¡°Es como si no hubiese existido nada, como si nos hubiesen borrado¡±
Los miembros de la familia D¨ªaz, de La Palma, perdieron su casa a los pocos d¨ªas de explotar el volc¨¢n, hace un a?o. Han recibido ayudas, se han comprado un terreno en otra parte de la isla, pero confiesan que no consiguen remontar, ni an¨ªmica ni econ¨®micamente
A las tres y diez de la tarde del domingo 19 de septiembre de 2021 estall¨® el volc¨¢n y la familia D¨ªaz reaccion¨® como se esperaba porque estaban avisados: ten¨ªan una maletita preparada con ropa y las escrituras de la casa, los cuatro perros atados con cadenas para no perder tiempo busc¨¢ndolos por ah¨ª, el gato localizado y el loro metido en una jaula m¨¢s peque?a y transportable. Cargaron todo en una furgoneta y salieron corriendo el padr...
A las tres y diez de la tarde del domingo 19 de septiembre de 2021 estall¨® el volc¨¢n y la familia D¨ªaz reaccion¨® como se esperaba porque estaban avisados: ten¨ªan una maletita preparada con ropa y las escrituras de la casa, los cuatro perros atados con cadenas para no perder tiempo busc¨¢ndolos por ah¨ª, el gato localizado y el loro metido en una jaula m¨¢s peque?a y transportable. Cargaron todo en una furgoneta y salieron corriendo el padre, la madre y el hijo que viv¨ªa con ellos, hacia la casa de los padres de ella. Uno puede estar preparado hasta para el despertar explosivo de un volc¨¢n a medio kil¨®metro de tu casa. Pero no para lo que vino despu¨¦s.
Un a?o m¨¢s tarde, la casa se encuentra sepultada bajo 15 metros de lava. Ni el padre, Jorge Valent¨ªn D¨ªaz, de 56 a?os, ni la madre, Asunci¨®n Mar¨ªa Garc¨ªa, tambi¨¦n de 56, volvieron a acercarse a ella despu¨¦s de ese domingo. Asunci¨®n, cada vez que se acuerda de eso, mira hacia algo que solo ella ve y exclama: ¡°Si por lo menos hubiera podido llevarme las fotos viejas, los recuerdos de mi vida, si por lo menos hubiese podido ir una vez m¨¢s a la casa¡¡±.
Antes de que todo se volviera del rev¨¦s, ella trabajaba en una empresa empaquetadora de pl¨¢tanos. Ahora est¨¢ en ERTE porque las plataneras de la entidad tambi¨¦n fueron afectadas por la colada. Ha estado visitando peri¨®dicamente al psic¨®logo y confiesa que no se ha recuperado an¨ªmicamente. No quiere ver v¨ªdeos del volc¨¢n devorando casas y una y otra vez vuelve a la sensaci¨®n de orfandad y vac¨ªo que sufre cuando trata de reconocer el paisaje donde se asentaba su casa y su barrio, una sensaci¨®n que comparte con muchos otros habitantes de la isla: ¡°Es como si no hubiese existido nada, como si nos hubiesen borrado¡±. No solo a ellos. Los siete vecinos que viv¨ªan cerca tambi¨¦n huyeron atropelladamente ese domingo. Ahora andan desperdigados, unidos en grupos de Whatsapp, buscando terrenos en otros lugares de la isla, pele¨¢ndose con la inflaci¨®n que sube d¨ªa a d¨ªa los metros cuadrados.
El padre, m¨¢s animado, m¨¢s locuaz, ha encontrado trabajo, parad¨®jicamente, arreglando los caminos que conducen a los miradores tur¨ªsticos desde donde, en un futuro, se podr¨¢ contemplar el volc¨¢n. Antes trabajaba en la construcci¨®n. Como todo en esta isla, el volc¨¢n te quita y el volc¨¢n te da.
El hijo peque?o, An¨ªbal, de 26 a?os (el mayor vive en Barcelona), no pudo con la tristeza y decidi¨® mudarse. Ahora busca trabajo en Gran Canaria: ¡°El d¨ªa a d¨ªa es muy complicado, porque no est¨¢s en tu sitio. Yo, por ejemplo, a¨²n no he asimilado las cosas. Y esto le pasa a mucha gente. Llevo dos meses aqu¨ª. Necesitaba un cambio de aires, salir de La Palma. Decid¨ª dejarlo todo, probar suerte y empezar una nueva vida. Todo el mundo me dec¨ªa que despu¨¦s de tanto malo vendr¨ªan cosas buenas¡ a ver si se cumple¡±.
La foto de los componentes de la familia D¨ªaz sali¨® en todos los peri¨®dicos de Espa?a cuando, d¨ªas despu¨¦s del estallido del volc¨¢n, los Reyes de Espa?a y el presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, hablaron con ellos en una visita oficial. ¡°Les pedimos que no se olvidaran de nosotros, que las ayudas fueran reales, que no se empantanaran con la burocracia. Y nos prometieron que as¨ª ser¨ªa¡±, recuerda Jorge, el padre.
En este a?o han recibido 60.000 euros del Gobierno de Espa?a, 10.000 del cabildo, 12.000 procedentes de donaciones gestionadas por el Ayuntamiento de El Paso y 11.000 para comprar muebles y enseres del Gobierno canario. Faltan 30.000 euros prometidos por el Ejecutivo canario que a¨²n no han llegado. A lo que les correspondi¨® del seguro (85.000 euros) hubo que descontar lo que les quedaba de hipoteca (35.000). Con todo eso, m¨¢s los ahorros de una vida y la ayuda de los abuelos, se han comprado un terreno en la otra punta de la isla, en Bre?a Alta, desde donde no ver¨¢n nunca el cono del volc¨¢n. En cuanto ultimen la compra de una casa prefabricada y la instalen, tendr¨¢n de nuevo un hogar propio. Tal vez en Navidades.
Atr¨¢s quedar¨¢n entonces los meses vividos en casa de los abuelos y en una vivienda prestada por un vecino de Santa Cruz, propietario de varios inmuebles, que les cedi¨® uno con un terrenito para que vivieran ellos y sus animales durante todo el tiempo que necesitaran.
Se resignan, pero no olvidan la casa que construyeron con sus propias manos, en la que vivieron m¨¢s de treinta a?os y en la que, adem¨¢s de los animales que llevaron con ellos, hab¨ªa un huerto, un jard¨ªn, una piscina peque?a, un reba?o de pavos reales, cuatro ocas y un grupo de gallinas de Guinea que no pudieron trasladar. La misma tarde en que ellos corrieron a refugiarse, liberaron a todos con la idea improbable de que salvaran la vida en la falda de la monta?a.
Jorge sab¨ªa aquel d¨ªa que no volver¨ªa jam¨¢s a su casa. Calcul¨® que la fuerza de la erupci¨®n y la trayectoria de la lava no iba a dejar escapatoria. Pero Asunci¨®n siempre pens¨® que aquella huida era una simple escapada provisional. Para la foto, se citaron con el fot¨®grafo en Las Manchas, desde donde se ve la Monta?a Rajada, la loma en cuyo pie se asentaba su casa y que ellos contemplaban desde la ventana y que se ha convertido en la ¨²nica referencia v¨¢lida para reconocer un paisaje nuevo. A medio kil¨®metro, la mole del volc¨¢n, gris, marr¨®n y blanca. Mar¨ªa Asunci¨®n no emplea mucho tiempo en contemplarlo. Tras la foto, Jorge habla de no rendirse, de continuar, de seguir para adelante. Ella se limita a mirarle sin demasiada convicci¨®n. Luego se marchan, cogidos de la mano, hacia su nueva casa.
An¨ªbal cuenta: ¡°El volc¨¢n nos ha quitado mucha vida. Mi madre me lo dice mucho, y yo lo pienso tambi¨¦n. Hemos pegado un baj¨®n todos. Lo notamos en la vida cotidiana, en el d¨ªa a d¨ªa¡¡±. De los cuatro perros, uno, el m¨¢s viejo, tuvo que ser sacrificado a los pocos meses de escapar y dos andan ya muy enfermos, con males que el estr¨¦s ha empeorado. Hasta el loro dej¨® de hablar por los sucesivos y depresivos cambios de casa. A¨²n no ha vuelto a hacerlo.
Con todo, la vida se abre paso a pesar del volc¨¢n, y, a veces, gracias a ¨¦l. An¨ªbal habla de su actual pareja. Se conocieron hac¨ªa 11 a?os por medio de las redes sociales y hab¨ªan perdido totalmente el contacto. ¡°Pero despu¨¦s de no saber de ella desde hac¨ªa tanto tiempo, me escribi¨® para interesarse por m¨ª despu¨¦s de enterarse de lo que nos hab¨ªa pasado. Empezamos a hablar, quedamos y la conoc¨ª por primera vez en persona¡±. Ahora viven juntos en Gran Canaria: el volc¨¢n te quita y el volc¨¢n te da.