inunda de bachata la calle y una puerta de metal esconde la casa de una artista que vende en Corea. Esto sucede en una manzana de Carabanchel, un distrito del sur de Madrid con orgullo de barrio y fuerza vecinal, donde muchos artistas han encontrado su espacio. ?La raz¨®n? La existencia de naves industriales a precios m¨¢s razonables que en el centro donde vivir, compartir espacio y producir piezas art¨ªsticas. Es el caso de ...
Dos mujeres en bata charlan frente a un solar que ejerce de aparcamiento improvisado. Una galer¨ªa de alimentaci¨®n, donde sobrevive solo un puesto, inunda de bachata la calle y una puerta de metal esconde la casa de una artista que vende en Corea. Esto sucede en una manzana de Carabanchel, un distrito del sur de Madrid con orgullo de barrio y fuerza vecinal, donde muchos artistas han encontrado su espacio. ?La raz¨®n? La existencia de naves industriales a precios m¨¢s razonables que en el centro donde vivir, compartir espacio y producir piezas art¨ªsticas. Es el caso de Clara S¨¢nchez Sala, una creadora cuya obra est¨¢ estrechamente relacionada con la literatura (?Leer es una fuente de inspiraci¨®n constante porque te hace producir las im¨¢genes. Es como ilustrar la frase que est¨¢s leyendo?, explica) y con el espacio que la rodea al crear. Las medidas de la pieza que acaba de adquirir el CA2M son las de su estudio madrile?o, que comparte con Carlos Fern¨¢ndez-Pello y Alfredo Rodr¨ªguez precisamente en esta zona de Madrid. Y acaba de finalizar en Tur¨ªn una exposici¨®n en la que reflexiona sobre su trabajo en casa durante la cuarentena. ?Convert¨ª mi sal¨®n en el estudio y como no pod¨ªa encargar material, empec¨¦ a utilizar caf¨¦, pigmentos naturales, pintalabios y telas?, cuenta. Pero fue una excepci¨®n. Clara siempre ha compartido espacio con otros artistas. ?Para m¨ª es importante bucear a diario en su trabajo y ver c¨®mo piensan?, asegura. Y junto a sus dos compa?eros, este verano explicar¨¢ en la galer¨ªa ATM de Gij¨®n c¨®mo tres creadores trabajan en el mismo estudio.
La artista Clara Cebri¨¢n prefiere la soledad. El descansillo de su casa-estudio parece un cuarto oscuro de revelado y al atravesarlo, un espacio di¨¢fano repleto de cuadros y pinturas por el suelo evidencia su universo de colores. Clara cuenta que desde que su morada hecha a medida por la arquitecta P¨ªa Mendaro sali¨® en revistas de decoraci¨®n, la popularidad de su obra aument¨®. Pero llevaba a?os seduciendo con sus alegres animaciones, ilustraciones y GIF. Confiesa que le gusta tocar todos los palos y el a?o pasado se lanz¨® a cantar. ?El confinamiento me pill¨® en Baja California con Erlend ?ye y Sebastian Maschat y acab¨¦ grabando una canci¨®n?, cuenta riendo. ?Nunca lo hab¨ªa hecho pero, como me sucede en la pintura, no creo que llegue a la gente porque lo haga bien, sino por mi sinceridad?, afirma. Reconoce que casi siempre elige pintar en lienzos por practicidad. ?As¨ª lo puedo enrollar, subirlo a un avi¨®n y acabarlo en otro lugar. Siento que mi estudio es port¨¢til?, a?ade. Coge su m¨®vil y lo pone a cargar en una piedra con tres enchufes incrustados. Se trata de una regleta ideada por ella y producida por el estudio 240¡Á120, compuesto por sus amigos Amalia Wakonigg y Guillermo Borreguero. ?Son unos magos?, dice, ??ella me encontr¨® esta casa!?.
Ellos viven en el mismo distrito que Clara, llevan meses en una nave junto al descampado que naci¨® tras la demolici¨®n de la c¨¢rcel de Carabanchel. Y cada semana la montan y desmontan seg¨²n el proyecto que tengan entre manos. Amalia hac¨ªa fotos, Borre dise?aba muebles y arquitecturas ef¨ªmeras y juntos emprendieron 240¡Á120 en el confinamiento. ?Nos llamaban para trabajos en los que necesitaban el set, la foto y la modelo. Y como est¨¢bamos confinados en el estudio de mi madre ¨Cla artista Isabel Alonso¨C, con mi hermana, que es modelo, pod¨ªamos hacerlo todo?, apunta Amalia. Primero fueron unas fotos para Filip Custic, despu¨¦s llegaron Uterq¨¹e y otros clientes. Ahora est¨¢n haciendo fotograf¨ªas de las flores salvajes del descampado y desarrollan una l¨ªnea de muebles con Clara Cebri¨¢n y P¨ªa Mendaro. Su trabajo abarca muchas disciplinas. ?Hacemos producci¨®n de imagen, desde la escenograf¨ªa y creaci¨®n de lo que aparece en ella hasta la edici¨®n final de la foto?, aclara Amalia, ?por eso necesit¨¢bamos un espacio grande y cuando vimos este antiguo almac¨¦n de suministro el¨¦ctrico lo compramos?. La mayor¨ªa de muebles y objetos que atesoran los encuentran por la calle, se los regalan o los hacen. ?Tenemos que luchar contra el Di¨®genes porque nuestro discurso habla de las texturas y cogemos de todo?, dice Borre mientras se?ala un faro de un coche sobre un tr¨ªpode. ?Cada cierto tiempo hacemos una criba y tiramos. Pero antes necesitamos convivir con los objetos para ver sus posibilidades?, concluye.
Otro espacio que cambia cada mes seg¨²n el artista que lo intervenga es Habitaci¨®n N¨²mero 34. Se trata de un escaparate que funciona como lugar expositivo en la avenida del Cerro de los ?ngeles del contiguo distrito de Usera, conocido popularmente como el Chinatown madrile?o. Abri¨® en septiembre de 2020 gracias al artista RGB. ?Me traje mi estudio a Usera porque necesitaba un lugar m¨¢s grande y barato. Y con el espacio que me sobraba mont¨¦ una galer¨ªa?, cuenta. ?Con ella quiero expandir la escena cultural a los barrios y que no est¨¦ siempre en el centro de las ciudades?, reflexiona. Desde entonces, aqu¨ª montan exposiciones, performances, entrevistas, sets para dj y conciertos que se pueden ver a trav¨¦s de los cristales y en streaming. Las encargadas del comisariado de las instalaciones son Lava Project, Belinda Mart¨ªn Porras y Paula Ramos Moll¨¢. Trabajan con RGB desde que present¨® en Londres su marca de ropa, 38191613162016135, y el 24 de junio inauguran la expo de Tatiana Poggi. Esta arquitecta exhibir¨¢ un telar impreso digitalmente y bordado a mano como reivindicaci¨®n del trabajo de las mujeres en el desarrollo de la ciudad de Nueva York. ?Mujeres que han sido de alguna forma invisibilizadas, apartadas de los espacios protagonistas a los que pertenec¨ªan. De alguna forma, mi trabajo alude al que hist¨®ricamente se ha asociado exclusivamente a las mujeres: la costura?, subraya.
Marta Ochoa, Yosi Negr¨ªn, Ismael Santos y Emmanuel ?lvarez forman el colectivo Casa Antill¨®n. Se hicieron amigos estudiando Arquitectura en Madrid y montaron su primera colectiva en la casa de uno de ellos antes de terminar la carrera. Llamaron a 30 artistas para intervenirla y fue tal cantidad de gente a la inauguraci¨®n que tuvieron que alquilar un teatro cercano para las performances. Despu¨¦s repitieron ¨¦xito en su papel de comisarios en dos ocasiones y este a?o han alquilado su primer local en Carabanchel para trabajar juntos. ?El d¨ªa que nos dieron las llaves nos encontramos con un s¨®tano secreto que transformamos en sala de exposiciones de artistas emergentes?, cuenta Yosi. Tambi¨¦n alquilan el espacio a otros creadores del mundo de la moda, la marroquiner¨ªa, la ilustraci¨®n o la escultura. Pero este colectivo no pierde de vista su vocaci¨®n. Las paredes de su nuevo espacio est¨¢n pobladas de apuntes y bocetos de su pr¨®ximo proyecto, una peluquer¨ªa. ?Somos un estudio de arquitectura cuyos materiales de construcci¨®n van cambiando. Pueden ser un mobiliario, un comisariado de arte o una peluquer¨ªa?, indica Ismael.
Llaman a la puerta y asoma la cabeza una vecina que quiere conocer qu¨¦ se cuece aqu¨ª. Intuye, como todos, que en la nueva Casa Antill¨®n no van a dejar de suceder cosas.
*Asistente de fotograf¨ªa: Javier Hern¨¢ndez.