Los maristas investigan acusaciones de abusos a otros dos profesores en el colegio de Granada hasta 2007
¡°El colegio est¨¢ mintiendo¡±, replican las v¨ªctimas sobre el primer docente se?alado, que tras una denuncia en 2010 en realidad sigui¨® organizando campamentos con una asociaci¨®n vinculada al centro
Crece el esc¨¢ndalo de abusos en el colegio marista de Granada, donde hasta tres v¨ªctimas denuncian abusos del profesor de m¨²sica en los a?os ochenta, el seglar Guillermo Garc¨ªa, alias Willy: ahora surgen acusaciones contra otros dos profesores, hermanos maristas, uno a finales de los setenta y otro, m¨¢s reciente, en torno a 2006 y 2007, seg¨²n sostienen tres exalumnos a EL PA?S. Por las fechas, existe la posibilidad de que este ¨²ltim...
Crece el esc¨¢ndalo de abusos en el colegio marista de Granada, donde hasta tres v¨ªctimas denuncian abusos del profesor de m¨²sica en los a?os ochenta, el seglar Guillermo Garc¨ªa, alias Willy: ahora surgen acusaciones contra otros dos profesores, hermanos maristas, uno a finales de los setenta y otro, m¨¢s reciente, en torno a 2006 y 2007, seg¨²n sostienen tres exalumnos a EL PA?S. Por las fechas, existe la posibilidad de que este ¨²ltimo caso no haya prescrito. El primero es el hermano Ramos, conocido como El Margarito. El segundo, el hermano Juan Antonio, apodado en algunos cursos El Quijote, y en este caso la menor es una ni?a. La orden ha confirmado que ya estaba investigando a los dos tras recibir denuncias contra ellos estos d¨ªas a ra¨ªz de las informaciones de este peri¨®dico, aunque no ha precisado cu¨¢ntas ni ha dado detalles. En los dos casos, seg¨²n estos testimonios, se produjo alg¨²n incidente que acab¨® con la salida repentina del colegio de los religiosos, que fueron trasladados a otros centros. No obstante, la congregaci¨®n asegura que no le constaba hasta ahora ninguna denuncia del pasado. Ramos ha fallecido, pero el hermano Juan Antonio sigue activo en un colegio de la orden en la zona del Mediterr¨¢neo. Los maristas no aclaran si han tomado medidas con ¨¦l o est¨¢ en contacto con menores. En total, los acusados ya son cuatro, si se suma un caso anterior del curso 1965/1966, en que un exalumno relata abusos del hermano Clemente, apodado Don Quinito.
Estas nuevas revelaciones ayudan a comprender un cuadro complejo: un antiguo trabajador del centro asegura que ya en torno a 1980 hubo una queja del padre de un alumno sobre el comportamiento de Guillermo Garc¨ªa, incluso anunci¨® que su hijo no asistir¨ªa m¨¢s a las actividades que organizara. Este empleado lo comunic¨® al director, que le quit¨® importancia y le dijo que olvidara la cuesti¨®n. Pero es que el director entonces era el hermano Ramos. ¡°Estaba muy protegido¡±, se?ala este antiguo miembro de la plantilla. Willy, afirma, permaneci¨® en los maristas hasta 2019 y se le despidi¨® con un acto de homenaje y la concesi¨®n de una insignia de oro de la orden. Dos personas han denunciado en EL PA?S que ya informaron al colegio de abusos a inicios de los noventa y en 2010, pero que el centro hizo caso omiso. Ahora, adem¨¢s, acusan al colegio de mentir al decir que Garc¨ªa ya no organizaba campamentos, porque en realidad sigui¨® haci¨¦ndolo con una asociaci¨®n vinculada al centro, que tambi¨¦n usaba las instalaciones de la escuela para sus actividades. Es la asociaci¨®n cultural Fuente del Avellano, fundada en enero de 2000 con Guillermo Garc¨ªa como presidente. Las inscripciones para los campamentos que organizaba eran en el propio colegio.
La investigaci¨®n emprendida en junio por EL PA?S sobre los maristas ha hecho salir a la luz un total de 36 casos de abusos en 20 colegios de la orden por toda Espa?a, desde los a?os cincuenta. Con estas dos nuevas acusaciones se elevan a 38, y el lapso temporal de las denuncias se extiende ya hasta 2007. Seg¨²n la contabilidad que lleva este peri¨®dico de los abusos, ante la ausencia de datos oficiales y de la Iglesia, que se niega a investigarlos, el total de los conocidos en Espa?a asciende en este momento a 355, con al menos 888 v¨ªctimas.
Consulta la primera base de datos de pederastia en la Iglesia
La acusaci¨®n contra el hermano Ramos parte de J. M. M., de 56 a?os, que estos d¨ªas ha revisado las noticias sobre los casos de abusos en colegios maristas a la espera de encontrar su nombre. Ramos era el director de EGB del colegio a finales de los a?os setenta y fue su profesor de historia. Asegura que abus¨® de ¨¦l en su despacho en el curso 1978-1979, cuando estaba en octavo: ¡°Hac¨ªa el papel de psic¨®logo del colegio y con esa excusa, porque ten¨ªa un trabajo extra de recopilaci¨®n de datos y volcado de resultados, como premio a los que mejor se portaban o mejores notas sacaban, les invitaba a ayudarle en el tratamiento de datos por la tarde¡±. Cada d¨ªa, asegura, eleg¨ªa a un ni?o para que le ayudara en su despacho fuera del horario escolar. ¡°Un d¨ªa me lo ofreci¨® a m¨ª, lo cual era una especie de privilegio, un honor estar entre los elegidos¡±, recuerda este exalumno. ¡°Yo le le¨ªa resultados y ¨¦l lo iba escribiendo a m¨¢quina, seg¨²n iba avanzando me fue pidiendo que me acercara a ¨¦l y en un momento dado me pidi¨® que me pusiera detr¨¢s de ¨¦l. Una vez en esa posici¨®n, a su espalda y con una pared detr¨¢s, me fue acorralando hasta encontrarme entre su brazo y la pared¡, y empez¨® a acariciarme con su codo los genitales¡±, relata. Recuerda que se fue moviendo para escapar, en medio de una gran tensi¨®n, y luego Ramos ya no le volvi¨® a llamar.
Pocos d¨ªas despu¨¦s, J. M. M. se lo cont¨® a un compa?ero, y le respondi¨® que le hab¨ªa pasado lo mismo. Desde ese momento bromeaban entre ellos haciendo el gesto del codo. Pero Ramos se enter¨® de su chiste privado y, cuenta J. M. M., les hizo llamar a direcci¨®n para preguntarles si hab¨ªan contado algo a alguien. ¡°El interrogatorio fue subiendo de tono, pasando de la ira al llanto. Se puso a llorar, a tirarse de los pelos pidi¨¦ndonos que no dij¨¦ramos nada a nadie, gritaba que le ¨ªbamos a arruinar la vida y, al momento, estaba golpeando la mesa, rompiendo cosas y amenaz¨¢ndonos con que, si cont¨¢bamos algo, iba a acusarnos de robo a la polic¨ªa y echarnos del colegio¡±, cuenta el exalumno. No contaron nada en casa.
De todos modos, asegura que nada cambi¨® y el hermano Ramos sigui¨® llev¨¢ndose a alumnos a su despacho todas las tardes. ¡°Hasta que ya siempre fue con el mismo, un chaval un poco retra¨ªdo. No era l¨®gico, porque suspend¨ªa todas y, en principio, aquello era un premio para los mejores de clase, pero ya fue siempre el elegido¡±, relata J. M. M., que dej¨® el colegio al acabar las clases. ¡°Luego me enter¨¦ de que hab¨ªa desaparecido a mitad de curso, dijeron que hab¨ªa tenido un problema de salud o un ataque de nervios y hab¨ªa dejado el colegio para irse a una casa de reposo¡±.
El relato de J. F. C., otro alumno de la misma ¨¦poca, es similar: ¡°El hermano Ramos aparec¨ªa por los vestuarios muy a menudo. Despu¨¦s de echar un vistazo, se llevaba, con el consentimiento del profesor de gimnasia, a varios alumnos a un cuartito peque?o¡±. All¨ª, prosigue su relato, arrinconaba a uno entre la mesa y la pared, le tocaba ¡°sus partes sin parar¡± con el codo. J. F. C. fue testigo de c¨®mo, a menudo, cog¨ªa a un menor para abusar de ¨¦l. ¡°?l vio que yo lo hab¨ªa visto y, a partir de aquel d¨ªa, me hizo la vida imposible. Al terminar el curso me recomend¨® que me fuera del colegio. Fue a la primera persona que odi¨¦ en mi vida. Posiblemente, ¨¦l tambi¨¦n me odiaba porque ve¨ªa en mis ojos lo m¨¢s vil, bajo y ruin de s¨ª mismo¡±, recuerda. ¡°Todo aquello dej¨® una mancha en mi interior que todav¨ªa no puedo borrar, y eso que no lo sufr¨ª directamente¡±, dice.
¡°Me meti¨® en el cuarto de la limpieza y cerr¨® la puerta¡±
El otro caso es m¨¢s reciente, en el curso 2006-2007, y el protagonista es el hermano Juan Antonio, que en algunos cursos era apodado El Quijote. ¡°Era conocido por tener tutor¨ªas privadas despu¨¦s de clase para aprobar a las chicas que iban escotadas; citaba a alumnas fuera del horario escolar para darles clase de apoyo¡ Todo el mundo conoc¨ªa su fama¡±, relata una antigua alumna, que entonces estaba en los primeros cursos de la ESO. Recuerda que incluso hubo pintadas en la puerta del centro con el nombre del cl¨¦rigo y la acusaci¨®n de pederasta. ¡°A m¨ª lo m¨¢s grave me ocurri¨® durante un verano en el que el colegio estaba en obras, pasaba por all¨ª y ¨¦l me vio, me invit¨® a pasar para ense?arme c¨®mo estaba quedando todo. Era mi profesor de matem¨¢ticas as¨ª que no me negu¨¦ y al final me meti¨® en el cuarto de la limpieza y cerr¨® la puerta, despu¨¦s de haberme tocado el culo, sal¨ª corriendo y no se lo cont¨¦ a nadie. Al a?o siguiente hubo un esc¨¢ndalo con una alumna un a?o menor que yo y lo trasladaron a otro centro¡±, relata.
Esta exalumna ha buscado el nombre de este religioso en internet y ha encontrado su rastro. En los ¨²ltimos a?os ha estado en un colegio de la orden en la zona del Mediterr¨¢neo. ¡°Me resulta repulsivo pensar que sigue en un centro marista y en todas las ni?as que, alguna vez, se hayan sentido inc¨®modas a su lado; quiero pensar que nunca haya llegado a m¨¢s, yo tuve suerte¡±. Un antiguo alumno que prefiere mantenerse en el anonimato confirma que El Quijote ten¨ªa un grupo de alumnas favoritas que ped¨ªan permiso para ir a su despacho para saltarse las clases. ¡°Iban porque era jefe de estudios, seg¨²n recuerdo, ten¨ªa all¨ª compresas y tampones para ellas. Algunas, de un d¨ªa para otro, dejaron de ir¡±, asevera. Un extrabajador del centro coincide en que la actitud del hermano Juan Antonio con las alumnas era conocida: ¡°Organizaba su grupillo con sus alumnas favoritas por la tarde, clases de refuerzo, les dec¨ªa las preguntas del examen¡±. Adem¨¢s era una figura importante del colegio, afirma, porque era el administrador.
En este caso existe la posibilidad de que haya hechos no prescritos. En ese sentido, la orden aclara: ¡°En cualquier caso que nos pudiese llegar y que no estuviese prescrito, seg¨²n la legislaci¨®n vigente, actuamos de la misma manera: siguiendo lo marcado en nuestros protocolos oficiales¡±. Incluyen, entre otras medidas, seg¨²n explican, ¡°el traslado de la denuncia a Fiscal¨ªa una vez que se cuenta con la m¨ªnima informaci¨®n necesaria para ello¡±.
Tras la denuncia, Willy sigui¨® usando el colegio para sus actividades privadas
En cuanto al primer caso que ha salido a la luz, el de Guillermo Garc¨ªa, Willy, revelado por EL PA?S, el colegio divulg¨® un comunicado este mi¨¦rcoles en el que admite que recibi¨® una denuncia en 2010 y ¡°se iniciaron una serie de investigaciones (...) sin encontrar testimonios semejantes ni confirmaciones de la existencia de hechos similares a los denunciados¡±. Tambi¨¦n afirma que ¡°desde antes de 2010, la persona acusada ya no organizaba campamentos relacionados con Maristas y, desde entonces, tambi¨¦n dej¨® de ser tutor de curso, pero no se contaba con ning¨²n otro aspecto sobre el que sustentar actuaciones en el ¨¢mbito laboral¡±.
¡°El colegio est¨¢ mintiendo¡±, replican dos de las tres v¨ªctimas que han aportado su testimonio a este peri¨®dico y destaparon el caso. ¡°Yo solo hablar¨¦ ya ante un juez, si me llama¡±, a?ade el tercero, J. A. R. A. La persona que lo denunci¨® al colegio en 2010, Manuel Garach, afirma: ¡°Les ped¨ª expresamente al director y jefe de estudios que no le siguieran dejando la sala donde hac¨ªan las inscripciones para el campamento de su asociaci¨®n..., y ni caso¡±. Lo cierto es que Willy dej¨® de organizar los campamentos con la agrupaci¨®n marista Ademar, y por eso la orden mantiene que no estaban ¡°relacionados¡± con el centro, pero sigui¨® haci¨¦ndolo con una asociaci¨®n que hab¨ªa creado, llamada Fuente del Avellano. Fue fundada en enero de 2000 y est¨¢ inscrita en el registro provincial con el n¨²mero 3.942. Entre sus actividades, figuran campamentos, talleres de teatro y ¡°clases de apoyo para alumnos con dificultades¡±. Estaba vinculada al colegio y el centro le dejaba sus instalaciones. Las inscripciones para los campamentos, montados en Ferreirola, en La Alpujarra, se hac¨ªan en los maristas. En el mismo a?o de 2010 en que Garach denunci¨® en el colegio los abusos que hab¨ªa sufrido en los ochenta se celebr¨® un campamento sin problemas. Guillermo Garc¨ªa aparece en el v¨ªdeo de la acampada que la asociaci¨®n hizo ese a?o.
La entidad ha borrado su p¨¢gina de internet, pero a¨²n se encuentran numerosas evidencias de que Garc¨ªa sigui¨® organizando campamentos en Ferreirola. La entidad anunciaba en Twitter en 2011 que las inscripciones se hac¨ªan en el propio colegio y en enero de 2012 tuiteaba: ¡°Hoy hace 12 a?os que pis¨¢bamos Ferreirola para montar nuestros campamentos¡±. A¨²n hay v¨ªdeos del campamento de 2013 donde v¨ªctimas y exalumnos identifican a Guillermo Garc¨ªa. En otra foto de 2013, que retrata una reuni¨®n del equipo organizador del campamento, aparece junto a otros monitores m¨¢s j¨®venes. Adem¨¢s, las fotograf¨ªas de este perfil de Twitter revelan que la asociaci¨®n us¨® entre 2011 y 2013 las aulas y el gimnasio de los maristas para los ensayos de un musical, Jesucristo Superstar. En otro v¨ªdeo aparece Willy durante los ensayos. Las entradas para la representaci¨®n tambi¨¦n se vend¨ªan en el colegio. Art¨ªculos en la prensa local sobre la representaci¨®n del musical hablaban directamente de la compa?¨ªa ¡°Maristas-Teatro del Avellano¡±.
Sobre la primera denuncia contra Garc¨ªa en el colegio, del escritor Ernesto P¨¦rez Z¨²?iga y presentada al entonces director, el hermano Eliseo, la orden se?ala que no pudo ser en 1988, como se?al¨® este exalumno en EL PA?S, porque ese marista lleg¨® en 1989. El escritor admite que puede fallarle la memoria y que probablemente fue en 1991. Tras conversar con otras v¨ªctimas y exalumnos ha recordado que ese fue el a?o en que se registr¨® un mot¨ªn contra Garc¨ªa en el campamento, organizado en Soport¨²jar, en La Alpujarra. Varios j¨®venes amenazaron con denunciar los abusos e incluso le echaron del campamento. Fue entonces cuando se suspendi¨® unos a?os esta actividad, que luego Garc¨ªa retom¨®. El profesor, aseguran algunos de los presentes, les amenaz¨® con sus abogados y finalmente desistieron. Fue entonces cuando P¨¦rez Z¨²?iga decidi¨® informar al colegio. El hermano Eliseo le dijo que se encargar¨ªa de tomar medidas, asegura. Pero el colegio sostiene que no tiene constancia de esa denuncia. P¨¦rez Z¨²?iga se?ala que, al menos, los maristas se han puesto ya en contacto con ¨¦l para pedirle perd¨®n y ponerse a su disposici¨®n para investigar los hechos.
Los maristas se han negado a contestar a las preguntas de EL PA?S para aclarar el caso. Rechazan detallar hasta cu¨¢ndo estuvo Garc¨ªa en contacto con menores, hasta cu¨¢ndo organiz¨® campamentos, por qu¨¦ se le permiti¨® seguir sus actividades en el colegio con su asociaci¨®n y hasta qu¨¦ a?o estuvo en el centro. Hay un detalle de inter¨¦s: seg¨²n trabajadores del centro, Garc¨ªa no ten¨ªa la titulaci¨®n necesaria para ser profesor, solo estudios de conservatorio, fue se?alado por las inspecciones de trabajo y el colegio tuvo que apartarlo de las clases, pero los ¨²ltimos a?os sigui¨® en el centro adscrito a la biblioteca.
Si conoce alg¨²n caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escr¨ªbanos con su denuncia a abusos@elpais.es