La hija de Mar¨ªa Salmer¨®n: ¡°La ¨²nica misi¨®n de mi padre es destruir a mi madre y con ella me lleva a m¨ª por delante¡±
Miriam Ruiz es hija de la mujer que espera un indulto para no ingresar en prisi¨®n por incumplir el r¨¦gimen de visitas impuesto a su exmarido, condenado por maltrato. Y es una superviviente de la violencia vicaria
¡°Simplemente, quiero dejar claro que tengo ya 15 a?os y pensamiento propio. M¨¢s de la mitad de mi vida ha estado involucrada en el mundo judicial. ?Cu¨¢ndo va alguien a ayudarme? Lo ¨²nico que quiero es vivir tranquila junto a mi madre y que nadie nos moleste. Si realmente mi progenitor quisiera mi bien, parar¨ªa de hacerme da?o y me dejar¨ªa llevar una adolescencia normal, despu¨¦s de fastidiar la mayor parte de mi infancia¡±. As¨ª termina una de las cartas que Miriam Ruiz escribi¨® al juez en 2016. Entonces, la justicia decidi¨® poner fin al r¨¦gimen de visitas que ten¨ªa acordado con su padre y que su...
¡°Simplemente, quiero dejar claro que tengo ya 15 a?os y pensamiento propio. M¨¢s de la mitad de mi vida ha estado involucrada en el mundo judicial. ?Cu¨¢ndo va alguien a ayudarme? Lo ¨²nico que quiero es vivir tranquila junto a mi madre y que nadie nos moleste. Si realmente mi progenitor quisiera mi bien, parar¨ªa de hacerme da?o y me dejar¨ªa llevar una adolescencia normal, despu¨¦s de fastidiar la mayor parte de mi infancia¡±. As¨ª termina una de las cartas que Miriam Ruiz escribi¨® al juez en 2016. Entonces, la justicia decidi¨® poner fin al r¨¦gimen de visitas que ten¨ªa acordado con su padre y que su madre, Mar¨ªa Salmer¨®n, hab¨ªa incumplido porque la ni?a le insist¨ªa en que ten¨ªa p¨¢nico a estar con ¨¦l.
Salmer¨®n se divorci¨® de su marido en 2000, al poco de nacer Miriam, para acabar con el maltrato f¨ªsico que sufr¨ªa. Lamentablemente, no supuso un punto final, sino el inicio de un viacrucis judicial que ya dura 21 a?os impulsado por su exmarido, que empez¨® a denunciarla cada vez que incumpl¨ªa el r¨¦gimen de visitas. En 2008, ¨¦l fue condenado por el Tribunal Supremo a 21 meses de c¨¢rcel por maltrato, una pena que nunca lleg¨® a cumplir por su corta duraci¨®n y la ausencia de antecedentes. Un a?o despu¨¦s, la justicia revocaba la sentencia de divorcio y le otorgaba la custodia de Miriam al padre, con el que vivi¨® casi dos a?os, hasta que regres¨® al hogar materno. En este tiempo, Salmer¨®n ha sido condenada a penas de prisi¨®n y multas por incumplir el r¨¦gimen de custodia y ha sido indultada por el Gobierno en tres ocasiones, aunque el tercer indulto fue anulado.
La vida de Salmer¨®n, muy fr¨¢gil de salud, ha vuelto a la casilla de salida desde que pasado 29 de marzo una jueza de Sevilla instara su ingreso en prisi¨®n para cumplir la condena de nueve meses por la ¨²ltima causa pendiente, al entender que hab¨ªa prescrito el plazo de concesi¨®n del indulto que volvieron a solicitar en 2020. Este jueves, a partir de las siete de la tarde, hay convocadas concentraciones en Sevilla, Madrid, Granada, Valencia y Alicante para pedir el indulto que termine con un calvario que ha consumido la vida de Salmer¨®n y de su hija Miriam. Ella, que estudia en el extranjero, ha concedido una entrevista a EL PA?S. Es rotunda: ¡°Mi madre ha luchado toda su vida por m¨ª. Ahora es mi turno de luchar por ella¡±.
Pregunta. ?Tiene esperanzas en que este ¨²ltimo indulto salga adelante?
Respuesta. Me gustar¨ªa pensar que s¨ª, pero tampoco puedo confiar ciegamente, porque los otros llegaron con mucha velocidad y en este caso, despu¨¦s de m¨¢s de un a?o de haberlo pedido, tiene mala pinta.
P. ?Ha contactado con su padre para pedirle que paralice la ejecuci¨®n de la sentencia?
R. No tengo relaci¨®n con ¨¦l, pero si se lo pidiera no iba a parar. ?l ha pedido que para conmutar las multas pendientes de mi madre por todas las condenas se le retire la casa en la que residimos. Me ha denunciado recientemente para quitarme la pensi¨®n de alimentos. No le importo en absoluto. Si se lo pidiera le dar¨ªa absolutamente igual, porque yo para ¨¦l no soy nadie y su ¨²nica misi¨®n en la vida es hacerle da?o a mi madre y destruirla a ella. Y con ella, pues me lleva a m¨ª por delante.
Mi padre le ha robado la vida a mi madre, pero ella est¨¢ dando visibilidad a muchos de estos casos¡±
P. ?C¨®mo fueron los casi dos a?os que vivi¨® con su padre?
R. Ten¨ªa nueve a?os cuando le dieron la custodia. Esa etapa fue, obviamente, una de las peores de mi vida y gran parte de mi mente las ha bloqueado.
Aislamiento y violencia
Pese a todo, hay ciertos episodios que permanecen indelebles y a los que Miriam recurre para explicar el aislamiento al que la somet¨ªa su padre o las condiciones familiares en las que se vio obligada a vivir, compartiendo una cama de 90 cent¨ªmetros con la hija de la pareja de su padre, siete a?os mayor que ella, y casa con el otro hermano, tambi¨¦n ocho a?os mayor, y una t¨ªa anciana de la mujer. Todos en una vivienda de tres habitaciones.
¡±Me acuerdo perfectamente de cuando mi abuelo materno enferm¨® de c¨¢ncer. Las visitas que ten¨ªa con mi madre entre semana eran demasiado cortas y no pod¨ªa ponerme en contacto con ella porque cuando estaba con mi padre estaba aislada totalmente de toda la familia materna¡±, rememora. ¡°Cuando falleci¨®, mi madre pidi¨® en el punto de encuentro que me dejaran quedarme un poco m¨¢s porque estaban de duelo y era inhumano separarme de ellos e irme de vuelta al infierno. No consinti¨®. Ten¨ªa nueve a?os y ni si siquiera me dio un beso. Vamos, que le dio igual. Eventos tan traum¨¢ticos no se me van a olvidar en la vida¡±.
El punto de encuentro ha sido seguramente la peor experiencia¡±
P. ?El trato con usted era distinto que con los hijos de su pareja?
R. Estar all¨ª era como una c¨¢rcel. Yo estaba totalmente aislada de contacto. No pod¨ªa ir con mis amigas al parque, no pod¨ªa hablar por tel¨¦fono con nadie. Estaba en mi habitaci¨®n encerrada viendo la tele. Mi padre con los otros chicos tampoco ten¨ªa relaci¨®n. Es m¨¢s, a ellos tampoco les gustaba ¨¦l, porque es una persona totalmente fr¨ªa. Una vez le suger¨ª que si me pod¨ªa dejar dormir en el sof¨¢ porque me dol¨ªa mucho la espalda de compartir cama con una adolescente. Fue uno de los episodios en los que se puso completamente violento. Me cogi¨® del brazo y me quit¨® del sof¨¢ porque sab¨ªa que si les dec¨ªa a las trabajadoras sociales del punto de encuentro que dorm¨ªa en el sof¨¢ no iba a quedar bien. Para ¨¦l todo es apariencia.
Incomprensi¨®n en el punto de encuentro
P. Cuando le contaba todo eso a las trabajadoras sociales, ?c¨®mo reaccionaban?
R. Me sent¨ªa totalmente desamparada. No me cre¨ªan. Cuando les dec¨ªa que no quer¨ªa ir con mi padre, me dec¨ªan que era un hombre risue?o. Claro, lo ve¨ªan 10 minutos, me daba un beso en la mejilla delante de ellas y nada m¨¢s salir me soltaba. El punto de encuentro ha sido seguramente la peor experiencia, peor que en casa de mi padre. Al menos all¨ª me encerraba en la habitaci¨®n, pero el punto de encuentro era un machaque psicol¨®gico constante para convencerme de que me fuera con ¨¦l.
P. ?Y el equipo psicosocial del juzgado?
R. M¨¢s de lo mismo. Los hijos de la pareja de mi padre me hac¨ªan bullying. Y cuando les cont¨¦ que me llamaban ara?a, que dos adolescentes no paraban de insultarme, se rieron, literalmente.
P. ?Y con los jueces?
R. No tuve mucha oportunidad de hablar con los jueces, pero s¨ª les escrib¨ªa cartas. Siempre he tenido facilidad para escribir y me preguntaban que si me las escrib¨ªa otra persona, mi madre. Pero me hicieron caso dos veces. Cuando le dieron la custodia a mi padre, quiso darle la vuelta a mi vida completamente y, salvo el colegio, me cambi¨® de pediatra, de barrio y hasta de catequesis. Ped¨ª hacer la comuni¨®n con mi madre. El fiscal me lo permiti¨®. Fue el primer tr¨¢mite judicial en el que por fin me escucharon. La siguiente ocasi¨®n fue con 15 a?os, cuando me quitaron el r¨¦gimen de visitas.
P. Ha mencionado un episodio violento ?Reaccionaba as¨ª habitualmente?
R. No es que fuera violento todo el d¨ªa, pero es que yo no ten¨ªa ninguna relaci¨®n con ¨¦l. Cuando me llevaba al colegio me pon¨ªa el chaquet¨®n encima para no tener que verlo. Nunca ha demostrado ning¨²n inter¨¦s por m¨ª: ni en conocerme, en quererme, ni en darme ning¨²n tipo de cari?o. Si yo ten¨ªa que decir algo, intentaba no hacerlo enfadar. Un d¨ªa se puso violento por el D¨ªa del Padre. El regalo que hicimos en le colegio no le gust¨® y empez¨® a gritarme que era una mierda y tambi¨¦n mierda para mi madre y para mi abuela. Son cosas que obviamente hac¨ªan que tuviera miedo.
Puedo decir, porque soy consciente de esa realidad, que los maltratadores nunca van a ser buenos padres¡±
P. La nueva ley de infancia impide a los padres maltratadores tener la custodia de los hijos. ?Cree que de haber ocurrido ahora, con otra sensibilidad, su situaci¨®n y la de su madre se habr¨ªan resuelto de otra manera?
R. Queda mucho por hacer. A d¨ªa de hoy, en menos del 1% de los casos se le quita el r¨¦gimen de visitas y se le inhabilita la guardia y custodia al maltratador condenado en firme, como es el caso de mi padre. Es il¨®gico que desde 2014 a los menores que conviven en un ¨¢mbito de violencia de g¨¦nero tambi¨¦n se les considere v¨ªctimas, pero que, ir¨®nicamente, se nos obligue a convivir con nuestro supuesto maltratador. Yo puedo decir con todas las letras, porque soy consciente de esa realidad, que los maltratadores nunca van a ser buenos padres, porque si un hombre le ha puesto la mano encima a la madre de sus hijos, ?qu¨¦ impide que se lo haga a ellos? El ¨²ltimo acto de esa violencia es la violencia vicaria, que es quitarle la vida a sus hijos. Y cuando una madre evita que eso suceda, a cambio es condenada. Mi madre, me apena mucho decirlo, lleva casi la mitad de su vida sufriendo por eso.
Ejemplo para el futuro
Miriam sabe que el ¨²nico culpable de esa situaci¨®n es su padre, pero reconoce que no puede evitar sentirse ¡°un poco responsable¡±. ¡°Aunque no deber¨ªa¡±, matiza inmediatamente. ¡°Me siento responsable en cierto sentido porque mi madre me dio la libertad que yo quer¨ªa, de no obligarme a estar m¨¢s en ese infierno y poder tener una vida normal a partir de los 15 a?os: hacer extraescolares, salir con mis amigos. Eso me lo ha dado mi madre y se lo he robado yo a ella. Me apena y me enorgullece decir que mi madre ha dado su vida por ello, pero tambi¨¦n ha dado visibilidad a muchas mujeres e hijos que est¨¢n pasando por esto. Hace poco recibi¨® el premio Mart¨ªn Caparr¨®n por 20 a?os de lucha feminista, y me enorgullece. Su vida est¨¢ dictaminada por esto y no se va a recuperar porque tiene problemas de salud, tiene su n¨®mina embargada desde 2014, no cobra su sueldo ¨ªntegro. Tiene deudas judiciales de hasta 80.000 euros que es imposible que pague. Su vida ya se la ha robado mi padre. En eso ya ha ganado, pero todo esto va a ayudar a que en el futuro no sea as¨ª con otras mujeres¡±.
Estoy viva gracias a mi madre, porque podr¨ªa haber sido una v¨ªctima de violencia vicaria¡±
P. Su madre lleva la mitad de la vida marcada por esta situaci¨®n, pero usted lleva toda la suya.
R. Obviamente me ha condicionado como persona y me ha hecho ser quien soy. Psicol¨®gicamente, siempre voy a tener secuelas. Si hablo aqu¨ª es porque estoy viva, gracias a mi madre, porque podr¨ªa haber sido perfectamente una de las varias v¨ªctimas de violencia vicaria que hay cada a?o.
Miriam guarda las cartas que les escribi¨® a los jueces. Esas que muy pocos creyeron que conten¨ªan las impresiones y el dolor de una ni?a aterrorizada y atormentada por el ego¨ªsmo de su padre. Las lleva consigo y las relee de vez en cuando. ¡°Era mi yo de nueve a?os que no ve¨ªa ning¨²n tipo de salida. Obviamente, ahora soy una persona totalmente diferente¡±, afirma.
P. ?Qu¨¦ pasar¨ªa si finalmente su madre tuviera que entrar en la c¨¢rcel?
R. Se destruir¨ªa mi vida tal y como es hasta el momento. No concibo mi vida si mi madre. Perder¨ªa su trabajo, los ingresos, no podr¨ªa mantenerme a m¨ª, su casa, sus animales¡ La vida de alguien, directamente a la basura. ?En qu¨¦ momento una v¨ªctima de violencia de g¨¦nero tiene que entrar en la c¨¢rcel y no el maltratador? Mi madre ha luchado toda su vida por m¨ª. Ahora es mi turno de luchar por ella.