Ottessa Moshfegh: ??Dormir un a?o entero como en mi novela? Antes salto por la ventana?
La escritora que se convirti¨® en l¨ªder espiritual del culto femenino al nihilismo por ¡®Mi a?o de descanso y relajaci¨®n¡¯ reniega de su t¨ªtulo e imagina a una hero¨ªna hiperactiva en su ¨²ltima novela, ¡®La muerte en sus manos¡¯.
Ottessa Moshfegh tiene un mensaje para las fan¨¢ticas que tras leer Mi a?o de descanso y relajaci¨®n (Alfaguara, 2019) han inundado sus muros de Twitter e Instagram identific¨¢ndose con frases nihilistas de su novela: ?No os creo. Eso no es lo que quer¨¦is en realidad?. Lideresa a su pesar del culto al desapego social por aquel libro, donde una joven se pasa un a?o en el sof¨¢ de su apartamento ciega de tranquilizantes y con pel¨ªculas de Whoopi Goldberg como ruido de fondo, la estadounidense de ascendencia iran¨ª y croata reniega de esa fantas¨ªa generacional que mitifica la anestesia qu¨ªmica para aliviar la ansiedad social. ?Supongo que ellas en realidad quieren que pare toda esta basura para liberarse, para dejar de sentir que su cerebro las arrastra al abismo. Esa sensaci¨®n de que la vida es abrumadora, frustrante y decepcionante tampoco creo que sea solo cosa de j¨®venes o exclusiva de una generaci¨®n. Lo que s¨ª veo es que en la clase media existen ciertos niveles de privilegio donde se asume que hay que trabajar, pero se idealiza la pereza. Todo esto lo comprendo, ?pero hibernar y dormir un a?o? Antes salto por la ventana. Yo soy una completa y total adicta al trabajo?, aclara por videollamada desde Casa de p¨¢jaros, su residencia en Pasadena (California). La leyenda dice que ese terreno con campanario que compr¨® en 2019 y al que se mud¨® antes del encierro con sus perros y marido, el tambi¨¦n escritor Luke Goebel ¨Cuna historia fruto de un flechazo total mientras ¨¦l la entrevistaba¨C lo edific¨® piedra a piedra el artista Hermann Koller hace justo un siglo. Una casa particular para una autora nada convencional que con su prosa seca, realista y nada complaciente se ha convertido en el term¨®metro de las neurosis de nuestro tiempo.?
Lejos de apalancarse, Moshfegh confirma que ha necesitado escribir ?como m¨ªnimo 2.000 palabras al d¨ªa? para sentirse realizada como persona durante este ¨²ltimo a?o. Doce meses en los que ha escrito su pr¨®xima novela, todav¨ªa sin fecha de lanzamiento (?Tendr¨¢ m¨²ltiples voces, no ser¨¢ tan introspectiva, estar¨¢ ambientada en 1900 y se centrar¨¢ en la explotaci¨®n sexual y trata de mujeres que migraron de China a Estados Unidos?) y ha adaptado, mano a mano con su marido, la mayor parte de sus textos y el guion de Red, White and Water, un drama protagonizado por Jennifer Lawrence sobre una soldado con estr¨¦s postraum¨¢tico al volver de Afganist¨¢n. ?Me pas¨¦ el d¨ªa hablando con agentes y escribiendo en equipo, a esto no estaba nada acostumbrada?, aclara. En este a?o tambi¨¦n ha visto la luz La muerte en sus manos, un texto que empez¨® a escribir en 2017, impactada por la muerte de la m¨ªtica editora Jean Stein, de la que fue asistente y mano derecha mientras trabaj¨® en The Paris Review, y cuyo borrador dej¨® en un caj¨®n para escribir Mi a?o de descanso y relajaci¨®n y despu¨¦s volver a ¨¦l. El texto lo publica ahora Alfaguara con traducci¨®n de Inmaculada P¨¦rez Parra y Angle lo editar¨¢ en mayo en catal¨¢n con traducci¨®n de Alba Dedeu. Moshfegh vuelve aqu¨ª al aislamiento y la soledad femenina, pero centr¨¢ndose en la voz de Vesta, una viuda de 72 a?os obsesionada con el hallazgo de una nota sobre el asesinato de una mujer.
La protagonista de tu nueva novela es la ant¨ªtesis de tu anterior hero¨ªna: hiperactiva, no tiene televisor y odia las pastillas porque ?es irrespetuoso anestesiar la pena?. ?Quer¨ªas alejarte del misticismo del cansancio?
Me identifico con mis personajes, si no, no podr¨ªa escribirlos. Combin¨¦ Mi a?o de descanso y relajaci¨®n y La muerte en sus manos, y supongo que con los dos hab¨ªa dos partes de m¨ª. Con Vesta est¨¢n las positivas: necesita llenar su d¨ªa de actividades y la compa?¨ªa de su perro, esas cosas son las que me reconfortan y me dan seguridad. Mi a?o de descanso y relajaci¨®n nace desde el dolor y la negatividad. Esa conexi¨®n con las pastillas es porque yo las tomo por mi dolor de espalda cr¨®nico, el que me obliga a escribir desde la cama por pura necesidad [Moshfegh sufre escoliosis lumbar desde ni?a, que la oblig¨® a llevar un corrector de espalda].
Uno de tus sellos en tus textos es la relaci¨®n y extra?amiento de las mujeres con sus cuerpos. Tambi¨¦n en este, Vesta se asquea cuando ve a gente con sobrepeso.
Hay muchas verdades y mucho sentido del humor en el cuerpo. Para m¨ª es important¨ªsimo escribir sobre la relaci¨®n con nuestros cuerpos, es mucho m¨¢s interesante describirlo que ignorarlo. Mis personajes tienden a ser bastante neur¨®ticos, no son gente f¨¢cil. As¨ª que sus relaciones consigo mismos, psicol¨®gicamente, emocionalmente, espiritualmente, mentalmente y f¨ªsicamente son muy importantes. No puedo negar la experiencia f¨ªsica si escribo sobre un ser humano. Pienso que mis lectores conectan con esto, con esos cuerpos, porque aunque solo sean palabras en una p¨¢gina, ellos pueden imaginar qu¨¦ se siente. Es lo natural. Y, por supuesto, no voy a contribuir a esa idealizaci¨®n femenina literaria en la que las mujeres no piensan en su cuerpo. Esa visi¨®n es fundamentalmente sexista. Yo escribo sobre mujeres como personas reales.
Tambi¨¦n escribes sobre la juventud como valor social. Aunque recuerda con cari?o c¨®mo su belleza paraba el tr¨¢fico de joven, su protagonista ve ventajas en que nadie se fije ya en ella. ?Es la invisibilidad femenina adulta un triunfo o un castigo?
Ambas y depende. Yo me he sentido invisible durante toda mi vida, cre¨ªa que los chicos ni me miraban. Eso me daba seguridad y me permit¨ªa observar a los dem¨¢s, Pero no era as¨ª de invisible. A?os despu¨¦s descubr¨ª que uno de esos chicos estuvo loco por m¨ª y todo el mundo lo sab¨ªa. Al final, malinterpretamos esas se?ales en nuestra cabeza. Quiz¨¢ si estuviera soltera, si fuera infeliz con mi vida, supongo que me mosquear¨ªa mucho que no se fijaran en m¨ª. Ahora mismo no me importa, voy a cumplir 40 y cuando salgo por ah¨ª me da exactamente igual si se fijan en m¨ª o no. Me inquieta ver a todas esas j¨®venes haciendo tantos esfuerzos por ser vistas, me sabe mal por ellas. ?Qu¨¦ atenci¨®n buscan? ?De qui¨¦n? ?A qui¨¦n quieren impresionar? Esto, al final, va de autoestima y ego.
Hablando de ego, a la prensa le fascina que sea tan segura de s¨ª misma en las entrevistas.
Los estadounidenses est¨¢n obsesionados con la autoestima femenina. Cuando perciben que una mujer es segura de s¨ª misma de forma natural lo escriben con sorpresa. Pero eso es lo est¨¢ndar, ?no? Si te est¨¢n entrevistando es porque eres interesante. Debes ser interesante y lo demuestras a tu interlocutor. Lo que no voy a pretender es que no creo en m¨ª para ganar simpat¨ªa y aceptaci¨®n. No tiene sentido.?
Los arquetipos del True Crime (crimen real) tambi¨¦n est¨¢ en tu ¨²ltimo libro: al encontrar la nota sobre el asesinato de Magda, Vesta inmediatamente imagina una chica atractiva. ?Qu¨¦ opinas del debate sobre c¨®mo las series y pel¨ªculas han mistificado a las asesinadas por su belleza?
Desde que soy ni?a me obsesionan los asesinatos. Las noticias, los reportajes sobre asesinos en serie, lo devoro todo. Anoche mismo vi un documental sobre un asesinato en Idaho Falls. Siempre he sentido en mi interior esta mezcla de fascinaci¨®n, ansia y miedo por el g¨¦nero. Esas narrativas me hacen pensar que si una mujer aparece asesinada en un bosque, instant¨¢neamente imagine que es joven y la mat¨® un hombre.
En una entrevista dijiste que sab¨ªas c¨®mo ibas a morir, pero no diste m¨¢s detalles, ?c¨®mo lo sabes?
En esa entrevista estaba intentando sacar de sus casillas a mi entrevistadora (r¨ªe). Pero en su d¨ªa s¨ª que cre¨ª saberlo. No es que alguien llegase y me dijera: ?Vas a morir de esta forma?. Fue m¨¢s una sensaci¨®n, aunque suene a chaladura, pero lo sigo sintiendo as¨ª. Yo pienso en la muerte de una forma que va mutando, y eso est¨¢ totalmente conectado con mi concepci¨®n de Dios. Pensar en la muerte me lleva al mismo sitio al que me lleva mi imaginaci¨®n si pienso en Dios: es un sitio de libertad total, donde puedo disiparme. Mi marido, que es una persona muy valiente, siempre me dice: ?No quiero morir nunca, quiero vivir para siempre?. Yo no lo puedo entender, no me entra en la cabeza. ?Vivir para siempre? Una aut¨¦ntica pesadilla. Un infierno. Prefiero pensar en mi muerte como un proceso de belleza y no de miedo. No quiero estar asustada cuando pase.
Llevas toda tu carrera sin exponerte en redes sociales. ?Se vive mejor?
No quiero participar, no quiero exponerme. Est¨¦s en ellas o no, las redes sociales han invadido todas y cada una de las esferas de nuestra sociedad y nos han influenciado en todos los niveles. Desde mi punto de vista, creo que son una incre¨ªble p¨¦rdida de tiempo. Cuando todo el mundo habla y habla de algo, de lo mismo, me aburro. Necesito marcar esos l¨ªmites con el exterior cuando estoy escribiendo. Adem¨¢s, me interesan much¨ªsimo las cosas cuando las siento solo y exclusivamente m¨ªas.
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