?Me cans¨¦ de se?ores mirando como si no hubiese m¨¢s pechos en el mundo?: as¨ª es hoy la batalla del toples en Espa?a
?Pueden los algoritmos de la inteligencia artificial cambiar la temperatura moral de un pa¨ªs? ?Qu¨¦ dice la ley sobre ir desnuda de cintura para arriba? Hablamos con las espa?olas que se resisten a dejar sus pechos al aire libre en playas y piscinas.
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En una de las novelas menos conocidas de Emilia Pardo Baz¨¢n, En las cavernas, escrita en 1912 pero ambientada en una tribu neol¨ªtica, Damara, una de las muchachas m¨¢s j¨®venes del grupo empieza a ser mirada con suspicacia en verano por las dem¨¢s hembras de clan y con lascivia por los hombres cuando comienza a ponerse hierbas tejidas para taparse los pechos, a pesar de que la abuela Sese?a, que es la m¨¢s vieja del lugar, considera que ¡°es mala verg¨¹enza cubrirse porque que las respetadas costumbres tradicionales mandan ir como fueron nuestros ascendientes? (es decir, con los pechos al aire) y ¡°la vestidura puede ser causa de apasionamiento¡± (es decir, taparse era ?provocar?).
5.000 a?os despu¨¦s de aquella hipot¨¦tica escena, en una piscina del centro de Madrid ha ocurrido todo lo contrario: el 14 de junio de este mismo a?o una usuaria del gimnasio concertado GoFit del barrio madrile?o de Vallehermoso estaba haciendo toples tranquilamente al borde de la piscina cuando uno de los j¨®venes socorristas del centro deportivo le pidi¨® que por favor se cubriese dado que ¡°hab¨ªa ni?os¡±, a pesar de que la normativa del centro no dice nada espec¨ªfico al respecto. La reprendida ten¨ªa sesenta a?os.?
Que la pr¨¢ctica del toples?est¨¢ en retroceso y las miradas hacia quienes lo practican son cada vez m¨¢s acusadoras se considera ya un hecho probado en Francia, donde el equivalente a nuestro Instituto Nacional de Estad¨ªstica (el IFOP) lleva ya varios a?os haciendo una encuesta al respecto entre las mujeres. La ¨²ltima es de 2021 y el informe que se deriv¨® de ella se?alaba que la pr¨¢ctica de ir en toples alcanz¨® un m¨ªnimo hist¨®rico en ese a?o: apenas el 19 % de las mujeres francesas se quitan la parte de arriba en las playas, frente al 34 % hace doce a?os. Y si nos remontamos a los a?os 80, ¨¦poca de apogeo del bronceado y el monoi, el declive es a¨²n m¨¢s claro: apenas el 16% de las mujeres menores de 50 a?os lo practican hoy en d¨ªa, es decir, tres veces menos que hace cuarenta a?os (43% en 1984). En Espa?a no hay estudios oficiales sobre toples m¨¢s all¨¢ de uno publicado por la agencia de viajes Expedia en 2014, donde se destacaba que un 48% de las espa?olas encuestadas sol¨ªan hacerlo. El informe del IFOP del a?o pasado no ofrece datos sobre nuestro pa¨ªs, pero en 2019 s¨ª y entonces a¨²n se situaba en el 42%. Volviendo a Francia, si bien se podr¨ªa pensar que los motivos que han empujado a este recato tienen que ver con la mayor preocupaci¨®n por la salud dermatol¨®gica, esta es la causa que esgrimen el 50% de las mayores de 25 a?os.
Las menores de 30 sin embargo lo explican sobre todo por razones de seguridad, a saber: el temor de ser objeto de agresiones f¨ªsicas o sexuales (en un 50%), de ser objeto de la mirada lujuriosa de los hombres (en un 48%) o de que les tomen una foto y la publiquen en las redes sociales (46%). Todos estos motivos podr¨ªan haber disuadido a Alba Merello (27 a?os) de quitarse la parte de arriba del traje de ba?o en las playas espa?olas, cosa que hace habitualmente en ¨¦poca estival: ¡±He tenido experiencias en las que nos han grabado y nos han hecho fotos y tambi¨¦n se han masturbado mir¨¢ndonos mientras est¨¢bamos dentro del agua¡±, cuenta. Podr¨ªan haberles denunciado, pero simplemente les gritaron. ¡°Sigo yendo sin parte de arriba¡ ?as¨ª el ba?ador es mucho m¨¢s barato!¡±, dice entre risas; tambi¨¦n podr¨ªan haberse echado atr¨¢s a Raquel Presumido (29 a?os), quien muestra los senos desde los 25 (cuando empez¨® a sentirse m¨¢s c¨®moda con su cuerpo y decidi¨® hacerlo para evitar las marcas del sol) pero que ha ido cambiando sus motivaciones conforme ha ido cambiando la temperatura social en su entorno: ¡°Hay gente que todav¨ªa te mira mal, chicas que notas que se llevan a sus novios m¨¢s lejos de tu toalla si est¨¢s haciendo toples, familias que deciden no acampar a tu lado por los ni?os¡ Incluso algunos amigos y amigas, a veces noto que se incomodan¡±. Lo mismo le ha ocurrido de forma creciente a Eva Rodr¨ªguez quien lo hace desde los 19 (en la actualidad tiene 37) y quien confirma que nota un retroceso: ¡°Lleva pas¨¢ndome un par de a?os. Noto que se hace menos y que te miran m¨¢s. En alguna playa he tenido que preguntar si molestaba porque era exagerado. En mi piscina comunitaria no hay reglas al respecto pero algunas madres me han pedido que no lo haga. Sorprendentemente es gente m¨¢s joven y suelen ser con m¨¢s frecuencia mujeres. Las causas son siempre las mismas: decoro, los ni?os, ambiente familiar¡ ?deduzco que debe de ser horrible que un ni?o vea una teta!¡±. A Ana Pla (35) finalmente el hostigamiento consigui¨® disuadirla: ¡°Hasta los 30 lo hice siempre pero es cierto que me cans¨¦ de ver se?ores mirando como si no hubiese m¨¢s tetas en el mundo. Me las tap¨¦ y, ?sorpresa!, nadie m¨¢s sabe ya que estoy en la playa¡±. Natalia Col¨®n (30), tambi¨¦n. Dej¨® de practicar toples hace tres a?os: ¡°Desde que trabajo en la universidad me da p¨¢nico que un alumno me grabe y las im¨¢genes empiecen a circular por el centro, como en la serie Intimidad. Me aterra esa posibilidad, aunque son paranoias m¨ªas: ni siquiera me dar¨ªa verg¨¹enza que un alumno me viera los pechos, ser¨ªa una an¨¦cdota, se lo ir¨ªan contando entre ellos y eso no me afectar¨ªa en nada, pero si fuese un material que se fuesen pasando? me sentir¨ªa muy vulnerable¡±.?
En Espa?a, tomar el sol con los pechos al descubierto es una costumbre que pese a la f¨¦rrea moral cat¨®lica que durante el franquismo fue impuesta a las mujeres, arraig¨® rapid¨ªsimamente en nuestras costas con la llegada de la democracia. Tanto es as¨ª que cuando en 1987 por fin el Congreso elimin¨® del c¨®digo penal la figura del ?esc¨¢ndalo p¨²blico?, el principal promotor de este cambio, Nicol¨¢s Sartorius, record¨® ese d¨ªa como cima de lo inaudito que un Estado pudiese considerar moral ver a un ni?o pidiendo limosna por la calle pero inmoral ver a una mujer desnuda de cuerpo para arriba.
En toda Europa la pr¨¢ctica se hizo popular en los a?os sesenta, particularmente a partir de?1964, cuando el legendario dise?ador austr¨ªaco Rudi Gernreich invent¨® el monokini y gener¨® una fiebre que arraig¨® especialmente en Francia, donde las feministas de segunda ola lo abrazaron como s¨ªmbolo de liberaci¨®n; sobre los arenales espa?oles se empez¨® a ver cuando ?llegaron las suecas? a las cosas del turismo fraguista; despu¨¦s, las pel¨ªculas del destape y aquellas inolvidables portadas de Intervi¨² hicieron tanto por la sexualizaci¨®n como por la normalizaci¨®n de los pechos. A d¨ªa de hoy, en toda Europa es legal o al menos no se proh¨ªbe expl¨ªcitamente. En Espa?a?han intentado coartar esta libertad desde organizaciones ultraderechistas como Hazteoir o el Instituto de pol¨ªtica familiar. Los primeros incluso han registrado el dominio web Playas Familiares.
No deja de ser parad¨®jico que a muchas mujeres les invada el miedo a la difusi¨®n de im¨¢genes de sus pechos al mismo tiempo que las redes sociales censuran sistem¨¢ticamente el pez¨®n femenino. No hay que irse muy lejos: hace solos dos d¨ªas, la actriz Florence Pugh (quien protagoniz¨® la portada de S Moda solo hace unos meses) se vio obligada a escribir un manifiesto sobre su derecho a ense?ar sus pezones despu¨¦s de la salvaje oleada de comentarios despectivos que gener¨® el vestido transparente que us¨® para acudir a un desfile de Valentino.
El presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Nudistas, Ismael Rodrigo, est¨¢ convencido que son precisamente los c¨®digos que han ido imponiendo poco a poco las redes m¨¢s usadas a los que hay que responsabilizar de esta renuncia colectiva casi inconsciente a las libertades relativas al cuerpo, que entre sus asociados tambi¨¦n se comentan ya como un hecho, igual que en Francia: ¡°La moral de Facebook o de Instagram es la moral de Estados Unidos, un pa¨ªs que tiene una actitud completamente diferente a la nuestra con respecto a la desnudez. Por un lado, los medios de comunicaci¨®n se ven obligados a mostrar menos pechos de mujer porque el algoritmo les castiga si lo hacen y eso es perjudicial para sus negocios, de manera que las tetas han ido desapareciendo paulatinamente de la arena p¨²blica. Pero es que adem¨¢s esto ha generado un efecto contagio en las televisiones: en este pa¨ªs jam¨¢s se censuraban los pechos o los cuerpos desnudos que aparec¨ªan por ejemplo en actos de protesta. Ahora se pixelan por defecto todas las supuestas partes pudendas, cuando no hay ninguna ley que lo diga y por lo tanto ninguna necesidad de hacerlo. Si quieren proteger sus identidades, que les pixelen las caras, pero, ?por qu¨¦ las tetas?¡±.
La escritora Sabina Urraca, quien siempre hace toples y acaba de pasar un a?o en Estados Unidos con una beca literaria en Iowa, cuenta que para ella, que se crio en un entorno donde la desnudez se viv¨ªa con mucha naturalidad, fue una aut¨¦ntica sorpresa descubrir que incluso en los vestuarios de mujeres quitarse la ropa delante de las dem¨¢s era una rareza: ¡°Para m¨ª es incomod¨ªsimo salir de la piscina y tener que meterme en un cub¨ªculo para quitarme el ba?ador y ponerme la ropa interior pero pronto tuve que empezar a hacerlo porque de lo contrario me miraban como si fuese una exhibicionista¡±. Urraca reconoce que la normalidad con la que las mujeres se desnudan en los vestuarios en Espa?a le parece positiva para aceptar la diversidad anat¨®mica, cosa en la que insiste tambi¨¦n Ismael Rodrigo: ¡°La desnaturalizaci¨®n del desnudo solo conduce a que los chavales piensen que el tama?o de esos penes que ven en el porno es el normal o que ellos son raros y que las mujeres que solo ven pechos de modelos se sientan acomplejadas¡±.
En esto le dan la raz¨®n las estad¨ªsticas francesas. Seg¨²n el estudio de IFOP los est¨¢ndares f¨ªsicos dominantes impuestos por los medios logran que las mujeres m¨¢s proclives a hacer toples sean las que tienen un buen concepto de su cuerpo y esto es menos habitual, por ejemplo, entre las que se consideran obesas (solo un 8% de las mujeres encuestadas que se autoconsideraban dentro de esta categor¨ªa se atrev¨ªan a quitarse la parte de arriba). La polit¨®loga Camille Froidevaux-Metterie, autora de El cuerpo de las mujeres, la batalla de los hombres explicaba en 2019 tras la publicaci¨®n del informe que en su opini¨®n son m¨¢s los c¨¢nones que imponen las redes las culpables del retroceso del monokini que ninguna otra cosa: ¡°Las mujeres piensan que no tienen senos lo suficientemente bellos, entonces tienen que ocultarlos¡±. Pero es que adem¨¢s, seg¨²n Ismael Rodrigo, la censura de las redes y la desnaturalizaci¨®n del desnudo alimenta el ciclo de sexualizaci¨®n de los cuerpos en general aunque muy particularmente los pechos femeninos, ¡°cuyos pezones, por motivos misteriosos, aunque amamantan a los ni?os y son una parte de la anatom¨ªa perfectamente normal se consideran much¨ªsimo m¨¢s pecaminosos que los de los hombres¡±. Pedir en ocasiones a algunas mujeres que oculten sus pechos ¡°porque hay ni?os¡± les parece razonable, sin embargo a In¨¦s Mu?oz (39 a?os) y Marta Moreiras (40) quienes han sido madres en los ¨²ltimos a?os y han vivido en sus carnes propias que los beb¨¦s y los ni?os ha sido amamantados hasta tarde ?se ponen muy pesados cuando ven unos pechos, aunque no se sean los de su propia madre?. Sin embargo, apelar al decoro tiene que ver solo y exclusivamente con la moral.?
Y es este matiz moral es que molesta especialmente a Ismael Rodrigo porque, seg¨²n su opini¨®n, la expulsi¨®n de la usuaria de la piscina de Vallehermoso en junio no escond¨ªa decoro, sino profundo sexismo: ¡°Los reglamentos de las piscinas p¨²blicas se acogen a las ordenanzas municipales y en este caso el Ayuntamiento de Madrid se agarraba a que la ordenanza dec¨ªa que se debe ir con ¡°traje de ba?o¡± para despu¨¦s apelar a la definici¨®n que ofrece la Real Academia de ¡°traje de ba?o¡±, que incluye la parte de arriba; pero seg¨²n ese argumento tambi¨¦n los hombres tendr¨ªan que cubrirse la parte de arriba, cosa que no ocurre jam¨¢s. En cualquier caso, el derecho a ir sin parte de arriba, en la piscina o en la playa, forma parte en nuestro pa¨ªs de la libertad de expresi¨®n y no nos cansaremos de repetir que el ¡°esc¨¢ndalo p¨²blico¡± se suprimi¨® del c¨®digo civil en 1987, las libertades est¨¢n protegidas por los art¨ªculos 53.1 y 81.1 de la Constituci¨®n y el 10.2 de la Carta Europea y que solo se pueden limitar desde Leyes Org¨¢nicas y nunca desde meras ordenanzas y menos a¨²n reglamentos de piscinas p¨²blicas¡±. En las piscinas privadas los reglamentos los establecen los socios y la costumbre es la ley que impera, aunque en caso de conflicto de pareceres entre los socios y recurso a los tribunales el debate es pantanoso:?la protecci¨®n dispensada a las manifestaciones externas de la libertad ideol¨®gica/religiosa es mayor a¨²n que la que se da a la libertad de expresi¨®n y la indumentaria o a la ausencia de ella es una elecci¨®n que est¨¢n siempre movi¨¦ndose entre los dos terrenos, como sabemos por los infinitos debates que genera el uso de hiyab en Occidente.?
Contra la sistem¨¢tica sexualizaci¨®n del pecho femenino era por lo que se manifestaba Rigoberta Bandini en la canci¨®n que llev¨® al Benidorm Fest y que la hizo famosa en Europa: ¡°No s¨¦ por qu¨¦ dan tanto miedo nuestras tetas¡±. Y aunque dentro de los par¨¢metros de la ficci¨®n, Emilia Pardo Baz¨¢n caracteriz¨® en aquellos pasajes de En las cavernas, los absurdos y primitivos mecanismos que activan ese miedo.?
Por eso, para algunas de las personas consultadas para este reportaje, hacer toples se ha convertido en un acto pol¨ªtico: ¡°Con los a?os lo he empezado a hacer para molestar. Mientras haya alguien a quien le ofenda una teta, ah¨ª estar¨¦ yo para sac¨¢rmelas¡±, dice Raquel Presumido. Aunque para otras es simplemente algo que les da la gana. Julia Noceda (28) jam¨¢s ha tenido un problema al quitarse la parte de arriba y piensa seguir con ello felizmente: ¡°Yo hago toples principalmente para liberarme de la incomodidad del sujetador pero es que adem¨¢s creo que la playa est¨¢ para eso. Es un espacio en el que milagrosamente hemos acordado no mirarnos ni juzgarnos unos a otros. ?Sucede eso en alg¨²n sitio m¨¢s? Si me sacase una teta en el paseo mar¨ªtimo, a pocos metros de la orilla, captar¨ªa muchas miradas at¨®nitas. Y sin embargo basta con cruzar ese umbral y a nadie le importa. Es muy divertido y muy satisfactorio para quienes nos gusta hacerlo¡±.