El lenguado nocturno
Finalmente, anoche, tuve un sue?o que espero me descifr¨¦is. Sal¨ªa por fin a la calle, llena de aprensi¨®n y angustia
Al principio del estado de alarma dej¨¦ de so?ar.
Soy una persona dada a hacerlo, y a recordar una parte importante, y a divertirme con lo que he so?ado. Mis cuentos on¨ªricos tienen planteamiento, nudo y desenlace. A menudo los encadeno, tras haber despertado brevemente, para encontrar la soluci¨®n.
Desde que empec¨¦ esta secci¨®n, nada de so?ar. O nada de recordar las correr¨ªas nocturnas. Hasta que la cosa se puso dura, y las situaciones de peligro alcanzaban cada vez a m¨¢s gente, incluidas personas muy cercanas....
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Al principio del estado de alarma dej¨¦ de so?ar.
Soy una persona dada a hacerlo, y a recordar una parte importante, y a divertirme con lo que he so?ado. Mis cuentos on¨ªricos tienen planteamiento, nudo y desenlace. A menudo los encadeno, tras haber despertado brevemente, para encontrar la soluci¨®n.
Desde que empec¨¦ esta secci¨®n, nada de so?ar. O nada de recordar las correr¨ªas nocturnas. Hasta que la cosa se puso dura, y las situaciones de peligro alcanzaban cada vez a m¨¢s gente, incluidas personas muy cercanas.
Desde entonces, he tenido tres sue?os. Uno de muerte en quir¨®fano, y no era yo la v¨ªctima, pero dol¨ªa mucho. Otra en que s¨ª sufr¨ªa la pandemia y estaba en un pasillo lleno de pacientes afiebrados (me temo que influy¨® el vigoroso relato de un Trist¨¢n Ulloa, por fortuna, restablecido). Y finalmente, anoche, tuve un sue?o que espero me descifr¨¦is.
Sal¨ªa por fin a la calle, llena de aprensi¨®n y angustia; y hab¨ªa olvidado en casa mi bast¨®n. Iba al mercado cercano, adquir¨ªa un lenguado del tama?o de un ni?o de dos a?os; y no hab¨ªa pedido que lo cortaran en filetes. Por el camino encontraba a Edu Gal¨¢n (el vecino que cuida de m¨ª); y le agarraba del brazo, salt¨¢ndome las prohibiciones. Luego ten¨ªa una cita en este peri¨®dico, que era un edificio rectangular lleno de ventanas, con un piso para cada asunto, y al pescadero de las oficinas de administraci¨®n, en la planta baja, le ped¨ªa que descuartizara el lenguado. Con los filetes en brazos, despert¨¦.
Ayuda, doctor Freud.
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