Beatriz Serrano: ¡°Con m¨¢s oportunidades que nuestros padres, no encontramos la felicidad¡±
La periodista de EL PA?S Beatriz Serrano debuta en la novela con ¡®El descontento¡¯, una s¨¢tira sobre el mundo laboral protagonizada por una treinta?era desencantada. ¡°Es l¨®gico que tras una crisis econ¨®mica y una sanitaria nos replanteemos nuestro modelo de vida y de ¨¦xito. La felicidad es un traje a medida que solo te puedes hacer t¨²¡±, defiende
Esta head of creative strategy no aguanta un briefing ni un insight m¨¢s. En la treintena, Marisa no digiere que durante el resto de su vida deba ir cinco d¨ªas a la semana a trabajar. Andamiada en el humor, con El descontento, su primera novela, la periodista de EL PA?S Beatriz Serrano se venga, por todos, del laberinto de las oficinas. Marisa conoce c¨®mo funciona el juego. Sabe qu¨¦ chiste disparar cuando se inicia la reuni¨®n y con qu¨¦ palabra debe felicitar a su compa?era por su nuevo embarazo. ...
Esta head of creative strategy no aguanta un briefing ni un insight m¨¢s. En la treintena, Marisa no digiere que durante el resto de su vida deba ir cinco d¨ªas a la semana a trabajar. Andamiada en el humor, con El descontento, su primera novela, la periodista de EL PA?S Beatriz Serrano se venga, por todos, del laberinto de las oficinas. Marisa conoce c¨®mo funciona el juego. Sabe qu¨¦ chiste disparar cuando se inicia la reuni¨®n y con qu¨¦ palabra debe felicitar a su compa?era por su nuevo embarazo. Ha alcanzado un puesto de mando a trav¨¦s del arte del disimulo. Ella ya solo finge que trabaja. Pesca ideas para sus proyectos del grupo de universitarios que tutela mientras se atiborra en su despacho de v¨ªdeos de YouTube y pastillas de Orfidal. A sus 32 a?os, ha construido una vida c¨®moda. No la soporta.
En El descontento las teor¨ªas del soci¨®logo Erving Goffman se encarnan en la ficci¨®n. En las interacciones sociales, concluy¨®, se adoptan roles para controlar la imagen que generamos en el otro. ¡°Lo comparaba con el teatro¡±, explica Serrano, ¡°en la calle estamos actuando; en casa, entre bambalinas¡±. Marisa es consciente de su rol. Por su oficina de fluorescentes y microondas compartido pululan personajillos ¡°tan metidos en sus papeles que no se dan cuenta de que act¨²an. Hablan de la empresa en primera persona del plural¡±. Sus identidades se funden con la de la compa?¨ªa ¡°como si la fueran a heredar. Quiz¨¢ tienen relaciones personales m¨¢s superficiales y si el trabajo conquista sus vidas, rellenan el vac¨ªo¡±.
En el curr¨ªculum de Serrano, la palabra ¡®novelista¡¯ se acaba de estrenar. El malestar que enciende su historia lo detect¨® en quienes comparten edad con ella. ¡°Hemos seguido el guion y el mundo ha resultado hostil. Con m¨¢s oportunidades que nuestros padres, no encontramos la felicidad. La crisis de 2008, la burbuja inmobiliaria, sueldos de mierda: todo eso genera el desencanto¡±. Pero esta, se?ala, no es una generaci¨®n ¡°de cristal¡±. Es una que traza los l¨ªmites. ¡°Se est¨¢ buscando que la vida laboral no se adue?e de la personal. Es l¨®gico que tras una crisis econ¨®mica y una sanitaria nos replanteemos nuestro modelo de vida y de ¨¦xito. La felicidad es un traje a medida que solo te puedes hacer t¨²¡±.
El humor ahorma a la protagonista de la novela, que se r¨ªe de s¨ª misma y de la holgazaner¨ªa intelectual de cualquiera que cacaree frente a ella una frase hecha. Finta, con carcajadas, los tent¨¢culos del pesimismo. Aligerar la oscuridad es, para la escritora, una ¡°manera de ver el mundo. A los dos d¨ªas de que a mi madre le diagnosticaran c¨¢ncer, por ejemplo, ya nos est¨¢bamos riendo. Sin el humor, caes en la amargura. A m¨ª la vida se me har¨ªa insostenible¡±. Como quien se hace un selfi frente a un monumento, Marisa quiere permanecer. Le asusta disolverse. ¡°Siempre ha sido un terror muy masculino, desde los h¨¦roes grecolatinos. Yo ahora s¨¦ que quiero existir en la vida de quienes me rodean, hac¨¦rsela m¨¢s agradable. Para m¨ª eso es permanecer. El resto es una pantomima¡±.