Eduardo Soler Fi¨¦rrez, pedagogo y renovador de la educaci¨®n p¨²blica
El fallecido escritor y poeta jiennense, Premio Nacional del Libro en 1997 por ¡®Canto y Cuento¡¯, es autor de decenas de libros especializados
El 17 de febrero muri¨® Eduardo Soler Fi¨¦rrez, pedagogo, escritor y poeta. Inspector de Educaci¨®n, doctor en Ciencias de la Educaci¨®n y profesor en las Universidades de Barcelona y Complutense, autor de decenas de libros especializados, de relatos y poemarios, Premio Nacional del Libro en 1997 por su obra Canto y Cuento junto a Carlos Reviejo.
Soler naci¨® en Ja¨¦n en 1942. Entre 2005 y 2007 vivi¨® con su mujer Pilar Montes en Malabo, Guinea Ecuatorial. All¨ª fue director de Programas del Ministerio de Educaci¨®n y coordin¨® la cooperaci¨®n educativa espa?ola y la reforma del sistema edu...
El 17 de febrero muri¨® Eduardo Soler Fi¨¦rrez, pedagogo, escritor y poeta. Inspector de Educaci¨®n, doctor en Ciencias de la Educaci¨®n y profesor en las Universidades de Barcelona y Complutense, autor de decenas de libros especializados, de relatos y poemarios, Premio Nacional del Libro en 1997 por su obra Canto y Cuento junto a Carlos Reviejo.
Soler naci¨® en Ja¨¦n en 1942. Entre 2005 y 2007 vivi¨® con su mujer Pilar Montes en Malabo, Guinea Ecuatorial. All¨ª fue director de Programas del Ministerio de Educaci¨®n y coordin¨® la cooperaci¨®n educativa espa?ola y la reforma del sistema educativo guineano. Lo hizo, como todo lo que acomet¨ªa, con entrega y convencimiento.
De su trayectoria, muy influyente en el campo de la pedagog¨ªa y la renovaci¨®n de la educaci¨®n p¨²blica a partir de la Transici¨®n, se ocupa una completa semblanza biogr¨¢fica del tambi¨¦n Inspector de Educaci¨®n Jos¨¦ Mar¨ªa Lozano, a punto de publicarse en la editorial Anaya. De su trabajo literario m¨¢s creativo los lectores de EL PA?S pueden recordar uno de sus ¨²ltimos art¨ªculos, el verano pasado: una Carta a Dulce Mar¨ªa Loynaz en la que rememoraba su visita a la Premio Cervantes en La Habana y en donde brillaban su buen humor, su inteligencia perspicaz a la hora de aprehender el car¨¢cter de las personas y su gran cultura de lector de por vida; todo siempre te?ido de generosidad y de bonhom¨ªa.
Todos los que lo trataron coinciden recordando esa cualidad tan escasa y rara de encontrar en esta vida: la bondad intr¨ªnseca de su car¨¢cter, su vocaci¨®n abierta y progresista de servicio a la comunidad. Yo coincid¨ª adem¨¢s con ¨¦l durante un a?o en sus visitas a Guinea Ecuatorial y all¨ª vi su capacidad para dialogar y concitar acuerdos, para sacar adelante proyectos ¨²tiles pero trabajosos que otros dejaban por imposibles, y sobre todo para dedicar tiempo y atenci¨®n a los dem¨¢s. Nadie, ni la persona m¨¢s humilde (sobre todo, dir¨ªa yo, las m¨¢s humildes) le pasaba desapercibido o pod¨ªa dejar de esperar de su parte ayuda y paciencia infinita.
Ten¨ªa much¨ªsimo de eso que sol¨ªa llamarse don de gentes: hace poco tom¨® la palabra improvisadamente al final de un homenaje organizado por Elena Medel a la poeta Carmen Conde, de quien fue albacea literario y amigo fiel hasta su muerte. Y se meti¨® en el bolsillo, brillante y divertido, a toda una generaci¨®n nueva de poetas y a un p¨²blico muy joven al que dej¨® encandilado.
Se esforz¨® siempre por seguir siendo lector y escritor curioso y activo. Acababa de corregir las pruebas de un magno Diccionario Enciclop¨¦dico de la Esclavitud al que dedic¨® estos ¨²ltimos seis a?os y que publicar¨¢ la editorial Ra¨ªces. Ahora es tema de moda, pero su inter¨¦s por la historia de la poblaci¨®n descendiente de los esclavos en el mundo hisp¨¢nico viene de mucho antes, y ya en 2014 public¨® una monograf¨ªa sobre Juan Latino, primer catedr¨¢tico negro en el siglo XVI.
Muri¨® en paz y sin dolor, dormido, tras el diagn¨®stico de una insuficiencia cardiaca que se fue agravando. Se enterr¨® en su a?orado pueblecito de C¨¢rchel, en Ja¨¦n, donde hay calles y escuelas con el nombre de sus padres, maestros ambos muy queridos durante la dificil¨ªsima posguerra. All¨ª conservaba con mil cuidados la casa familiar y el cari?o y respeto de los vecinos. Luc¨ªa un sol casi ya de primavera, se ve¨ªan las flores de los almendros entre los olivos, y muchos amigos y familiares acompa?aron sus cenizas hasta el cementerio donde descansa, en su tierra y junto a sus padres.