Los cuatro debates feministas que ha abierto la pol¨¦mica del ¨²ltimo programa de ¡®Estirando el Chicle¡¯
La llamada cultura de la cancelaci¨®n y la transfobia son dos de las cuestiones que ha puesto sobre la mesa la humorista Patricia Sornosa, invitada al ¡®podcast¡¯ de Carolina Iglesias y Victoria Mart¨ªn del pasado domingo que incendi¨® las redes
La cosa empez¨® con un teaser de un minuto y 28 segundos el pasado mi¨¦rcoles, 10 de agosto. En la cuenta oficial del podcast Estirando el chicle apareci¨® el avance del programa que se iba a emitir el domingo, para el que Carolina Iglesias y Victoria Mart¨ªn hab¨ªan invitado a Patricia Espejo y Patricia Sornosa. Esta ¨²ltima, una humorista a la que hay quien acusa de ser transexcluyente por sus comentarios y publicaciones, muchas veces agresivas e hirientes, sobre...
La cosa empez¨® con un teaser de un minuto y 28 segundos el pasado mi¨¦rcoles, 10 de agosto. En la cuenta oficial del podcast Estirando el chicle apareci¨® el avance del programa que se iba a emitir el domingo, para el que Carolina Iglesias y Victoria Mart¨ªn hab¨ªan invitado a Patricia Espejo y Patricia Sornosa. Esta ¨²ltima, una humorista a la que hay quien acusa de ser transexcluyente por sus comentarios y publicaciones, muchas veces agresivas e hirientes, sobre todo hacia personas no binarias, trans y queers. La sola presencia de Sornosa en uno de los podcast m¨¢s escuchados en espa?ol, con dos Ondas ex aequo con Deforme Semanal Ideal Total y bandera de la protecci¨®n de los derechos LGTBIQ+, abri¨® una batalla en redes que, una semana despu¨¦s, a¨²n contin¨²a.
Las seguidoras del podcast se dividieron en dos frentes claramente diferenciados: quienes acusaban a Estirando el chicle de haber dejado de ser un ¡°espacio seguro¡± y haber comenzado a ser tr¨¢nsfobo, y quienes aplaud¨ªan la ¡°valent¨ªa¡± de haber llevado a alguien como Sornosa. De fondo, la pol¨¦mica ha abierto ciertas cuestiones muy presentes en el movimiento feminista: la cultura de la cancelaci¨®n ¡ªretirar el apoyo, en este caso social, al programa¡ª, la discusi¨®n sobre la inclusi¨®n de la agenda trans en la oficial, las disculpas y c¨®mo se repara el da?o y el acoso en redes sociales.
Ante la avalancha de cr¨ªticas, Iglesias y Mart¨ªn publicaron un comunicado en el que alud¨ªan a su compromiso con el colectivo LGTBIQ+: ¡°Es especialmente importante, y es algo con lo que hemos sido muy claras a lo largo de estos dos a?os y medio de programa¡±. Y tambi¨¦n a parte de las acusaciones sobre haber permitido en el programa ciertos discursos: ¡°Nunca en un programa de Estirando el chicle ha tenido cabida ning¨²n discurso de odio que atente contra los derechos humanos de ning¨²n colectivo, ni lo tendr¨¢ jam¨¢s¡±.
La nota, lejos de calmar la batalla verbal que se hab¨ªa generado, la aviv¨® por otro flanco. Comenzaron entonces otras acusaciones: de no reconocer la ¡°equivocaci¨®n¡± y de no ¡°disculparse¡±.
¡°De esto yo entiendo que dej¨¢is que una persona que tiene un discurso de odio evidente se promocione en vuestro programa siempre que en vuestro programa no diga las cosas que suele decir para no daros mala imagen, que es colega y eso va por delante de su transfobia¡±, se le¨ªa en uno de esos tuits.
La cuesti¨®n escal¨® hasta tal punto que la ONG International Human Rights Foundation respondi¨® a la cuenta de Estirando el chicle compartiendo una publicaci¨®n de ONU Mujeres en la que se le¨ªa: ¡°Women¡¯s rights = Trans rights = Human rights¡± (Derechos de las mujeres = derechos trans = derechos humanos).
Tambi¨¦n muchas otras las apoyaron. ¡°Chicas, ten¨¦is todo mi apoyo y el de mucha otra gente. No todo el mundo tiene la misma opini¨®n en absolutamente todos los temas, y adem¨¢s no creo que Patricia Sornosa odie a los trans ni mucho menos. Solo hace humor con algunas cosas absurdas y extremas. Seguid asi!!!!¡±, se le¨ªa en uno de ellos.
Sus otras dos colaboradoras habituales, Henar ?lvarez y Lalachus, acabaron tambi¨¦n haciendo publicaciones en sus redes en defensa de Iglesias y Mart¨ªn y contra la oleada de ¡°odio¡± que se hab¨ªa generado. Intentaban frenarla. Sin embargo, despu¨¦s de todo eso, Sornosa, compa?era de Espejo en otro programa, Las Patricias, public¨® este lunes un tuit m¨¢s que reforz¨® y no calm¨® la ira en torno al debate.
¡°Estos d¨ªas he recibido much¨ªsimos mensajes de gente ofendida, he reflexionado y lo cierto es que me veo obligada a rectificar¡±, escribi¨® junto a un pantallazo de otro tuit suyo, de varios d¨ªas antes, en el que tachaba la palabra ¡°hostelero¡± por ¡°queer¡±. ¡°Mis vecinos tienen un beb¨¦ que no para de llorar, les ha salido queer¡±.
Ese ¨²ltimo tuit de Sornosa puede ejemplificar uno de los debates abiertos en torno a esta pol¨¦mica, y el principal:
1. Las distintas posiciones dentro del movimiento feminista frente a las personas transexuales. Algo que se viene dando desde hace varios a?os y se ha agudizado en los dos ¨²ltimos a cuenta de la ley trans. Tuvo su m¨¢xima representaci¨®n el pasado 8 de marzo, cuando, por primera vez en la historia, el feminismo sali¨® separado a las calles aquella tarde. Hubo dos manifestaciones en una veintena de ciudades espa?olas. En Madrid, que suele marcar el pulso de ese d¨ªa, fue a la misma hora con recorridos diferentes.
En principio, y a la vista, fue la abolici¨®n de la prostituci¨®n lo que provoc¨® la divisi¨®n. Sin embargo, la panor¨¢mica, en realidad, era y es m¨¢s compleja. De fondo, sobre todo y en origen, la tensi¨®n la producen la incorporaci¨®n de la agenda queer (las demandas de las identidades de g¨¦nero minoritarias) a la oficial, la del Ministerio de Igualdad; y la libre autodeterminaci¨®n de g¨¦nero incluida en la llamada ley trans, es decir, que una persona pueda cambiar el nombre y el sexo en el DNI solo con su voluntad, sin necesidad de informes m¨¦dicos y a?os de hormonaci¨®n, como ha sucedido hasta ahora.
2. La cultura de la cancelaci¨®n. La batalla anterior, que en redes se libra entre las llamadas TERF ¡ªfeministas radicales transexcluyentes¡ª y la parte del movimiento transinclusivo, es la que ha aterrizado en Estirando el chicle y ha provocado el segundo de los debates, la cultura de la cancelaci¨®n. Algo tambi¨¦n muy relacionado con el revisionismo hist¨®rico de ciertas figuras del mundo de la cultura, sobre todo hombres, como Woody Allen o Bill Cosby, y a ra¨ªz de toda la explosi¨®n del movimiento Me Too y la violencia sexual en mayor o menor grado que hizo aflorar.
Para el presente, en la cultura de la cancelaci¨®n tampoco hay consenso, ni siquiera en su propia existencia, puesto que es inviable cancelar, en todos los sentidos y de forma generalizada, a un personaje o un producto cultural. En el debate, las preguntas son varias: ?Merece la asistencia de una invitada dejar de seguir y apoyar Estirando el chicle? ?Elimina todo el trabajo anterior de Iglesias y Mart¨ªn un programa de poco m¨¢s de una hora? ?Ha sido una equivocaci¨®n llevar a Sornosa a un programa p¨²blicamente posicionado a favor del colectivo LGTBI? ?Puede primar la libertad de expresi¨®n en discursos claramente en contra de los derechos humanos de ciertos colectivos, como las personas trans?
3. La gesti¨®n de las crisis en el movimiento feminista. El tercer debate abierto, ?c¨®mo se repara esta fisura en un grupo que alcanza a miles y miles de seguidoras? Hasta ahora, el comunicado de Iglesias y Mart¨ªn ha servido apenas para aumentar el enfado de quienes se ofendieron por la presencia de Sornosa; las acusan de no haber emitido disculpas ni reparaci¨®n alguna del da?o, indirecto, que pudieron haber hecho al colectivo trans. Y eso refuerza no solo los argumentos de los partidarios de la cultura de la cancelaci¨®n, y lleva a la ¨²ltima cuesti¨®n de fondo:
4. El acoso en redes. A pesar de que las mujeres, sobre todo aquellas con relevancia p¨²blica, suelen enfrentarse a insultos y amenazas en las redes, el linchamiento p¨²blico al que desde hace una semana se est¨¢n viendo sometidas Iglesias y Mart¨ªn es uno de los m¨¢s virulentos de los ¨²ltimos a?os y lleva varias direcciones que se retroalimentan: el de quienes se oponen a la inclusi¨®n de mujeres como Sornosa en el programa, contra las presentadoras, contra quienes defienden a la humorista y contra la misma c¨®mica. Y todas esas direcciones, de vuelta.
Mart¨ªn, en una publicaci¨®n en su Instagram, dec¨ªa que a pesar de llevar a?os en internet, jam¨¢s hab¨ªa recibido el nivel de mensajes de odio que ha tenido estos d¨ªas. Odio en todas direcciones.