Antes de que piense el otro
Hallado en macacos el origen de la ¡®teor¨ªa de la mente¡¯
Los psic¨®logos llaman teor¨ªa de la mente a la facultad humana de inferir lo que piensa el otro, de adivinar lo que cree el resto de la gente, y no por lo que dicen ¡ªque suele ser mala estrategia¡ª, sino por c¨®mo lo dicen, por lo que hacen, lo que parecen y sobre todo la cara que ponen. Los neur¨®logos saben que esta capacidad humana reside en un ¨¢rea cerebral llamada TPJ (temporoparietal junction en ingl¨¦s), justo en la frontera entre el l¨®bulo parietal y el temporal (arriba y detr¨¢s de las orejas). Pero no saben c¨®mo evolucion¨®, porque no est¨¢ claro que los monos tengan teor¨ªa de la mente ni cosa parecida. Rogier Mars y sus colegas de la Universidad de Oxford han hallado ahora un atajo para eludir ese escollo.
Estos neurocient¨ªficos han determinado las pautas de interacci¨®n del TPJ con el resto del cerebro, y luego han buscado ¡ªsin prejuicios preconcebidos¡ª si alguna zona del cerebro del macaco muestra una pauta de interacciones similar. La estrategia es similar a una de las m¨¢s eficaces que se usan en las redes sociales: cuando no sabes nada de alguien, mira a ver qui¨¦nes son sus amigos.
L¨®bulo temporal
Tambi¨¦n en este caso el truco ha funcionado. Mars y sus colegas han descubierto as¨ª unas ¨¢reas en el l¨®bulo temporal del macaco que, pese a no estar en el mismo sitio que el TPJ, s¨ª tienen un patr¨®n de conexiones con el resto del cerebro (del macaco) que es chocantemente parecido al que exhibe el TPJ con el resto del cerebro humano. Curiosamente, esas ¨¢reas temporales del macaco est¨¢n implicadas en el reconocimiento de caras, y tambi¨¦n en procesar otros tipos de informaci¨®n social, o relevante socialmente.
Los cient¨ªficos creen por ello que han identificado la versi¨®n previa del TPJ en nuestros ancestros primates: el origen de nuestra teor¨ªa de la mente. El trabajo se publica en PNAS, la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
¡°Para una especie social como la nuestra¡±, dicen Mars y sus colegas, ¡°el ¨¦xito evolutivo depende de la capacidad de navegar por un mundo lleno de cong¨¦neres¡±. Eso explica, seg¨²n los cient¨ªficos, que los seres humanos seamos muy sensibles a cualquier informaci¨®n sobre las emociones de las dem¨¢s personas, tambi¨¦n sobre sus intenciones, y la expresi¨®n facial es sin duda uno de los datos m¨¢s importantes sobre este asunto.
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