¡°S¨¦ que es un poco trampa, pero necesitamos salir y vernos¡±
El l¨ªo con los horarios de paseo y la picaresca hacen que muchas personas esquiven las normas de la fase 0
Tres amigos quedan para dar una vuelta en bici. Un grupo de chavales toma una cerveza en Malasa?a. Un hombre sube en el metro sin mascarilla. Un ni?o juega en la calle a las 20.00. Dos vecinas dan un paseo juntas por Lavapi¨¦s. Ninguna de estas escenas vistas en Madrid parece un delito imperdonable, pero todas suponen quebrantar las normas que obligan a mantener la distancia f¨ªsica en la fase 0. Algunos se l¨ªan con los horarios y ...
Tres amigos quedan para dar una vuelta en bici. Un grupo de chavales toma una cerveza en Malasa?a. Un hombre sube en el metro sin mascarilla. Un ni?o juega en la calle a las 20.00. Dos vecinas dan un paseo juntas por Lavapi¨¦s. Ninguna de estas escenas vistas en Madrid parece un delito imperdonable, pero todas suponen quebrantar las normas que obligan a mantener la distancia f¨ªsica en la fase 0. Algunos se l¨ªan con los horarios y no tienen muy claro cu¨¢ndo les toca salir y otros directamente usan la picaresca para retomar ¡ªcon disimulo¡ª la casi olvidada vida social. Trazamos un recorrido por algunos de estos pecados del desconfinamiento.
Una caminata muy social
Como todav¨ªa siguen prohibidas las reuniones sociales, mucha gente aprovecha los paseos para socializar. Patricia, de 32 a?os, Susana (37) y Noem¨ª (37) caminan juntas por un lateral del Retiro, que sigue cerrado. ¡°No hemos quedado, es que nos hemos encontrado por el camino¡±, dice Patricia, con una sonrisa tan p¨ªcara que huele a mentirijilla. Las tres amigas quebrantan la norma, ya que solo se puede hacer deporte individualmente o con una persona que viva en el mismo domicilio. Teresa, de 73 a?os, y Rosa Mar¨ªa, de la misma edad, dan un paseo por Lavapi¨¦s. ¡°S¨¦ que las vecinas no podemos salir juntas, pero ella me acompa?a porque soy diab¨¦tica¡±, dice la primera. Es normal ver grupos de varias personas aderezando los paseos con las charlas que no han podido tener en estos meses. Ildefonso Hern¨¢ndez, portavoz de la Sociedad Espa?ola de Salud P¨²blica (Sespas), critica estas actitudes: ¡°Lo fundamental es hacer deporte individual y mantener las distancias para evitar cualquier posibilidad de transmisi¨®n¡±.
Ciclismo con amigos
Hay grupos de hasta 10 ciclistas que quedan para hacer rutas juntos. ¡°Somos un grupo de amigos, casi todos vivimos por Chamart¨ªn, y hemos aprovechado para dar una vuelta en bici¡±, dice Julia junto a Sof¨ªa, Alfredo y Alberto y otras dos amigas que prefieren no decir su nombre. ¡°Llevamos dos meses sin salir y sin vernos, ten¨ªamos muchas ganas¡±, a?ade la joven. Todos tienen 17 a?os. ¡°Llevamos fatal el confinamiento, est¨¢bamos deseando poder quedar¡±, a?ade Alfredo. No lo hacen solo los adolescentes. Crist¨®bal, de 49 a?os, Jos¨¦ (54) y Javi (49), tambi¨¦n han quedado para pedalear. ¡°Vivimos cada uno en una punta de Madrid, as¨ª que hemos quedado en un punto intermedio para dar una vuelta. No podemos hacer otra cosa¡±, dice Crist¨®bal. ¡°Llev¨¢bamos mucho sin vernos y no creo que sea peligroso, vamos con bastante distancia entre uno y otro¡±, a?ade Jos¨¦. ¡°S¨¦ que es un poco trampa, pero necesitamos salir y vernos¡±, concluye Crist¨®bal. Para celebrar el reencuentro, se hacen una foto con la Puerta de Alcal¨¢ de fondo.
Comercios que levantan la mano
Un joven se acerca al local de Mohamed (nombre ficticio), que regenta una peluquer¨ªa en Lavapi¨¦s, para saber si se puede cortar el pelo. ¡°Tienes que pedir cita, llama por tel¨¦fono o manda un whatsapp¡±, le recuerda el peluquero. ¡°Es que si no es ahora no puedo¡±, responde el joven, como con l¨¢stima. Mohamed se asoma a la puerta, mira a un lado y al otro y al final le dice ¡°pasa, justo ahora no hay nadie¡±. Antes de coger las tijeras, escribe algo en una agenda. Acaso una cita inventada. La picaresca ha simplificado la burocracia.
La distop¨ªa en el metro
Desde el lunes, la mascarilla es obligatoria en el transporte p¨²blico. ¡°El 97% de los viajeros la llevan¡±, explican desde Metro de Madrid. Uno de los pocos que no lo hacen es Marcos, de 38 a?os. ¡°No la llevo porque se me acabaron ayer y no hab¨ªa en ninguna de las farmacias en las que he preguntado. En cuanto pueda, compro¡±, dice, camino de su trabajo en una obra. ?Le han rega?ado por no llevarla? ¡°Nadie me ha llamado la atenci¨®n, ni viajeros ni guardias de seguridad¡±, responde. Ni rastro de la polic¨ªa de mascarilla. En el and¨¦n, los anuncios de megafon¨ªa parecen sacados de una distop¨ªa futurista donde los humanos no se tocan: ¡°Se recomienda el uso de los ascensores por una sola persona¡±. Hern¨¢ndez recuerda: ¡°Los sitios cerrados con gran densidad de personas, como el metro, son los que m¨¢s contribuyen a la transmisi¨®n de la infecci¨®n. Si todo el mundo ah¨ª lleva mascarillas, esta posibilidad se reduce mucho. Por eso es importante no quit¨¢rsela en el metro¡±.
Mascarillas de quita y pon
Al salir del metro, algunos se quitan la m¨¢scara y otros se la dejan puesta. La tercera opci¨®n es pon¨¦rsela en la barbilla, un quiero y no puedo. ¡°La mascarilla me molesta tanto que en cuanto salgo del metro me la quito y la tiro¡±, dice un hombre de unos 50 a?os que camina junto a dos amigos por la calle Arenal. Laia, de 32, la lleva bajo el ment¨®n. ¡°Solo me la he quitado para beber agua, pero me la voy a volver a poner en seguida¡±, cuenta. En el mismo lugar la lleva una mujer que camina a paso r¨¢pido por ?pera mientras habla por tel¨¦fono. El portavoz de la Sespas se?ala: ¡°Lo ideal ser¨ªa no tocarse la mascarilla. Si tocas cosas y luego te quitas y te pones la mascarilla, no est¨¢s haciendo un uso adecuado de ella¡±.
Ni?os fuera de horario
El horario de los ni?os se estira como el chicle que mascan. Jorge, de 34 a?os, pasea con su hijo Adri¨¢n, de 4, por Las Vistillas, a las 20.00 (su horario acaba a las 19.00). ¡°Hemos salido hace un rato y se nos ha hecho tarde. Pero no creo que pase nada¡±, se justifica el padre. Un poco m¨¢s all¨¢ hay una escena similar. ¡°Aurora, corre, tenemos que irnos a casa, que nos van a multar¡±, dice su padre, Jose. ¡°Se me ha hecho tarde pero quer¨ªa sacarla un rato, llevamos muchos d¨ªas encerrados¡±, confiesa. Es dif¨ªcil ver ni?os jugando juntos, porque todos los parques est¨¢n cerrados y tambi¨¦n lo est¨¢n las zonas infantiles.
Ancianos que no se aclaran
En la Puerta del Sol, un coche de Polic¨ªa Municipal se para ante un hombre con pelo largo recogido en una coleta. ¡°Me han pedido que me vaya a casa, que estoy fuera de mi horario. Pero yo he salido todos los d¨ªas a las 20.30 y no me hab¨ªan dicho nada hasta ahora¡±, se?ala Constante Rodr¨ªguez. Tiene 70 a?os, as¨ª que su turno, en realidad, acab¨® a las 20.00. ¡°Tengo aqu¨ª las instrucciones de Sanidad y dicen que de 19.00 a 20.00 es para mayores de 70 a?os que necesiten ayuda, pero yo no necesito ayuda¡±, se queja mientras emprende camino hacia su casa, malhumorado. Ana Mar¨ªa, de 84 a?os, pelo blanco y mascarilla, camina a paso lento junto al Teatro Real. ¡°Llevaba dos meses sin salir y he salido ahora porque es la hora permitida para los mayores¡±, dice. En realidad, se ha pasado 20 minutos del horario. ¡°Uy, es verdad. He quedado con mi doctora y se me ha hecho tarde¡±, apunta. Y contin¨²a caminando, ayudada por un bast¨®n.
No sin mi novio
Delia, de 28 a?os, vive al norte de Madrid y ha ido varias veces a ver a su novio en Majadahonda (al oeste). ¡°Como soy aut¨®noma, me hice una declaraci¨®n jurada sellada por m¨ª diciendo que trabajo en mi tienda ¡ªque es verdad¡ª y vivo en Majadahonda ¡ªque es mentira¡ª. No voy a estar un mes y medio sin verlo¡±, resume. ?lvaro, de 30 a?os, tambi¨¦n ha hecho lo mismo. ¡°Me he escapado un par de veces para ver a mi novia en Vallecas. He aprovechado que iba a comprar para visitarla, me he quedado all¨ª a pasar la noche y por la ma?ana he vuelto a casa¡±, confiesa. Una pareja se besa apasionadamente en una esquina de Chueca. Si viven juntos, no hay problema, pero si no ser¨ªa irregular. Y ese beso huele a que no se han visto en dos meses.
Cuarentena con amigos
Las visitas sociales siguen prohibidas, pero no todo el mundo lo cumple. Jes¨²s, de 36 a?os, ha visitado varias veces a un par de amigos de su barrio, Lavapi¨¦s. ¡°Mis amigos son como mi familia, y he compartido la cuarentena con ellos, pero al resto de la gente no la he visto¡±, se?ala. ?Y no ha tenido problemas al ir a verlos? ¡°Tengo comprobado que si llevas la mascarilla puesta, la polic¨ªa te para mucho menos¡±, responde.
Microbotellones
Si normalmente todas las plazas de Malasa?a son un bullir de j¨®venes sentados haciendo botell¨®n, estas noches, pese al buen tiempo, no se ven m¨¢s que grupitos de tres o cuatro personas que, como mucho, se beben juntos una lata de cerveza. Y todos de pie. ?lex, de 19 a?os, y Maikel, de 18, miran nerviosos a un lado y a otro de la plaza Esp¨ªritu Santo. ¡°?D¨®nde nos ponemos? No hay manera de que no nos pillen¡±, pregunta Maikel. Buscan un sitio donde echarse una lata de cerveza y, quiz¨¢, fumarse un porro con otros dos amigos que acaban de llegar, pero no se atreven a sentarse y se quedan de pie. ¡°El s¨¢bado se junt¨® m¨¢s gente, sobre todo por la calle La Palma, pero hoy no hay nadie¡±, se?ala ?lex. La Polic¨ªa Municipal disolvi¨® el pasado fin de semana hasta 70 microbotellones. Juan, de 30 a?os, est¨¢ en la misma plaza con otros dos amigos: ¡°Estamos de pie porque as¨ª es m¨¢s f¨¢cil disimular y hacer como que paseamos si viene la poli¡±, cuenta, tras darle un trago a una lata de cerveza.
Avisos y multas
Cuatro agentes de la Polic¨ªa Nacional llaman la atenci¨®n a tres ancianos que charlan animadamente en un banco de la plaza de Oriente. ¡°Estamos avisando a la gente de que hay que cumplir las normas. Lo que m¨¢s vemos es gente mayor que se junta, o personas que pasean fuera de su horario¡±, dice uno de los polic¨ªas, que pide anonimato. Un portavoz del Ministerio del Interior confirma que la gran mayor¨ªa de las sanciones en el estado de alarma (m¨¢s de 850.000 en Espa?a) se deben a desplazamientos no autorizados. En cuanto a otras irregularidades, han detectado gente que aprovecha para quedar con otras personas o peque?as celebraciones en la v¨ªa p¨²blica. La Polic¨ªa Municipal de Madrid tambi¨¦n denuncia que hay personas que entran en parques cerrados tras quitar los precintos y pasean por ellos (en Madrid, los grandes parques siguen por ahora cerrados).
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