La neurociencia explica por qu¨¦ tenemos ?hambre de piel? y necesitamos abrazos
La ciencia ha demostrado que para los mam¨ªferos sociales el contacto es tan importante como la luz del sol, por lo que la distancia social (que seguir¨¢ siendo imperativa al menos a medio plazo) est¨¢ provocando peque?as transgresiones y repercusiones f¨ªsicas de distinto alcance.
Cuanto m¨¢s se descubre acerca del cerebro, m¨¢s se constata la importancia del contacto en nuestro desarrollo cognitivo, emocional, fisiol¨®gico o social. Desde el ¨²tero a la edad adulta, muchos animales, especialmente el ser humano, necesitan del contacto f¨ªsico con sus pares, tanto es as¨ª que el sistema nervioso lo refleja en su estructura. ?Seg¨²n la ...
Cuanto m¨¢s se descubre acerca del cerebro, m¨¢s se constata la importancia del contacto en nuestro desarrollo cognitivo, emocional, fisiol¨®gico o social. Desde el ¨²tero a la edad adulta, muchos animales, especialmente el ser humano, necesitan del contacto f¨ªsico con sus pares, tanto es as¨ª que el sistema nervioso lo refleja en su estructura. ?Seg¨²n la Teor¨ªa de la mente, una gran regi¨®n en el cerebro humano (y de algunos primates) se llama cerebro social: tenemos neuronas en espejo que se activan cuando estamos en contacto con los dem¨¢s; es decir, el confinamiento es una medida excelente contra las pandemias, se sabe desde hace siglos, pero puede afectar a las personas que tienen grandes necesidades emp¨¢ticas (lo cual no significa que no est¨¦ justificado)?. Lo explica para Smoda la neur¨®loga cl¨ªnica Teresa Cristina Guijarro Castro. Meses antes de la pandemia de covid-19 empezaba a alumbrarse una peque?a industria del abrazo en respuesta a otra epidemia, la de la soledad. ?Cuando nacemos, el primer sentido que se desarrolla en los humanos es el del tacto. Y aprendemos sobre el mundo a trav¨¦s del tacto?, a?ade la doctora Cristina M¨¢rquez Vega, investigadora del Instituto de Neurociencias de Alicante, perteneciente al CSIC y la Universidad Miguel Hern¨¢ndez. Los abrazos, los besos, las caricias y los masajes no son solo placenteros, tambi¨¦n necesarios. Precisamos que nos toquen, pero en plena fase de desescalada, hasta los m¨¢s optimistas vaticinan que la distancia social seguir¨¢ siendo una medida necesaria para controlar la propagaci¨®n del coronavirus. Y el cuerpo humano tiene hambre de piel.
?Qu¨¦ es el ?hambre de piel??
Una de las mayores autoridades mundiales en la materia es la doctora Tiffany Field, fundadora del Instituto del Tacto de la Universidad de Miami. La pandemia ha obligado a esta instituci¨®n a abandonar algunos estudios en marcha, como las veces que se tocan o abrazan grupos de adolescentes en restaurantes de comida r¨¢pida en Europa vs Estados Unidos (spoiler: aqu¨ª nos rozamos m¨¢s) o cu¨¢ntas personas se enfrascan en sus m¨®viles en las colas del aeropuerto evitando as¨ª contacto con otros pasajeros, pero sintiendo otro tipo de contacto (spoiler: el 98 por ciento). Field ha explicado en una entrevista a Wired que el confinamiento ha permitido a su equipo poner en marcha otros estudios que no dejan de dar datos interesantes: el 26 por ciento de los sujetos de an¨¢lisis aseguran que la cuarentena les ha hecho sentir muy privados de contacto mientras que el 16 por ciento lo acusa moderadamente. Sin embargo, el 97 por ciento ha manifestado problemas para dormir. Field achaca esas dificultades a la falta de serotonina, una de las hormonas cuyos niveles aumentan cuando tocamos y somos tocados. El insomnio podr¨ªa ser un da?o colateral de la pandemia.
?Qu¨¦ pasa cuando nos tocan?
Bajo nuestra piel est¨¢n repartidos diferentes tipos de sensores o fibras nerviosas que responden al tacto. Seg¨²n la doctora Cristina M¨¢rquez Vega, Investigadora Principal del Laboratorio de Circuitos Neuronales de la Conducta Social del Instituto de Neurociencias de Alicante, ?algunas de esas fibras, las C t¨¢ctiles, responden a la estimulaci¨®n suave en la piel mandando informaci¨®n a varias zonas del cerebro, principalmente a la corteza de la ¨ªnsula (que es una de las partes relevantes en el cerebro social), pero tambi¨¦n a la corteza somatosensorial secundaria, donde integramos toda la informaci¨®n que nos llega (no s¨®lo la t¨¢ctil, tambi¨¦n la visual, olfativa¡.) y a otras zonas de la corteza cerebral, como la orbitofrontal o la cingulada anterior, donde procesamos nuestras emociones y con las que tomamos decisiones?.
Si es esencial tocarnos, ?podemos enfermar por estar solos?
Field asegura en la misma entrevista que las caricias, abrazos y otras formas de contacto incrementan nuestras Natural Killers (c¨¦lulas esenciales en nuestro sistema inmunutario), de lo que algunas publicaciones han deducido que la falta de contacto nos bajar¨ªa las defensas y nos har¨ªa m¨¢s vulnerables al coronavirus cuando, parad¨®jicamente, lo que pretende el confinamiento es evitarlo. La realidad es mucho m¨¢s compleja. Como nos cuenta la doctora Guijarro Castro, coordinadora del Grupo de Estudio de Humanidades e Historia de la Neurolog¨ªa de la Sociedad Espa?ola de Neurolog¨ªa (SEN), ?se est¨¢n uniendo dos l¨ªneas de pensamiento. Por un lado, es cierto y est¨¢ cient¨ªficamente demostrado que el estr¨¦s mantenido y las situaciones de miedo o ansiedad provocan un aumento de cortisol. Y el cortisol es una hormona que debilita nuestro sistema inmune (no solo las NT). Pero darle la vuelta para afirmar que una terapia de relax mejora la inmunidad me parece demasiado osado. No hay estudios exhaustivos al respecto. Adem¨¢s, los condicionantes ambientales no son los ¨²nicos que determinan el desarrollo de las enfermedades, tambi¨¦n influyen factores gen¨¦ticos?.
Si no podemos abrazar a otros, ?qu¨¦ alternativas nos quedan?
Son muchos los que, an¨®nimamente, confiesan haberse saltado las medidas de confinamiento para tener contacto f¨ªsico (no necesariamente sexual). Ha sido noticia, por ejemplo, que en Tudela (Navarra), a trav¨¦s de Facebook unos j¨®venes quedaron solo para abrazarse. Cada vez son m¨¢s habituales los abrazos de aire (air hugs), que se viralizaron cuando una enfermera de Wuhan envi¨® uno a su hija. Tiffany Field explica en su entrevista que ejercicios como yoga o caminar mueven nuestra piel y producen roces que activar¨ªan el circuito antes mencionado. Las doctoras consultadas por Smoda matizan esas alternativas. Por ejemplo, la doctora Guijarro recuerda que el ejercicio f¨ªsico por s¨ª mismo ya produce endorfinas. Y la doctora M¨¢rquez a?ade que ?hay diferencias individuales, cada uno debemos encontrar la manera de sentirse bien?.
Yo, al contrario, no quiero abrazar a nadie, ?me pasa algo?
?En una campana de Gauss, la inmensa mayor¨ªa de gente necesita contacto de piel?, explica la doctora Guijarro, de la SEN? Si ¨¦ramos personas con ?hambre de piel? antes del confinamiento y ahora ese contacto nos parece una perspectiva inc¨®moda, es posible que tengamos miedo. Y adem¨¢s un tipo de miedo con cierta complejidad. Como explica la doctora, se est¨¢n dando y se dar¨¢n encuentros y situaciones peculiares. ?Es raro encontrarte con alguien y no poder abrazarle, darle dos besos, etc. Se produce cierto conflicto entre lo que ans¨ªo y lo que percibo como peligroso. Son procesos que seguramente te se est¨¦n dando en una regi¨®n de procesamiento emocional llamada am¨ªgdala muy relacionada con los comportamientos sociales?.
Si cumplo con todo el protocolo (mascarilla, guantes, etc), ?por qu¨¦ sigo teniendo miedo a salir?
?El miedo no es racional, ya que se genera en una regi¨®n del cerebro m¨¢s primaria?, refiere para Smoda la doctora?Guijarro. ?Tenemos tres estad¨ªos de evoluci¨®n cerebral y el miedo se produce en ese cerebro m¨¢s antiguo, el paleocerebro, que solo obedece a emociones mas primarias, una zona en la que no se puede racionalizar. Reacciona igual que el miedo a un oso que a una llamada inc¨®moda?. La doctora M¨¢rquez a?ade adem¨¢s que ?el miedo a salir o a encontrarnos con gente que muchos experimentan es una respuesta muy normal a un peligro que no podemos controlar. Entran en acci¨®n la am¨ªgdala y el c¨®rtex cingulado anterior, los especialistas en procesar estas situaciones inciertas?. La am¨ªgdala se encarga de asignar valencias (si algo es bueno o malo) y el c¨®rtex cingulado anterior del procesamiento de emociones. En situaciones de estr¨¦s prolongado en las que sentimos que no tenemos el control de lo que sucede a nuestro alrededor, las conexiones entre estas ¨¢reas se pueden ver afectadas en algunas personas, produciendo problemas psicol¨®gicos graves, como la depresi¨®n. ?Mi consejo es que, si alguien siente que no puede gestionar el miedo y el estr¨¦s, busquen ayuda aunque est¨¦n en casa?, concluye.
?Estamos entonces condenados a la carencia?
?Nuestro cerebro tiene una capacidad pl¨¢stica incre¨ªble?, explica la doctora M¨¢rquez. ?Es verdad que ¨¦sta es una situaci¨®n grave no solo por la enfermedad, tambi¨¦n el sufrimiento emocional. Pero tambi¨¦n es cierto que somos muy adaptativos y, cuando esto pase, estoy segura de el cerebro va a saber readaptarse otra vez a su entorno?.