El gran temor a equivocarse en el trabajo: por qu¨¦ hace tanto da?o la cultura de la culpabilizaci¨®n
Un error de c¨¢lculo o un desacierto desencadenante de muchos otros puede provocar frustraci¨®n, miedo o un ligero vuelco al coraz¨®n, pero no deja de ser humano. Si lo reconocemos como algo natural, ?por qu¨¦ cuesta tanto en la cultura empresarial aceptar estos fallos sin penalizar al trabajador?
A mediados de mayo, corr¨ªa como la p¨®lvora en uno de los muchos microcosmos de Twitter una captura de pantalla?con una notificaci¨®n del BBVA. El mensaje (¡°PRUEBA XSELL. No sabemos como enviarlo a mi movil. Jorge es una prueba¡± (sic)) sum¨® quejas entre los usuarios de la red social. Primero, porque conten¨ªa faltas de ortograf¨ªa; segundo, por la suposici¨®n de que quienes manejan la aplicaci¨®n del banco no est¨¢n familiarizados con el sistema.
La misma entidad ...
A mediados de mayo, corr¨ªa como la p¨®lvora en uno de los muchos microcosmos de Twitter una captura de pantalla?con una notificaci¨®n del BBVA. El mensaje (¡°PRUEBA XSELL. No sabemos como enviarlo a mi movil. Jorge es una prueba¡± (sic)) sum¨® quejas entre los usuarios de la red social. Primero, porque conten¨ªa faltas de ortograf¨ªa; segundo, por la suposici¨®n de que quienes manejan la aplicaci¨®n del banco no est¨¢n familiarizados con el sistema.
La misma entidad pidi¨® disculpas en su cuenta y otras marcas aprovecharon el tir¨®n del rapapolvo para solidarizarse con el error del trabajador. La plataforma de apuntes Wuolah se inspir¨® en la equivocaci¨®n para articular un correo electr¨®nico donde el fallo era tambi¨¦n motivo de humor, mientras que Uber Eats ofrec¨ªa un descuento del 25% a Jorge, el ¡°culpable¡± de la metedura de pata, y Milanuncios se ofrec¨ªa a ayudarle con la compra de un nuevo tel¨¦fono m¨®vil.
En internet, la queja est¨¢ a la orden del d¨ªa; igual que los errores en el trabajo. Nadie est¨¢ exento de cometerlos, ni siquiera en la televisi¨®n en directo. Recientemente, el presentador Andr¨¦s Hurtado desped¨ªa en vivo a uno de los productores del programa peruano S¨¢bado con Andr¨¦s por una errata en uno de los tarjetones que le serv¨ªa de guion. Hurtado hab¨ªa le¨ªdo ¡®medio¡¯ en vez de ¡®miedo¡¯, y en un posible ataque de verg¨¹enza invit¨® al trabajador a dejar su puesto afirmando: ¡°Aqu¨ª las cabezas se cortan r¨¢pidamente¡±.
Metemos la pata en empleos de todo tipo, desde titulares mal escritos hasta nervios involuntarios en una presentaci¨®n decisiva, ca¨ªdas en la hosteler¨ªa o equivocaciones en bufetes y ¨®pticas. El fallo ¨Cun correo enviado a destiempo, un error de c¨¢lculo o un desacierto desencadenante de muchos otros¨C puede provocar frustraci¨®n, miedo o un ligero vuelco al coraz¨®n, pero no deja de ser humano. Si es algo natural, ?por qu¨¦ cuesta tanto enfrentarse a ello?
¡°Tememos al error porque est¨¢ asociado a dos de los miedos que m¨¢s afectan al ser humano: el miedo al qu¨¦ dir¨¢n y el miedo a no ser suficiente¡±, explica Elena Garc¨ªa Donoso, especialista en gesti¨®n del miedo y liderazgo. La experta cuenta que, hist¨®ricamente, las empresas se han gestionado bas¨¢ndose en ¡°la cultura de la penalizaci¨®n¡± y no en la del aprendizaje, y lo ilustra con un ejemplo: ¡°Si un lanzamiento, producto, estrategia de ventas o similar sale mal, se invierte mucho tiempo en buscar al culpable. ??Cu¨¢ntos habremos visto horas y horas empleadas en revisar mails para ver qui¨¦n tom¨® esa decisi¨®n que no ha salido bien y poder justificar que la culpa es de otro?!¡±, cuestiona.
Es en ese proceso de asociaci¨®n ¨Cerror es igual a culpable¨C donde el fallo es percibido, seg¨²n Garc¨ªa Donoso, como una amenaza. He ah¨ª la receta del miedo a las equivocaciones. ¡°Nuestro problema hoy en d¨ªa es que gestionamos los miedos de hoy, m¨¢s psicol¨®gicos y que requieren de herramientas de racionalizaci¨®n, con los mecanismos de ayer, que se generaron para gestionar miedos reales y f¨ªsicos e implicaban solo tres comportamientos: lucha, huida y par¨¢lisis¡±, reflexiona la especialista en liderazgo.
Como consecuencia, seg¨²n la profesional, se acaba teniendo a la plantilla, y a todos sus directivos, con miedo al error y con la creencia de que no pueden equivocarse. ¡°Tienes una empresa totalmente apalancada en su zona de confort, que generar¨¢ aversi¨®n al cambio, rechazo a las innovaciones y reticencias a las evoluciones que, inevitablemente, son imprescindibles en el mundo tan incierto y din¨¢mico en el que vivimos hoy en d¨ªa¡±, cuenta Garc¨ªa Donoso.
La cultura del error en el trabajo
El verano pasado, cuatro columnistas de The New York Times se atrev¨ªan a explorar en la serie informativa Estaba en un error las predicciones incorrectas que hab¨ªan lanzado tiempo atr¨¢s. En la comunidad internacional de emprendedores Mondragon Team Academy es habitual celebrar el Golden Mistake, un galard¨®n que premia el mayor error cometido a lo largo del curso. ¡°Cuantas m¨¢s personas conozcan ese error, menos personas lo volver¨¢n a cometer. Los errores se convierten en una herramienta para asegurarnos de que aprendemos e intentar no volver a cometerlos¡±, reflexiona Berta L¨¢zaro, cofundadora y responsable del ecosistema global en TeamLabs.
L¨¢zaro define la compa?¨ªa como un laboratorio de aprendizaje, ¡°que asume que unos d¨ªas est¨¢s arriba y otros abajo, que los proyectos y las relaciones pueden romperse y fallar. Se naturaliza el error porque se acelera el hacer. Y cuanto m¨¢s haces, m¨¢s te equivocas¡±. Algunas empresas comparten una filosof¨ªa similar: comprenden la equivocaci¨®n como el punto de partida hacia el aprendizaje. Esta metodolog¨ªa es conocida como ¡°cultura del error¡±, definida por el consultor y coach Jos¨¦ Barroso como el entrenamiento y la concienciaci¨®n de la persona trabajadora para que, lejos de esconderse del error, logre aprender de ¨¦l.
¡°Eso significa averiguar por qu¨¦ se ha producido, qu¨¦ factores lo han ocasionado o qu¨¦ ha pasado en la secuencia de actividades que ha fallado. El objetivo es claro: que no se repita¡±, apunta. As¨ª, las compa?¨ªas usan m¨¦todos como el kaizen japon¨¦s ¨Cla cultura de la excelencia en la fabricaci¨®n¨C?y, seg¨²n Barroso, funcionan mejor, al poner el foco en la soluci¨®n y no en el error. ¡°Se suele decir, sobre todo en la sociedad estadounidense, que si no has fracasado varias veces no tienes la experiencia suficiente para llevar un gran proyecto adelante. Si el error se analiza y se aplican soluciones, el fracaso no tiene por qu¨¦ llegar. Las empresas, estadounidenses o no, prefieren gente que aporte soluciones a los problemas, m¨¢s que gente que traiga un curr¨ªculum de proyectos fallidos¡±, explica.
Convivir con el error y no en contra de ¨¦l
Elena Garc¨ªa Donoso comparte varias claves para dejar de sufrir con cada nueva equivocaci¨®n. Insta a naturalizar el error y comprender que es imposible que todo salga como se desea ¨Cy menos a¨²n en un mundo tan cambiante¨C, entender la respuesta ante una equivocaci¨®n como feedback?y no como una amenaza, orientar el fallo a futuro ¨Cla pregunta es ¡°para qu¨¦ me he equivocado¡± en vez de empecinarse en el ¡°por qu¨¦¡±¨C, implementar procesos y espacios de ¨¢reas de mejora y poner en marcha todos los cambios de manera ¨¢gil. Se trata de entender el error en la cultura corporativa sin penalizar al empleado que ha metido la pata. Aunque ya hay empresas que comprenden este acto como una fase m¨¢s.