De los Genov¨¦s a las Corral: cuando el arte va en el ADN
Galeristas, artistas, comisarios y coleccionistas. Estas familias viven la importancia de la creaci¨®n desde la cuna. Hablamos con ellos con motivo de la celebraci¨®n del mes del arte.
Los miembros de estas cinco familias han vivido rodeados de arte desde la infancia, han crecido con ¨¦l. Verlo ¨Cy apreciarlo¨C ha sido para ellos tan natural como respirar; algo cotidiano. Hablamos con cinco sagas de artistas, comisarios, galeristas y coleccionistas que explican c¨®mo se transmite, hereda y fomenta esa pasi¨®n, que cada febrero se convierte, adem¨¢s, en un motor econ¨®mico en Espa?a. En este ¡®mes del arte¡¯ (concretamente, del 26 de febrero al 1 de marzo) coinciden citas como ARCO, la feria de referencia del sector, que ahora cumple 39 a?os; Art Madrid, que celebra su decimoquinto aniversario; Just Mad, centrada en los artistas emergentes y en esta edici¨®n, adem¨¢s, en el papel de las mujeres creadoras; Urvanity, donde se exploran los nuevos c¨®digos del arte, o Drawing Room, especializada en el dibujo contempor¨¢neo.
Abrazando la vocaci¨®n
El 24 de octubre de 2019, cuando llegamos a la casa de Aravaca (Madrid) donde vive Juan Genov¨¦s, es una fecha especial para su familia. ?He estado enchufado a la tele todo el d¨ªa. Ya han sacado la piedra y ahora est¨¢n esperando a que salga por la puerta con los familiares, nietos, biznietos¡ Es un poco tarde, se deber¨ªa haber hecho hace muchos a?os, pero era una deuda, no podemos tener a un dictador fascista glorificado?, argumenta el pintor. Ha seguido al detalle la exhumaci¨®n de Francisco Franco del Valle de los Ca¨ªdos y conversa con sus tres hijos, Pablo, Silvia y Ana, sobre c¨®mo fue su vida durante el franquismo.
Genov¨¦s fue un activo opositor al r¨¦gimen, subray¨® con sus pinceles su compromiso social y milit¨® en el Partido Comunista. ?Vivimos el ¡®No digas esto en el cole¡¯, la clandestinidad. Entonces no pod¨ªas contar que no cre¨ªas en Dios, ten¨ªamos que inventar historias cuando nos preguntaban si hab¨ªamos hecho la comuni¨®n?, explica Silvia. Pablo recuerda que cuando ten¨ªa 17 a?os se tuvo que enfrentar a la Polic¨ªa, que fue a esa misma casa a detener a su padre: ?Vinieron a hacer un registro y a llev¨¢rselo, estaban cogiendo a todos los que hab¨ªan hecho el cartel de la amnist¨ªa, que es como nosotros siempre hemos llamado a El abrazo. Yo estaba en la puerta. Me apuntaron con una pistola y dije ¡®No abro si no est¨¢n mis padres¡¯. Iba con el pelo largo, era un hippy. Pero cogieron a una vecina de testigo y abrieron a la fuerza. Hicieron todo el registro de la casa conmigo solo, seis horas¡ Luego vino Juan y se lo llevaron. Mientras esperaba, un polic¨ªa le¨ªa Hermano Lobo, una revista sat¨ªrica pol¨ªtica, y se part¨ªa de risa. Era el mundo al rev¨¦s?. Juan se?ala que esa entonces pol¨¦mica obra preside hoy la Mesa del Congreso de los Diputados, ?para que los pol¨ªticos lo miren y piensen en alg¨²n tiempo toda la gente de Espa?a se quiso abrazar, porque ahora hay divisi¨®n otra vez?. Ese cartel que naci¨® para pedir la amnist¨ªa de los presos pol¨ªticos se convirti¨® en un s¨ªmbolo de la Transici¨®n e inspir¨® la escultura que recuerda en Madrid el asesinato de los abogados de Atocha.
?Desde peque?os, mi padre nos dec¨ªa ¡®T¨² opina, di, habla¡¯. Nos transmiti¨® su idea del mundo?, afirma Ana. ?Quer¨ªa que nos lo cuestion¨¢ramos todo. Foment¨® nuestro esp¨ªritu cr¨ªtico y racional, ¨¦l siempre ha sido muy humanista?, a?ade Silvia. Para Juan era algo b¨¢sico: ?Quer¨ªa crear en la casa un clima democr¨¢tico. Aqu¨ª se votaba todo. Ellos se r¨ªen ahora, porque vot¨¢bamos hasta si se com¨ªa arroz. Las cosas no se imponen, se discuten?. Sus tres hijos siguieron sus pasos, se dedicaron al mundo del arte. Subrayan que nunca se vieron empujados a ello, que en esa decisi¨®n tambi¨¦n prim¨® la libertad. ?Lo llevaban en los genes¡ Soy yo el que siempre ha aprendido de ellos, desde que nacieron. La escuela de la vida han sido mis hijos?, afirma con orgullo el pintor. Ellos recuerdan los talleres del C¨ªrculo de Bellas Artes durante la Transici¨®n, con artistas como Robert Mapplethorpe, Marina Abramovic o Julian Schnabel y su formaci¨®n en Londres. Aunque lo probaron, ninguno eligi¨® ser un pl¨¢stico, como su padre. Pablo se centr¨® en la fotograf¨ªa; Silvia explora el videoarte y la performance, y Ana eligi¨® la escultura y el comisariado. Ella fue la responsable de organizar el a?o pasado La unidad dividida por cero, la primera muestra conjunta de la familia, en el Centro Niemeyer de Avil¨¦s. ?El resultado fue muy interesante, se ve que algo nos une, aunque nuestro arte no se parece absolutamente nada?, apunta Juan. ?Esa unidad es una actitud cr¨ªtica, es el utilizar el arte como arma para hablar de la sociedad?, se?ala Pablo. Para Silvia ese v¨ªnculo forma parte del legado familiar: ?Hablamos del esp¨ªritu humano. Todos tratamos valores universales?.
Crear el h¨¢bito
Cuenta Mar¨ªa de Corral que fue su padre, el ingeniero de caminos santanderino Santiago Corral P¨¦rez, quien le inculc¨® el amor al arte. ??ramos siete hermanos, y nuestro padre dec¨ªa cada domingo por la ma?ana ¡®?Qui¨¦n viene al museo?¡¯. Yo me apuntaba siempre, fui con ¨¦l casi todos los domingos de mi vida hasta los 17 a?os, tanto aqu¨ª como fuera de Espa?a?, recuerda. Los cuadros de El Greco y Las meninas de Vel¨¢zquez, en el Prado, le impactaron. ?A¨²n recuerdo d¨®nde estaban colocadas antes, la luz que ten¨ªan?, evoca. Ah¨ª se form¨® la visi¨®n que la convirti¨® a?os despu¨¦s en una de las comisarias m¨¢s respetadas en el ¨¢mbito del arte contempor¨¢neo en Espa?a y en la esfera internacional. Estuvo al frente del Reina Sof¨ªa cuando Jorge Sempr¨²n era ministro de Cultura, fue directora de la Bienal de Venecia, senior curator del Dallas Museum of Art, configur¨® las colecciones de Telef¨®nica y La Caixa y hoy dirige la de la Asociaci¨®n Colecci¨®n Arte Contempor¨¢neo (Patio Herreriano de Valladolid). ?El prestigio se logra con coherencia y honestidad. Pele¨¢ndote por ense?ar lo mejor de los artistas en cada exposici¨®n?, afirma.
De su padre hered¨® tambi¨¦n algunos de los cuadros que pueden verse en el sal¨®n de su piso de la colonia madrile?a de El Viso. ?Ten¨ªa una gran colecci¨®n de paisaje espa?ol de entre 1880 y 1920?, indica mientras se?ala un Aureliano de Beruete que convive con una escultura del Equipo Cr¨®nica y otra de Susana Solano. ?En el mundo del arte contempor¨¢neo yo no he dejado de estudiar ning¨²n d¨ªa, contin¨²o leyendo, viendo exposiciones, museos¡ Para m¨ª ha sido muy importante el transmitir lo que he tenido la suerte de poder aprender?, asegura. Su hija Lorena Mart¨ªnez de Corral atestigua que su entusiasmo es contagioso, porque desde el a?o 2000 trabajan juntas en ExpoActual. ?Nos peleamos m¨¢s en casa que montando exposiciones?, bromea Mar¨ªa, ?en lo profesional podemos no estar de acuerdo, y entonces lo discutimos, pero nos complementamos?. Su hija subraya esa complicidad: ?Cuando alguien me dice ¡®Yo no podr¨ªa trabajar con mi madre¡¯, respondo ¡®T¨² te lo pierdes¡¯. Yo siempre he aprendido con ella, somos un dos por uno?. De ni?a no iba al museo cada domingo con sus padres, pero toda la familia hac¨ªa un viaje cultural anual: ?Nos llevaban a los tres hermanos a ver el barroco alem¨¢n, las abad¨ªas inglesas¡ Y siempre visit¨¢bamos museos?. Conoci¨® a su marido, economista, en una feria de arte contempor¨¢neo y con ¨¦l y sus tres hijos mantiene la tradici¨®n de los viajes culturales: el a?o pasado acudieron a la inauguraci¨®n en la Tate Modern de Londres de la retrospectiva de su amigo Olafur Eliasson. Lorena siempre supo que seguir¨ªa los pasos de su madre: ?Cuando eres comisaria mucha gente te pregunta si quer¨ªas ser artista, pero no somos artistas frustradas. Nos encanta descubrir. Somos como los directores de orquesta: interpretamos las obras de los artistas para que la gente pueda disfrutar al m¨¢ximo de ellas?.
Recalca que su madre ?puso a Espa?a en el mapa internacional, haciendo exposiciones junto con los grandes museos y fue quien trajo a Bruce Nauman, Bill Viola, Stan Douglas, Joseph Beuys o Agnes Martin?. Mar¨ªa incide en que cuando apost¨® por ellos ?eran completamente desconocidos, por eso hab¨ªa que informar de qui¨¦nes eran, y tambi¨¦n reservar siempre en un museo como el Reina Sof¨ªa un espacio para el arte espa?ol?. Para Lorena, en su sector es fundamental mantener la independencia, algo a veces complicado, porque ?las presiones pueden ser infinitas, pero hay que mantenerse firme?. Su hija confirma que esa es la base del comisariado: ?Tienes que hacer aquello en lo que crees, les parezca bien los dem¨¢s o no. Porque, al fin y al cabo, con quien convives todos los d¨ªas es contigo misma?.
Arte en las venas
Las dos abuelas de Elvira e Isabel Mignoni fueron bailaoras. La paterna, Carmen Guerra, con Vicente Escudero, y la materna dio nombre a su propia compa?¨ªa, Elvira Lucena. As¨ª se conocieron sus padres, Elvira Gonz¨¢lez y Fernando Mignoni, de los que estas hermanas lo aprendieron todo sobre el arte. ?Comer o cenar con artistas en casa era lo normal. Cuando ¨¦ramos ni?as ven¨ªan a pasar el rato Pablo Palazuelo, Eusebio Sempere, Manolo Momp¨®, Eduardo y Pili Chillida, C¨¦sar Manrique¡ Y muchos domingos nos visitaba gente del mundo del baile, de cuando mis padres eran j¨®venes y mi madre fue la primera bailarina de la compa?¨ªa de Pilar L¨®pez. Hac¨ªamos una merienda y se hablaba mucho de flamenco?, rememora Isabel. Su abuelo paterno, a?ade, ?era escen¨®grafo y director de cine, incluso lleg¨® a dirigir a Lola Flores en su primera pel¨ªcula, Martingala. ?l era de origen italiano y su t¨ªo abuelo, Adolphe Monticelli, fue un pintor impresionista?.?
Tras vivir en Par¨ªs, Gonz¨¢lez y Mignoni abrieron la Galer¨ªa Theo en Madrid en 1966, un gui?o a otra familia del arte, sugiere su hija Elvira: ?El nombre fue un homenaje al hermano de Van Gogh, que fue su marchante, vendi¨® sus cuadros y lo acompa?¨® y apoy¨® toda la vida?. Luego, en 1994, naci¨® la Galer¨ªa Elvira Gonz¨¢lez, un nombre propio sin¨®nimo de ?cubismo, poscubismo y minimalismo?, precisa Isabel, donde se programaron exposiciones de Juan Gris, Joan Mir¨®, Mark Rothko, Pablo Picasso o Alexander Calder. ?Pas¨¢bamos muchos s¨¢bados por la tarde en la galer¨ªa con mi madre. Tambi¨¦n nos llevaba a comer con artistas como Jes¨²s Rafael Soto, Richard Serra o Donald Judd a La Trainera, y a viajes de trabajo?, recuerda. As¨ª surgi¨® la pasi¨®n de los tres hermanos por el arte contempor¨¢neo: desde 2017 Elvira e Isabel est¨¢n al cargo de la Galer¨ªa Elvira Gonz¨¢lez en Madrid y su hermano, Fernando, tiene Mignoni Art en Nueva York. ?Mi madre siempre dice que pod¨ªamos haber salido o apasionados del mundo del arte o con un rechazo total hacia ¨¦l. Coincidi¨® que nos encanta, los tres nos dedicamos a ello y se nota que procedemos de una misma escuela?, subraya Elvira. Recuerda que su padre jugaba con ellas de ni?as mostr¨¢ndoles fragmentos de obras de arte en libros cuyo autor ten¨ªan que averiguar, este universo siempre form¨® parte de su d¨ªa a d¨ªa: ?Lo vives de una forma tan natural que al final no hay separaci¨®n entre lo que es personal y profesional?. Ella y su hermana han mantenido a creadores hist¨®ricos e incorporado nuevos nombres entre sus representados, como Olafur Eliasson o Miquel Barcel¨®. ?Nuestra norma, heredada de nuestros padres, es buscar siempre la excelencia, el mejor artista?, subraya Isabel. ?Y mantener la ilusi¨®n?, a?ade Elvira, ?porque si la pierdes se resiente tu galer¨ªa, tu negocio?.
En el despacho que tienen en su sede, en el barrio de Salesas de Madrid, conviven obras de Calder, Eliasson o Barcel¨® (ellas reconocen que adquieren piezas de sus artistas, pero solo se consideran aficionadas, no coleccionistas, dicen que eso ?es un paso m¨¢s?). Fuera, en el espacio expositivo, acaba de concluir una retrospectiva de Esteban Vicente ¨C?Un artista al que conocimos much¨ªsimo, que viv¨ªa con nosotros cuando ven¨ªa a Espa?a y en cuya casa de los Hamptons estuvimos alg¨²n verano?, explican¨C y del 1 de febrero al 31 de marzo, coincidiendo con ARCO, mostrar¨¢n las esculturas de Juan Asensio. Cada a?o realizan una media de cinco exposiciones, que se suman a ferias, acuerdos y viajes, dado que el 70% de su clientela es internacional. ?Hoy en d¨ªa no puedes tener una galer¨ªa solo por afici¨®n, eso se ha acabado. Antes este mundo era m¨¢s reducido, el arte no val¨ªa tanto, no ten¨ªas la necesidad de estar constantemente fuera. Ahora tienes que hacer promociones, ferias, exposiciones en otros pa¨ªses¡ Todas las que empezaron con este mundo en Espa?a, mi madre, Juana de Aizpuru, Juana Mord¨®, tienen mucho m¨¦rito. Fue una cosa heroica, por afici¨®n y no pensando en el negocio?, comenta Elvira.
Compartir afici¨®n y trabajo
Tanto Asela P¨¦rez Becerril como Jacobo Fitz-James Stuart subrayan que han tenido ?una relaci¨®n natural con el arte y la cultura desde la infancia?. ?l lo ve¨ªa en el Palacio de Liria, la residencia de su abuela Cayetana de Alba, y en la editorial Siruela, fundada por su padre, y ella, aunque estudi¨® agr¨®nomos, siempre cultiv¨® su afici¨®n por la pintura, compartida con sus padres. Lo explican en Espacio Valverde, la galer¨ªa que este matrimonio abri¨® en 2008 en un bajo del barrio de Malasa?a, en Madrid. ?Para m¨ª, lo m¨¢s apasionante era irme a pintar al campo, estar en casa haciendo manualidades con mi madre o con mi padre¡ Lo he visto siempre como lo mejor que pod¨ªa hacer. No hab¨ªa otras cosas que me gustasen m¨¢s. Creo que de ah¨ª viene la afici¨®n y las ganas de que ese sea tu mundo?, asegura Asela. Poco a poco conoci¨® a artistas, comenz¨® a adentrarse en el mundo del arte contempor¨¢neo. Jacobo apunta que para ella ?es un asunto personal, hac¨ªa espont¨¢neamente exposiciones, casi si me apuras en su casa?. De esa manera informal naci¨® una galer¨ªa concebida como espacio de reuni¨®n, algo que plasmaron f¨ªsicamente en 2017, el primer a?o que participaron en ARCO. ?Ten¨ªamos nuestro stand de artes pl¨¢sticas y luego el rinc¨®n de reuni¨®n entre escritores y artistas. Ese esp¨ªritu se mantiene¡?, indica Jacobo. Asela contin¨²a su frase: ?¡ Porque una galer¨ªa es un proyecto muy personal, muestra una forma concreta de mirar el mundo, la nuestra, que consiste en aunar, proponer y a?adir. No vemos separados literatura y pl¨¢stica, todo es creaci¨®n?.
Se han centrado en lanzar a artistas j¨®venes. En la actualidad trabajan en exclusiva con ocho creadores. Para elegirlos, tienen que tocarles ?el coraz¨®n o la cabeza?, aseguran, desarrollar ?un trabajo que tenga coherencia y continuidad, con una clara b¨²squeda?. As¨ª escogen entre las proposiciones que les llegan, para articular una propuesta personal. Todo con un m¨¦todo ensayo-error nacido del entusiasmo, porque ?en ser galerista hay un punto intuitivo y fortuito, haces cosas que salen mal y otras veces das en el clavo?, subraya Jacobo. ?Iniciar algo as¨ª ha sido superintenso?, admite Asela. ?Hay momentos de alegr¨ªa, cuando las cosas van bien es fant¨¢stico, pero cuando van mal no tienes escondite?, dice su marido. A¨²n no saben si sus hijos heredar¨¢n su gusto por este universo, pero creen que no se puede forzar: ?Cada uno tiene que encontrar su camino, no queremos que les interese porque nos atraiga a nosotros. Si les gusta y lo saben disfrutar nos encantar¨¢, pero eso llegar¨¢ desde la naturalidad?.
El mundo del arte, sostienen, ha cambiado mucho en los ¨²ltimos tiempos. ?La presencia en las ferias resulta fundamental hoy en d¨ªa. Ahora mismo es la ¨¦poca de las ferias, m¨¢s que de las galer¨ªas, es curioso esa tendencia?, analiza Jacobo. Asela coincide, expectante ante cu¨¢l ser¨¢ el siguiente paso en esa evoluci¨®n: ?Se celebran demasiadas ferias, siento que se ha diluido su contenido y su porqu¨¦. Pero a lo mejor ese es el camino y llega un momento en el que dejar¨¢n de existir las galer¨ªas y ser¨¢n todo ferias. No s¨¦ muy bien qu¨¦ pasar¨¢. Aunque una feria son cinco d¨ªas, es puntual, y la galer¨ªa hace un trabajo todo el a?o?.
El gen coleccionista
En el amplio sal¨®n de su piso junto a la madrile?a plaza de Castilla conviven retratos de la serie Prima Facie de John Baldessari, un ne¨®n de Joseph Kosuth y a quien entra en la casa lo recibe una escultura de Manfred Pernice. Todo forma parte de la Colecci¨®n Meana-Larrucea, que hoy suma m¨¢s de 500 obras de arte contempor¨¢neo, y empez¨® por casualidad justo el d¨ªa de la boda de Fernando Meana y Mariv¨ª Larrucea, en 1968. ?Nadie en nuestra familia hab¨ªa tenido antes relaci¨®n con el arte, pero Vicente Larrea nos regal¨® una de sus esculturas y nos empezamos a interesar?, recuerda el abogado, fundador en 1961 del primer despacho especializado en Derecho Mar¨ªtimo de Espa?a. ?Al principio no entend¨ªamos la escultura. Siempre hab¨ªamos visto piezas cl¨¢sicas, sentimos extra?eza. Luego nos empez¨® a inquietar y quisimos saber m¨¢s?, recuerda Mariv¨ª. Viv¨ªan en Bilbao, donde comenzaron a ir a exposiciones y conocer la escena contempor¨¢nea, evoca ¨¦l: ??bamos de excursi¨®n a San Sebasti¨¢n o Vitoria, visit¨¢bamos estudios de artistas para charlar y pasar la tarde con ellos. All¨ª empezaba a surgir el apetito?.
Su primera compra, el inicio consciente de su colecci¨®n actual, fue ?un cuadro de Bonifacio Alfonso, un pintor de la Escuela de Cuenca?, precisa. Llegaron a ¨¦l a trav¨¦s de la Galer¨ªa Mikeldi de Bilbao y engrosaron esa incipiente colecci¨®n con creaciones de Jos¨¦ Luis Zumeta, Carmelo Ortiz de Elgea, Agust¨ªn Ibarrola o Rafael Ruiz Balerdi. En 1982 la familia se mud¨® a Madrid, donde Fernando Vijande (quien trajo a Espa?a el trabajo de Andy Warhol o Robert Mapplethorpe) se convirti¨® en su galerista de referencia. Apostaron por nuevos nombres, adquirieron piezas que se han revalorizado con el tiempo. ?Era gente joven, no se sab¨ªa qui¨¦nes iban a ser luego. El coleccionista de arte contempor¨¢neo tiene que investigar artistas j¨®venes asequibles a su presupuesto. Much¨ªsimos de los que compramos entonces est¨¢n hoy en museos?, afirma Mariv¨ª mientras repasa nombres, de Jenny Holzer a Doris Salcedo o Miguel ?ngel Campano (cuya retrospectiva se puede ver hasta el 20 de abril en el Reina Sof¨ªa). ?Tenemos piezas preferidas, por ejemplo un Alighiero Boetti que compramos en Tur¨ªn hace a?os y ha estado expuesto en much¨ªsimos sitios?, a?ade. Porque para ellos ceder obras es ?importante para contribuir a la difusi¨®n del arte?, una filosof¨ªa que fue reconocida con el Premio ARCO al Coleccionismo en 2007.
De sus dos hijas fue Estefan¨ªa quien hered¨® el gen coleccionista, aunque trabaja en finanzas. ?En mi casa no se hablaba de otra cosa, solo de arte, a mis padres les visitaban artistas y galeristas¡ As¨ª surgi¨® mi afici¨®n, no fue algo inducido, sino natural?, explica. Su primer recuerdo relacionado con este mundo lo sit¨²a cuando ten¨ªa 16 a?os: ?Mi hermana y yo siempre tuvimos contacto con el arte, pero no nos obligaban a ir exposiciones ni a museos, cada uno desarrollaba su pasi¨®n. Recuerdo que a los 16 me llevaron a la FIAC de Par¨ªs y esa feria me marc¨®?. Luego, mientras viv¨ªa en Londres, profundiz¨® por su cuenta, descubri¨® referencias e inici¨® una colecci¨®n propia que explora el videoarte: ?Me centr¨¦ en un lenguaje que no estaba muy presente en la de mis padres, pero que compart¨ªa su mirada vanguardista y su esp¨ªritu rompedor. Era un refugio para crearme mi propio nombre, no ser solo ¡®la hija¡¯, y a la vez continuar en su misma l¨ªnea?. Existe una constante, admite: ?Lo bonito es que nuestras piezas dialogan. Mi colecci¨®n completa la suya. El coleccionista no es un curator. Compra obras que le llenan a ¨¦l personalmente. Todas las piezas hablan de nosotros, nos proyectamos en ellas¡±.
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