¡°Venimos por si nos encierran¡±
Los barceloneses invaden Platja d'Aro ante la preocupaci¨®n de que sea el ¨²ltimo fin de semana sin confinamiento
En las terrazas de los restaurantes de primera l¨ªnea de mar de Platja d¡¯Aro no son mayor¨ªa los rostros rubicundos tintados de rojo por la sobredosis de sol que suele castigar al turista extranjero. Este mes de julio son las pieles tostadas y el pelo en toda la gama de los casta?os y morenos las que se ven m¨¢s: turismo nacional, especialmente el catal¨¢n y, sobre todo, barcelon¨¦s. ¡°Todo est¨¢ alterado. Los meses de julio tradicionalmente era el turismo extranjero el que m¨¢s ven¨ªa y este a?o est¨¢ muy flojo. As¨ª que entre semana estamos tranquilos y los fines de semana es desbordante. Los que han v...
En las terrazas de los restaurantes de primera l¨ªnea de mar de Platja d¡¯Aro no son mayor¨ªa los rostros rubicundos tintados de rojo por la sobredosis de sol que suele castigar al turista extranjero. Este mes de julio son las pieles tostadas y el pelo en toda la gama de los casta?os y morenos las que se ven m¨¢s: turismo nacional, especialmente el catal¨¢n y, sobre todo, barcelon¨¦s. ¡°Todo est¨¢ alterado. Los meses de julio tradicionalmente era el turismo extranjero el que m¨¢s ven¨ªa y este a?o est¨¢ muy flojo. As¨ª que entre semana estamos tranquilos y los fines de semana es desbordante. Los que han venido este fin de semana de Barcelona explican que igual es el ¨²ltimo y que quieren aprovechar por si les vuelven a encerrar¡±, cuenta Bryan, el encargado del restaurante M&B, lleno hasta la bandera, como casi todos de este paseo y de la arteria principal de la localidad, Nuestra Se?ora del Carme.
El carpe diem ¡ªese aprovechar el momento como si no hubiera ma?ana¡ª es el que motiv¨® a los barceloneses Paco y ?ngels a reservar esta misma semana un apartamento en Platja d¡¯Aro: ¡°S¨ª que sab¨ªamos que aconsejaban no salir porque en Barcelona hay brotes, pero decidimos darnos un fin de semana de libertad precisamente por si nos encierran. No hemos hecho vacaciones, tenemos cuatro hijos entre los dos y es el primer respiro sin ellos desde que empez¨® todo. Era necesario¡±, dice de corrido ?ngels. Su compa?ero a?ade: ¡°Llevamos mascarilla, guardamos las distancias y no vamos en grupo¡±.
Otra pareja de Barcelona sale de un peque?o hotel junto a la playa. Hab¨ªan reservado el fin de semana hace 10 d¨ªas y decidieron ir a Platja d¡¯Aro pese a las recomendaciones: ¡°Que digan con claridad las cosas. Es una recomendaci¨®n, no una prohibici¨®n. ?A qu¨¦ viene poner carriles adicionales de salida?¡±, se pregunta Laura.
La falta de congruencia en los mensajes es otro de los argumentos que alega Cristina, una barcelonesa que este fin de semana no alter¨® el viaje para visitar a su madre, en Castell d¡¯Aro. Sentada con tres amigas en una terraza de Platja d¡¯Aro explica: ¡°Cumplimos a rajatabla el confinamiento, seguimos con todas las precauciones, ahora vamos a la playa a las nueve de la ma?ana para evitar a la gente. No hacemos reuniones numerosas. Encuentro que si el Govern cree que no debemos salir bajo ning¨²n concepto lo tiene que explicar y razonar. Mientras no lo haga, se impone el sentido com¨²n y la prudencia¡±.
¡°Claro que hay un poco de miedo a contagios, pero si confinan Barcelona nos vamos a paseo¡±, argumentaba David, propietario del restaurante Montbarmar que recordaba el desierto de las localidades del Baix Empord¨¤ hasta que permitieron la movilidad a la poblaci¨®n de la gran ¨¢rea metropolitana barcelonesa en la desescalada de la pandemia. Platja d¡¯Aro ha sido una de las localidades costeras tradicional de vacaciones de los barceloneses, especialmente de las generaciones que compraron apartamentos y casas en la d¨¦cada de los ochenta.
No hay qu¨®rum cuando se pregunta si este fin de semana hay menos barceloneses que otros. Desde el viernes salieron de la capital 416.000 veh¨ªculos, un 10% menos que un fin de semana normal de verano. ¡°Tal vez un poco menos, pero apenas se nota. Hay familias que ya se hab¨ªan instalado o, por lo menos, parte de ellas. Se quedan los abuelos con los ni?os y los padres suben y bajan para trabajar. Otros teletrabajan¡±, apunta Mari Carmen Miquel, encargada de la boutique Marcfranc que tambi¨¦n sufre la avalancha de los fines de semana y la calma de los d¨ªas laborables.
A diferencia de las playas barcelonesas, no hay problemas de saturaci¨®n en el amplio arenal de Platja d¡¯Aro y las distancias se pueden guardar con holgura en un d¨ªa soleado de julio.
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