La autora de ¡®C¨®mo matar a tu marido¡¯, condenada por... matar a su marido
Un jurado de Portland considera culpable de la muerte de su esposo a Nancy Crampton Brophy, escritora de novelas rom¨¢nticas y de un texto premonitorio publicado en un blog
Suena a argumento de novela negra de supermercado: la escritora Nancy Crampton Brophy, de 71 a?os, ha sido condenada tras un juicio de siete semanas celebrado en Portland, Oreg¨®n, por el asesinato de su marido Daniel. Adem¨¢s de sus historias de suspense rom¨¢ntico, g¨¦nero en el que hab¨ªa enfocado una carrera basada en la autoedici¨®n y de relativa gloria literaria, Brophy era autora de un art¨ªculo titulado ¡°C¨®mo matar a tu marido¡±, que public¨® en 2011 en un blog. En el texto, que el juez prohibi¨® citar ...
Suena a argumento de novela negra de supermercado: la escritora Nancy Crampton Brophy, de 71 a?os, ha sido condenada tras un juicio de siete semanas celebrado en Portland, Oreg¨®n, por el asesinato de su marido Daniel. Adem¨¢s de sus historias de suspense rom¨¢ntico, g¨¦nero en el que hab¨ªa enfocado una carrera basada en la autoedici¨®n y de relativa gloria literaria, Brophy era autora de un art¨ªculo titulado ¡°C¨®mo matar a tu marido¡±, que public¨® en 2011 en un blog. En el texto, que el juez prohibi¨® citar durante el proceso, ofrec¨ªa los secretos del crimen perfecto para esposas con veleidades asesinas. Les aconsejaba ser ¡°despiadadas¡± y ¡°muy inteligentes¡±, pues la proximidad con la v¨ªctima las convertir¨ªa en las principales sospechosas. ?Y sobre el modo de matar? Mejor evitar los cuchillos (demasiado personales y sangrientos), el veneno (f¨¢cil de rastrear), las pistolas (muy ruidosas y complicadas de manejar) y los sicarios (por poco fiables).
La sentencia, conocida el pasado mi¨¦rcoles, concluye que Crampton Brophy, que finalmente se decant¨® por un arma de fuego, mat¨® a su marido tras meses de tramar sigilosamente el crimen perfecto. En ese tiempo se afan¨® en lograr que las balas empleadas escaparan al rastreo policial, y finalmente dispar¨® dos veces a su marido el 2 de junio de 2018, en el lugar de trabajo de ¨¦l, el Instituto Culinario de Oreg¨®n, un recinto sin c¨¢maras de vigilancia. All¨ª, Daniel Brophy, de 63 a?os, ejerc¨ªa como un docente con un particular sentido del humor (a menudo te?ido de negro) para un alumnado que apreciaba sus excentricidades.
Al d¨ªa siguiente, la esposa escribi¨® en sus redes sociales: ¡°A mis amigos de Facebook y familia, tengo una noticia triste que contar¡±, escribi¨®. ¡°Mi marido y mejor amigo, el chef Dan Brophy, fue asesinado ayer por la ma?ana. Para aquellos de vosotros que est¨¢is m¨¢s cerca de m¨ª y que sent¨ªs que esto merec¨ªa una llamada telef¨®nica, ten¨¦is raz¨®n, pero estoy esforz¨¢ndome por encontrar un sentido a todo ahora mismo (...) Aunque agradezco todas vuestras cari?osas respuestas, estoy sobrepasada¡±. Despu¨¦s de ese mensaje, se afan¨® en cobrar las lucrativas p¨®lizas de seguro de vida firmadas por ¨¦l.
No tuvo ¨¦xito en su papel de viuda afligida y, a la vuelta de ese verano, fue detenida por la polic¨ªa como la principal sospechosa del asesinato. Casi cuatro a?os despu¨¦s, escuch¨® este mi¨¦rcoles, de pie y cubierta por una mascarilla, el veredicto de culpabilidad. La sentencia, que le podr¨ªa acarrear una condena a cadena perpetua, la conocer¨¢ el 13 de junio.
Durante el juicio, qued¨® probado que Crampton Brophy compr¨® un kit para construir lo que en la jerga se conoce como ¡°un arma fantasma¡±, que queda fuera del radar de las autoridades, as¨ª como una pistola reglamentaria. Tambi¨¦n, que despu¨¦s adquiri¨® en eBay una corredera y un ca?¨®n adicionales para construir, mezclando las piezas, un arma Frankenstein dif¨ªcil de rastrear. Ella testific¨® que la pistola la hab¨ªa encargado para su propia protecci¨®n con el conocimiento de su marido, como el resto del material, que pretend¨ªa usar como inspiraci¨®n para una de sus piezas de ficci¨®n. Seg¨²n afirm¨®, estaba trabajando en una historia sobre una mujer que, v¨ªctima del comportamiento abusivo de su pareja, estaba dispuesta a la venganza.
Crampton Brophy declar¨® ante la polic¨ªa que su marido hab¨ªa ido aquel d¨ªa solo al trabajo. Con lo que no contaba ella era con una c¨¢mara de seguridad del vecindario en el que se hallaba la escuela de cocina que la capt¨® merodeando por la zona m¨¢s o menos a la hora de la muerte al volante de su furgoneta. La defensa se apoy¨® en ese mismo video para tratar de cargar el mochuelo del asesinato a una persona sin hogar, que nunca fue identificada. Al hombre se le ve esconderse tras una puerta cuando los agentes llegaron a la escena del crimen alertados por los alumnos que encontraron el cad¨¢ver de la v¨ªctima.
Los fiscales construyeron el edificio de pruebas circunstanciales que han apuntalado la culpabilidad de Crampton Brophy con el argumento de que la pareja, aparentemente unida tras un cuarto de siglo de relaci¨®n, hab¨ªa tenido problemas econ¨®micos y se hab¨ªa mudado para tratar de cobrar p¨®lizas de seguro de vida por valor de cientos de miles de d¨®lares. Se?alaron tambi¨¦n que ella corri¨® demasiado al pedir a la polic¨ªa una carta de exoneraci¨®n para poder cobrar el dinero de los seguros cuanto antes.
En aquel famoso texto para el blog, lo m¨¢s cerca que seguramente quede su autora de la trascendencia literaria (por las razones equivocadas, ciertamente), Crampton Brophy arrancaba as¨ª: ¡°Como novelista de suspense rom¨¢ntico, paso mucho tiempo pensando en los asesinatos y tambi¨¦n en los procedimientos policiales. Si me pongo en la piel de una asesina es para no acabar en la c¨¢rcel. Lo dir¨¦ claramente para que conste: no me gusta vestir monos y el naranja no es mi color favorito¡±. Si la apelaci¨®n que han anunciado sus abogados no prospera, le esperan unos cuantos a?os de lucir un mono naranja, uniforme caracter¨ªstico de los presos en Estados Unidos.
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