?A d¨®nde se ha ido mi ambici¨®n?: por qu¨¦ en 2020 las mujeres siempre pierden
Si esta crisis ha hecho que las mujeres retrocedan una generaci¨®n en sus logros, ?qu¨¦ pasa cuando, adem¨¢s, ya no es prioritario el ¨¦xito del ¡®yo¡¯?
En un mundo donde todo ha mutado y la incertidumbre nos invade, ?ad¨®nde volaron nuestras aspiraciones laborales?; ?qu¨¦ significa el ¨¦xito exactamente ahora que los triunfos del pasado se sienten est¨¦riles en este nuevo limbo existencial?; ?qu¨¦ valor tiene la cultura de la gratificaci¨®n personal en una era en la que el ¡®yo¡¯ debe aparcarse por el bien, progreso y supervivencia (literal) de la humanidad? O como escribe la autora y artista Fariha R¨®is¨ªn: ??Puedes hacer un trabajo revolucionario sin querer ponerte en el centro o sin querer que te vean haci¨¦ndolo??.
A 2020 so...
En un mundo donde todo ha mutado y la incertidumbre nos invade, ?ad¨®nde volaron nuestras aspiraciones laborales?; ?qu¨¦ significa el ¨¦xito exactamente ahora que los triunfos del pasado se sienten est¨¦riles en este nuevo limbo existencial?; ?qu¨¦ valor tiene la cultura de la gratificaci¨®n personal en una era en la que el ¡®yo¡¯ debe aparcarse por el bien, progreso y supervivencia (literal) de la humanidad? O como escribe la autora y artista Fariha R¨®is¨ªn: ??Puedes hacer un trabajo revolucionario sin querer ponerte en el centro o sin querer que te vean haci¨¦ndolo??.
A 2020 solo le han bastado nueve meses y un virus para arrasar con buena parte de nuestras proyecciones y planes vitales. En este nuevo paradigma, donde el futuro solo encaja a corto (?cort¨ªsimo!) plazo en nuestro nuevo orden mental, los anhelos profesionales tambi¨¦n se transforman. ??Qu¨¦ suena mejor: un aumento de sueldo o poder teletrabajar para siempre??, se preguntaba Rachel Feintzeig en The Washington Post. El suyo era un an¨¢lisis sobre c¨®mo el trabajo en remoto, aunque supone un ahorro de hasta unos 10.000 euros anuales por empleado, se vende ahora como un beneficio y ventaja profesional exclusiva para el trabajador. Teletrabajar pero con menos sueldo. Una aspiraci¨®n profesional por la que casi nadie apostaba en las listas de deseos frente a la nueva d¨¦cada. Y mucho menos en las de las mujeres, vapuleadas en los efectos colaterales de la covid-19 y machacadas por la nueva esfera del teletrabajo.
En 2020 ellas siempre pierden: m¨¢s de la mitad del mill¨®n de empleos que se esfumaron en Espa?a durante el confinamiento eran femeninos (546.000 puestos de trabajo en total, seg¨²n las cifras de la Encuesta de Poblaci¨®n Activa del pasado mes de julio). Las que tuvieron la suerte de conservarlo, se vieron sobrepasadas por el estr¨¦s y una mayor carga dom¨¦stica durante el confinamiento, labores que no asum¨ªan sus parejas. En caso de tenerlas, claro. En un pa¨ªs donde 1 de cada 10 progenitores con hijos a su cargo es una madre soltera (el 12%), el estudio Covid-19 y desigualdad de g¨¦nero de Esade alerta de que m¨¢s de dos tercios de las madres espa?olas con hijos a? su cargo se ven y ver¨¢n obligadas a permanecer en casa mientras est¨¦n en vigor las medidas de distanciamiento social y no haya centros educativos abiertos.
La hecatombe profesional femenina no solo afecta a nuestro pa¨ªs, es global. La consultora McKinsey calcula que el 54% de los trabajos destruidos en el planeta por esta crisis los ejerc¨ªan mujeres y que ellas tienen casi dos veces m¨¢s de probabilidad de perder el empleo que los hombres a causa de la covid. La CNN alerta de que ?la pandemia amenaza con borrar el progreso femenino?. The Washington Post vaticina que ?la crisis de cuidados y conciliaci¨®n del coronavirus puede hacer retroceder a las mujeres toda una generaci¨®n?. El Financial Times ya asegura que nos enfrentamos a un escenario en el que nos situamos en indicadores de los a?os cincuenta, cuando las mujeres apenas acced¨ªan a la fuerza laboral.
?C¨®mo nos enfrentamos a esta nueva brecha sist¨¦mica laboral que nos arrastra hacia el pasado y nos aleja, todav¨ªa m¨¢s, del progreso e igualdad social? Deca¨ªdas, cansadas y poco esperanzadas. Una encuesta sobre 10.000 espa?olas del club de Malas Madres desprende que el 86% de las mujeres est¨¢n ?ap¨¢ticas, tristes y desmotivadas? tras el confinamiento. Mujeres sobrecargadas que hacen malabares para conjugar su carrera profesional con su vida personal y que se replantean, adem¨¢s, cu¨¢les son sus metas de ¨¦xito profesional.
?Ahora sobrevivir lo entiendo como un logro. La pandemia descarril¨® mis ambiciones, incluso las medianas. Hay peores problemas; siempre los habr¨¢?, escribi¨® la periodista Maris Kreizman en ?A d¨®nde se ha ido mi ambici¨®n?, un ensayo que se viraliz¨® al inicio del verano pand¨¦mico y donde pon¨ªa voz a esa sensaci¨®n generalizada de angustia existencial frente a la imparable serie de catastr¨®ficas desdichas en las aspiraciones profesionales de esta generaci¨®n. ??A d¨®nde va la ambici¨®n cuando los trabajos desaparecen y las cosas por las que te hab¨ªas esforzado ya no se sienten importantes porque son el bot¨ªn de un sistema podrido que necesita una revisi¨®n a fondo??, escrib¨ªa.
Kreizman verbalizaba lo que muchos est¨¢n pensando: que esta nueva crisis sanitaria, econ¨®mica y mental tambi¨¦n ha hecho tambalear nuestras expectativas profesionales, aquello de poner la vida en el centro, para cuestionar, todav¨ªa m¨¢s, qu¨¦ merece la pena sacrificar en la ag¨®nica traves¨ªa del ascensor social. ?Todav¨ªa quiero crear y que me paguen por ello, un mal necesario mientras vivamos en el capitalismo, pero nuestras oportunidades disminuyen? y el mundo se vuelve un poco m¨¢s peque?o cada vez. El alcance de nuestras ambiciones debe reducirse, una y otra vez?, escribe la autora sobre esta carrera de fondo que no deja de a?adir obst¨¢culos.
?A d¨®nde se esfum¨® nuestra ambici¨®n en 2020? En realidad, nunca desapareci¨®. Quisimos replantear un nuevo escenario en el que comprendimos que el ¨¦xito personal carec¨ªa de sentido ahora que sabemos que el mundo se puede caer en pedazos si no pensamos en grupo y comunidad. Cuestionamos a un sistema que nos hab¨ªa quemado y acelerado. Pens¨¢bamos que sab¨ªamos la respuesta, pero de poco sirve tenerla si la rueda del sistema sigue oprimiendo y, encima, nos devuelve a ese pasado poco emancipador que tanto nos cost¨® dejar atr¨¢s.