Metaf¨ªsica de chocolate
Hab¨ªa grandes colas en cinco supermercados, porque cierran en Semana Santa, o eso cree la gente. Lo cierto es que no cierran, o solo un d¨ªa, pero lo que cree la gente siempre es enigm¨¢tico
Este bicho es muy cabr¨®n, cuando parece que se va, contraataca a lo bestia. No hay que fiarse nada. Lo ves en casos de conocidos y en los grandes n¨²meros. Al acabar esto deber¨ªamos hacer un monumento al amigo m¨¦dico, o m¨¢s bien a la amiga m¨¦dico, que son m¨¢s, o si no pongamos una parejita: adem¨¢s de su trabajo se dedican a atender al tel¨¦fono a toda su familia y allegados. Una de las frases que m¨¢s he o¨ªdo es esta: ¡°Yo creo que lo he tenido. Estuve raro unos d¨ªas¡±. Si lo medimos as¨ª conozco gen...
Este bicho es muy cabr¨®n, cuando parece que se va, contraataca a lo bestia. No hay que fiarse nada. Lo ves en casos de conocidos y en los grandes n¨²meros. Al acabar esto deber¨ªamos hacer un monumento al amigo m¨¦dico, o m¨¢s bien a la amiga m¨¦dico, que son m¨¢s, o si no pongamos una parejita: adem¨¢s de su trabajo se dedican a atender al tel¨¦fono a toda su familia y allegados. Una de las frases que m¨¢s he o¨ªdo es esta: ¡°Yo creo que lo he tenido. Estuve raro unos d¨ªas¡±. Si lo medimos as¨ª conozco gente que tiene el coronavirus desde hace 20 a?os. Pero s¨ª, a veces est¨¢s cansado, duermes mal, tienes mal cuerpo. Ser¨¢n efectos de la cuarentena, o que estamos ya hasta el gorro. Vivimos inmersos en un misterio.
Cuando por fin podamos hacernos todos el test, esta misma d¨¦cada sin falta, lo comentaremos como las notas en el cole, dici¨¦ndonos lo que ha sacado cada uno. Ya nos hemos acostumbrado a esto tan extraordinario, pero todav¨ªa a veces lo piensas: es algo de ciencia ficci¨®n, o como una maldici¨®n, ser un transmisor inconsciente del mal, que con solo tocar a alguien puedas llevar la muerte a docenas de desconocidos, incluso en otros pa¨ªses. Y al rev¨¦s, como pensar¨¢ con pavor la gente m¨¢s mayor: bajas a por el pan y est¨¢s muerto.
Estamos conviviendo ya rutinariamente con esta precariedad vital, tan poco prevista en nuestros planes, y tienes una atenci¨®n inusitada a lo que te rodea. En estos d¨ªas raros uno de mis momentos favoritos es cuando se va haciendo de noche sin que te des cuenta, levantas la cabeza de un libro y la luz de la ventana es especial, muy bonita. Sigues leyendo y la oscuridad comienza a envolverte en silencio, hasta que alguien pasa y enciende una l¨¢mpara, y en ese momento se hace evidente que el d¨ªa se ha ido. A veces te parece estar en un cuento de Carver, en un drama intenso pero que no sabes en qu¨¦ consiste exactamente, aunque tiene momentos de belleza. Un amigo se conect¨® el otro d¨ªa, y toda su familia desde sus casas, con un amigo que les toc¨® al violonchelo una pieza de Bach. En momentos as¨ª te emociona estar vivo, y por una armon¨ªa, algo que ni se ve.
En una pel¨ªcula basada en relatos de Carver, Vidas cruzadas (Altman, 1993), hay muchos personajes, muchas historias, no tienen nada que ver unos con otros, y te pasas todo el rato pensando qu¨¦ relaci¨®n pueden tener, c¨®mo los enlazar¨¢ el director. Hasta que de repente hay un terremoto y ah¨ª lo tienes: todos tocados por igual por un fen¨®meno total. Justo ayer vi un documental de Pompeya. La c¨¢mara se paseaba por un palacio con delicados dibujos de plantas. Esa ma?ana del a?o 79 all¨ª se levantar¨ªan pensando en lo caro que est¨¢ el aceite o qu¨¦ co?azo ir a trabajar. Era una ciudad de toda la vida, nueve siglos, m¨¢s o menos como Madrid. En la Villa de los Misterios hay unos frescos con un ritual dionisiaco, una extra?a ceremonia que entonces tendr¨ªa la mayor de las trascendencias. Estaba de moda la asiatica luxuria, el lujo y la ostentaci¨®n, vivir como dioses.
En casa ya hay cosas que no sabemos c¨®mo comprar, y habr¨¢ que recurrir al env¨ªo a domicilio, aunque nos resistimos, porque son tonter¨ªas: a los ni?os se les acaban los cuadernos y las recargas de tinta que se borra, que por cierto son car¨ªsimas. Hab¨ªa grandes colas en cinco supermercados por los que pas¨¦, porque cierran en Semana Santa, o eso cree la gente, que al final es lo mismo. Lo cierto es que no cierran, o solo un d¨ªa, pero lo que cree la gente siempre es enigm¨¢tico, sobre todo cuando est¨¢ rara.
Al menos ya hemos comprado huevos de chocolate. El huevo es un s¨ªmbolo tan antiguo como el hombre, ya est¨¢ en Mesopotamia, Egipto, Troya. Era un don de primavera, la vida que recomienza. En un jarroncito etrusco de 700 a?os antes de Cristo, un hombre que sale de un laberinto con una ni?a y se encuentra con la diosa de la aurora lleva en la mano un huevo. El huevo c¨®smico, el cero, el principio y el fin, aparece de India a la Polinesia, y en el supermercado por estas fechas. As¨ª este domingo se re¨²nen las familias en torno a un huevo, por si hay vida m¨¢s all¨¢, o si es tras la cuarentena ya nos vale, o si no al menos que te toque una sorpresa. M¨¢s all¨¢ del huevo, tal vez todo se reduzca al chocolate. En Tabaquer¨ªa, un hermoso mon¨®logo de Pessoa en la ventana, mirando a la calle, ve una ni?a y dice: ¡°?Come chocolatinas, peque?a, come chocolatinas! Mira que no hay m¨¢s metaf¨ªsica en el mundo que las chocolatinas, mira que todas las religiones no ense?an m¨¢s que la confiter¨ªa¡±. Felices pascuas.
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