Alicante, 1918: la lucha contra otra pandemia que tambi¨¦n estigmatiz¨® a las zonas pobres
En plena segunda ola de la gripe espa?ola, el alcalde orden¨® desalojar y derribar las zonas m¨¢s precarias, medida que contribuy¨® a diseminar el virus
Octubre de 1918. La segunda oleada de la llamada gripe espa?ola ¨Dla gran pandemia del siglo XX, que mat¨® a m¨¢s de 50 millones de personas en todo el mundo¨D toca techo. Los servicios municipales de ciudades en toda Espa?a est¨¢n desbordados. La del Mediterr¨¢neo es una de las zonas m¨¢s afectadas. En Alicante, el alcalde, Antonio Bono Luque, se ve obligado a convocar un pleno extraordinario el d¨ªa 14 para solicitar ayuda al gobernador civil, Jos¨¦ Mar¨ªa Caballero. La intenci...
Octubre de 1918. La segunda oleada de la llamada gripe espa?ola ¨Dla gran pandemia del siglo XX, que mat¨® a m¨¢s de 50 millones de personas en todo el mundo¨D toca techo. Los servicios municipales de ciudades en toda Espa?a est¨¢n desbordados. La del Mediterr¨¢neo es una de las zonas m¨¢s afectadas. En Alicante, el alcalde, Antonio Bono Luque, se ve obligado a convocar un pleno extraordinario el d¨ªa 14 para solicitar ayuda al gobernador civil, Jos¨¦ Mar¨ªa Caballero. La intenci¨®n del primer edil es exponer su plan para combatir la enfermedad. Necesita dinero para adquirir material sanitario. Ya ha acordado construir un nuevo cementerio. Pero, adem¨¢s, propone derribar y desalojar parte de los tres barrios m¨¢s pobres de la ciudad, una medida que contribuir¨ªa a diseminar m¨¢s el virus.
Seg¨²n consta en el acta de la sesi¨®n, que se conserva en el Archivo Municipal de Alicante, Bono informa de que ¡°donde m¨¢s defunciones han ocurrido y ocurren es en aquellos puntos de la ciudad donde menos se practica higiene¡±. El foco est¨¢ ¡°all¨ª donde las viviendas carecen de las circunstancias elementales de habitabilidad, en esas casuchas que Alicante tiene en las estribaciones del Castillo de Santa B¨¢rbara, en las cuales las gentes viven en un hacinamiento y una miseria capaces por s¨ª solos de causar a la salud p¨²blica los grandes estragos que lamentamos¡±. Se trata del barrio de Las Provincias, un grupo de casas precarias situado en la ladera del monte Benacantil, n¨²cleo de la ciudad a principios del siglo XX.
El primer edil alicantino propone intervenir en estas zonas. Pretende ¡°proceder al saneamiento de todo el barrio llamado de Las Provincias y de la parte alta de las barriadas del Carmen y del Arrabal Roig, donde se hallan los principales focos de enfermedad gripal¡±. Tambi¨¦n planea ¡°habilitar locales [pabellones y dockers, t¨¦rmino ingl¨¦s que hace referencia a los estibadores, probablemente donde se les alojaba] para todos aquellos que siendo hijos de esta poblaci¨®n se quedaren sin vivienda como consecuencia de estas medidas¡±. Actualmente, Las Provincias ha desaparecido incluso de la memoria de los alicantinos. Los otros dos barrios siguen en pie.
¡°Acusar a las personas m¨¢s vulnerables, a los m¨¢s afectados, de ser el foco de la epidemia fue habitual¡± durante la epidemia de gripe espa?ola en 1918, asegura Mar¨ªa Isabel Porras, catedr¨¢tica de Historia de la Ciencia de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). ¡°Las epidemias nunca afectan a todos por igual¡±, contin¨²a, ¡°el impacto siempre es mayor entre la gente con pocos recursos, mal alimentados y que viven hacinados en espacios peque?os¡±. Algo similar, opina, a lo que ha sucedido durante la actual pandemia de covid-19, ¡°con el cierre de algunos barrios de Madrid¡±.
La especialista de la UCLM ratifica, a partir de un trabajo publicado por los profesores Josep Bernabeu-Mestre y Mercedes Pascual, de la Universidad de Alicante (UA), que el plan para sanear las zonas pobres de Alicante ¡°oblig¨® a los habitantes a salir de ellas¡±. ¡°En muchos casos los realojaron, generando dispersi¨®n entre las familias¡±, sostiene Porras, ¡°y a aquellos trabajadores de localidades diferentes los enviaron a sus lugares de origen¡±.
El estigma social no es el ¨²nico parecido entre ambas emergencias sanitarias. La gripe espa?ola tuvo una primera oleada en primavera y afect¨®, principalmente, a Madrid y las dos Castillas, seg¨²n Porras. La segunda, en oto?o, fue peor y se desplaz¨® hacia el Mediterr¨¢neo. ¡°El movimiento de la poblaci¨®n¡± durante el verano fue la clave. ¡°Las vacaciones de la poblaci¨®n, los traslados de los temporeros y de los quintos que iban a cumplir el servicio militar¡± expandieron el virus. Los datos de mortalidad que maneja Porras se?alan que Alicante fue la provincia m¨¢s afectada de lo que ahora es la Comunidad Valenciana, con 581 muertes por cada 100.000 habitantes durante el pico de octubre. Castell¨®n registr¨® 495 y Valencia, 335. En Almer¨ªa se lleg¨® a las 988, pero los peores datos fueron para Zamora, con 1.013 bajas por gripe por cada 100.000 habitantes. Seg¨²n las cifras oficiales en toda Espa?a, en 1918, la epidemia mat¨® a 147.114 personas, en 1919 a 21.245 y en 1920 a 17.825, en un pa¨ªs de poco m¨¢s de 20 millones de habitantes.
En la misma sesi¨®n de 1918, el alcalde de Alicante tambi¨¦n pide recursos para la compra de material sanitario y de higienizaci¨®n. Seg¨²n el acta, Bono solicita dinero para ¡°completar el material de desinfecci¨®n de que se dispone, a cuyo efecto esta Alcald¨ªa ha adquirido cuatro estufas port¨¢tiles y una modern¨ªsima estufa marca Metzger con todos sus accesorios¡±. Tambi¨¦n debe el Ayuntamiento ¡°adquirir un importante stok [sic] de material desinfectante para ser utilizado por las brigadas sanitarias y a la vez para ponerlo a disposici¨®n de los particulares a precio de coste¡±, as¨ª como ¡°comprar dos carros sanitarios para el transporte de ropas y ¨²tiles y para el traslado de los enfermos¡±.
¡°Han pasado m¨¢s de 100 a?os y las medidas para combatir una epidemia siguen siendo las mismas¡±, subraya Porras. Se trata de los m¨¦todos de profilaxis m¨¢s generales, ¡°como el aislamiento, el confinamiento o la higiene¡±, detalla, ¡°y las de higiene p¨²blica, como la limpieza de calles¡±. No est¨¢ acreditado que en Espa?a se usaran mascarillas, manifiesta, una pr¨¢ctica habitual en Francia, por ejemplo. ¡°Tambi¨¦n entonces anduvieron como locos en busca de una vacuna, aunque sin ¨¦xito¡±, relata la experta.
Y en el ¨¢mbito socioecon¨®mico, ¡°el paralelismo¡± entre las pandemias de gripe y covid ¡°es muy grande¡±. ¡°La sensaci¨®n es que siempre topamos con lo mismo, la dicotom¨ªa entre econom¨ªa y salud¡±, asegura. ¡°En 1918 los Ayuntamientos pidieron ayuda econ¨®mica, cr¨¦ditos, y activaron los comedores sociales¡±, indica. ¡°Ahora est¨¢n siendo necesarias medidas como los ERTE y volvemos a ver las tristes colas del hambre¡±. No obstante, s¨ª hay una diferencia sustancial. ¡°En 1918, la poblaci¨®n activa es la que m¨¢s muere¡±, dice, ¡°con lo que el impacto de paralizaci¨®n de la actividad fue a¨²n mayor que el del confinamiento¡± de la pasada primavera.
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