Confinados en el ¡®hotel covid¡¯ de Mallorca: m¨²sica, alcohol y polic¨ªa de madrugada
La Polic¨ªa Local interviene en el hotel Palma Bellver e investiga si locales cercanos han suministrado alcohol a los j¨®venes a trav¨¦s de las terrazas de las habitaciones
A pocos metros del hotel Palma Bellver, un grupo de extranjeros est¨¢ viendo el partido que enfrenta a Inglaterra y Alemania en los octavos de final de la Eurocopa en la terraza de un conocido pub irland¨¦s. Llevan pintada la bandera de Alemania en la cara y toman cervezas aprovechando la buena temperatura de la tarde del martes. Preguntados por el asunto, desconocen lo que est¨¢ ocurriendo en el enorme edificio blanco de 13 plantas situado a unos pocos metros, en pleno paseo Mar¨ª...
A pocos metros del hotel Palma Bellver, un grupo de extranjeros est¨¢ viendo el partido que enfrenta a Inglaterra y Alemania en los octavos de final de la Eurocopa en la terraza de un conocido pub irland¨¦s. Llevan pintada la bandera de Alemania en la cara y toman cervezas aprovechando la buena temperatura de la tarde del martes. Preguntados por el asunto, desconocen lo que est¨¢ ocurriendo en el enorme edificio blanco de 13 plantas situado a unos pocos metros, en pleno paseo Mar¨ªtimo de Palma, y que alberga a los 249 j¨®venes que desde el fin de semana permanecen confinados por ser contactos estrechos o positivos de coronavirus en relaci¨®n con el macrobrote por los viajes de estudios a Mallorca. Un juzgado decidir¨¢ este mi¨¦rcoles si ratifica la resoluci¨®n del Gobierno regional para confinar forzosamente a los chavales en el hotel, medida a la que se ha opuesto la Fiscal¨ªa. Sanidad comunic¨® el lunes que ya ha detectado m¨¢s de mil casos positivos asociados al macrobrote en toda Espa?a y casi 5.000 personas se encuentran en cuarentena
Nada indica a primera vista que el hotel Palma Bellver sea el establecimiento que el Gobierno de Baleares ha destinado a alojar a los turistas aislados. Las puertas est¨¢n cerradas. No hay polic¨ªas en la puerta. Pero a medida que uno avanza por la calle, se oye la m¨²sica a todo volumen desde uno de los balcones. Tres chicas bailan asomadas a la terraza de la habitaci¨®n. Otro chaval grita algo ininteligible un poco m¨¢s abajo. Los pies de una pareja asoman desde otro de los balcones. Los coches que pasan por la avenida tocan la bocina. ¡°?Iros de la isla!¡±, grita uno de los conductores que han parado en el sem¨¢foro.
¡°Ahora est¨¢n tranquilos porque est¨¢ el f¨²tbol¡±, explica uno de los agentes de seguridad que tiene que trabajar estos d¨ªas en el establecimiento. Dice que durante el d¨ªa est¨¢n ¡°m¨¢s o menos¡± calmados aunque luego, por la noche, ¡°la l¨ªan en las habitaciones¡± y dan m¨¢s trabajo. Como la madrugada del martes, cuando una dotaci¨®n de la Polic¨ªa Local de Palma tuvo que desplazarse para poner orden en el recinto. Durante toda la noche, las denuncias por ruido y molestias de los vecinos y los clientes del hotel colindante fueron reiteradas. Al llegar la polic¨ªa, el panorama era de m¨²sica a todo volumen en algunas habitaciones, lanzamiento de objetos a la calle desde las terrazas y gritos a los viandantes.
Antonio, que vive en la planta baja del edificio que colinda con el hotel, afirma que ¡°era m¨¢s que ruido, era una fiesta¡±. Asegura que dos vecinas del edificio llamaron a la polic¨ªa de madrugada por el esc¨¢ndalo que se estaba formando y consiguieron que llegaran los agentes municipales a poner orden. ¡°Nos han dejado el pasillo interior lleno de mierda, tiran los yogures enteros, la comida. Es una verg¨¹enza¡±, dice Antonio, que ironiza sobre las cr¨ªticas al confinamiento de menores de edad, ¡°que parece que para estar de fiesta no son menores¡±.
En este hotel de cuatro estrellas del grupo Meli¨¢, el Gobierno de Baleares se encarga de suministrar a los j¨®venes la comida ¡ªprocedente del hospital de Son Ll¨¢tzer de Palma¡ª y de cubrir sus necesidades b¨¢sicas de higiene. El Ejecutivo ha pagado 1.673.000 euros por el alquiler de este hotel de 383 habitaciones hasta el 31 de octubre, para todo tipo de turistas en situaci¨®n de aislamiento, y el lunes aprob¨® un gasto urgente de 99.998 euros para vigilancia y seguridad en el hotel. Sin embargo, la comida parece no tener mucho ¨¦xito, dada la cantidad de repartidores que llegan cargados de bolsas. Tres en apenas 20 minutos.
El vigilante de seguridad les abre la puerta. Explica que los j¨®venes pueden pedir comida y lo que necesiten a trav¨¦s de las aplicaciones m¨®viles y que los repartidores dejan las bolsas en la recepci¨®n del hotel, donde se encargan de subir el pedido a las habitaciones. El alcohol est¨¢ prohibido, aunque la Polic¨ªa Local est¨¢ investigando si los propietarios de algunos bares del paseo Mar¨ªtimo estuvieron suministrando alcohol a los j¨®venes mediante cubos atados a s¨¢banas que los chavales izaban desde las terrazas, como denunciaron los vigilantes de seguridad que trabajan en el interior del hotel, en el que tambi¨¦n hay alojados 33 turistas extranjeros, algunos con ni?os, que tambi¨¦n pasan cuarentena por haber dado positivo o ser contactos estrechos.
Cae la tarde, y la m¨²sica y los c¨¢nticos no cesan. Los j¨®venes siguen gritando en las terrazas y los paseantes se paran a observar desde la acera. A ratos ondean s¨¢banas pidiendo salir del hotel y claman lemas como ¡°queremos salir, somos negativos¡± y ¡°libertad, libertad¡±. Los conductores parados en los sem¨¢foros no pueden evitar mirar hacia el jaleo. ¡°Sacadme de aqu¨ª, cabrones¡±, chilla uno de los chicos desde la terraza. ¡°T¨ªrate, que te cojo¡±, le contesta un conductor parado en el sem¨¢foro.