Carta abierta a la ciudadan¨ªa: ning¨²n ni?o nace violento
Nos sobran los lloros y las condenas grandilocuentes tras un asesinato si no les siguen acciones eficaces ni le preceden la aplicaci¨®n de las leyes pertinentes. Pero hay que erradicar la violencia como valor social.
No desaparecer¨¢ esta violencia de g¨¦nero que nos asola, mientras no se acabe con la desigualdad real entre varones y mujeres, causa que la genera y reproduce. Para ello hay una receta b¨¢sica: educar en igualdad desde la primera infancia y aplicar las leyes ya vigentes. Es que es imprescindible que el manido argumento de la educaci¨®n igualitaria pase de las palabras a los hechos, del compromiso dado a la realidad en las aulas.
La violencia de todo tipo ejercida por los varones hacia las mujeres es intolerable, ...
No desaparecer¨¢ esta violencia de g¨¦nero que nos asola, mientras no se acabe con la desigualdad real entre varones y mujeres, causa que la genera y reproduce. Para ello hay una receta b¨¢sica: educar en igualdad desde la primera infancia y aplicar las leyes ya vigentes. Es que es imprescindible que el manido argumento de la educaci¨®n igualitaria pase de las palabras a los hechos, del compromiso dado a la realidad en las aulas.
La violencia de todo tipo ejercida por los varones hacia las mujeres es intolerable, insoportable e inaceptable en una sociedad pretendidamente democr¨¢tica. Frente a ello la respuesta del Gobierno suena a ignorancia o desinter¨¦s, como que hay que buscar la manera de avisar a las mujeres que hayan iniciado una relaci¨®n con un fichado maltratador.
En 2022, seg¨²n datos del Ministerio de Igualdad, la violencia de g¨¦nero (asesinatos, lesiones, sentencias, denuncias¡) creci¨® un 20% con respecto al a?o anterior. El 98% de las agresiones entre parejas y exparejas fueron perpetradas por varones a mujeres. Por su parte, un estudio de la Fundaci¨®n ANAR registra que, en la ¨²ltima d¨¦cada, los abusos sexuales contra menores han aumentado un 300%; el 80% fueron a ni?as y el 84% de los abusadores, hombres cercanos o familiares de las v¨ªctimas. Adem¨¢s, en la memoria de la Fiscal¨ªa General del Estado se recoge que las agresiones sexuales entre adolescentes, con edades comprendidas entre los 14 y los 17 a?os, se ha triplicado en los ¨²ltimos diez a?os; el 92% de los agresores son varones. Y seg¨²n el Bar¨®metro sobre Juventud y G¨¦nero de la Fundaci¨®n Ayuda contra la drogadicci¨®n, uno de cada cinco hombres de entre 15 y 29 a?os considera que la violencia machista no existe, que es un ¡°invento ideol¨®gico¡±. Distintas instituciones, datos similares sobre la cuesti¨®n: la violencia tiene rostro masculino.
Pero ning¨²n ni?o nace violento, se hace. El problema y la soluci¨®n no est¨¢n en los genes, sino en la socializaci¨®n y en la educaci¨®n. Ah¨ª hay que actuar.
Hoy no se necesitan guerreros fortachones para defender el poblado, el ganado o el territorio. Sin embargo, se sigue transmitiendo como valor identitario masculino, ser todo un hombre, es decir, alguien capaz de mandar, de obtener lo que quiera, de imponer su voluntad, lo que equivale a un ser no mujer: alguien d¨¦bil, emp¨¢tica, disponible, vulnerable. Este es el quid: el var¨®n se construye como un ser superior a la mujer y sobre ella debe demostrar su autoridad y hasta arbitrariedad. No es de sorprender que, ante la persistencia de estos valores y el aumento de la violencia machista que ven y experimentan, actualmente haya un n¨²mero creciente de ni?as y chicas adolescentes que quieran ¡°cambiar de sexo¡±.
Las ni?as y los ni?os incorporan los comportamientos que aprenden en su entorno desde su nacimiento. Estereotipos construidos sobre el sexismo y la violencia cotidiana que presencian en su casa, en la calle, en los medios y en la vida en general (cine, tele, relatos, videojuegos: lo simb¨®lico referencial). Es decir, el mandato del autoritarismo violento para el hombre, y la ley de agrado m¨¢s el sometimiento para la mujer. As¨ª normalizados, se consolidan, se transmiten¡ y vuelta a empezar.
Pero, adem¨¢s, este modelo tampoco es ventajoso para los hombres: se matan entre ellos o solos, mucho m¨¢s que las mujeres, en peleas, deportes de riesgo, machadas, drogadicci¨®n, suicidios ante fracasos o frustraciones que no saben gestionar, y tambi¨¦n por ello su esperanza de vida es menor.
As¨ª que, si se pretende acabar con la barbarie de la violencia, hay que ir a la ra¨ªz del problema y principio de la soluci¨®n: Asumir y poner en marcha la coeducaci¨®n, la educaci¨®n en igualdad, sin violencia y en paz. No hay soluciones m¨¢gicas, s¨ª hay soluciones.
Para ello es imprescindible: Atajar de inmediato esta sangr¨ªa de asesinatos, estableciendo programas educativos y asistenciales que adem¨¢s de salvar vidas impedir¨¢n que la violencia machista pase a las generaciones j¨®venes. Sin olvidar que para todo ello se necesitan recursos econ¨®micos, dinero. La igualdad no se construye a coste cero, ni solo con voluntariado. Pieza fundamental y estructural para ello ser¨¢ el sistema educativo de escuelas y universidades que incorporar¨¢, adem¨¢s, los principios de la coeducaci¨®n a la formaci¨®n inicial del profesorado, y en cursos de reciclaje para el profesorado ya en activo siempre con una ense?anza rigurosa y extensa.
Desarrollar la coeducaci¨®n; requisito democr¨¢tico imprescindible que acabe con los nefastos estereotipos de g¨¦nero para que cada ni?a y cada ni?o trace su propio recorrido personal y emocional y, sobre todo, extirpar el da?ino arquetipo del machote viril androc¨¦ntrico, que todav¨ªa se?orea por doquier.
Dotar a la infancia de una educaci¨®n afectivo-sexual sana en todo el periodo escolar, empezando en las escuelas infantiles. Hay que acabar con la pornograf¨ªa como fuente de socializaci¨®n y desinformaci¨®n, que cada vez se extiende m¨¢s y a edades m¨¢s tempranas.
Poner totalmente en marcha la Ley de medidas contra la Violencia de G¨¦nero (2004) que asumi¨® como compromiso pol¨ªtico incluir la educaci¨®n en igualdad en las aulas, lo que exige que se incorporen los principios de la coeducaci¨®n a la formaci¨®n inicial y permanente del profesorado. Y lo mismo para la ley de Igualdad.
Vigilar para que la nueva Ley de Educaci¨®n, la LOMLOE (2020), no se quede una vez m¨¢s en letra muerta y que sirva para cambiar, de una vez por todas, la cultura de nuestros ni?os y ni?as, de nuestras y nuestros j¨®venes, para extirpar la exaltaci¨®n de la violencia y la agresividad de su mente, con lo que nos convertir¨ªamos, por fin, en un pa¨ªs civilizado e igualitario.
Hay soluciones: nos sobran los lloros y las condenas grandilocuentes tras un asesinato si no les siguen acciones eficaces ni le preceden la aplicaci¨®n de las leyes pertinentes. Pero hay que erradicar la violencia como valor social.