¡°El Obispado de Segorbe-Castell¨®n silenci¨® los abusos que sufr¨ª¡±
El sacerdote fue cambiado de parroquia en secreto y se le prohibi¨® regresar a Artana, aunque la v¨ªctima nunca fue informada
La parroquia de Artana (Castell¨®n), con 2.000 habitantes y un profundo arraigo religioso, oculta una p¨¢gina negra de abusos que Manuel Vilar Herrero saca ahora a la luz.?¡°Fui v¨ªctima del cura¡±, resume este hombre de 50 a?os. ¡°Empezaba con caricias y besos en el cuello. Luego segu¨ªa toc¨¢ndote el culo y los genitales. Notabas c¨®mo se iba excitando. Acababa restreg¨¢ndose contra ti, sin desvestirse, hasta que eyaculaba entre peque?as convulsiones¡±.
Los abusos empezaron en 1982, cuando Manuel ten¨ªa 14 a?os y encaraba una etapa importante en su vida. ¡°Termin¨¢bamos la EGB y sal¨ªamos del pueblo para ir a cursar el BUP a Nules. El cura eleg¨ªa a algunos de nosotros y nos invitaba a su casa para hablar de temas de moralidad. Eran encuentros informales, donde tambi¨¦n ve¨ªamos alguna pel¨ªcula y pod¨ªamos fumar o tomar algo de alcohol. Fue en esas reuniones cuando empezaron los abusos¡±, recuerda.
¡°Nos hac¨ªa pasar a una habitaci¨®n para una especie de confesiones y all¨ª ocurr¨ªa todo. Yo dej¨¦ de ir, pero entonces nos ped¨ªa a dos o tres que fu¨¦ramos a hacerle compa?¨ªa alguna noche. Luego lo evit¨¦ alegando que ten¨ªa deberes. Ah¨ª comenz¨® a aparecer por casa. Charlaba un rato con mis padres, sub¨ªa a mi habitaci¨®n y volv¨ªa a tocarme. Era terrible. Cont¨¢rselo a mis padres no era una opci¨®n. Lo reverenciaban", sigue Manuel.
¡°Los abusos duraron m¨¢s de un a?o hasta que un d¨ªa me revolv¨ª. Pareci¨® ofenderse y dej¨® de venir. M¨¢s tarde saqu¨¦ el tema con alg¨²n compa?ero y vi que hab¨ªa m¨¢s casos. Hasta entonces nunca lo hab¨ªamos comentado. Pero nadie quiso hablar de ello. A¨²n hoy, y pese a que lo he dicho en p¨²blico en alguna ocasi¨®n, todos miran para otro lado. El pueblo no quiere aceptar lo ocurrido. Lo peor es que se sab¨ªa que algo pasaba. Los primeros rumores me llegaron cuando hice la primera comuni¨®n. No les hice caso. Pens¨¦ que era imposible. Hasta que me pas¨® a m¨ª¡±, lamenta.
La vida en el instituto permiti¨® a Manuel ¡°entablar nuevas relaciones¡± y ¡°tomar conciencia de lo ocurrido¡±. ¡°Era muy joven, pero supe r¨¢pido que aquello estaba muy mal. Que no se puede abusar de un ni?o. Que es un crimen. Me alej¨¦ de la Iglesia para siempre¡±.
Un d¨ªa, un par de a?os m¨¢s tarde y hablando con un amigo mayor, Manuel dej¨® caer su repentino ¡°ate¨ªsmo¡±. ¡°Se sorprendi¨® y me pregunt¨® por qu¨¦. Yo le expliqu¨¦ los abusos. Me dijo que lo ten¨ªa que contar y me llev¨® a ver a otro sacerdote que era del pueblo y estaba en el obispado¡±.
¡°Ah¨ª empez¨® un calvario de entrevistas. Tuve unas diez reuniones con curas y gente del obispado. Nos ve¨ªamos dos o tres veces en poco tiempo y luego corr¨ªan los meses sin que pasara nada. El obispo vino dos veces. Me hac¨ªan repetir una y otra vez lo ocurrido. Llegaron a decirme que el cura se hab¨ªa enamorado de m¨ª, como si fuera mi culpa. As¨ª durante m¨¢s de un a?o¡±, contin¨²a.
Lo ¨²ltimo que le ofrecieron fue un careo con el cura, que nunca lleg¨® a producirse. ¡°Tras esto, se acab¨® todo. Se lo he reprochado a algunos de los que participaron en las reuniones. Eran adultos y tendr¨ªan que haber ayudado a un ni?o ya adolescente que estaba pidiendo ayuda. Pero me hablaron de una especie de pacto de silencio que siguen manteniendo¡±, concluye Manuel, que hoy vive en Valencia y trabaja por su cuenta de etn¨®logo. Soltero y sin hijos, se declara ¡°feliz pese a todo; eso no me lo han robado¡±.
¡°Llegaron a decirme que el cura se hab¨ªa enamorado de m¨ª, como si fuera mi culpa ¡±
Aunque nadie se lo cont¨®, la denuncia tuvo consecuencias. El cura que abus¨® de ¨¦l, Antonio Gil Gargallo, fue apartado del pueblo y destinado a su localidad natal, Mont¨¢n, tambi¨¦n en Castell¨®n y de apenas 300 habitantes. Gil Gargallo, fallecido hace unos a?os, no volvi¨® a pisar Artana. Nunca se hicieron p¨²blicas las razones. "Yo imagin¨¦ que era por lo m¨ªo, pero nadie se dign¨® a dec¨ªrmelo", se queja.
Enrique Vilar Villalba, alcalde por el PP del pueblo desde hace dos d¨¦cadas, asegura que ¡°nunca¡± ha o¨ªdo hablar de los abusos. ¡°Son actos rechazables si se produjeron, pero nunca han llegado a mis o¨ªdos¡±, afirma.
El Obispado de Segorbe-Castell¨®n, que cuenta con 146 parroquias y unos 200 sacerdotes, asegura que no tiene en su archivo documentaci¨®n sobre el caso. ¡°La decisi¨®n la debi¨® tomar el obispo y comunicarla de forma verbal¡±, sostienen fuentes del obispado. El obispo en aquellos a?os era Josep Maria Cases Deordal, fallecido en 2002. Las fuentes del obispado admiten que lo ocurrido corresponde a ¡°la pena can¨®nica¡± que sol¨ªa aplicarse en estos casos.
¡°El sacerdote fue apartado de una parroquia muy importante y enviado a otra mucho m¨¢s peque?a que, adem¨¢s, era su pueblo natal, lo que no es com¨²n. Ya se sabe que nadie es profeta en su tierra¡±, explican estas fuentes. ¡°Seg¨²n los hechos, el traslado incluy¨® una severa amonestaci¨®n verbal del obispo de no regresar a Artana¡±, a?aden.
Preguntados sobre la respuesta ofrecida al denunciante, los actuales responsables del obispado afirman: "Desde el papado de Benedicto XVI, la Iglesia cuenta con m¨¢s y mejores herramientas para actuar en estos casos".
Si conoce alg¨²n caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escr¨ªbanos con su denuncia a abusos@elpais.es