Deberes y clases por Whatsapp contra la cuarentena escolar

En medio de un sal¨®n repleto de juguetes, un ni?o se pelea con sus bloques de construcciones, mientras su hermana se aplica dibujando. En la mesa del sal¨®n, delante del port¨¢til, su padre, acaba de comenzar una clase. Al otro lado de la pantalla, conectados con la APP Teams, 20 alumnos de 12 a?os del colegio privado Hastings en Madrid escuchan atentos las instrucciones. Cada uno, en su casa.

En el piso del director adjunto del colegio San Ignacio de Loyola, de Torrelodones, Giovanni Alario, ayer era dif¨ªcil encontrar un rinc¨®n sin un ni?o con una tableta: la m¨¢s peque?a escuchaba un vid...

En medio de un sal¨®n repleto de juguetes, un ni?o se pelea con sus bloques de construcciones, mientras su hermana se aplica dibujando. En la mesa del sal¨®n, delante del port¨¢til, su padre, acaba de comenzar una clase. Al otro lado de la pantalla, conectados con la APP Teams, 20 alumnos de 12 a?os del colegio privado Hastings en Madrid escuchan atentos las instrucciones. Cada uno, en su casa.

En el piso del director adjunto del colegio San Ignacio de Loyola, de Torrelodones, Giovanni Alario, ayer era dif¨ªcil encontrar un rinc¨®n sin un ni?o con una tableta: la m¨¢s peque?a escuchaba un videocuento de su profesora; el mediano tomaba notas de Historia, y la mayor, en su cuarto, hac¨ªa ejercicios de Matem¨¢ticas. ¡°?Alguna duda con la integral?¡±, lanzaba desde la pantalla su profesor, Jon Gonz¨¢lez. As¨ª comenzaba ayer el primer d¨ªa de cuarentena escolar en las casas de los cerca de 90.000 docentes madrile?os. El lunes pasado la Comunidad decret¨® el cierre de los centros escolares y recomend¨® impartir las clases en formato online.

Pero no todos los colegios contaban con los mismos recursos y los 1,2 millones de alumnos madrile?os se encontraron con soluciones muy diversas. En el colegio p¨²blico Manuel Nu?ez de Arenas, en el Pozo del T¨ªo Raimundo, una zona en riesgo de exclusi¨®n de Madrid, la directora atiende a una madre que no logra resolver la duda de su hijo en casa y ha ido al cole a que se lo expliquen: ¡°?Pero cu¨¢l es la diferencia entre viv¨ªparos y ov¨ªparos?¡±.

En este centro, de pasillos multicolores, referente de innovaci¨®n educativa y transformaci¨®n social, los memes de los grupos de Whatsapp de clase han sido desplazados por los deberes de Conocimiento del medio. ¡°Con la diversidad familiar de nuestro colegio, muchos no tienen tableta, ni port¨¢til y ni medios educativos, ni culturales para enlazar con una plataforma, as¨ª que recurrimos a los grupos de Whatsapp de aula. Todo el mundo tiene m¨®vil¡±, dice la directora Marta Gonz¨¢lez de Iris. En la clase de 4? est¨¢n investigando el coronavirus, han aprendido a identificar las noticias falsas. La maestra Isabel Vizca¨ªno ya les han planteado el reto de conseguir las mejores noticias. ¡°Tambi¨¦n nos ha servido para retomar el contacto con familias que estaban un poco desconectadas. Y lo mejor es que ahora podemos responder a las dudas de forma flexible y personal. Corregirles sus errores y ejercicios. De hecho, esta situaci¨®n siendo una oportunidad de mejora para todos¡±, apunta.

En el norte de Madrid, en Tetu¨¢n, en el colegio P¨ªo XII, han desempolvado el blog para comunicarse con las familias, pero tambi¨¦n han tenido que adaptarse a su dura realidad: ¡°Los deberes est¨¢n en el tabl¨®n del colegio a la puerta para aquellas familias que no tienen Internet¡±, explica la directora Bel¨¦n Mu?oz. En los centros p¨²blicos la herramienta m¨¢s habitual es una aplicaci¨®n llamada Roble, aunque muchos centros no est¨¢n demasiado habituados a utilizarlo.

La alternativa, la ofrec¨ªa el entorno Google, de acceso gratuito. Carmen Morillas, de la confederaci¨®n de asociaciones de madres y madres, Ceapa, explica que les preocupa la poca concreci¨®n de las medidas. ¡°No han previsto una respuesta, un plan concreto, que cada uno se apa?e como pueda, y cada colegio da unas instrucciones. La Ceapa envi¨® al consejero un listado con las 30 dudas m¨¢s frecuentes para estas dos semanas¡±.

Sin instrucciones claras

En Vitoria la jornada de ayer era la segunda sin clase. Y a los 70 centros escolares y universitarios de Vitoria hoy se unen los centros de todo ?lava. Ayer las familias confiaban en que se mejoraran las alternativas. Isabel Buesa, funcionaria, y madre de dos estudiantes de 12 y 9 a?os, se combina con su marido para teletrabajar. ¡°Hemos aguantado los tres trabajando en el sal¨®n tranquilamente un par de horas, pero cuando se les acaba la tarea¡­ El primer d¨ªa fue emocionante, el segundo aburrido¡­ Miedo me da el tercero... Se nos va a hacer muy largo¡±, cuenta por tel¨¦fono.

Ainhoa Urreta, profesora en un colegio concertado, cuenta que les pidieron que flexibilizaran el horario laboral aunque deb¨ªan ir al centro. All¨ª el cierre fue de un d¨ªa para otro y la consejer¨ªa de Educaci¨®n no dio instrucciones de c¨®mo gestionarlo y les est¨¢n llegando ahora. ¡°Piden que facilitemos las clases en remoto, pero no sabemos c¨®mo. Estamos en un despacho enviando deberes por mail mientras nuestros hijos est¨¢n solos en casa¡±, concluye.

Para Jon Gonz¨¢lez, el profesor del San Ignacio de Loyola, la experiencia no ha sido nueva. Cuenta con un canal de Youtube Ja que mates. ?l y sus alumnos estaban felices. ¡°Esto est¨¢ siendo una oportunidad hist¨®rica. Un reto. La tecnolog¨ªa al servicio de la educaci¨®n¡± explica. Su alumna Carmen est¨¢ desconcertada: ¡°Lo m¨¢s loco es que estamos trabajando mucho m¨¢s que en clase. Mola la autonom¨ªa, que es interactivo pero, claro, echo en falta a mis compis¡±.

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