Millones de datos de alumnos y profesores est¨¢n expuestos por la educaci¨®n ¡®online¡¯
Los expertos alertan de la amenaza a la privacidad de los menores que conlleva la avalancha de rese?as provocada por el confinamiento
El inicio del confinamiento produjo una avalancha de datos nunca vista en la Red. De un d¨ªa para otro, millones de alumnos y profesores abrieron nuevos perfiles en las plataformas digitales para asistir a clase por videoconferencia, descargar apuntes, mandar tareas o intercambiar consejos. La prioridad para los 17 Gobiernos aut¨®nomos era replicar a toda prisa el aula en los ordenadores, lo de menos, la seguridad de esta ingente cantidad de datos. El docente decid¨ªa c¨®mo trabajar y con qu¨¦ sistema en l¨ªnea de ense?anza, seg¨²n su pericia con las nuevas tecnolog¨ªas.
Ante el aluvi¨®n de nuev...
El inicio del confinamiento produjo una avalancha de datos nunca vista en la Red. De un d¨ªa para otro, millones de alumnos y profesores abrieron nuevos perfiles en las plataformas digitales para asistir a clase por videoconferencia, descargar apuntes, mandar tareas o intercambiar consejos. La prioridad para los 17 Gobiernos aut¨®nomos era replicar a toda prisa el aula en los ordenadores, lo de menos, la seguridad de esta ingente cantidad de datos. El docente decid¨ªa c¨®mo trabajar y con qu¨¦ sistema en l¨ªnea de ense?anza, seg¨²n su pericia con las nuevas tecnolog¨ªas.
Ante el aluvi¨®n de nuevos usuarios, las plataformas digitales se saturaron y solo ahora ¡ªmes y medio desde el inicio del confinamiento¡ª recuperan poco a poco y sin colgarse la capacidad para responder a la demanda disparada de 8,2 millones de estudiantes. Tambi¨¦n en muchas universidades, cuyos 1,5 millones de alumnos multiplicaron las quejas pese a contar con sistemas m¨¢s potentes. Sin tiempo para improvisar alternativas tecnol¨®gicas, la soluci¨®n de muchos Ejecutivos fue apostar por los paquetes educativos gratuitos de grandes compa?¨ªas como Google y Microsoft.
Sin embargo, los expertos recelan de la seguridad de los registros. ¡°Google sabe qu¨¦ alumno ha ido a clase y podr¨ªa saber qu¨¦ alumno da m¨¢s problemas de puntualidad al ser contratado en una empresa. Lo peligroso es la interpretaci¨®n de los datos¡±, ilustra Javier Valls, profesor de Derecho Penal y Criminolog¨ªa en la Universidad de Granada. Mientras, Alemania, Suiza y Noruega han regulado e investigan el almacenamiento de datos de menores en la nube. Los gigantes tecnol¨®gicos aseguran que no trafican con los datos o que lo hacen de manera anonimizada.
La Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Andaluc¨ªa, Madrid, Catalu?a o Castilla-La Mancha han desarrollado plataformas propias con desigual autonom¨ªa y seguridad, pero combinadas con acuerdos con Google, Microsoft y Cisco, para que sus docentes utilicen tambi¨¦n ciertas herramientas como las aulas virtuales. El resto de regiones se apoya en exclusiva en las tecnol¨®gicas. El confinamiento ha espoleado a comunidades como Navarra, que generar¨¢ ahora su propia plataforma, y esta semana la Generalitat catalana ha cerrado un acuerdo para optimizar sus herramientas con el proyecto activista Xnet, que acogi¨® las quejas de padres y madres de alumnos movilizados contra el uso de datos de ni?os por parte de Google. ¡°Los menores de edad utilizan sin esp¨ªritu cr¨ªtico estas plataformas de empresas dedicadas a la explotaci¨®n de datos. Nos preocupa que las Administraciones no den alternativas a estas herramientas que t¨¦cnicamente funcionan s¨²per bien¡±, lamenta Cecilia Bayo, madre de un alumno de una escuela p¨²blica en Barcelona. La responsable de Xnet, Simona Levi, resume: ¡°Con 80.000 euros y seis meses de trabajo se consigue una alternativa eficiente, con una suite alternativa que bajo la ¨¦tica de los algoritmos incluya todos los paquetes, servidores soberanos y no nubes¡±.
La gran ventaja de los productos de los gigantes tecnol¨®gicos es su calidad, facilidad de uso y versatilidad. Juan Manuel Ruiz dirige el instituto p¨²blico Cartima en Estaci¨®n de C¨¢rtama (M¨¢laga) y hace seis a?os que sus 350 alumnos usan tabletas en vez de libros de texto. ¡°Google Suite nos aporta herramientas ¨²tiles, una gran facilidad de manejo para los adolescentes y garant¨ªas m¨ªnimas. No nos gusta la idea de que los datos est¨¦n en manos de una empresa privada. Queremos repensarlo, pero no es f¨¢cil¡±, admite. Emmanuel G¨¢lvez, de 15 a?os, estudia cuarto de ESO en dicho instituto y tambi¨¦n ensalza la plataforma, en la que pasa unas cuatro horas al d¨ªa. ¡°Es muy intuitiva al ser para ni?os y muy f¨¢cil de trabajar. Recibimos y mandamos tareas, redactamos textos y tenemos clases por videoconferencia¡±, explica.
Tanto Google como Microsoft aseguran que no tratan las rese?as personales y que cumplen con el Reglamento de Protecci¨®n de Datos. ?Qu¨¦ beneficio obtiene Google con su plataforma educativa Suite? ¡°Al ser gratuita no tenemos un retorno directo¡±, responde Gonzalo Romero, responsable de educaci¨®n del dicha empresa en Espa?a. ?Para qu¨¦ conserva los datos la compa?¨ªa? ¡°No tengo esa informaci¨®n, pero estamos en el esquema nacional de seguridad con categor¨ªa alta. Los centros tienen el control absoluto de los datos y pueden borrar cuentas de los estudiantes sin que quede rastro de sus datos¡±, a?ade.
Microsoft asegura que mantiene esa misma l¨ªnea altruista con su producto para centros educativos Office 365: ¡°No ganamos nada, no buscamos un beneficio econ¨®mico, sino disminuir la brecha digital. Cumplimos el Reglamento de Protecci¨®n de Datos y no hacemos tratamiento con los datos, no es nuestro negocio¡±, afirma Bel¨¦n Gancedo, directora de Educaci¨®n de Microsoft en Espa?a. La compa?¨ªa est¨¢ presente en una decena de regiones, mientras que Google Suite da soporte a siete comunidades, seg¨²n los datos recopilados por este diario.
¡°El primer obst¨¢culo para creer a Google es que su software no es de c¨®digo abierto y no puede ser auditado por terceros independientes. Lo que nos piden es un acto de fe. La publicidad no es el problema central, sino los perfiles que realizan sobre cada uno de nosotros y la imposibilidad de acceder a ¨¦l para saber qu¨¦ datos se utilizaron, qu¨¦ decisiones se tomaron y con qu¨¦ organizaciones est¨¢n siendo compartidos o vendidos. Por ejemplo, si mi aseguradora me sube el precio de mi prima porque su algoritmo me ve como un perfil de riesgo, nunca sabr¨¦ por qu¨¦ he sido discriminada. Algo parecido puede suceder cuando no nos conceden un pr¨¦stamo¡±, destaca Manuela Battaglini, abogada especializada en ¨¦tica de datos. ¡°Si dicen que no recopilan datos, ?sobre qu¨¦ datos han hecho su auditor¨ªa de seguridad y sobre qu¨¦ datos cumplen el Reglamento General de Protecci¨®n de Datos?¡±, inquiere.
El Reglamento de Protecci¨®n de Datos califica la informaci¨®n de los menores como entre los m¨¢s sensibles y especialmente vulnerables. Los padres firman un consentimiento sobre el tratamiento de esta informaci¨®n, pero los expertos censuran que ¡°nunca es libre¡± porque si se niegan, perjudican la formaci¨®n educativa de sus hijos y entienden que las autoridades se aseguran de impedir que trafiquen con estos datos. ¡°No es todo tecnolog¨ªa, tambi¨¦n cuenta el nivel de sensibilidad de la informaci¨®n. A veces podemos cumplir las normas de protecci¨®n de datos tirando de sentido com¨²n, no se me ocurrir¨ªa mandar mediante mi correo electr¨®nico informes de alumnos con discapacidades o dificultades familiares. Tampoco har¨ªa videoconferencias con menores en sus casas usando herramientas no oficiales. Debemos racionalizar y coordinar el uso de tanta herramienta, hay centros manejando cuatro o cinco distintas, el alumnado est¨¢ desorientado", expone An¨ªbal de la Torre, asesor t¨¦cnico en ense?anza online que estos d¨ªas forma a 2.000 docentes andaluces. Alicia Pi?a, coordinadora de la comisi¨®n de menores de la Asociaci¨®n Profesional de la Privacidad (APEP), recuerda: ¡°El confinamiento ha puesto de manifiesto las carencias de muchos centros, sin protocolos para usar determinadas herramientas. Todav¨ªa queda mucho por hacer para proteger el derecho a la privacidad de los menores¡±. Las plataformas digitales educativas empiezan desde muy temprano, ya en las escuelas infantiles, antes del colegio, como ClassDojo.
Jorge Garc¨ªa, abogado y delegado de protecci¨®n de datos, critica: ¡°Cuando estos alumnos est¨¦n ya inmersos en su ecosistema, las plataformas sabr¨¢n much¨ªsimo de ellos. Les da igual que el alumno se llame Pedro P¨¦rez: por el c¨®digo postal o IP de conexi¨®n, el modelo y marca de dispositivo, el colegio¡ Dicen mucho de su nivel econ¨®mico. Google afirma que no vende datos personales como tales, y es cierto, como lo es que vive de hacer que publicidad personalizada de terceros llegue a Pedro P¨¦rez. Cosa que har¨¢ hoy, al reconocerle y seguirle fuera de la plataforma educativa, y ya sin limitaciones, ma?ana, desde que el Sr. P¨¦rez alcance la mayor¨ªa de edad¡±.
En el extremo de la desprotecci¨®n est¨¢n los docentes que han creado grupos de Whatsapp y Telegram para tener un contacto directo con sus alumnos. La Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de Datos alert¨® en un informe de 2018 sobre las aplicaciones que recopilan datos de estudiantes a trav¨¦s de los m¨®viles: ¡°Son capaces de acceder a gran cantidad de datos de car¨¢cter personal almacenados en el propio dispositivo, tales como el n¨²mero de identificaci¨®n del terminal, agenda de contactos, im¨¢genes o v¨ªdeos. Adem¨¢s, estas aplicaciones pueden acceder a los sensores del dispositivo, y obtener la ubicaci¨®n geogr¨¢fica, capturar fotos, v¨ªdeo o sonido a trav¨¦s de ellos¡±.
Las universidades llevan a?os apoy¨¢ndose en los gigantes tecnol¨®gicos porque la calidad de su modelo es m¨¢xima y reproducirlo es inviable econ¨®micamente. Jorge G¨®mez, vicerrector de Tecnolog¨ªa y Sostenibilidad en la Universidad Complutense de Madrid, subraya: ¡°No son las herramientas, es el respaldo computacional que tienen. Esos centros de datos no los podr¨ªamos mantener para que sean viables. Son potencias de c¨®mputos espectaculares, no puedes pagar su coste, ni el de las comunicaciones y grabaciones¡±.
Investigaciones internacionales a los gigantes tecnol¨®gicos
Suiza ha sido pionera en Europa y ha cerrado acuerdos con las tres grandes, Apple, Microsoft y Google. La agencia suiza para las nuevas tecnolog¨ªas y la ense?anza, Educa.ch, ha cerrado esta semana el convenio con Google para sus escuelas tras firmar el que ata?e a sus universidades. ¡°Ninguna de las tres quer¨ªa aceptar que los datos estuvieran en servidores europeos y tampoco someterse a la legislaci¨®n suiza si se dan fugas o un mal uso de la informaci¨®n, pero al final aceptaron. Google, solo tras un a?o de negociaci¨®n¡±, explica Bruno Baeriswyl, comisionado para la protecci¨®n de datos en el cant¨®n de Zurich.
En paralelo, el Estado alem¨¢n de Hesse prohibi¨® el pasado verano el uso de los paquetes educativos de los tres gigantes en sus escuelas por incumplir el Reglamento General de Protecci¨®n de Datos y porque la informaci¨®n de los alumnos acababa en la nube europea, a la que puede acceder el Gobierno estadounidense. La autoridad para protecci¨®n de datos matiz¨® luego la prohibici¨®n bajo ciertas condiciones y ahora est¨¢ pendiente de su decisi¨®n definitiva, seg¨²n fuentes de su Departamento. Adem¨¢s, el Gobierno noruego acaba de lanzar una investigaci¨®n para decidir si Google puede operar en sus escuelas y Unicef tambi¨¦n ha iniciado sus propias pesquisas desde su cuartel general en Nueva York.
Mientras, el Estado de Nuevo M¨¦xico (EE UU) demand¨® hace dos meses a la compa?¨ªa ante los tribunales por el uso supuestamente indebido de los datos de sus escolares. ¡°Esta demanda es una tergiversaci¨®n total de la informaci¨®n¡±, censura una portavoz del gigante tecnol¨®gico. El pasado oto?o, el exempleado Martin Shelton relat¨® en un reportaje los agujeros de seguridad que incluyen las diferentes versiones de Google Suite desde la ONG de Edward Snowden, Freedom of the Press Foundation. M¨¢s de 120 millones de alumnos y profesores usan Google Suite en el mundo, con un crecimiento anual del 30%.
En Espa?a, los delegados de protecci¨®n de datos de cada comunidad y del Ministerio de Educaci¨®n no han elevado quejas a la Agencia de Protecci¨®n de Datos por fugas de informaci¨®n o protestas de los padres, seg¨²n Juli¨¢n Prieto, subdirector general del registro de dicha agencia, que tampoco ha investigado por iniciativa propia. ¡°La normativa no se puede ver como un obst¨¢culo para garantizar el derecho a la educaci¨®n, pero tampoco el estado de alarma puede derogar la protecci¨®n de datos¡±, opina. Los delegados de protecci¨®n de datos no son responsables ante la ley por el incumplimiento de la normativa, sino los centros o los Gobiernos aut¨®nomos.
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