Hans K¨¹ng, conciencia cr¨ªtica del catolicismo romano
Con la muerte del te¨®logo suizo, el cristianismo pierde a una de las mentes m¨¢s l¨²cidas y creativas y a un librepensador dentro de la Iglesia
Con la muerte del te¨®logo suizo Hans K¨¹ng el 6 de abril, el cristianismo pierde a una de las mentes m¨¢s l¨²cidas y creativas del siglo XX y de las dos d¨¦cadas del siglo XXI y a un librepensador ¨Duna figura poco frecuente¨D dentro de la Iglesia cat¨®lica. ?l fue la conciencia cr¨ªtica del catolicismo romano, del imperialismo vaticano, del fundamentalismo instalado durante siglos en la c¨²pula de San Pedro y muy especialmente del dogma de la infalibilidad del papa...
Con la muerte del te¨®logo suizo Hans K¨¹ng el 6 de abril, el cristianismo pierde a una de las mentes m¨¢s l¨²cidas y creativas del siglo XX y de las dos d¨¦cadas del siglo XXI y a un librepensador ¨Duna figura poco frecuente¨D dentro de la Iglesia cat¨®lica. ?l fue la conciencia cr¨ªtica del catolicismo romano, del imperialismo vaticano, del fundamentalismo instalado durante siglos en la c¨²pula de San Pedro y muy especialmente del dogma de la infalibilidad del papa, declarado eg¨®latramente por P¨ªo IX en 1870. Fue un cr¨ªtico muy severo del rumbo involucionista de los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, que ¨¦l mismo sufri¨® en su carne. ¡°Dif¨ªcilmente¡±, afirma ¡°habr¨¢ entre las grandes instituciones de nuestros pa¨ªses democr¨¢ticos ninguna otra que proceda de forma m¨¢s inhumana con quienes piensan distinto y con los cr¨ªticos en sus propias filas, ninguno que discrimine tanto a las mujeres¡±.
Pero ejerci¨® tambi¨¦n la funci¨®n de terapeuta, como le gustaba definirse. Fue un reformador, en continuidad con los grandes reformadores del cristianismo, que defendi¨® un cambio de paradigma eclesial teniendo como referencia no los concilios de Trento y del Vaticano I, sino el Concilio Vaticano II; no el C¨®digo de Derecho Can¨®nico ni la actual Constituci¨®n jer¨¢rquico-patriarcal del Estado de la Ciudad del Vaticano, sino el Evangelio; no la obediencia y sumisi¨®n al papa, sino el seguimiento de Jes¨²s de Nazaret.
Practic¨® el di¨¢logo como talante, estilo de vida, m¨¦todo para la b¨²squeda de verdad y camino para la resoluci¨®n de los conflictos. Fue pionero en el di¨¢logo ecum¨¦nico entre las diferentes iglesias cristianas. Esa result¨® ser una de sus principales aportaciones al Concilio Vaticano II, donde particip¨® como perito teol¨®gico invitado por Juan XXIII con apenas 34 a?os y contribuy¨® a pasar del anatema, en el que estuvo instalado el papado durante siglos, al di¨¢logo. Sin embargo, unos a?os despu¨¦s experiment¨® en su propia persona el cambio involucionista del di¨¢logo al anatema al serle retirado el reconocimiento de ¡°te¨®logo cat¨®lico¡± en 1979 con el silencio c¨®mplice de su colega en Tubinga Joseph Ratzinger, entonces cardenal y arzobispo de M¨²nich.
K¨¹ng fue uno de los te¨®logos m¨¢s madrugadores en el di¨¢logo interreligioso desde el convencimiento de que ninguna religi¨®n tiene la cartograf¨ªa completa de la verdad ni es el ¨²nico camino de salvaci¨®n-liberaci¨®n. Considera el di¨¢logo de religiones como alternativa a las multiseculares guerras de religi¨®n, de las que quedan todav¨ªa algunas reminiscencias, y la teor¨ªa del choque de civilizaciones defendida por Samuel Huntington como estrategia en las relaciones internacionales. Un di¨¢logo no centrado en la b¨²squeda de acuerdos doctrinales, sino en torno a la defensa de valores morales comunes a las religiones y a la ¨¦tica c¨ªvica, como la no violencia activa en el camino hacia la paz y el respeto a toda la vida, la defensa de la naturaleza como hogar com¨²n, la pr¨¢ctica de una vida veraz y aut¨¦ntica, la cultura de la solidaridad y de un orden internacional justo, el reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres.
El tercer nivel del di¨¢logo de K¨¹ng fue el interdisciplinar. Desde los inicios de su itinerario intelectual mantuvo un di¨¢logo fecundo, mutuamente enriquecedor e ininterrumpido con las ciencias naturales y las ciencias humanas, con las ciencias sociales y las ciencias de la vida, con las ciencias de la mente, la filosof¨ªa, la ciencia pol¨ªtica, la econom¨ªa, la arqueolog¨ªa, la est¨¦tica, la m¨²sica, la literatura... Un di¨¢logo en el que reconoce las aportaciones que unas y otras disciplinas han hecho al pensamiento y los avances que han supuesto para la humanidad, pero en el que entona, al mismo tiempo, la despedida de la excesiva credulidad en la raz¨®n, la ciencia y la tecnolog¨ªa.
En dicho di¨¢logo no esquiv¨® los temas m¨¢s espinosos desde el punto de vista ¨¦tico y religioso como la muerte digna, en pleno debate sobre la eutanasia y aplic¨¢ndolo a su propia persona. Para ¨¦l, el ars moriendi formaba parte del ars vivendi y ambos han de regirse por el principio-responsabilidad. ¡°Me encantar¨ªa¡±, afirma, ¡°morir conscientemente y despedirme con dignidad¡±. Vivir, pensar, hablar, hacer teolog¨ªa y morir con dignidad es, sin duda, el mejor legado de la vida nonagenaria y del trabajo intelectual de Hans K¨¹ng.
Juan Jos¨¦ Tamayo es profesor em¨¦rito de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de La Internacional del odio (Icaria, 2021, 2? ed.).